Espiritismo Venezolano y sus Cortes
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Aramaipuro
Este cacique fue uno de los jefes de los temibles mariches. Formó parte de la coalición de caciques que se enfrentó a Losada en Maracapana. Bajo su mando actuaron los caciques Chacao y Baruta, y como una especie de jefe de estado mayor participó el cacique Aricabuto.
Según Oviedo y Baños, Aramaipuro se presentó con un ejército integrado por tres mil flecheros. Fue la más grande concentración indígena en un batalla concebida para destruir al invasor. La estrategia fue tan bien planeada que Diego de Losada sólo se enteró del peligro cuando ya la mayor parte de las tribus se había reunido.
Aramaipuro y sus hombres esperaron a Guaicaipuro, pero al no llegar éste tomaron la decisión de retirarse sin presentar batalla. Sólo el Cacique Catia junto a sus hijos, Tiuna y Cara Cara (quienes murieron) con sus bravos se quedaron y pelearon.
Aramaipuro siguió peleando muchos años y ya viejo se retiró con sus hombres hacia la costa oriental, en donde se enfrentó a Sir Walter Raleigh, que en 1595 asaltó Cumaná, donde murió. Los piratas atraparon a su hija Urimare que fue destinada como trofeo de guerra para Raleigh, pero la agilidad y coraje de la muchacha la ayudaron a fugarse del bergantín inglés, ganando a nado la costa, pero al llegar a la playa los españoles la hicieron prisionera. Varios meses estuvo Urimare esclavizada por los íberos, hasta que un día, ante el intento de violación de uno de los soldados, Urimare lo hiere mortalmente y huye. Llega a las tierras de Guaicamacuto. El viejo cacique la hace su hija adoptiva. Cuenta la leyenda que Urimare, la hija del gran Aramaipuro, consiguió que la tribu de su padre la obedeciera y se convirtió en la primera mujer en gobernar en este territorio. Al principio, combatió a los españoles, pero aconsejada por su padre adoptivo decide hacer la paz.

Arichuna
Arichuna pertenecía a la tribu de los jiraharas, ubicando su radio de acción en la región de lo que hoy es Lara y parte de Yaracuy. Se formó bajo las órdenes del cacique Queipa y a la muerte de éste, fue seleccionado para dirigir la tribu con el rango de cacique. Luchó al mismo tiempo contra los españoles y contra otra tribu enemiga dirigida por el cacique Guaratarí.
Fue el primer cacique que tuvo que ver con la Santa Inquisición, debido a su amistad con Juan Fernández, de origen morisco-portugués, quien fue acusado de herejía por el Tribunal Inquisidor y condenado a muerte. Arichuna, que había aceptado la paz, y que se dedicaba al comercio de especias con los españoles, no pudo creer que aquel hombre, de buenos sentimientos pudiera ser un hereje. Trata de interceder en su favor. El Gobernador Juan de Leiva no quiso tomar cartas en el asunto y Arichuna decide salvarle la vida a su amigo, ataca la prisión, en Valencia, y logra liberar a Juan Fernández. Este hecho ocurrió a finales de 1556. Pasado cierto tiempo, obtuvo el perdón, pero su agradecimiento por Arichuna fue tal que jamás abandonó la tribu.
Arichuna vivió muchos años comerciando con los españoles y éstos lo tuvieron siempre en alta estima.

Baruta
Hijo de Guaicaipuro y de Urquía, Baruta recibe de manos de su madre el penacho con plumas rojas, que había usado su padre, al tiempo que le decía:
"Sean estas plumas rojas el símbolo de la sangre de tu padre y de tu pueblo derramadas por el invasor que viene a arrebatarnos nuestra tierra. Defiéndelas con honor."
Baruta no solo atacaba al enemigo, sino que con frecuencia establecía pactos y alianzas con otras tribus rebeldes y obtenía grandes victorias. Sin embargo, en un enfrentamiento contra los españoles es hecho prisionero y conducido ante Garci González de Silva, que para ese momento era el Regidor del Cabildo, y le explica el plan que tiene España para desarrollar la zona y darle mayor bienestar a sus pobladores. Le ofrece la libertad a cambio de la firma de un tratado de paz aceptado por el cacique.
Baruta fue un gran jefe en la paz, gozó de la máxima consideración de los españoles, respetaron su autoridad y sus tradiciones, cooperaron con él, enseñándole nuevas técnicas ganaderas y de cultivos.
Al morir Baruta fue enterrado con su rito. Más tarde, en 1620, el Gobernador Francisco de La Hoz Berríos, constituyó en su honor, en el sitio donde vivió el cacique, una parroquia con el nombre de San Francisco de Paula de Baruta.

