Paz a todos mi hermanos del Foro. Bendita nuestra Reina María Lionza que nos bendice en este Día con Paz, Protección y Resguardo.Amén
Comparto este es-tracto de literatura que siempre me ha dado luz en mi camino, para que ayude según sea la necesidad a el que le necesite.
»Las relaciones de los espíritus con los hombres son constantes. Los espíritus buenos nos excitan al bien, nos fortalecen en las pruebas de la vida y nos ayudan a sobrellevarías con valor y resignación. Los espíritus malos nos excitan al mal, y les es placentero vernos sucumbir y equipararnos a ellos.
»Las comunicaciones de los espíritus con los hombres son ocultas u ostensibles. Tienen lugar las comunicaciones ocultas por medio de la buena o mala influencia que ejercen en nosotros sin que lo conozcamos. A nuestro juicio toca el distinguir las buenas de las malas inspiraciones. Las comunicaciones ostensibles se verifican por medio de la escritura, de la palabra o de otras manifestaciones materiales, y la mayor parte de las veces por mediación de los médiums que sirven de instrumento a los espíritus.
»Los espíritus se manifiestan espontáneamente o cuando se les evoca. Puede evocárseles a todos, lo mismo a los que animaron a los hombres oscuros, que a los de los más ilustres personajes, cualquiera que sea la época en que hayan vivido: así a los de nuestros parientes y amigos, como a los de nuestros enemigos, y obtener en comunicaciones verbales o escritas, consejos y reseñas de su situación de ultratumba, de sus pensamientos respecto de nosotros,como también aquellas revelaciones que les es licito hacernos.
»Los espíritus son atraídos en razón de su simpatía hacia la naturaleza moral del centro que los convoca. Los espíritus superiores se complacen en las reuniones graves en que prevalecen el amor del bien y el deseo sincero de instruirse y perfeccionarse. Su presencia ahuyenta a los espíritus inferiores que encuentran, por el contrario, franco acceso, y pueden obrar con entera libertad, en personas frívolas o guiadas únicamente por la curiosidad, y en donde quiera que reinen malos instintos. Lejos de esperar de ellos buenas advertencias y reseñas útiles, no deben esperarse más que sutilezas, mentiras, bromas pesadas o supercherías; porque a veces usurpan nombres venerables para mejor inducir en erro.
»Es sumamente fácil distinguir los espíritus buenos de los malos; porque el lenguaje de los espíritus superiores es siempre digno, noble, inspirado por la más pura moralidad, desprovisto de toda pasión baja, y porque sus consejos respiran la más profunda sabiduría, teniendo siempre por objeto nuestro perfeccionamiento y el bien de la humanidad. El de los espíritus inferiores es, por el contrarío, inconsecuente, trivial con frecuencia y hasta grosero. Si dicen a veces cosas buenas y verdaderas, con más frecuencia aún las dicen falsas y absurdas por malicia o por ignorancia, y abusan de la credulidad y se divierten a expensas de los que les consultan, dando pábulo a su vanidad y alimentando sus deseos con mentidas esperanzas. En resumen,solamente en las reuniones graves, en aquellas cuyos miembros están unidos por una comunidad íntima de pensamientos encaminados al bien, se obtienen comunicaciones graves en la verdadera acepción de la palabra.
»La moral de los espíritus superiores se resume, como la de Cristo, en esta máxima
evangélica: Hacer con los otros lo que quisiéramos que a nosotros se nos hiciese, es decir, hacer bien y no mal. En este principio encuentra el hombre la regla universal de conducta para sus más insignificantes acciones.
»Nos enseñan que el egoísmo, el orgullo, y el sensualismo son pasiones que nos
aproximan a la naturaleza animal, ligándonos a la materia; que el hombre que, desde este mundo, se desprende de la materia despreciando las humanas futilidades y practicando el amor al prójimo, se aproxima a la naturaleza espiritual; que cada uno de nosotros debe ser útil con arreglo a las facultades y a los medios que Dios, para probarle, ha puesto a su disposición; que el fuerte y el poderoso deben apoyo y protección al débil; porque el que abusa de su fuerza y poderío para oprimir a su semejante viola la ley de Dios. Nos enseñan, en fin, que en el mundo de los espíritus, donde nada puede ocultarse, el hipócrita será descubierto y patentizadas todas sus torpezas; que la presencia inevitable y perenne de aquellos con quienes nos hemos portado mal es uno de los castigos que nos están reservados, y que al estado de inferioridad y de superioridad de los espíritus son inherentes penas y recompensas desconocidas en la tierra »Pero nos enseñan también que no hay faltas irremísíbies y que no pueden ser borradas por la expiación. El medio de conseguirlo lo encuentra el hombre en las diferentes existencias que le permiten avanzar, según sus deseos y esfuerzos, en el camino del progreso y hacia la perfección que es su objeto final. »
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS...por ALLAN KARDEC
Comparto este es-tracto de literatura que siempre me ha dado luz en mi camino, para que ayude según sea la necesidad a el que le necesite.
