Cordial saludo
@EJBM70, un gusto volver a saber de usted.
Las medidas que toma la Iglesia para comprobar la autenticidad de los estigmas requiere de más que un piquete de algún insecto o una herida superficial para que le consideren un estigma y pasen a comprobar su autenticidad. Los estigmas tienen unas características específicas que le definen y deben reunirse antes de validarlos como auténticos; y en ese proceso para comprobarlos se somete a una diversidad de pruebas más rigurosas de carácter científico para descartar la posibilidad psicosomática, patológica, y después las de orden sobrenatural. Cabe mencionar que no se conocen patologías focales en ningún órgano que imiten el patrón de los estigmas, por lo que estos han de ser causados por 3 causas posibles: mentales, auto-infringidas y de orden sobrenatural. Y estas causas no han variado desde su primer registro histórico en San Francisco de Asís a la fecha, ya que los estigmas representan una señal divina de mucha relevancia que de ser falseada sugiere una oportunidad muy grande al engaño y al desvío de los cristianos de la sana doctrina propuesta por la Iglesia y el Papa como máxima autoridad, pastor de toda la comunidad católica. Por consiguiente, tanto en la época en que vivió San Francisco de Asís, como en la actualidad existen esas variables, no obstante, el centro del tema es la imitación de las señales divinas y prodigios, ¿cómo diferencial una imitación demoníaca de un auténtico prodigio proveniente de Dios?
Ante todo hay que tener claro que el católico es un individuo cristiano que ha confiado su guía pastoral a la doctrina de la Iglesia Católica y en su juicio confía para saber separar dentro del campo evangélico el trigo de la cizaña y así no caer en prácticas insanas para su vida espiritual. Dicho de otro modo, católico aquel que más allá de haber recibido un sacramento bautismal, la comunión, la confesión, comulgar e incluso haberse casado, aquel que se preocupa de que su vida espiritual esté conforme a aquello que la Iglesia aprueba para la feligresía. Fuera de eso, el libre albedrío confiere a todos la oportunidad al desacato cabiéndole toda responsabilidad de lo que suceda, entonces, si la superstición en los cultos populares y su credulidad le ha conducido a "abrir puertas espirituales" que le perjudiquen, no podrá culpar a la Iglesia, la jerarquía ni a nadie adherido al catolicismo del mal que le haya sucedido, al fin de cuentas, el esfuerzo de la Iglesia es para comprobar cuáles caminos son seguros de acuerdo al Evangelio y la tradición que han preservado a lo largo de siglos. A favor de ello, es responsabilidad de la Iglesia y su jerarquía pronunciarse ante todo aquello que sugiera un peligro inminente a su comunidad, es cumplimiento de un deber moral advertir y desaconsejar aquello que pudiera malograr al cristiano en su camino y llevarlo a caminos inciertos, y al cristiano cabe acatar a no ser que se trate de un error y su recto juicio esté por encima de estos líderes y les pueda rectificar en sus alegatos.
Pero antes que se produzcan malos entendidos y se perciba que el propósito eclesiástico es el de deshacer el libre albedrío y esclavizar a los cristianos a su juicio y voluntad, los cristianos creen que el mayor enemigo del hombre y de la Iglesia para su vida y salvación espiritual es "El Demonio" y su legión de "ángeles caídos", criaturas de eximia inteligencia que han estado acompañando al hombre desde que se produjo su caída, y desde entonces se han organizado para el único propósito de encauzar al hombre hacia su perdición en señal de venganza a Dios y los ángeles del Cielo. Aquí es donde el papel de la Iglesia es fundamental así como sus consejos y restricciones debido a que, el perpetuo asedio y las muchas estrategias aplicadas por los demonios para captar la atención de los cristianos a través de las señales divinas, para posteriormente embaucarlos sin que ellos se den cuenta, representan una de las constantes más comunes y peligrosas y que NS Jesús confrontó y asignó la responsabilidad a su Iglesia de hacer proseguir la contienda contra "El Demonio" y sus legiones. Entonces: tratándose de la salvación de las Almas contra los engaños y asechanza de los demonios, ¿hasta qué punto puede el cristiano alegar abusos por parte de la jerarquía que le dice examina los pasos a fin de asegurarse de que el lobo no se ha acercado? La libertad se tiene, pero la Iglesia cumple su deber como estudioso y experimentador de lo espiritual para proveer de un camino seguro y libre de peligros para las millones de personas que desean resguardarse de aquella amenaza en la que los cristianos centran todo su esfuerzo para protegerse.
