Podemos decir que La Sagrada Cruz De Caravaca es una reliquia viviente, ya que mantiene intacta la confianza de los devotos a lo largo de los siglos, quienes recurren a ella con la intención de buscar milagros y protección.
La veneración por la santísima Cruz de Caravaca data de la época en que España fue invadida por los infieles, quienes aplicaban terribles tormentos a los que seguían la fe de nuestro Señor Jesucristo.
En el pueblo de Caravaca se produjo el milagro. El jefe de los Hordas Moras tomó la aldea y mandó a crucificar al párroco para poner a prueba su fe. Luego de muchas horas de sufrimiento, del cielo bajó esta sagrada Cruz, traída por Ángeles quienes proclamaban la gloria del Supremo Creador.
A partir de entonces, los milagros se fueron sucediendo generando un popular fervor, tanto que los Obispos, Cardenales y otras autoridades de la Iglesia de España, decidieron conceder 3.000 días de indulgencia a los que rezaran con devoción delante de la imagen de la Cruz de Caravaca, un credo y un acto de contrición.
El reconocido poder de La Sagrada Cruz de Caravaca hizo que se la nombrara protectora contra todo tipo de males, incluyendo rayos, tempestades y centellas.
La Cruz de Caravaca entrega protección contra todo tipo de males, protege el hogar y a sus habitantes, rechaza el mal de ojo y los daños. Su poder defensivo es ilimitado. Sin embargo, como sucede con los amuletos y talismanes, existe una forma para potenciar su influencia.
Debemos tener en cuenta que se trata de un objeto, que fue adquirido en un local comercial o lo recibió de regalo, en esos casos antes de usar la cruz como objeto personal conviene hacer un ritual para purificarla. También puede suceder que haya perdido fuerzas con el tiempo. Las causas pueden ser muchas, descuido, desuso, mudanzas, que haya estado al contacto de otras personas etc.
En cualquier de estos casos antes de recibir su ayuda deberá de bendecirla y devolverle su fuerza original.