Cara Cara (Caracas)
El Indio Catia, Gran Cacique y Piache de la tribu los Toromaimas (nombrados por los españoles la tribu de los Cara Caras), ejercía su poderío desde la fila de Mariche siguiendo toda la serranía que circundaba a la actual ciudad de Caracas y el Litoral, al cual se le conocieron dos hijos que a la postre se convertirían en grandes guerreros y casiques, el mayor de ellos era el Gran Cacique Tiuna, su nombre significa "Luz del amanecer" y su poder lo ejerció en el valle de los Guayabos territorio que hoy se conoce como Catia la Mar, el menor de ellos era el Indio Cara Cara (Cara Cara es el nombre de una hierva que abundaba en el valle de Caracas y que posee un alto valor nutricional y que los indígenas consumían, es la misma “Pira ó Amaranto”), de niño le gustaba ayudar a su madre con las labores de agricultura, recogía fibras vegetales y las entregaba a su madre que poseía un habilidad especial en el tejido a mano para que hiciera todo tipo de cestas, también ayudaba a recoger el maíz que sembraban a orillas de las quebradas (Caroata, Catuche y Anauco) del Guaraira Repano (El avila), alli, su madre, usaba piedras de moler ó metales para pilar el maíz, que luego mezclaban con agua del río con la cual hacían una masa para confeccionar las arepas que luego eran cocidas en la brasa, Cara cara adoraba su territorio y en especial sentía un profundo respeto por la montaña (Guaraira Repano), las plantas los animales y las piedras.
Caracara muy Joven empieza a conocer las artes del combate cuerpo a cuerpo, estrategias de Guerra y de Gobierno, era un maestro con la macana, el arco y la flecha, gracias a estos conocimientos se le otorga los tres brazaletes que usaba y lo distinguían como el mejor con estas armas, dominó a plenitud el arte de hacer los conucos, chozas y canoas, tenia una intuición especial para la caza y la pesca y era muy preciso con la lanza, también se inicio en las artes que daban el conocimiento de los Piache, Gracias a las enseñanzas de su padre y hermano.
Cara Cara, junto a su padre y hermano mantenía a raya a los invasores, las batallas en las que hicieron retroceder a los invasores y que aumentarón su fama de grandes guerreros fueron las del Valle de los Guayabos donde Catia derrota a Garci González da Silva, y en esa misma zona no permitieron el desembarco de Diego García de Paredes con tropas de apoyo y armas, también la batalla de Villa del Collado (Caraballeda) y la de Cayapa donde derrotan al Cruel Rodríguez Carpio.
Entre el Cacique Catia y Guaicaipuro había una disputa porque los dos tenían el respeto y la jerarquía para liderizar la coalición que enfrentaría al invasor, estos deciden enfrentarse en un duelo, el ganador lideraría la coalición, la lucha era cuerpo a cuerpo y sin armas la batalla fué pareja y muy aguerrida pero la juventud de Guaicaipuro se impuso sobre la madurez de Catia, dandole a aquel la ventaja, Catia acepta la derrota y Tiuna acepta la decisión de su padre, pero Cara Cara no acepta la decisión y reta a Guaicaipuro enfrentandose ambos en un duelo a muerte, la batalla fue pareja, no se podía saber que pasaría, los golpes de macana eran esquivados de un lado y del otro, en plena lucha ambos pierden sus macanas, Guaicaipuro logra derribar a Caraca y toma una gran piedra entre sus manos y obliga a Cara Cara a rendirse y unirse a la coalición, (Guaicaipuro sabia que si mataba al hijo de Catia este no se uniría a él y mas bien lo enfrentaría), por eso perdono la vida de Caraca.
Cara Cara participo junto a su padre Catia y su hermano Tiuna en la batalla de Maracapana (sitio de Maracas) era una llanura cercana a la laguna de Catia con galerías de palmeras y totumales, en las inmediaciones de lo que hoy se conoce como el Parque del Oeste y la Plaza Sucre, esta batalla fue organizada por Guaicaipuro, para lo cual se le unieron Caciques de la talla de Naiguatá, Uripata, Araguaire, Guarauguata, Mamacuri, Anarigua, Querequemare, Prepocunate, Aricabuto, Aramaipuro, Chacao, Baruta y muchos otros, al sitio de encuentro faltaban por llegar los Caciques Paramaconi, Urimare y Paramacay, el Indio Guaicaipuro jamás llegaría ya que una tempestad en la zona de los Teques no lo dejaría avanzar con sus tropas, después de tanta espera muchos Caciques deciden marcharse, Cara Cara alienta a su padre y hermano a no retirarse y a enfrentar al invasor, liderarando la batalla se dirigieron a la ciudad recientemente fundada de Santiago de León de Caracas y enfrentar a Diego de Losada, este gracias a la información de indios que estaban de su lado fue avisado de aquella impresionante concentración y se preparo para enfrentarlos, lo acompañaron entre otros Jefes, Gabriel de Avila, Juan Gallegos, Gaspar Pinto, Francisco Maldonado, Antonio Pérez (Veterano de África), Alonso Andrea y Juan de Gámez.
Losada se abrió camino con las lanzas y da la sorpresa a los indios, luego, dejo que los infantes cortaran a discreción los cuerpos semidesnudos de aquellos valientes caribes, Cara Cara enfrenta a Losada y en una lucha encarnizada logra herirlo y cuando estuvo a punto de matarlo el disparo de un arcabuz le da muerte, Tiuna al ver caer a su hermano decide tomar venganza y dar el golpe de gracia Losada, este, mal herido es protegido por Francisco Maldonado quien monta su caballo y se lanza a enfrentar a Tiuna, quien lo hiere y lo baja del caballo, luego hirió Juan Gallegos privándolo del sentido, atravesó el brazo de Juan de Gámez y estuvo a punto de atravesar con su macana a Gaspar Pinto cuando un indio traidor lo ataco por la espalda y atravesó con una flecha su corazón.

Catia
El cacique Catia ejercía su mando en el territorio ubicado desde la fila que ocupaban los mariches, siguiendo toda la serranía que circunda a Caracas, hasta el litoral. Le gustaba enseñar a los jóvenes guerreros y entre sus alumnos estaban sus hijos los inmortales cacique Tiuna y Caracas. Supo ganarse la amistad de numerosos caciques y jefes de tribus. Fueron sus aliados, entre otros, Guaicaipuro, Mamacuri, Guaicamacuto, Naiguatá, Chacao, Baruta y Prepocunate, con cuya colaboración obtuvo significativas victorias. Derrotó a las huestes de Garci González en el valle de Los Guayabos. Era gran estratega, fue piache, con grandes conocimientos de hechicería, magia y artes curativas.
Cuando murió Guaicaipuro, quiso recomenzar sus proyectos para enfrentar al enemigo y se entrevistó con sus caciques amigos, pero cansados de combatir, desmoralizados por la muerte de Guaicaipuro y después de la batalla de Maracapana, ninguno de ellos quiso volver a los enfrentamientos aborígenes.
Muere en Los Teques, en 1568, luchando contra las tropas de Diego de Losada.

Cayaurima
Cacique cumanagoto de formidables atributos para la lucha, logró que numerosas tribus vecinas e incluso lejanas se unieran a la suya en la contienda a muerte contra el invasor.
En 1520, hace frente a los españoles asentados en Nueva Andalucía, hoy Cumaná. En una de esas batallas dan muerte al gobernador, capitán Diego Fernández de Zerpa, primer mandatario español en esa población.
Cayaurima se caracterizó por su cojera, producto de una estocada de lanza recibida en combate. Cae muerto en una celada que los españoles le tendieron, cuando merodeaba un campamento castellano.

