Origen cósmico de la umbanda :
Pregunta: Mucho se discute sobre el origen racial de la Umbanda. Unos dicen ser ella genuinamente africanista, otros alegan que nació de la más pura raza roja. Hay todavía los defensores de que sería naturalmente brasilera, oriunda del tronco indígena tupí. ¿Es posible la preponderancia de una raza primitiva, y tal vez atrasada, en la formación de la Umbanda? ¿eso no contraía su legado cósmico de liberación del hombre en la era de Acuario?
Ramatís: No toda raza primitiva es atrasada. Eso es comprobado, por ejemplo, por el estudio lingüístico. Las civilizaciones de los Tupinambás y Tupí-Guaranís, derivadas de un mismo tronco racial, presentaban gran evolución: hablaban la lengua nheengatu, un idioma polisílabo, de sonáncia y estilo metafórico inconfundibles, alcanzados en milenios.
Como sus fundadores eran espíritus de otros parajes cósmicos, de Venus y de la constelación de Sirius, se trataba de una comunidad misionera instalada en el Espacio, de antiquísima maduración, así como en vuestro litoral la fruta germinada en el invierno aguarda para solo despertar en la incidencia de los rayos solares del verano.
Las razas que ya preponderaron y decayeron en la Tierra, así como otras que vendrán, reflejan tan solamente “migraciones” de los espíritus entre los diversos tabernáculos ofrecidos por las formas físicas disponibles y con capacidad de abrigar los cuerpos astrales vibratoriamente correspondientes. Eso se debe a las varias procedencias cósmicas de hermandades espirituales que asisten el orbe en su evolución.
Los espíritus van paulatinamente dejando de reencarnar en una raza, como ocurrió con la pre-adámica, adámica, lemuriana, atlante y ariana (*) para animar nuevas corrientes reencarnatorias existentes en el orbe. En la verdad, los nombres y colores raciales no importan, son meras ilusiones temporales. Lo que impone esas alteraciones es el karma colectivo y el nivel evolutivo alcanzado en determinado patrón étnico, que abriga las comunidades del Espacio en el vaso de la materia densa.
Ocurre naturalmente un enflaquecimiento de los caracteres morfológicos que caracterizan una raza por la disminución de la cantidad de espíritus dirigidos a ella, cuando deja de ser utilizada por los dictámenes superiores de los ingenieros kármicos. Sin embargo, esos vendajes conservan remanecientes raciales hasta extinguirse, como los de vuestros silvícolas en la actualidad. Está previsto un amalgama en el futuro, en que no habrá preponderancias raciales en la Tierra, y sí la mezcla de todas las razas. Mientras tanto, la humanidad evoluciona compartimentada en razas, obedeciendo las leyes y los ciclos cósmicos que determinan las reencarnaciones en masa, así como las poblaciones están estandarizadas en las religiones, en los cultos y en las doctrinas.
Delante de lo expuesto, podéis concluir que es imposible la Umbanda tener la influencia de una raza sobre las demás, una vez que los espíritus organizados en este movimiento ya experimentaron muchas encarnaciones en varias etnias, habiendo adquirido en todas experiencias que contribuyeron evolutivamente para ellos. Todavía, prepondera la raza roja en la mecánica de incorporación en las formas de Caboclos. Eso se debe a la cobertura vibratoria de los Orixás Ogum, Oxossi y Xangó, que imponen la existencia de numerosas falanges espirituales, actuando en situaciones de rescates socorristas e higienización de las bajas zonas umbralinas. Son espíritus comprometidos con la evolución y el equilibrio planetario desde eras remotas, muchos provenientes de otras constelaciones siderales.
De esa forma, no existe una raza que “impere” en la formación de la Umbanda. Si así fuese, su surgimiento estaría fundamentado en algo ilusorio, perecible, transitorio. El triángulo fluidico, que ampara la Umbanda en la Tierra es perenne y atemporal, abrigando en sus lados, momentáneamente, cada una de las tres formas espirituales que la estructuran en el Espacio: Pretos Velhos, Caboclos y Crianzas (negros, rojos y blancos), pero totalmente desprovista de preconceptos racistas por su origen universal en el sentido de agrupar en sus actividades esclavos, señores, indios, negros, blancos, bahianos, nativos, exiliados, marineros, orientales, nómadas, viajantes e inmigrantes descendientes de todos los pueblos del mundo, situados momentáneamente en suelo brasilero y retenidos en las formas transitorias que abrigan a los espíritus en el plano astral.
(*) Esas cinco son las grandes razas raíces hasta ahora producidas en el planeta, cada cual con sus sub razas. La quinta raza, aria o ariana, cuya formación comenzó hace más de 70.000 años antes de Cristo, tendría todavía dos sub razas en el continente americano.