Derribando el mito y la creencia en realidad la colocación de velas y ofrendas sí atrae a los Espíritus de determinado grado evolutivo y en plena afinidad con esos elementos. Mucha gente que se comunica conmigo reporta tener problemas espirituales y a su vez tienen el hábito de colocar velas y ofrendas en algún altar improvisado, pues, reconociendo los elementos que atraen a los Espíritus de determinada naturaleza la sugerencia que he dado siempre [y es avalada por otros sistemas que no aceptan atender a los muertos y por ello dan advertencia] es: ¡dejar de colocar velas y ofrendas en esos altares! tan pronto han dejado de hacer ésto han tenido una mejora del 100% habiendo entre ellos que creyendo de manera vaga sobre los asuntos espirituales que una vela es un elemento inocuo continuó realizando la práctica para al final darme la razón y concluir por sus propios medios las mismas razones por el cual debería de tener precaución siempre que se coloca algo que forma parte del foco de atención de los Espíritus errantes.
La causa se encuentra en la visión materialista de los asuntos espirituales donde la luz ha sido representada de manera simbólica en todos los tiempos y la ignorancia no ha permitido desarrollarse un grado de entendimiento respecto a lo que es la luz espiritual, por esa razón, así como los vivos creen que una vela aporta luz a su vida y a la vida de los fallecidos en reproducción al simbolismo, éstos [los muertos] andan por aquí y por allá a la procura de una vela encendida a fin de iluminarse escapando temporalmente de la oscuridad y es en este sistema de creencia alimentado por los vivos y por los muertos que se han desarrollado los sistemas de manipulación a los muertos donde muchos ofertan ofrendas particulares a cambio de un favor donde éstos pensando que esa ofrenda les va a traer un beneficio particular se lanzan desesperados al cumplimiento del favor y así concretar el intercambio. Lo doloroso del caso es que la vela no produce ninguna iluminación real, el efecto es psicológico sobre las almas de los difuntos, el fallecido persiste en su búsqueda de más y más velas, en su ignorancia se convierte en mercenario del más allá ignorando que con cada trato que hace se hunde más por ende, la niebla que le impide visualizar cualquier cosa se hace más densa; es típico que cuando éstos se dan cuenta de que han sido utilizados y que estos recursos no hacen nada por ellos se transformen en obsesores de los que los han estado solicitando durante mucho tiempo sin decirles la verdad, pues, al final de cuentas han sido es explotados y abusados ahora más comprometidos que antes. Tengo demasiada información para resumirla en éste tema, pero bueno, en éste mismo foro abundan los testimonios de las personas que dejaron de encender las velas porque empezaron a tener pesadillas, a levantarse todos golpeados, cansados, con dolores en todo el cuerpo, empezaron a ver sombras y ese tipo de cosas lo que es consecuencia de la atracción de Espíritus de la erraticidad o mejor dicho, bajo astral. En mi caso particular donde hay velas y ofrendas colocadas no puedo estar sin sufrir perturbación orgánica insinuando la presencia de Espíritus, no las vivo encendiendo en la casa ni les coloco ofrenda de ningún tipo porque no los quiero metidos en mi casa, pese a ello, viven metidos aquí [¡que ironía!]; en mi paso por la Umbanda se censuraba la colocación de velas excepto cuando se realiza un trabajo ya que eso generalmente lo que hace es alimentar a las almas errantes que andan por ahí, ésto mismo se vuelve a repetir en el Centro Espirita, para finalmente por la experimentación comprobar lo que ocurría luego de encender la vela lo que al final se fortaleció por las estadísticas que sugerían que se repetía el mismo hecho en otras personas de todo el mundo.
Cabe aclarar que la aproximación de los Espíritus a una vela encendida obedece a la invocación, una vela encendida para iluminar en la oscuridad aunque no debería de atraer a Espíritu alguno también se vuelve foco de atracción. Estos casos son excepción cuando se trata de un Altar consagrado donde quienes toman beneficio de ese recurso son los Espíritus que resguardan ese espacio y los fetiches de los cultos afro descendientes que son celosos con lo que se les da como ofrenda y por ende no admiten la intromisión de otros.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.