Chacao
Chacao, llamado el Hércules americano, de raza caribe, gobernaba justamente en la región caraqueña que hoy lleva su nombre, pero su dominio iba mucho más allá, acercándose a Los Teques. Su aspecto físico era impresionante, era de gran tamaño, tenía audacia y una capacidad muy especial para preparar ataques tipo comando.
Su cacicazgo lo ejercía con sentido democrático y no se recuerda ninguna injusticia cometida contra su gente. Era respetuoso de las normas y de las tradiciones que regían a su pueblo, inclinándose fuertemente por la ayuda a los más débiles, especialmente niños y mujeres.
Su territorio lo defendió con tesón y empuje. Se alió con Guaicaipuro y participó en la coalición de jefes que durante siete años mantuvieron el control sobre todo el valle de los Caracas y la región montañosa de los indios Teques. En 1567 el indio Chacao se enfrenta a Juan de Gámez, oficial de Diego de Losada, quien lo reduce a prisión. Al saber Losada que el bravo Chacao es su prisionero, decide dialogar con él y recobró su libertad. En 1568 renueva su alianza con Guaicaipuro y con sus hombres acude al sitio de Maracapana, serranía adyacente a Caracas.
Conocida su inclinación a ayudar a los débiles, especialmente a los niños y mujeres, se le hace saber que un capitán llamado Catario había secuestrado a dos indiecitos y que los tenía esclavizados, juró rescatarlos y devolverlos sanos y salvos a su familia. Chacao fue a rescatar a los niños, entró con gran destreza al campamento español y los liberó. Los hombres de Chacao observaron que su jefe estaba gravemente herido, fue atendido de inmediato por su piache, pero ya no había nada que hacer, el cacique había perdido mucha sangre. Su muerte causó un profundo dolor en su pueblo.

Chicuramay - Cuaicurián
Chicuramay fue uno de los veintitrés caciques que fueron condenados a muerte después de la desaparición de Guaicaipuro, por una cruel decisión de la Alcaldía de Caracas, que deseaba alcanzar rápidamente la pacificación del valle. El alcalde los hizo aprisionar, los juzgó sin pruebas y los condenó a muerte. Chicuramay era un cacique muy joven, valiente y amado por su gente, lo que motivó que uno de sus guerreros, el bravo Cuaicurián, se presentara a los jueces, que eran Pedro Ponce de León y Martín Fernández de Antequera y les afirmara que estaban en un error y que el verdadero cacique Chicuramay era él. Sorprendidos los dos funcionarios por la aseveración, procedieron a interrogarlo y quedaron convencidos, ya que Cuaicurián era un joven fuerte con dotes de mando y con conocimientos de las operaciones de su tribu.
Cuando Chicuramay recibió la noticia de que estaba en libertad, no imaginó nunca la dolorosa razón que la causaba.
Cuaicurián fue torturado por indios mercenarios, al igual que los otros 22 caciques, y al despuntar el alba fue salvajemente asesinado. Era el año 1569. Chicuramay tembló de ira al saber toda la verdad y buscó venganza. Averiguó que el asesino había sido un hombre de apellido Portolés, que trabajaba como asistente de Fernández de Antequera y le quitó la vida.

Conopaima
Hombre de confianza de Guaicaipuro, alcanza el cacicazgo después de la muerte de éste. Se cree que fue de origen caribe, procedente de lejanas tierras. Llegó a las proximidades de Los Teques y se radicó en El Peñón.
Venció en muchas peleas al lado de Guaicaipuro y una de sus más sonadas victorias fue la de Las Adjuntas.
En enfrentamiento con Garci González de Silva, en el sitio de Los Carrizales, en 1572, donde al bravo Sorocaima le es amputada la mano, el cacique Conopaima decide buscar la paz con el invasor y se retira de la lucha. Más tarde se arrepiente de su determinación y vuelve a la lucha contra el enemigo. Una noche, estando con su esposa a orillas del río Macarao los españoles los emboscaron y les dispararon para matarlos. La mujer del cacique resultó herida. Conopaima la tomó en sus brazos y ya en la curiara decidió hundirse con ella para morir juntos, pero no fue necesario, un soldado acabó con la vida del cacique.

Guaicaipuro
Nacido en Caracas en 1530 y guerrero de confianza del gran Cacique Catuche, asume el cacicazgo a los 20 años de edad, cuando este cacique muere. Guaicaipuro gobernaba a los Caracas y los Teques, ejerciendo directo control sobre los seis caseríos que circundaban su cuartel general en Suruapo.
En 1560 el Gobernador Pablo Collado nombra a Juan Rodríguez Suárez, Teniente General de la Provincia de Caracas y le ordena pacificar a Guaicaipuro. Rodríguez se alía con el mestizo Francisco Fajardo y vence al Cacique de los Teques en las batallas de San Pedro y La Quebrada.
Fajardo intenta fundar un caserío en lo que hoy es Catia. Sin embargo, ante un ataque ordenado por Guaicaipuro y ejecutado por Paramaconi, el recién fundado caserío (1560) es arrasado. El año siguiente, en 1561, Juan Rodríguez Suárez refunda el caserío con el nombre de Villa de San Francisco, pero corre la misma suerte que el anterior.
En enero de 1562, Guaicaipuro y Terepaima enfrentan y matan al Capitán Luis de Narváez. Guaicaipuro convoca entonces a una alianza estratégica de todos los caciques de la región, aceptan el pacto los jefes Baruta, Naiguatá, Chacao, Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi, Terepaima y Chicuramay. Durante años esta alianza se mostró triunfadora, pero Guaicaipuro perdió su oportunidad en Maracapana, en 1568, batalla clave en la que participaron todas las tribus aliadas. Derrotados por el ejército conquistador en forma contundente, la coalición se disuelve y los jefes regresan a sus tierras. Guaicaipuro se refugió en Suruapo. Ese mismo año ataca a Diego de Losada, esté ordena al Alcalde Francisco Infante que ataque a Guaicaipuro en el propio sitio de Suruapo, Infante buscó indios pacificados y fieles a España que conocian el modo de llegar a la vivienda del cacique. En Suruapo penetraron hacia el caney del jefe indio, Guaicaipuro tomó la espada y dio muerte a los que lo atacaron. Se guareció luego en su choza, pero los españoles le prendieron fuego y conminado a rendirse el cacique no aceptó y prefirió morir atrapado por las llamas.

