16 de NOVIEMBRE DE 1908 – LA PRIMERA SESIÓN
 
Zélio de Moraes, en 1975, con 83 años de edad, en la tranquilidad del sitio en que reside, en Cachoeiras de Macacú (Boca do Mato), relató lo que ocurrió en el día siguiente, 16 de Noviembre de 1908 a la reportera y dirigente de Umbanda, la señora Lilia Ribeiro:
 
Mi familia estaba atemorizada. Yo mismo no sabía explicar lo que pasaba conmigo. Me sorprendía haber dialogado con aquellos austeros señores de cabeza blanca, alrededor de una mesa donde se practicaba un trabajo, para mí desconocido. ¿Cómo podría, a los 17 años, organizar un culto? Sin embargo, yo incluso hablaba sin saber lo que decía y por qué lo decía. Era una sensación extraña: una fuerza superior que me impelía a hacer y a decir lo que ni siquiera pasaba por mi pensamiento.
 
Y en el día siguiente, en casa de mi familia, en la Calle Floriano Peixoto, 30, en Neves, al aproximarse la hora marcada – 20 horas – ya se reunían los miembros de la Federación Espírita, seguramente para comprobar la veracidad de lo que fuera declarado en la víspera; los parientes más allegados, amigos, vecinos y, del lado de afuera, gran número de desconocidos. A las 20 horas, se manifestó el Caboclo de las Siete Encrucijadas. Declaró que se iniciaba, en aquel momento, un nuevo culto en que los Espíritus de los viejos africanos, que habían servido como esclavos y que, desencarnados, no encontraban campo de acción en los remanecientes de las sectas negras, ya tergiversadas y dirigidas casi exclusivamente para trabajos de hechicería, y los indios nativos de nuestra tierra, podrían trabajar en beneficio de sus hermanos encarnados, cualquiera que fuese el color, la raza, el credo y la condición social. La práctica de la caridad, en el sentido del amor fraterno, sería la característica principal de este culto, que tendría por base el Evangelio de Jesús y como Maestro Supremo el Cristo.
 
En seguida, el Caboclo hizo una serie de revelaciones sobre lo que estaba a la espera de la humanidad: "Este mundo de iniquidad una vez más será barrido por el dolor, por la ambición del hombre y por el irrespeto a las leyes de Dios. Las mujeres perderán la honra y vergüenza, la vil moneda comprará caracteres y el propio hombre se volverá afeminado. Una onda de sangre barrerá a Europa (nota del autor: 1ra Guerra Mundial), y cuando todos pensasen que lo peor ya fue alcanzado, otra onda de sangre (nota del autor: 2da Guerra Mundial), mucho peor de lo que la primera volverá a la humanidad".
 
Al final de esa reunión, el Caboclo dictó ciertas normas para la secuencia de los trabajos, inclusive atendiendo absolutamente todo gratuito, ropa blanca, simple, sin atabaques (tambores), ni palmas rítmicas y los cánticos serían bajos, armónicos. A este nuevo tipo de culto que se formaba en esa noche, la entidad dio el nombre de "UMBANDA", que sería "la manifestación del Espíritu para la caridad". Posteriormente, reafirmó a la Leal de Souza que "Umbanda era una Línea Blanca de Demanda para la Caridad". Se debe resaltar que, inicialmente el Caboclo llamó al nuevo culto de "Alabanda" (desglosado mejor en otro tema).
 
También en este día (16), fue fundada una tienda con el nombre de "Tienda Espírita Nuestra Señora de la Piedad", porque, según las palabras del Caboclo de las Siete Encrucijadas: "Así como María acoge en sus brazos al Hijo, la tienda acogería a los que ella recurriesen en las horas de aflicción".
 
Dijo todavía lo siguiente: "Todas las entidades serán oídas, y nosotros aprenderemos con aquellos Espíritus que supieran más y enseñaremos a aquellos que supieran menos y a ninguno daremos la espalda ni diremos no, pues esta es la voluntad del Padre".
 
Dictadas las bases del culto, tras responder, en latín, y en alemán, las preguntas de los allí presentes, el Caboclo de las Siete Encrucijadas pasó a la parte práctica de los trabajos, curando enfermos, haciendo andar lisiados. Antes del fin de la sesión, se manifestó un preto velho, Pai Antonio, que venía a completar las curas. En los días siguientes, verdadera peregrinación se formó en la Calle Floriano Peixoto. Enfermos, ciegos, paralíticos venían en búsqueda de cura y allí la encontraban, en nombre de Jesús. Médiums, cuya manifestación mediúmnica fuera considerada locura dejaron los sanatorios y dieron prueba de sus cualidades excepcionales.
 
Cuando el Caboclo de las Siete Encrucijadas incorporaba, cantaba el siguiente punto "llegó, llegó, llegó con Dios. Llegó, llegó, el Caboclo de las Siete Encrucijadas".
 
"La primera vez en que los videntes lo vislumbraron, en el inicio de su misión, el Caboclo de las Siete Encrucijadas, se presentó como un hombre de media edad, piel bronceada, vistiendo una túnica blanca, atravesada por una faja blanca donde brillaba, en letras de luz, la palabra "Caritas". Después de mucho tiempo, sólo se mostraba como un Caboclo con tanga de plumas y más atributos de los pajes silvícolas. Pasó, más tarde, a ser visible en la blancura de su túnica primitiva, pero hace años creemos que sólo en algunas circunstancias se reviste de la forma corpórea, pues los videntes no lo ven, y cuando nuestra sensibilidad y los otros Guías señalan su presencia, huye en el aire una vibración azul y una claridad de ese color cubre el ambiente". (Leal de Souza).