Los sueños por la libertad espiritual que ofrece permite la experimentación de muchos encuentros extra-corpóreos que pueden quedar registrados en el consciente del individuo. También en mi infancia tuve pesadillas de ese tipo que cesaron a cierta edad, y se iniciaron nuevamente al estar sometido a un asedio por parte de Espíritus de naturaleza muy variada. Quizá te interese leer lo siguiente:
Pesadillas constantes
Pesadillas recurrentes son aquellas que se repiten constantemente en nuestras vidas, y que muchas veces, nos acompañan desde la infancia. Tales pesadillas pueden ser reminiscencias, recuerdos de una vida pasada. Pero pueden ser también un asedio de los seres de las tinieblas, obsesores espirituales
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¿Sufres acoso espiritual?
La obsesión espiritual es tan sutil, imperceptible (el ser espiritual obsesor se aprovecha de su condición de invisibilidad para perjudicar al obsedido) que, en la mayoría de los casos, éste no percibe que está siendo acosado por su desafecto espiritual
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¿Cómo protegerse del acoso espiritual?
Tu protección es obra tuya. Por eso no sirve de nada proceder de forma negativa, bajar tu nivel vibratorio y después rezar, pedir protección y ayuda. Ningún mentor espiritual puede en efecto ayudarte si desconoces
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Diablos, [caco] demonios y mucho más son las formas de preferencia de los Espíritus que explotan los miedos de las personas para traer perturbación. Si los sueños son recurrentes y no hay una causa externa como puede ser un incentivo en el día a día debe considerarse la posibilidad del asedio espiritual u obsesión espiritual.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.