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La astrología ha sido un conocimiento e instrumento mediante el cual he podido entender un poco respecto a la confabulación de factores externos, por cuyas energías irradiadas, influyen en nuestro curso carnal. De ella comprendí muchos sucesos duros que tuve que afrontar durante muchos años (la mayoría de mi vida) y también para confirmar que muchos sucesos estarían ligados o predestinados, tanto los ocurridos como los que se encaminaban hacia mí al tiempo en que yo también me disponía a acercarme a ellos.
Antier, empleando las bondades de la astrología alcancé a dejar en evidencia a una compañera materialista y escéptica, en cuyo mapa astrológico el materialismo propio que está presente en su vida le ancla a una existencia más física que espiritual, no dejándola libre de las angustias y frustraciones que derivan del hecho de no comprender cómo se ha tenido tan mala suerte en la vida. Pues, gracias al recurso del mapa natal, y el estudio de los tránsitos planetarios se pudo observar que en 2011, fecha en la que se le descubre el cáncer, la posición de los astros anunciaba la secuencia de sucesos dolorosos y probatorios que iría a atravesar durante los próximos años y que muy llena de angustia consideró sencillamente una injusticia, pero ahora sabe que el destino existe, que existe algo más, algo superior que gobierna todo y que su agonía tiene una fecha limite, pues la promesa le garantiza pruebas fuertes indeseadas, no obstante, también plantea recompensarla si llegase a superarlas y realizar los cambios y aprendizajes a los que le encaminan, particularmente el astro Saturno que es quien le está haciendo sufrir a niveles indescriptibles.
El día de hoy, y para confirmar aquello que se dijo a Kardec y es parte de un dicho popular: «cuando la hora de tu partida haya sonado, nada podrá impedirla. Cuando ese momento ha llegado, bien sea por un medio o por otro, no podéis sustraeros a ella»; a continuación traigo un examen que habla de la anunciación y confabulación de los astros en pro de la fatalidad que le arrebató la vida a este muchacho, y si bien los astrólogos creen en su mayoría que los astros son útiles para controlar el destino más allá de confirmarlo y que te sea útil como herramienta para mejor aprovecharlo, los espiritualistas anexos al espiritismo sabemos que la muerte es un suceso aparte de excepcional, inevitable cuando se le ha acabado el tiempo a esa persona, por ello nuestros comparsas rezan en coro: "cuando las cosas van a pasar, pasan". Y mucha razón tienen, pues por un medio u otro, el que tiene que irse, se va y sólo Dios y su Alma de retorno a la patria espiritual son capaces de comprender las razones de una muerte en tales circunstancias existenciales.
Prosigo con la carta natal:
La muerte de Martín Elías...
Falleció esta mañana de Viernes Santo el cantante de música vallenata Martín Elías Díaz Acosta, hijo del difunto cantautor Diomedes Diaz, legendaria figura de la bella música del valle del cacique Upar. Su deceso se produjo de forma trágica en aparatoso accidente de carretera, cuando se desplazaba en su vehículo por el sector de Aguas Negras, en la Transversal del Caribe, entre los departamentos de Sucre y Bolívar, luego de una presentación la noche anterior en el balneario de Coveñas. La Muerte de Martín Elías podemos verla claramente reflejada en la carta del propio padre.
Martín Elías había nacido el 18 de Junio de 1990, en Valledupar, siendo por tanto nativo de Géminis. En el cielo natal de Diomedes se observa justamente la presencia de Mercurio (Géminis) en la Casa 5 (Hijos), y para la fecha de hoy tenemos en ese sector terrestre el tránsito conjunto (exacto) del Sol y Urano, éste último trasladando a 5 (hijos) su significado de muerte, por su posición radical en 8 (la parca). Urano tiene relación directa con los accidentes, los cuales siempre tienen un carácter sorpresivo e inesperado.
Eso por una parte, por otra, Mercurio Retrógrado, regente de Géminis (Martín Elías), señor de la 7, la 3 (viajes cortos, desplazamientos, vehículos) de 5 (los Hijos), forma cuadratura exacta con Urano Rx en 8 (la muerte), 4 (el fin, la tumba) de 5 (los hijos). No sobra agregar también que Mercurio tiene una analogía natural con los hijos, los vehículos, los desplazamientos, viajes cortos, carreteras (era el dios de los caminos), etc.
Añadir, para terminar, que la Luna Negra Lilith (esa sombra que siempre anuncia fatalidad, dolor, tristeza, luto, y que es enemiga de los hijos ajenos, transita la mansión 12, 8 (muerte) de 5 (hijos), presente en la figura en 3 (medios de transporte, vehículos, carreteras)….
Lamentablemente, tenemos que llamar una vez más la atención sobre Mercurio retrógrado, y la conveniencia o no de emprender actividades relacionadas con el astro durante esa fase retrógrada, sobre todo en Semana Santa. En ese sentido, si sobre el mapa natal se detecta la influencia astrológica de factores reales de riesgo, lo inteligente es no emprenderlas, para evitar el peligro. He ahí las bondades de la astrología y la necesidad imprescindible de la consulta con un especialista en el tema.
Ahora, me deja pensando esos dos números finales de la placa del vehículo: 13, la muerte…
Fin.
La verdad es que de cualquier forma la muerte es un tabú y un tema indeseado para todos nosotros. Incluso si nos consta la supervivencia del Alma, nos produce miedo y dolor pensar en ello y si se trata de recordar a los que se han ido, aún si se hallan mejor allá, la nostalgia nos invade el corazón y oscurece la mente. Pero algo si hay que considerar y es que es muy diferente confrontar estos hechos de manera incierta, en la absoluta especulación que nos volcará en desespero al reclamo de lo divino por hacernos esa maldad, a confrontar este tipo de situaciones entendiendo la dinámica espiritual aplicada a la vida física y post-mortal. Lo que para muchos es un presentimiento que nos anuncia una tragedia que se avecina, no suele ser suficiente para acostumbrar al individuo al hecho de que alguien sufrirá una fatalidad y que debes estar preparado, pues por lo general se toma como motivo de angustia; son muchas las referencias que sirven para predecir la muerte, pues son demasiados los medios externos que la anuncian y la plantean como un suceso no accidental que hubiese podido ser diferente, es un suceso que iba y debe ocurrir en tales circunstancias con propósitos que escapan al entendimiento promedio del ser humano, aunque reconozco que hay un porcentaje de la población humana que comprende muy bien el por qué las circunstancias de cada tragedia que se les cruza en el camino y el camino de los que le rodean.
La vida no es un juego de azar. Es una reproducción lineal, en donde incursionamos adoptando un guión que es el destino o rol a adoptar aquí; podemos trabajar en base a eso que hemos designado o rebelarnos inútilmente y sufrir por debilidad o caprichos que nos surgen cuando de pronto, la actividad, relación, trabajo, u otra cosa que elegimos conocer y realizar ya no nos parece tan atractivo como cuando lo veíamos como una oportunidad para crecer. Consideren pues, la astrología como un estudio útil para sacar mayor provecho, tanto entendiendo como jugando con los factores que predisponen hacia lo positivo o hacia lo negativo, ello hará que la vida sea más tolerable y bastante distinta a como nuestra cosmovisión de la materia y el fin de todo ante la muerte nos coloca.
Nada más para agregar. ¡Feliz noche!
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.