Guaicamacuto
Este cacique de la tribu de los caribes se caracterizó no sólo por ser calculador y astuto, sino también, por ser negociador con sus homólogos y jefes indígenas Comandaba la costa litoral venezolana, desde La Guaira hasta Oriente.
En 1555 inicia su entrada en la historia al recibir al mestizo Francisco Fajardo en forma pacífica.
En 1558, Guaicamacuto en unión con el indio Paisana, dirigió la rebelión contra los españoles.
Promovió la Alianza de Uvero con Terepaima, Catia y Paramacay. Atacó a Rodríguez Suárez, unido a Terepaima y Guaicaipuro en el sitio de Las Lagunas, donde perdió la vida el capitán español.
En 1568 se unió a Guaicaipuro en la batalla de Maracapana.
Más tarde decide pactar con Losada lo que le permitió regir en paz los designios de su pueblo hasta que le sobrevino la muerte a edad avanzada.

Guaratarí - Queipa – Mamacurri
En 1555 Alonso Díaz de Moreno funda la ciudad de Valencia del Rey e inicia tratos con los caciques, con el fin de pacificar la región. Queipa, uno de los caciques más influyentes de la zona, pacta la paz con el conquistador, pero el Cacique Guaratarí no le perdona lo que considera una traición y le declara la guerra a ambos.
Guaratarí enamorado de la princesa Tibaire, hija de Queipa, envía a el Piache El Tiznado a negociar la boda, lo que fracasa y Guaratarí, lleno de furor, inicia una terrible guerra contra el cacique Queipa y su tribu; en ese enfrentamiento el jefe jirahara muere en las manos de El Tiznado. Guaratarí también elimina al cacique Mamacurri y sigue la guerra contra España, sin coordinar con otros caciques, hasta que un día murió su fiel Tiznado y más tarde, él pierde la vida al enfrentarse a los arcabuces españoles, en una batalla cercana a Valencia.

Guarauguta
Este cacique intensificó sus ataques contra el Capitán Diego García de Paredes en 1562 quien es llamado a España y designado gobernador de la provincia de Popayán y cuando venía a tomar posesión de su cargo, en 1563, decide descender en Cabo Blanco, Venezuela, y es atacado por el cacique Guarauguta y pierde la vida al lado de sus lugartenientes Alonso Zapata y Francisco de Las Casas. Pocos hombres pudieron salvar sus vidas. Huyen en su barco y viajan hacia Borburata, esto le dio fama al cacique Guarauguta, quien intensificó sus ataques contra los invasores. El capitán Gómez de La Peña, vence al guerrero, quien muere acribillado en los alrededores de Catia La Mar.

Manaure
Manaure hombre pacífico y negociante apreciaba la paz como sistema de vida. Su relación con los españoles se complicaba en ocasiones, pero no por su culpa. Los conquistadores irrespetaban la autoridad de los caciques y ni siquiera consideran a aquellos jefes que se convertían en sus aliados.
Fue jefe de la nación caquetía o caiquetía, la cual estaba ubicada en la zona que hoy ocupa el estado Falcón.
Era un hombre valeroso, pero prudente, que ostentaba un cacicazgo muy al estilo de las cortes europeas. A diferencia de Guaicaipuro y, en general, los jefes caribes, no sufrió penurias y pruebas antes de ser designado cacique. Representaba a una nación que tenía como principio servir al jefe, brindándole toda clase de comodidades. En sus recorridos, el jefe caquetio era transportado en hamaca o en andas, cargado por sirvientes de su propia tribu. Su área de influencia abarcaba además las islas circunvecinas, hoy llamadas Aruba y Curazao. Su centro de poder lo tenía ubicado en el poblado de Todariquiba, cerca de la actual Sabaneta. Luego de la fundación de Coro, en 1527, se traslada a esa ciudad. Entró en contacto con los españoles a través de sus guerreros Baracuyra y Baltasar. En principio, negociaron la paz con Gonzalo de Sevilla, asistente de Juan de Ampíes, hacia el año 1522. En 1525 un grupo de traficantes de esclavos asaltan la zona y toman prisioneros a varios parientes de Manaure. Ampíes los socorre y los rescata de sus captores, que los habían llevado a Santo Domingo para venderlos, y Manaure quedó para siempre agradecido de Ampíes, quien lo bautiza en 1528 con el nombre de Martín. Cuando Ambrosio Alfinger asume el poder, procede a expulsar a Ampíes y apresa a Manaure. Luego de su liberación, Manaure se retira a unos 300 kilómetros de Coro.
A Manaure le fue conferido señorío sobre tierras y vasallos, pero este trato se rompe y el viejo cacique se refugia con sus bravos en las tierras de Yaracuy, que le da protección, y allí muere en un enfrentamiento con los hispánicos en el sitio de El Tocuyo.

Mara
Este cacique de trato firme y autoritario, asumía toda la figura autocrática de quien gobierna asistido por poderes sobrenaturales.
Fue caudillo de una vasta región occidental que se extendía desde las orillas del lago conocido como Maracaibo y el río Magdalena, en el límite con lo que hoy día es Cartagena. Los fieros indios motilones conocieron las incursiones de este cacique que consiguió someter a muchas tribus de la región, con las cuales hizo frente al invasor. Perfecto conocedor de la geografía guajira, Mara consiguió ejercer una prolongada resistencia al invasor español.
Muere luchando contra un capitán español, que lo captura malherido y lo deja sumirse en su agonía, tratando de negociarle un trato de libertad a cambio de su riqueza. A la muerte de Mara no le sucede ningún otro cacique de su talla, por lo que la región fue prácticamente pacificada.

Maracay
Maracay fue un valiente guerrero, perteneciente a la tribu de los araguas, cuyo nombre serviría luego para denominar una nueva tribu descendiente de la que él era originario.
Dominó sobre la extensión que hoy ocupa el estado Aragua y parte de otros estados colindantes, especialmente hacia la costa por los predios del cacique Turiamo, quien fuera su aliado en muchas batallas.
La fama de Maracay se sustenta en la derrota de Rodríguez Suárez. La batalla sostenida contra los soldados del mencionado capitán degeneró en duelo entre cacique y conquistador. La destreza y fortaleza de Maracay acabó pronto con su contrincante, quien debió retirarse vencido a su campamento.
La muerte de Maracay le sobreviene a temprana edad, como consecuencia de la traición de uno de los suyos, lo que permite que el conquistador español lo ejecute mientras descansaba.

