La cultura de la muerte E17sr7


Voy a compartir con ustedes a continuación lo que es una copia literal textual de un escrito altamente impactante para reflexión respecto a la época en que nos encontramos hoy día repleta de tragedia, fatalidad y toda clase de conductas que nos arrinconan a la desdicha y el desespero.


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Estamos viviendo la "cultura de la muerte" en la que, por los cambios de mentalidad y hábitos están los adultos de ayer, gente madura hoy, observando como aquellos niños que creyeron crecerían para reemplazarlos a ellos en la sociedad y que los verían envejecer y morir a ellos, morir en plena flor de la vida, algunos en plena adolescencia, otros acercándose a la adultez cronológica concebida en nuestro país [18-21 años de edad] pero ninguno llegando a la madurez.

¿Cuántas personas se atreverían en aquel entonces a mirar a esos niños entrando a la adolescencia pensando que su momento de muerte estaría a la vuelta de la esquina? 
¿Cuántos supondrían que tendrían un final tan desgarrador ante una niñez tan dulce y distante de ese desenlace tan grotesco que les marcaría el adiós?

He aquí una sociedad que venera la muerte desde los tiernos años de vida en la esperanza de abrazarla con anticipación para evitar el daño del evento violento a producirse en la propia vida como en la de quienes perpetúan su existencia con el trauma grabado en la mente. Mientras tanto, vemos criaturas vivas que instantes, apenas 1 o 2 segundos después yacen fríos, rígidos y sin expresión, ajenos a la vitalidad característica que los definía, pues, hasta nos hemos acostumbrado a la idea de que la muerte llegará y nos arrebatará más que la vida, toda la historia propia y de aquellos que se van en cualquier instante dejando nuestras manos agrietadas en el esfuerzo vano de aferrarnos.

Hoy hasta los espectros del inconsciente se reflejan ante nuestros ojos como calaveras oscurecidas que nos prometen la destrucción mientras voces en nuestras cabezas intentan persuadirnos de aceptar, reconocer y participar de la tragedia fatal que definirá el punto final de la existencia propia y de otros. El apocalipsis es la esperanza colectiva de ser asesinados por decreto divino y recogidos por selección en la aspiración de morir bajo cualquier manto excepto el de la fatalidad realizada por una cadavérico ángel de la muerte, y la pregunta es: ¿en qué momento la batalla por la vida fue tan desigual que se entregó la victoria a la muerte? mientras la Humanidad entera sumergida en desespero, sufrimiento, toda clase de pesares procura resguardar la vida y aquellos elementos valiosos que la representan, se ha difundido por doquier el culto a la muerte mientras la esperanza de liberación por el Espíritu yace en la hora en que despojado de carne te metan en un ataúd para ensalmar tu cadáver entre el llanto y quejidos de los que te amaron y aferrados a ti ahora no comprenden cómo ha de continuar la vida; la ciencia y la tecnología, los diarios, las noticias, la televisión, el cine, los juegos de vídeo y absolutamente todo lo que vemos en auge popular toma poderío por figuras de muerte que nos conducen a pensar en el campo de la superstición si acaso la demonología estaría en lo cierto al referir esta propaganda para popularizar y promover aceptación hacia el ángel de la muerte y que nos tome sin ofrecer resistencia alguna.

Hoy día cuando miro la propaganda y veo gente desnuda, incentivada por la anorexia y las estrategias para obtener la belleza hoy día no puedo evitar ver que el tono de piel se encuentra grisácea, las facciones deshidratadas y cadavéricas y el cuerpo repleto de ulceraciones y la ironía es que pregunto si alguien más lo puede ver y parece que solamente yo veo y percibo el aliento de muerte cubriendo a estas criaturas quienes más tarde en una sorpresa del destino relatan cómo salvaron sus vidas tras darse cuenta de aquello que venían haciendo mal. Reflexiono mucho en esto porque Francisco de Asís habló en ocasión para decir en su cántico de las criaturas “alabado seas mi señor por nuestra hermana la muerte del cuerpo, de la cual ningún hombre viviente puede escapar; ¡ay de aquel que la encuentre en pecado mortal!” y me hace pensar cuál y cómo es la muerte en pecado mortal y por qué la exclamación, ¿tan desgraciada es espiritualmente la muerte fuera de la voluntad divina? con certeza que si la muerte en pecado mortal se parece a todos los signos de muertes que envuelven a quienes mueren por homicidio, suicidio, vicios y otros, si se parece un poco ha de ser horrenda.

Quiero vivir y sentir la cultura de la vida, pero salgo a la calle y huelo en la propia atmósfera el hedor de los muertos en descomposición, escucho gusanos amplificar en sonido de su frenesí incrustados en la carne podrida y veo a la gente, en cuya apariencia espiritual se están cayendo a pedazos como si estuviesen consumidos por la lepra, el herpes, el sida, la sífilis o alguna especie de cáncer. Hasta ahora, en esta cultura de la muerte no hay cosa que no haya visto, olido, oído, probado o tenido en mis manos que posteriormente no haya tenido que ver consumirse ajeno al aliento de vida. He aquí cuando tomo las palabras de una serie animada referida a una tribu mutada del ser humano cuya maldición es vivir demasiado como para contemplar mil veces la historia de la Humanidad conducirse por los mismos caminos en un ciclo ininterrumpido; la figura que emite la frase de nombre Gō Koga (古賀 剛, Koga Gō ) de la tribu de los Bounts, quien dice en profunda reflexión y lamento: ¿será que mi destino es ver morir criaturas jóvenes en plena flor de la vida? para posteriormente aconsejar ante tal maldición que es vivir para siempre contemplando la cultura de la muerte en una rueda emulando el Saṃsāra, “procura vivir despacio, da a la vida todo el valor que tiene”. Al final, no existe cosa que me resulte más grotesca, repugnante y detestable que todo relativo a la muerte y el cese de la vida, ¡detesto un cadáver, su rigidez, su frío, su inexpresión! y si esta cultura no cesa nos veremos todos deambulando como almas errantes ante el enigma de qué pasó con la vida.

"Cultura de la muerte" es un término acuñado por Juan Pablo II en Encíclica El Evangelio de la Vida, publicada el 25 de marzo de 1995.


¿Cuáles son sus aportes y reflexiones con respecto al tema? ¿ha tenido un encuentro con la muerte? ¿ha sentido del frío en la mirada de un cadáver o un Espíritu? ¿ha sido abrazado por el congelado pulso de la mano de un desencarnado? ¿cuáles son sus temores con respecto a la muerte? ¡el tema está abierto a compartir y debatir!

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.