Carmen vagaba por las calles sin saber para dónde ir. Perdiera los padres, cuando tenía cinco años, y fuera a vivir con sus tíos. Tratada como esclava por años, nunca supo el sentido de la palabra felicidad. Analfabeta, solamente conocía los secretos de la cocina y de la limpieza que era obligada a hacer diariamente. El asedio de su primo se volvía insoportable conforme crecía en formas y belleza.
Tanto insistió el muchacho que acabó llevándola para la cama, donde fueron sorprendidos por la vieja tía, que en ningún momento dudó de la palabra del hijo que acusaba a la joven de seducirlo día tras día. De nada valieron los argumentos y juros de inocencia. Inmediatamente fue puesta en la calle sin una moneda y apenas con la ropa del cuerpo. Ahora estaba allí deambulando por las calles que no conocía en una noche oscura y con lágrimas corriendo por el bello rostro.
Un hombre se aproximó a ella:
- ¿Qué hace una joven tan bonita perdida por aquí? Y ¿por qué llora?
Desalentada, comenzó a hablar todo lo que había pasado. No tenía nada que perder. ¿Quién sabe si aquel muchacho no la ayudaría? Fuera el único que mostrara interés en su drama. Tras oír todo, él dijo:
- ¡Venga conmigo, tengo un lugar para usted quedarse! Sin otra opción la joven lo siguió.
Entraron en un caserón oscuro en que solamente una pequeña luz brujuleaba. Una señora vestida y maquillada con extravagancia para aquella hora de la noche, los atendió prontamente:
- ¿Una niña más, Jorgito?
De manera brusca, el muchacho agarró a la mujer por el brazo y le susurró:
- ¡Esta es mía, la voy a querer solo para mí!
- ¡Cálmate muchacho! Si usted paga no veo motivo para que no sea suya.
A partir de ese momento Carmen se transformó en una niña más de la famosa Madame Eglantina. A principio se acostaba con Jorge por la gratitud, a lo poco, fue tomándose de amores por el muchacho, que en poco tiempo aborreció de lo que tenía con facilidad. Después de dos meses de amor incondicional, el muchacho procuró a la Madame y habló:
- Ya está en la hora de la muchacha hacer la vida, no tengo más cómo pagar por su estadía aquí.
Eglantina sonrió con desdén, pues ya sabía que el final sería ese, no era la primera que pasaba por eso en su casa.
Al ser informada de sus nuevas atribuciones, la joven se desesperó, lloró una tarde entera. Sin tener cómo huir de la situación, se preparó para cumplir combo. Sentada en el gran salón mal iluminado Carmen aguardaba. Cada vez que una de las niñas subía acompañada de alguien, ella suspiraba de alivio por no haber sido escogida. Sin embargo, cuando ya pensaba que estaría libre por aquella noche, Madame aparece con un señor:
- Querida, trate muy bien al Comendador Belizário, ¡él es plata de la casa!
Al mirar al hombre, se le retorció el estómago, ¡él podía ser su abuelo!
Eglantina percibió y fijo una mirada helada sobre ella:
- Llévelo para su cuarto y haga todo para agradarlo.
Con los pies pesados ella subió las escaleras que la llevarían para el sacrificio, jalando al comendador de la mano. El viejo olfateaba en su nuca y ella intentaba desviarse del contacto, al sentir el aliento mal oliente, no resistió, pidió que él la soltase y lo empujó con violencia. Eso solamente excitó más al hombre que ahora literalmente babeaba en su cuello. Instintivamente agarró el tronco de bronce de la lámpara y defirió con odio en la cabeza de Belizário.
La sangre corrió inmediatamente machando su seno. Pero el viejo no cayó, tomado de ira, le apretó el cuello hasta que, con los ojos vidriados, ella dio su último suspiro. Asustado por lo que hiciera y con la sangre escurriendo por el rostro, el comendador corrió para las escaleras donde tropezó y rodó cayendo muerto en medio del salón de la Madame Eglantina. Durante muchos años el espíritu de Carmen vagó por regiones oscuras donde expió y expió karmas y pecados de vidas anteriores.
Amparada por líneas auxiliares comenzó su trabajo de evolución espiritual utilizando el ropaje de la Pomba Gira María Rumbera. Quien ya se consultó con esa gran mujer sabe de los óptimos consejos que ella siempre distribuye entre sonrisas gentiles y calurosas.
_________________
«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.