Para mí, estas mezclas son tendencia por la falta de educación espiritual que predomina en tiempos actuales. Lo he visto, especialmente entre los idólatras por vocación que ni bien pasan a ser aleyos y automáticamente empiezan a obsesionarse con la lengua sagrada de la religión y entrometen el panteón en absolutamente todo. Sin embargo, más allá del ritual externo, mentalmente operan los nexos espirituales que consciente o inconscientemente logra canalizar el individuo y a veces se cumple la función, pues hablan de Elegguá en el tabaco pero mentalizan al Cacique Paramaconi y este último es quien termina llevando la batuta de la actividad espiritual; lo externo no tiene valor más que para quienes se impresionan con la mímica. Yo aconsejaría dejarlos quietos, están perdidos y desorientados, irrespetan lo uno y lo otro y constituyen un problema para la salud espiritual de quienes confían en individuos tan desorientados que no saben definir y separar su espiritualidad aspectos de vida.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.