Meregote
Cacique sucesor de Maracay, le correspondió la difícil tarea de dirigir a sus hombres en contra de los invasores, después de la muerte de Maracay. Gracias al tesón, liderazgo y estrategia, consigue reagrupar a los indios araguas y los convoca a un juramento en el que se comprometieron, en honor de su antiguo jefe Maracay, a luchar hasta la muerte.
Por su parte, los españoles no titubeaban ya para alcanzar su objetivo. La tierra ocupada por el cacique Meregote y sus indios araguas debía ser rendida a la bandera española a la mayor brevedad.
Los dos bandos se enfrentaron en una batalla definitiva en el sitio denominado La Colina de La Cruz. Allí murieron los hombres de Meregote. Ninguno se rindió. Meregote fue un digno heredero de Maracay.

Murachí
Con este nombre se conoce al bravo cacique mocotíe, que habitaba en la sierra merideña, en un lugar de muy difícil acceso cercano al río Chama. El sitio era denominado Murrupuy por los indígenas. Eran indios laboriosos, que producían algodón con el que tejían bellas cobijas y ruanas, que les servían para protegerse de las inclemencias del tiempo. También producían otras artesanías y se dice que llegaron a poseer minas de oro en Acequías y Aricagua. Enfrentó las tropas de Juan de Maldonado, que fundó Mérida en el año 1559. Su esposa era la princesa Tibisay, hija del cacique de Las Vegas del Mucujún.
Eran adoradores del sol, al cual llamaban Ches. En la medida en que la guerra avanzaba, Murachí se dio cuenta de que la gran belleza de su amada la ponía en peligro y para protegerla la envió hacia el interior de su territorio, en el sitio más recóndito y secreto, en compañía de sus guerreros más leales. Sus hombres fueron diezmados y su tierra conquistada por el hombre blanco, pero Murachí nunca se rindió. Murió peleando contra el invasor en el año de gracia de 1560.

Naiguatá
Naiguatá, cacique de la familia caribe, ejercía su dominio a lo largo de una extensa zona costera que partía del río Anare, en los predios del Cacique Guaicamacuto, hasta las costas anzoatiguenses de lo que hoy se conoce como Puerto La Cruz.
Naiguatá, tenia como huéspedes a los soldados de Rodríguez Suárez y uno de ellos, queriendo lucir sus dotes de cazador, hirió de muerte a una gaviota, hecho que encolerizó a Naiquatá, exigiendo la ejecución del agresor y no consiguiendo tal solicitud con Rodríguez Suárez, tomó por asalto el campamento de los soldados y sometió a sentencia al inculpado. Al momento de dar muerte al reo, una bandada de gaviotas hizo acto de presencia Naiguatá interpretó como el perdón de las aves hacia el agresor y lo soltó.
Naiguatá vivió muchos años y pudo conocer muchos de los cambios culturales que impuso el colonizador.

Paisana
En 1555 el cacique Paisana estableció amistad con el mestizo Francisco Fajardo, hijo de una princesa guaiquerí y de un español de su mismo nombre. Fajardo solicitó paso libre por la tierra de los Caracas, a lo que accede el jefe indio. Fajardo entró al valle en compañía de sus hermanos Alonso y Juan Carreño, que también eran mestizos y de 20 indios de confianza. En 1557 regresa al valle de los Caracas, esta vez acompañado de su madre y de unos 100 indios guaiqueríes. Llevaba autorización del gobernador Gutiérrez de La Peña para gobernar y poblar la costa desde Borburata hasta Maracapana. Paisana no aceptó la fundación del Hato de San Francisco que hizo Fajardo en 1560, envenenó las aguas, causando la muerte a mucha gente, incluyendo la madre de Fajardo y éste lo condenó a morir en la horca.

Paramacay
Cacique de origen cumanagoto, gobernó su tribu hacia el año 1569. Su territorio estaba ubicado en la región de Mamo, entre la costa barloventeña y el valle de Los Guayabos.
Tocó a Paramacay un tiempo difícil en la lucha contra el colonizador, por cuanto debió reiniciar los enfrentamientos a raíz de la instauración de un encomendero, el capitán Julián Mendoza, quien quiso imponer el trabajo gratuito y obligar a los menores de 20 años para que se convirtieran en servidumbre suya o de sus familiares.
Paramacay enfrenta en diversas escaramuzas a su tribu contra el encomendero y sus seguidores. En una de ellas captura y secuestra a Dolores Ruiz, la esposa de Julián Mendoza y a sus dos menores hijos, por quienes exige rescate al comendador y pide trato justo y conciliatorio para los suyos, logrando su objetivo mediante la presión del plagio.

Paramaconi
Su nombre significa caimán pequeño. Habitaba en la zona centro-norte-costera del país. Los españoles lo llamaban el cacique-caballero. Se unió a Guaicaipuro al iniciarse la década de los sesenta y presentó dura oposición a las tropas invasoras. Su origen cumanagoto lo ubica en la raza caribe.
En 1561 Guaicaipuro atacó las minas de la región de Los Teques, en donde murieron todos los españoles, incluyendo los hijos de Rodríguez Suárez y Paramaconi también arrasó con sus guerreros la Villa San Francisco, levantada por Rodríguez, en el mismo lugar donde Losada fundará a Caracas seis años más tarde. Cuando ya tenía ganada la batalla, ocurrió que una estampida de ganado destrozó a sus bravos toromainas y se vio obligado a retirarse.
Paramaconi atacó más tarde, unido a la coalición de caciques, el sitio del Collado (hoy Caraballeda) en donde vencieron a Fajardo y éste se retiró a Margarita con sus hombres. En 1567 llegó Diego de Losada y realizó la fundación de Caracas. En 1568 concurre a la gran coalición convocada por el gran jefe Guaicaipuro, pero la operación no tuvo éxito.
A comienzos de 1570, Garci González decidió exterminar al enemigo y lo atacó de noche en su caney. Paramaconi en la lucha fue herido y González le mando a curar las heridas y a partir de ese momento hubo paz entre ambos hombres y fueron amigos.