»Las relaciones de los espíritus con los hombres son constantes. Los espíritus buenos nos excitan al bien, nos fortalecen en las pruebas de la vida y nos ayudan a sobrellevarías con valor y resignación. Los espíritus malos nos excitan al mal, y les es placentero vernos sucumbir y equipararnos a ellos.
»Las comunicaciones de los espíritus con los hombres son ocultas u ostensibles. Tienen lugar las comunicaciones ocultas por medio de la buena o mala influencia que ejercen en nosotros sin que lo conozcamos. A nuestro juicio toca el distinguir las buenas de las malas inspiraciones. Las comunicaciones ostensibles se verifican por medio de la escritura, de la palabra o de otras manifestaciones materiales, y la mayor parte de las veces por mediación de los médiums que sirven de instrumento a los espíritus.
»Los espíritus se manifiestan espontáneamente o cuando se les evoca. Puede evocárseles a todos, lo mismo a los que animaron a los hombres oscuros, que a los de los más ilustres personajes, cualquiera que sea la época en que hayan vivido: así a los de nuestros parientes y amigos, como a los de nuestros enemigos, y obtener en comunicaciones verbales o escritas, consejos y reseñas de su situación de ultratumba, de sus pensamientos respecto de nosotros,como también aquellas revelaciones que les es licito hacernos.
»Los espíritus son atraídos en razón de su simpatía hacia la naturaleza moral del centro que los convoca. Los espíritus superiores se complacen en las reuniones graves en que prevalecen el amor del bien y el deseo sincero de instruirse y perfeccionarse. Su presencia ahuyenta a los espíritus inferiores que encuentran, por el contrario, franco acceso, y pueden obrar con entera libertad, en personas frívolas o guiadas únicamente por la curiosidad, y en donde quiera que reinen malos instintos. Lejos de esperar de ellos buenas advertencias y reseñas útiles, no deben esperarse más que sutilezas, mentiras, bromas pesadas o supercherías; porque a veces usurpan nombres venerables para mejor inducir en erro.
»Es sumamente fácil distinguir los espíritus buenos de los malos; porque el lenguaje de los espíritus superiores es siempre digno, noble, inspirado por la más pura moralidad, desprovisto de toda pasión baja, y porque sus consejos respiran la más profunda sabiduría, teniendo siempre por objeto nuestro perfeccionamiento y el bien de la humanidad. El de los espíritus inferiores es, por el contrarío, inconsecuente, trivial con frecuencia y hasta grosero. Si dicen a veces cosas buenas y verdaderas, con más frecuencia aún las dicen falsas y absurdas por malicia o por ignorancia, y abusan de la credulidad y se divierten a expensas de los que les consultan, dando pábulo a su vanidad y alimentando sus deseos con mentidas esperanzas. En resumen,solamente en las reuniones graves, en aquellas cuyos miembros están unidos por una comunidad íntima de pensamientos encaminados al bien, se obtienen comunicaciones graves en la verdadera acepción de la palabra.
»La moral de los espíritus superiores se resume, como la de Cristo, en esta máxima
evangélica: Hacer con los otros lo que quisiéramos que a nosotros se nos hiciese, es decir, hacer bien y no mal. En este principio encuentra el hombre la regla universal de conducta para sus más insignificantes acciones.
»Nos enseñan que el egoísmo, el orgullo, y el sensualismo son pasiones que nos
aproximan a la naturaleza animal, ligándonos a la materia; que el hombre que, desde este mundo, se desprende de la materia despreciando las humanas futilidades y practicando el amor al prójimo, se aproxima a la naturaleza espiritual; que cada uno de nosotros debe ser útil con arreglo a las facultades y a los medios que Dios, para probarle, ha puesto a su disposición; que el fuerte y el poderoso deben apoyo y protección al débil; porque el que abusa de su fuerza y poderío para oprimir a su semejante viola la ley de Dios. Nos enseñan, en fin, que en el mundo de los espíritus, donde nada puede ocultarse, el hipócrita será descubierto y patentizadas todas sus torpezas; que la presencia inevitable y perenne de aquellos con quienes nos hemos portado mal es uno de los castigos que nos están reservados, y que al estado de inferioridad y de superioridad de los espíritus son inherentes penas y recompensas desconocidas en la tierra »Pero nos enseñan también que no hay faltas irremísíbies y que no pueden ser borradas por la expiación. El medio de conseguirlo lo encuentra el hombre en las diferentes existencias que le permiten avanzar, según sus deseos y esfuerzos, en el camino del progreso y hacia la perfección que es su objeto final. »
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS...por ALLAN KARDEC