Hola @Kimbandero, yo comprendo la situación porque yo como he dicho personalmente la he tenido en abundancia, y la protesta suya es la misma que yo he puesto sobre mis propios verdugos, y se lo digo para que tome en cuenta que entre estos muchos de estos verdugos son verdaderos seres malos, que han repartido abusos físicos, sexuales y han dejado terribles heridas profundas de manera directa e indirecta y sin embargo me tocó indignarme al ver que al parecer a estos individuos tan malos Dios pareciera tenerlos en una bola de cristal para que nada les suceda porque mientras yo pasé a vivir un karma expiatorio extremo, pasé a condiciones de mendigo aunque toda mi vida haya cumplido con preceptos cristianos en cuanto a la moral, ellos son los que todavía a la fecha tienen prosperidad económica, realizan todos sus proyectos y anhelos y todo eso lo hacen sin el menor esfuerzo posible y diga usted, ¿acaso hay un panorama más indignante que ese? Si lo comparo con lo suyo, es lo mismo, pues, ante lo sucedido el que ha quedado lacerado internamente ha sido usted mientras esta otra persona anda disfrutando su vida desentendida de la vida emocional que ha desestabilizado. Aquí es donde repica en mi mente aquel hecho, planteado como una premisa, que alega que las uniones antipáticas, marcadas por enemistades incluso en la vida conyugal o familiar, sin causa lógica, derivan de enemistades espirituales, es decir, Espíritus que ya se odiaban antes de tomar la carne y que son obligados a coexistir unidos por lo que podemos comparar al amarre espiritual, que influye en principio para aumentar el amor pasional, asegurando la unión, y que posteriormente van despertando esas enemistades y de pronto se ven el uno frustrando al otro, sintiendo animosidad sin que su raciocinio pueda responder a porqué procede de la manera que lo hizo y en extremo vemos que quienes traspasan los límites de tolerancia no les basta con hacer miserable al otro, como le hizo esta persona a usted, sino que le quitan la vida para lanzarlo al tormento del bajo astral por tener una muerte trágica y prematura.
Sé lo duro que es expiar bajo esa cruz, rodeada de cuchillos punzo-penetrantes calentados al rojo vivo del resentimiento, y lo crueles que llegan a ser los quiumbas que alimentan este tipo de actitudes donde si en un momento queremos desistir, tal es su énfasis sobre nosotros que simplemente experimentamos una agonía adicional por parte de ellos y terminamos convencidos de que la injusticia es todavía mayor, porque la paz espiritual mientras tengamos ese odio es un anhelo inalcanzable. Con esto puede corroborar que tengo verdaderamente experimentación en ese terreno... Ahora, la pregunta que ya le hicieron "¿realmente vale la pena?" tiene un buen sustento a partir del factor que yo denomino "trueque", y que convencionalmente se basa en intercambios materiales pero sabemos que lo material no suple la ambición de las entidades, mucho menos de los quiumbas, por lo que se tiene muy esclarecido que el trasfondo de acceder a las sugerencias de fluidos tan bajos suele ser para generar demérito espiritual y posteriormente encontrar a un individuo lo bastante culpable como para intensificar el asedio y tormento, lo que eventualmente terminará en lo que un católico llamaría "muerte en pecado mortal" que se trata de un desencarne trágico en todos los sentidos.
El asunto es que tome en cuenta si la venganza merece que usted padezca de manera permanente e intensa el dominio de unos quiumbas que no conocen la piedad y que llegan a ser mucho más agresivos que los mismos compadres de la Kimbanda; aquí en el foro han llegado unos casos, no tan fuertes como el suyo, pero de personas que por haber aceptado pequeños favores, con una vida digna del bajo mundo, de un Exú histórico, han terminado a entradas de la locura en desespero queriendo deshacer una unión que ya para ellas tenía años desde que se produjo ese nexo. Por algo el Padrenuestro umbandista reza: «no nos dejéis sucumbir ante la lucha, desabores, ingratitudes, tentaciones de los malos Espíritus e ilusiones pecaminosas de la materia» ya que símil a la predica cristiana, la lucha que los vivos desarrollamos no es contra persona de carne sino contra los malos Espíritus que están empeñados en causar nuestra perdición, y es lamentable que suceda a personas, que al unirse a sujetos débiles frente al mal que ellos inducen, terminen destruyendo un amor, las ilusiones, quizá la prueba más pura de amor verdadero ya que esa situación me sucedió a mí, y le aseguro que todavía es fecha que yo ejerzo un control sobre mis malas inclinaciones, y un debate tan fuerte contra los quiumbas, que yo sigo siendo guardián que protege y realiza la felicidad de las personas a las que podría fácil decir que les aborrezco si quisiera ser honesto, siendo consciente yo, de que tengo parado junto a mí, un montón de diablos sugiriendo cuanta porquería me producen malestar y yo nunca he aceptado un favor de ellos, imagine lo que queda para quienes se dejan seducir, así que la pregunta sigue siendo ¿vale la pena? Usted mismo se responderá eso. Para mí nunca valió la pena porque no me iría a quitar mi perturbación.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.