Alrededor de 1900 vivía en Borito, un caserío cerca de El Tocuyo (Estado Lara) una curandera llamada María Catalina. Los enfermos la visitaban a ella en su rancho humilde y nunca pidió dinero por las curaciones milagrosas que llevaba a cabo. Después de su muerte, los adeptos empezaron a orar delante de una imagen que supuestamente la representa y que se encuentra todavía en este caserío. En el curso de las ultimas décadas construyeron una capilla, donde guardan esta reliquia. Los peregrinos contribuyeron con dinero y trabajo para terminar la obra. En su interior se encuentran las placas votivas, testimonios de las curaciones milagrosas que ocurrieron gracias a la intervención de María Catalina.

Los fieles dicen, que cuando están enfermos, piden que el anima les visite durante e sueno, para aconsejarles acerca de Ios remedios que tienen que ingerir o acerca de las medidas que tienen que tomar para curar sus malestares. En la mañana siguiente es indispensable visitar la capilla de María Catalina para depositar ofrendas: velas, flores y aguas. Luego se curan de su enfermedad, gracias a la visita espiritual que experimentaron durante la noche.