Pariata – Maiquetía
A mediados del Siglo XVI, se encontraban liderando a los indios del litoral central los caciques Pariata y Maiquetía. Se dice que Maiquetía era el verdadero cacique y que Pariata era uno de sus guerreros de mayor confianza, al lado de hombres de la calidad de Curucutí y Guracarumbo.
Pariata tenia su residencia en el lugar denominado Los Guayabos, en lo que hoy es Catia La Mar, pero su territorio abarcaba todo el sitio de lo que aún hoy se llama Pariata en el litoral central venezolano. Su vecino más cercano era el cacique Maiquetía, quien muy pronto decidió pactar la paz con los españoles. Pariata no se doblegó. Una de sus mas recordadas hazañas fue la del ataque al bergantín español El Pelayo, el cual incendió y destruyó por completo.
Pariata decidió pelear al lado de Guaicaipuro y cuando éste muere sirvió en las tropas de Tamanaco, una vez liquidada la resistencia y pacificados la mayor parte de los grandes jefes se retira con sus familiares y allegados a un sitio apartado.
Murió en edad avanzada pero pudo ver la fundación de La Guaira por Diego de Osorio el año de 1589.

Prepocunate
Formado entre los guerreros de confianza de Guarauguta, al lado de quien luchó hasta su muerte, Prepocunate recibe el cacicazgo de los indios guaraúnos, entre quienes se destaca por su ferocidad. Era hombre de poco hablar, de extrema exigencia con sus hombres y consigo mismo. Esta conducta ejemplar le dio un halo carismático entre las tribus caribes y eso le permitió acometer con valor y éxito cientos de empresas en contra de las tropas españolas.
Para doblegarlo, el gobierno español seleccionó a los capitanes Hurtado y Carrizo, quienes lo apresaron y para que no escapara lo amarraron alrededor de un árbol, custodiado por un pelotón que debía escoltarlo hasta el momento de su ejecución.
Al día siguiente al amanecer, Hurtado fue a buscar al prisionero para conducirlo al lugar de su ejecución, al llegar al árbol sólo encontraron las sogas rotas, tiradas en el suelo, junto a una rosa de montaña que el fiero guerrero caribe acostumbraba usar en su larga cabellera negra.
Prepocunate no apareció. Se desvaneció, sin que los españoles pudieran encontrar una explicación racional. Sin embargo, a los pocos días volvieron a saber del cacique. Prepocunate comenzó entonces una guerra devastadora, golpeando duramente al adversario, sin darle tiempo para reaccionar, y desapareciendo con toda rapidez del campo de batalla. Un día del año 1570 al tratar de atacar por sorpresa en el sitio donde hoy se levanta la ciudad de Los Teques, fue nuevamente cercado y luchó hasta la muerte.

Sorocaima
Algunos historiadores afirman que era guajiro o tequeño de clase guerrera y que llegó a la región de los indios Teques por problemas que tuvo en su propia tribu. Llegò a convertirse en hombre de confianza y uno de los lugartenientes del gran Guaicaipuro y a la muerte de éste, quedó como jefe guerrero bajo el mando de Conopoima
En 1570 participó en los ataques contra la recién fundada Santiago de León de Caracas, bajo el mando de Conopaima y Terepaima. En 1572, Garci González de Silva apresó a Sorocaima, Conopaima seguía resistiendo. Ante este hecho y deseoso de terminar la batalla rápidamente, González decide utilizar a Sorocaima como carnada y dice en alta voz, para que lo escuchen los otros guerreros, que el jefe indio perdería su mano derecha, que le sería amputada, a menos que se rindieran. En este último caso, se perdonaría la vida a todos. Es allí cuando el Jefe Sorocaima, le dice a los guerreros:
Ataquen con fuerza, mis valientes, que los españoles no tienen mucha gente.
Y luego, sin vacilar, estira el brazo para que le amputen la mano derecha, lo cual fue llevado a cabo por oficiales al servicio de Garci González. Sorocaima, en un gesto que reflejaba por igual el valor y la grandeza de su raza, tomó con su izquierda la derecha y, levantándola la ondeó en señal de triunfo. Luego, avanzó hacia sus hombres. Garci González había ordenado su libertad. Sin embargo, al dar la espalda al enemigo uno de los soldados le disparó a traición, quitándole la vida.

Tamanaco
Dos años después de la muerte del gran Cacique Guaicaipuro, surge Tamanaco, cacique de los indios mariches y de los quiriquires.
Su misión, al igual que Guaicaipuro, era la de propiciar una alianza entre las diferentes tribus. El 5 de diciembre de 1570, llegó a Coro, capital de la provincia de Venezuela, el gobernador y capitán general Diego de Mazariegos, pacta con los enemigos de Tamanaco. Nombra al avanzado Francisco Calderón para pacificar el valle de Caracas y lo designa teniente general de la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas.
Calderón envía al capitán Pedro Alonso Galeas a rendir a Tamanaco. Galeas lo persigue y entra en tratos con el cacique Tapiaracay, enemigo de Tamanaco y del pacificado cacique Aricabuto, quien le ofrece ayuda a cambio de que le entregue a este último. El trato no se consolida y Galeas se mide con Tamanaco en una pelea en la que participa Garci González de Silva y el indio Aricabuto, que les sirve de guía. El combate no tuvo vencedor. Tamanaco decide atacar a Caracas, los españoles retroceden hasta las orillas del río Guaire. El capitán Hernando de la Cerda, se enfrenta con Tamanaco y este vence. Los indios no advirtieron la llegada de una caballería española, Tamanaco y sus hombres quedaron atrapados y fueron hechos prisioneros. Guaicaipuro fue condenado a morir en la horca, luego su cabeza sería exhibida para que sirviera de escarmiento a los rebeldes. Garci González, que había sido elegido Regidor del Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que admiraba el valor, el temple y la dignidad demostrada por el guerrero. En el medio de estas consideraciones intervino un capitán de apellido Mendoza, que era propietario de un perro y sugirió que le dieran a Tamanaco la oportunidad de escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su vida si vencía al perro. Garci González estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del Consejo de Guerra, Tamanaco acepto.
Tamanaco fue desatado y colocado en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar) Mendoza, soltó el perro, Tamanaco recibió varias mordeduras que le causaron la muerte.

