Auto-brujería, ¿mito o realidad?
Marcos es un adulto joven, aprendiz de pregrado, aspirante a profesional a quien la espiritualidad le ha invadido la casa sin haber tocado la puerta, sólo llegó y se instaló y está causando muchos conflictos en la armonía de su hogar.
Un día Marcos asistió – como de costumbre – a un centro espiritual, un lugar donde hay una mezcla de muchas cosas, entre ellas un altar de María Lionza con un montón de elementos de la Santería y hechicería; allí es hallado por su “madrina” con una vela en la mano, envuelta en miel y aplicándose a sí mismo un “endulzamiento” a lo cual la mujer exclamó con paranoia: «¡muchacho!, ¿tú eres loco?, ¿cómo te vas a hacer brujería tú mismo?». Así nace la incógnita para Marcos: ¿existe la auto-brujería?
Marcos es un nombre ficticio, en realidad se trata de 1 de las tantas personas que he acogido en condición de aprendiz y le he explicado los fundamentos de los fluidos y las inmutables leyes divinas que ejercen un gobierno efectivo sobre la vida en ambas situaciones de la existencia, y a quien la falta de pericia y la ignorancia le han conducido a uno de los tantos centros espiritualistas que hay en Venezuela y cuya definición de espiritualidad está tan distorsionada como la convicción y fundamentos éticos-espirituales que manejan las personas que lo conducen.
De acuerdo a lo que narró esta persona, “la madrina” exclamó alarmada como si se tratase de un mal que estaría por realizarse. “Auto-brujería”, ¡eso sí es cosa grave! ¿No? Pues, debe serlo si se alteró de esa manera.
El detalle curioso es que, conforme al raciocinio de esta mujer – una santera con su Iyaworaje dirigiendo un portal marialionzero y cuya vida se la gana por el ejercicio ciego de la hechicería y proactiva tendencia zalamera para recibir favores monetarios de parte de todo ahijado o simpatizante que con su “àṣẹ de Òşun” consigue encantar y convencer, y que presenta una vida en vaivén – no hay distinción entre obra alguna. Todo es brujería, ¿y realmente lo es?
El lugar donde yo aprendí más sobre los fluidos y su manipulación fue la Umbanda, donde las nociones espiritas se filtran para traer la ciencia a la espiritualidad y obligar al raciocinio a tomar parte voluntaria de cada acto. La fe ciega ya no es bien recibida, no es un requisito y con mucha frivolidad, alguno que otro te hará una jugarreta con tal de enseñarte las consecuencias de la ingenuidad que acompaña una fe sin fundamentos lógicos.
La brujería si se utiliza como sinónimo de hechicería se trata del uso libertino y capricho de las “fuerzas” de la naturaleza con la intención de imponer un resultado u efecto. De acuerdo a Ramatís, la hechicería es siempre un acto de mala voluntad y rebeldía a las leyes divinas que busca violar el libre albedrío e imponer una realidad, generalmente negativa, y en esto puede que todos los cultos y religiones estén de acuerdo. Pues, al final es lo que se vende: el capricho de voluntad, y no se pide asistencia del libre albedrío del objetivo de esta manipulación de fluidos.
Pero, ¿puede ser hechicería – o brujería como un sinónimo – algo que cuenta tanto con la buena intención como el permiso de la propia persona?, o saliendo un poco más de ese ejemplo, ¿en qué se diferenciaría la obra de aplacamiento y endulzamiento de aquellas obras espirituales en donde se utilizan elementos cuyas propiedades fluídicas son exactamente las mismas si se aplican a uno mismo?
Conforme al desarrollado entendimiento que la Umbanda trae a través de la ciencia espirita sobre la espiritualidad, la intercesión espiritual y los fluidos como una ciencia entendida y aplicada, lo que separa al bien del mal, el beneficio del maleficio, la bendición de la maldición es justamente la intención más que el hecho.
Toda actividad espiritual donde se manipule un fluido no es hechicería sino cuando viola el libre albedrío y va en contra de una ley divina. Sólo entonces la actividad se vuelve negra o mala, hasta entonces, es una obra que por su efecto ejercido con pericia, produce bendición común. Por consiguiente, el error cometido por esta mujer que nunca se interesó por saber esa diferencia fue generalizar y deducir que todos los espiritualistas del mundo están apartados de Dios y ejerciendo su voluntad imponiéndola por todas partes, pues, para eso existen los fluidos y las fuerzas ocultas del mundo espiritual a su servicio.
Cuando yo iba a Umbanda lo que más me sorprendió fue el uso excesivo de elementos naturales cuyos fluidos eran casi exclusivamente dulces. Los mismos procedimientos que se utilizaban para despertar sentimientos dulces en un ajeno, eran aplicados a sí mismo, pero no con la intención de manipular a otro sino con la intención de ejercer un antagonismo fluídico que ayudase al aplacamiento de ciertas actitudes nocivas para la salud espiritual e interpersonal de la propia persona. Eso es, añadir un fluido que alimente el afecto, la tolerancia, el amor de manera perpetua para facilitar el relacionamiento del propio hijo de religión en vez de volcarse al egoísmo dominio de los sentimientos ajenos.