El hombre puede conducirse por su propia cuenta, si su juicio y relación con Dios es tan impecable que esté libre riesgo de perjuicios. Caso contrario, por no mantenerse dentro del redil con el resto de las ovejas, deambula como oveja sin pastor ni rebaño, a merced de los depredadores que le asechan desde las afueras de su alcance visual (Mateo 9:36). Dicho de otra manera, lo que la Iglesia hace no es diferente de lo que el Evangelio manda como parte de sus deberes, semejante a lo que hacían los apóstoles visitando región a región, instándoles a dejar de hacer esto, en su lugar hacer aquello que sí era de Dios.
Ahora el confundido soy yo
tanto en el catolicismo como en el protestantismo (todas doctrinas cristianas) reiteran que un cristiano tiene que fijar más su atención en el perfil evangélico de su vida diaria y los sucesos que ocurren, no en los prodigios que se producen ya sea por mediación de una persona especial, por intercesión del Espíritu Santo ni cualquier otra sugerencia proveniente de las devociones populares que no guardan 1 gota de enseñanza evangélica. El auge de la apostasía y el desmejoramiento de la calidad cristiana a nivel mundial se debe precisamente a que los cristianos por entretenerse con los fuegos artificiales producidos a través de prodigios se han olvidado de la vida moral y su relación con Dios, entonces las sensaciones, curaciones, fenómenos extraordinarios, y toda clase de sucesos que dan prueba de que existe un mundo espiritual se vuelve el centro de su fe y le roba la atención y fe a Dios.
Tanto la Iglesia Católica como las Protestantes tienen su propio método para evaluar las manifestaciones a la luz del Evangelio y observar si tales prodigios tienen una finalidad evangélica o tan sólo son un mero show provocado por figuras cuya identidad es una incógnita permanente para todos. El catolicismo lo indica en el catecismo de la Iglesia (que parece que sólo los aburridos lo hemos estudiado y los cristianos modernos son muy
), hay apologistas especializados en desmentir esas supersticiones, y sacerdotes han escrito libros que tratan específicamente a cada una de estas devociones populares que les encanta a los católicos tibios, pero no porque acerquen a Jesucristo sino porque ¿a qué muchacha temperamental y negligente afectivamente no le va a gustar que St. Antonio de Padua deje de forjar un cristiano impecable por traerle un pobre hombre a los brazos de una muchacha que no es capaz de captar la atención de ningún hombre usando sus encantos naturales? ¿A qué abusivo no le va a gustar que el apóstol Marcos deje de forjar evangelio de óptica calidad para venir a amansarle al vecino que le miró feo? No hace falta ser teólogo, ¿qué interés puede tener Cristo, María, los ángeles y los arcángeles asuntos tan insignificantes para el Cielo pero que ningún demonio desaprovecha con tal de decirle más adelante a esa persona "recuerda que yo te hice un favor y ahora tengo derecho sobre ti"?; a los pastores que examinan estas supersticiones a la luz del evangelio y examinan la vida de su feligresía se le llama "pastor de sana doctrina" para diferenciarlo del creciente exotismo con mucha fenomenología, vidas que se destruyen y se alejan de Cristo, irónicamente, en nombre de Cristo.
Hace 2 días atrás leía de EWTN que habían acabado con el acoso en relación a imágenes de la Virgen que lloran, alegando que el 99.99% son falsas, y las verdaderas muy probablemente sean de origen demoníaco ya que distorsionan la misión evangélica de la Virgen María.
Es decir, que desde las bases de la religión cristiana toda la fenomenología proviene de Dios o de "El Demonio", constituyendo un peligro si centramos nuestra fe y atención en dichos fenómenos de fácil reproducción por aquellas figuras perversas que odian y desean corromper al ser humano. Existe una teología que lo respalda, así como una apologética, testimonios, documentales, seminarios, etcétera..., que enfatizan que Dios si bien puede autorizar prodigios con fines evangélicos, no está interesado en hacer un espectáculo de fuegos artificiales que luzcan bonito pero que dentro de 10 o 40 años o quizá en el lecho de muerte revelen un perfil oscuro.
Gracias por ese testimonio. En el escenario del ocultismo ocurren muchos fenómenos interesantes, lo único malo es que la vida de esas personas se presta a muchas contradicciones. La peor parte es cuando esas personas, aparentemente honorables está sitiada por espectros que desde la sombras extienden su poderío y destruyen vidas por doquier. Un abrazo