Terepaima
Terepaima, cacique de araucos y meregotos, dueño del territorio que limitaba con los Teques, era tenaz como guerrero, ágil y preciso en las conquistas, alcanzó éxito en las batallas contra Rodríguez Suárez. Su dominio alcanzaba el Tuy, San Pedro, Mariches, hasta el territorio que hoy ocupan los estados Miranda, Aragua, parte de Carabobo, Cojedes y parte de Lara.
Terepaima, sabiendo que el español Rodríguez Suárez lo tenía sentenciado a muerte, reunió los indios Paracotos y en un feroz ataque contra los españoles, extinguió la vida de Rodríguez Suárez.
La victoria y el hecho de que Terepaima fuera el que diera muerte a Rodríguez, le creó una aureola de leyenda. Hasta ese momento, había actuado como jefe sin que los piaches de su tribu aprobaran su ascenso a la categoría de cacique. El triunfo de Terepaima sobre el español que mató a Yoraco, le dio argumentos para adquirir el liderazgo que ambicionaba.
La historia de este hombre demuestra que no sólo fue hábil como guerrero, sino que también tenía dotes para la política y para la diplomacia. De hecho, en 1559 negocia con Francisco Fajardo permitiéndole paso por su territorio después de habérselo negado. En 1561 vence a Luis Narváez, que había penetrado en su territorio con propósitos belicosos. Losada se enfrentó con Terepaima en el 67 y no pudo someterlo.
Fue Garci González de Silva quien logró establecer la paz con él, pero el indio muy pronto volvió a la guerra, a defender lo que creía que era suyo y en una cruenta pelea encontró la muerte a mediados de la década del 70.

Tiuna
Intrépido guerrero, nacido en la tribu de los Cara Caras (Caracas), creció bajo la tutela del Cacique Catia y junto a su hermano Caracas, se caracterizó por su rigidez y valentía. Su poder lo ejercía en el valle de Los Guayabos, territorio que hoy día es conocido con el nombre de Catia La Mar.
Su dominio se extendió a través de las montañas, limitando con Filas de Mariches y los Valles del Tuy, incluyendo parte del valle de Caracas. Uno de sus hombres de confianza era el guerrero Aramaipuro, conocido como "ponzoña de abeja". Entre sus éxitos se recuerda el de Villa del Collado, hoy Caraballeda, así como el de Cayapa, donde derrota al legendario y cruel Rodríguez Carpio. En 1568 Tiuna reunió casi cuatro mil hombres, unido a los caciques Guaicamacuto y Aricabuto, para dar una pelea decisiva en Maracapana, sabana cercana a Caracas. Para destruir al invasor, estaban los caciques Naiguatá, Uripatá, Anarigua, Mamacuri, Querequemare, Prepocunate, Araguaire, Guarauguta, con siete mil guerreros; Aricabuto y Aramaipuro representaron a la nación mariche al mando de tres mil flecheros.
El gran cacique Guaicaipuro, que debía acudir con dos mil guerreros, no llego al sitio a causa del mal tiempo. Algunos caciques se retiraron, pero otros, motivados a la lucha por el cacique Tiuna decidieron combatir, Losada los enfrentó. La batalla fue desastrosa, los caciques decidieron retirarse.
Tiempo después, Tiuna se dedicó a hostigar implacablemente a todo conquistador. Los exasperados españoles pusieron precio a su cabeza. Y, según algún cronista, un indio traidor, lo atacó con una flecha causándole la muerte.

Yaracuy
Hijo del cacique Chilúa y nieto del indómito Yare, comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas, conocida como Guadabacoa.
En el momento del Descubrimiento, el inmenso imperio central estaba integrado por otras tribus, tales como, tarananas, yaritagua, acharigua, torondoyes, y zararas.
Otras tribus, entre ellas los macaures y los caripes se aliaron con los españoles para hacerle frente a Yaracuy.
El conquistador Diego García de Paredes, junto con el capitán Juan de Vargas, intentaron tomar tierra firme e instalarse en el bastión de El Tocuyo, pero Yaracuy los venció en la batalla de Cuyucutúa, en 1552.
Luego es capturado y condenado a muerte, pero consigue desarmar y poner fuera de combate a varios soldados y al fin sucumbió bajo el fuego de los arcabuces.

Yare
Yare, cacique de cumanagotos, quiriquires, charagotos y araucos, gobernante de las tierras que hoy comprenden los estados Miranda, Anzoátegui y parte de Monagas, fue además Piache y sumo sacerdote y uno de los guerreros más fieros entre todos los que se enfrentaron al conquistador español. Derrotó en Maturín al capitán Zerpa, unido a Terepaima; en Barquisimeto, hicieron morder el polvo a Juan Rodríguez Suárez.
Al enterarse de la muerte de Tamanaco, Yare tembló de ira y juró vengarse del capitán Mendoza, dueño de la fiera que dió muerte al cacique, lo persiguió hasta que consiguió acorralarlo en Aragûita. Al tenerlo prisionero lo hizo degollar, junto con su perro, y la cabeza de ambos las envió a los familiares de Tamanaco. Yare siguió su guerra sin cuartel, venciendo y siendo vencido, hasta que un día de 1575 los arcabuces españoles acabaron con la vida del guerrero.