Si esto fuese siempre entendido como una obra maligna, ¿dónde estaría el sentido de bendecir y realizar ritos nupciales destinados a condensar las emociones fuertes de alegría para que favorezcan una relación y un amor? ¿Dónde estaría el sentido de que Dios haya colocado tantos recursos como la intimidad para fortalecer los lazos afectivos entre Espíritus antipáticos que deben luchar día a día contra el estrés, los problemas individuales y maritales, colectivos y además, con las auténticas brujerías de las que nadie habla pero que todo el mundo realiza? Si Dios hubiese prohibido el amor verdadero y los esfuerzos por protegerlo tanto física como espiritualmente respetando siempre su ley, simplemente terminarían mal todas las veces que se usasen estos recursos pero no es así, en la vida y en la espiritualidad, sólo lo que contradice el deber ser, conforme a la libertad que nos da Dios, trae consecuencias negativas.
La espiritualidad enseñada por la Umbanda, apoyada en el entendimiento de la espiritualidad, su dinámica, sus leyes, los recursos que da, coloca en responsabilidad al umbandista de sus actos, de tal modo que él ha sido colocado en condiciones de adversidad que aparecen cuando se le considera preparado, ahí él tiene que hacer uso de los recursos que existen y que están graduados con cierto patrón vibratorio de sus energías que alimenten estados favorables que brinden posibilidad de salir exitoso de una prueba difícil. De ese modo, contrario a la alarma de esta mujer que desaconsejó endulzar ira e intolerancia trayendo paz y capacidad para relacionarse mejor con los que le rodean, la Umbanda siempre considera la intención como el abogado que nos exonera o culpabiliza frente al tribunal frente al cual tendremos que rendir cuentas por nuestras buenas y malas obras, también por el tiempo perdido.
Conjurar a una persona para que dicha persona se amanse, se endulce, se enamore, se excite, se ate, etcétera… Es diferente de conjurarse a sí mismo o un defecto propio para amansarlo, endulzarlo, excitarlo, atarlo, etcétera… Debido a que en el primero de los casos la intención es egoísta e impositiva, y al violar el libre albedrío, ejecuta el delito que a la luz de la Umbanda no puede ser violado dado que la religión es un camino de crecimiento y reconciliación con Dios, no de disociación y pseudo-deidades. Cuando somos iracundos y estamos asistidos por malos Espíritus que encienden la mecha, acortando la distancia entre el encendido y se materialice su efecto, uno llega ante el Espíritu el cual unta chocolate, miel, caramelo u otro de los tantos elementos comúnmente utilizados y realiza una imposición de fluidos por todo el cuerpo, afectando cada uno de los centros energéticos que se conectan al periespíritu y después, el efecto es el mismo que si nosotros mismos estuviésemos solicitando o movilizando energías voluntariamente y con nuestra capacidad para obtener el mismo resultado. También es lo mismo que cuando pedimos ser más tolerables, cambiar nuestros sentimientos malos hacia alguien, ganar fortaleza frente a los conflictos de la vida.
Pero, ¿para eso no están ellos? Lo correcto sería pedir y que ellos hagan, aunque conforme a la pedagogía umbandista, ¿qué logro produce crear una comunidad religiosa que pudiendo reproducir esos milagros son totalmente dependientes de que ellos hagan todo? Los umbandistas también son Espíritus, algunos son incluso poderosos, y un día estarán junto a ellos realizando la misma caridad hacia los otros, manipulando fluidos, respetando o violando leyes espirituales según sea la naturaleza de bondad o maldad, incluso de ignorancia, y el objetivo final es crear futuros Espíritus competentes, actos para funcionar en la espiritualidad y reducir el margen de necesidad de las poblaciones capaces de tener que controlar una masividad de Espíritus negligentes que hoy por hoy, son uno de los 2 sectores espirituales que combaten: la de los Espíritus vividores y que reparten miseria al relacionarse con los hombres teniendo vetado hacerlo.
La verdadera brujería, ejercida incluso por gente ignorante que se jacta de ser buena tiene su origen en la mala voluntad. Todo mal pensamiento, mal sentimiento y mala acción hacia otro mueve fluidos, los manipula, no importa si inconscientemente, y desgracian vidas. Ahí nace la envidia, odio, avaricia, lujuria, gula, entre otros como fluidos predefinidos con características propias cuyos efectos están comprobados y son diagnosticados en la totalidad de los centros espiritualistas del mundo. Son fluidos nocivos que adquieren formas por el mal deseo y se proyectan en dirección hacia la persona que lo inspira, luego entendemos porqué si el rito nupcial para fortalecer la relación marital cuando todos los presentes aman y están felices por esa unión vira a desgracia cuando en medio de la muchedumbre invitada los pensamientos generan una egrégora de celos, envidia, crítica, traición, y deseos claros de que todo fracase y les vaya mal.
Son estos mismos fluidos los que causan la atracción por afinidad de malos Espíritus, que retornan por causa-efecto las mismas desgracias que lanza sobre los demás, que tranca los caminos y apaga la luz del propio Espíritu y que se reporta tanto como queja constante ante los curanderos y espiritualistas que asisten en misión o como oficio lucrativo a personas que siempre se quejan de que "pese a no hacer nada malo", los atormentan los malos Espíritus, nada les sale bien, siempre están trancados y bañados por malas energías. Si lo hicieran todo bien, estarían bien, esa es la verdad final.
Así que si usted quiere saber si lo que hace es bueno o malo, razone en el bien común y confirme que su intención y el libre albedrío (entre otras leyes divinas) sean respetadas y no le engañaran ni Espíritus que explotan y se aprovechan de la ignorancia para meter ficción en sus mentes con doctrinas torcidas, ni tampoco de individuos que quieran confundirlos. Cuídense de los falsos profetas, maestros que endulzan los oídos y envenenan el corazón destruyendo el paradisíaco futuro espiritual de los que se hallan sometidos a la prueba de la vida.
¿Existe la auto-brujería? Concluya usted.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.