La persona que de una forma u otra se ha vinculado contigo en cualquiera de tus ámbitos es justamente aquella que necesitas.
¿Qué queremos decir con esto?
Que nadie, absolutamente nadie llega a nuestras vidas sin que necesitemos de ella. ¿Cuál es el significado de “necesitar” en este contexto? Que esa persona es la justa y adecuada para que algo en nuestra vida cambie, en términos generales en pro de nuestro crecimiento, de nuestra evolución. Definitivamente que esto no significa que tengamos que estar con una persona que nos hace infelices encadenados y torturados de por vida, pero sí significa que debemos aprender algo de esa situación, de esa persona, debemos abrir los ojos ante una situación o simplemente impulsarnos para cambiar de rumbo.
No es casual que una persona se vincule con cierto tipo de personalidades a lo largo de su vida y a medida que esa persona cambia, su entorno también se torna diferente. Puede ser que estemos vinculados a una persona violenta, que nos hace sentir mal y puede ser que bajo cualquier influencia decidamos terminar esa relación, pero si algo no cambia en nosotros, de forma interna, una real transformación, pueden pasar dos cosas, o nos resulta imposible desligarnos de esa persona o nos relacionamos posteriormente con otra persona con un perfil similar.
Nuestras relaciones son nuestros espejos, todas las personas que se relacionan con nosotros, son perfectas superficies en donde podemos reflejarnos y de donde podemos aprender. Tanto lo que nos fascina de alguien como lo que detestamos está en nosotros y debemos desvelarlo, traerlo a la luz para poder hacer nuestro trabajo, un trabajo de crecimiento, de autoconocimiento y de formación de relaciones más sanas.
Estudia tu entorno, incluyendo a tus padres, tu pareja, tus amigos, tus hijos, qué es lo que más te llama la atención de sus personalidades, cómo puedes tener tú esas cualidades o esos defectos, qué se supone que deberías hacer tú para mejorar o bien para aceptar… Resulta casi un episodio mágico cuando logramos identificar por qué estamos recibiendo determinado trato… ése es un momento de luz, pero la realización mayor la ves cuando trabajas en ti y dejas de recibir lo observado de los demás, puede ser que las otras personas sigan siendo iguales, pero ya no te llamará la atención, dejará de afectarte.
Una de las tareas más difíciles y casi imposibles es conocernos a nosotros mismos, estar conscientes de nuestras debilidades, estar conscientes de cómo trabaja nuestra mente, intuir cómo lo hace nuestro ser integral es una misión por demás complicada. Sin embargo, podemos comenzar con las pistas evidentes, aceptando que atraemos a nosotros aquello que proyectamos, que todos nuestros allegados nos muestran algo más que de ellos, nuestro, entenderemos que estamos con quienes tenemos que estar.
"Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia." Deepak Chopra
Fuente: Sara Espejo – Rincón del Tibet
Tengan todas/os dulces sueños y un grato despertar, Meredyth
¿Qué queremos decir con esto?
Que nadie, absolutamente nadie llega a nuestras vidas sin que necesitemos de ella. ¿Cuál es el significado de “necesitar” en este contexto? Que esa persona es la justa y adecuada para que algo en nuestra vida cambie, en términos generales en pro de nuestro crecimiento, de nuestra evolución. Definitivamente que esto no significa que tengamos que estar con una persona que nos hace infelices encadenados y torturados de por vida, pero sí significa que debemos aprender algo de esa situación, de esa persona, debemos abrir los ojos ante una situación o simplemente impulsarnos para cambiar de rumbo.
No es casual que una persona se vincule con cierto tipo de personalidades a lo largo de su vida y a medida que esa persona cambia, su entorno también se torna diferente. Puede ser que estemos vinculados a una persona violenta, que nos hace sentir mal y puede ser que bajo cualquier influencia decidamos terminar esa relación, pero si algo no cambia en nosotros, de forma interna, una real transformación, pueden pasar dos cosas, o nos resulta imposible desligarnos de esa persona o nos relacionamos posteriormente con otra persona con un perfil similar.
Nuestras relaciones son nuestros espejos, todas las personas que se relacionan con nosotros, son perfectas superficies en donde podemos reflejarnos y de donde podemos aprender. Tanto lo que nos fascina de alguien como lo que detestamos está en nosotros y debemos desvelarlo, traerlo a la luz para poder hacer nuestro trabajo, un trabajo de crecimiento, de autoconocimiento y de formación de relaciones más sanas.
Estudia tu entorno, incluyendo a tus padres, tu pareja, tus amigos, tus hijos, qué es lo que más te llama la atención de sus personalidades, cómo puedes tener tú esas cualidades o esos defectos, qué se supone que deberías hacer tú para mejorar o bien para aceptar… Resulta casi un episodio mágico cuando logramos identificar por qué estamos recibiendo determinado trato… ése es un momento de luz, pero la realización mayor la ves cuando trabajas en ti y dejas de recibir lo observado de los demás, puede ser que las otras personas sigan siendo iguales, pero ya no te llamará la atención, dejará de afectarte.
Una de las tareas más difíciles y casi imposibles es conocernos a nosotros mismos, estar conscientes de nuestras debilidades, estar conscientes de cómo trabaja nuestra mente, intuir cómo lo hace nuestro ser integral es una misión por demás complicada. Sin embargo, podemos comenzar con las pistas evidentes, aceptando que atraemos a nosotros aquello que proyectamos, que todos nuestros allegados nos muestran algo más que de ellos, nuestro, entenderemos que estamos con quienes tenemos que estar.
"Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia." Deepak Chopra
Fuente: Sara Espejo – Rincón del Tibet
Tengan todas/os dulces sueños y un grato despertar, Meredyth