Yavire - Paramaiboa - Pariaguán
Yavire fue uno de los grandes caciques caribes de la región guayanesa. Se le atribuye la unificación de las tribus que moraban en la región del Caroní y extiende su influencia hacia el norte, en lo que hoy son los estados Sucre, Monagas y Anzoátegui. En las batallas causaba muerte y terror entre sus adversarios. En una de sus más cruentas batallas contra el invasor, Yavire descuida su retaguardia y muere bajo el fuego ibérico en la batalla que sostuvo contra ellos en el sitio conocido hoy como Caicara de Maturín.
Poco tiempo antes de morir peleó en Cumaná y allí recibió una fuerte herida en el brazo derecho, que lo dejó semi inútil.
Varios de sus guerreros obtuvieron el grado de cacique o de jefe. Lucharon bajo sus órdenes los legendarios Paramaiboa y Pariaguán, que si bien se enfrentaron por el mando a la muerte de su jefe, muy pronto unieron fuerzas nuevamente para combatir al extranjero.
Paramaiboa, fiel a las enseñanzas de su jefe, funda una coalición de pequeñas tribus hacia el norte de lo que muy pronto sería la nación venezolana.
Su adversario fue el gran capitán español Gonzalo de Ocampo, quien actuando con extrema crueldad quiso dar un escarmiento definitivo a los caribes, para lo cual apresó y ahorcó a varios renombrados caciques; y a otros los envió como esclavos a Santo Domingo. Sin embargo, Paramaiboa en el norte de oriente y Pariaguán en el sur, seguirían fíeles al juramento que le hicieran a Yavire. Unen sus fuerzas y presentan batalla en Guanta (Anzoátegui), pero el militar español les propina una fuerte derrota. Paramiaiboa ataca de nuevo a Ocampo, obligándolo a retirarse hacia Nueva Andalucía (Cumaná). El cacique cobra venganza y somete a juicio militar a veinte soldados y cinco oficiales españoles, los condena a muerte y no los ejecuta gracias a la oportuna intervención de Fray Bartolomé de Las Casas, sacerdote defensor de los indios. El guerrero caribe escuchó los ruegos del padre de Las Casas, a pesar del odio que sentía por Ocampo.
Paramaiboa muy pronto se enfrentó al nuevo jefe español, Alonso de Vera y Aragón, al que también derrotó. Cuando se marchó Vera, conocido en la historia con el apodo de "Tupí", regresó de nuevo Ocampo, pero esta vez traía la diplomacia como arma y un oficial de gran temple de apellido Monsalve. Sus primeras medidas fueron las de apresar a los indios y luego liberarlos, no sin antes entregarles regalos. Al enterarse, Paramaiboa dio la orden de regresar los regalos y de advertir al invasor que debía abandonar sus predios. Ocampo colgó a los emisarios y esto dio inicio a una nueva guerra. Acorraló entonces a Paramaiboa y Pariaguán en el sitio denominado La Zapoara, hoy El Chaparro (Anzoátegui), pero fue vencido por Pariaguán, aunque en la batalla muere valerosamente el cacique Paramaiboa. Pariaguán era un cacique respetado y admirado por sus hombres. La noche de la batalla de La Zapoara, Pariaguán preparó su estrategia sigilosamente, con Paramaiboa, pero cuando comenzaron las acciones, él personalmente dirigió la batalla al frente de sus hombres, Paramaiboa, por su parte, lucha con fiereza y muere en la batalla. Pocos españoles sobrevivieron. El capitán Monsalve, que dirigió a los españoles, no pudo soportar la derrota y se suicidó.
Luego de la batalla, Pariaguán dirigió las exequias de su amigo Paramaiboa y de inmediato se dedicó a consolidar su triunfo, reunificando el antiguo dominio de Yavire. Se preparó para la destrucción final del adversario. Por su parte, los españoles reordenaron sus fuerzas y emprendieron una acción globalizante.
Ocampo decidió entonces unir todas sus tropas y atrapó a Pariaguán en el sitio de Los Cardones (Monagas). Su lugarteniente Castellanos atacó por un lado y Ocampo en persona lo hizo por el otro. Pariaguán fue diezmado y sus tropas aniquiladas. Con los pocos sobrevivientes se internó en las selvas de Guayana y no se supo más de él.

Yoraco
Yoraco en la etimología indígena chama significa zorro o diablo. Este indio nació en el valle de Tácata, siendo aún muy joven, visitó a sus parientes quiriquires ubicados en la costa de lo que hoy se conoce como estado Sucre, en Cariaco.
Allí vio las naves españolas llegando a las playas y descargando productos por hombres de una piel pálida, con armas que nunca antes había imaginado, supo entonces, que su tierra ya no era suya y sintió un deseo obsesivo de luchar para reconquistar sus tierras y la dignidad de su pueblo.
Yoraco comenzó a formarse para el liderazgo. Volvió a Tácata y allí fue protegido y educado por los piaches.
Combatió ferozmente al agresor español. Su objetivo era expulsar a los invasores. Creció su fama de hombre valiente, amparado por el poder sobrenatural que le dieron los piaches. Se supo que tenía un amuleto, especialmente ensalmado para él, que lo protegía de todos los males y peligros.
Los españoles enviaron al capitán Juan Rodríguez Suárez para vencerlo, partió con 200 hombres bien armados y un pelotón de caballería. Yoraco lo esperó en su territorio, la batalla fue dura, sin reglas, sin descanso. Un día ganaba Yoraco y el otro le tocaba la victoria a Rodríguez. Cuando llevaban varios días de enfrentamiento, decidieron los dos líderes resolver la contienda ellos mismos.
La pelea comenzó una mañana de 1561, la lucha fue agotadora hasta que decidieron estrecharse las manos en señal de mutuo respeto y admiración, y luego cada bando se retiró a su respectivo cuartel.
Yoraco, enfrentó nuevamente a Rodríguez Suárez y en el combate murió atravesado por la lanza de un soldado ibérico
Espero sea de su agrado y de utilidad.
What a Face Que mamaita linda me les bendiga What a Face

Última edición por kirre el Dom Jul 31, 2011 2:33 pm, editado 4 veces

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Gran Cacique Tamanaco

Cacique de los indios Mariches y Quiriquires. Surge como líder dos años después de la muerte de Guaicaipuro. Su misión, al igual que Guaicaipuro, era la de propiciar una alianza entre las diferentes tribus. El 5 de diciembre de 1570, llegó a Coro, capital de la provincia de Venezuela, el gobernador y capitán general Diego de Mazariego, pacta con los enemigos de Tamanaco. Nombra al avanzado Francisco Calderón para pacificar el valle de Caracas y lo designa teniente general de la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas.
Calderón envía al capitán Pedro Alonso Galeas a rendir a Tamanaco. Galeas lo persigue y entra en tratos con el cacique Tapiaracay, enemigo de Tamanaco y del pacificado cacique Aricabuto, quien le ofrece ayuda a cambio de que le entregue a este último. El trato no se consolida y Galeas se mide con Tamanaco en una pelea en la que participa Garci González de Silva y el indio Aricabuto, que les sirve de guía. El combate no tuvo vencedor. Tamanaco decide atacar a Caracas; con otras tribus como los Arawacos, los Teques, los Cumanagotos, salió hacia la ciudad de Santiago de León de Caracas, donde estaban acantonadas la mayoría de las tropas de los conquistadores, los españoles retroceden hasta las orillas del río Guaire. El capitán Hernando de la Cerda, se enfrenta con Tamanaco y este vence. Los indios no advirtieron la llegada de una caballería española. Después de una lucha cruel y desigual, en la que muere el capitán Hernando de la Cerda, la batalla se decidió a favor de los españoles. Es la llamada batalla del Guaire. Tamanaco y sus hombres quedaron atrapados y fueron hechos prisioneros. Guaicaipuro fue condenado a morir en la horca, luego su cabeza sería exhibida para que sirviera de escarmiento a los rebeldes. Garci González, que había sido elegido Regidor del Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que admiraba el valor, el temple y la dignidad demostrada por el guerrero. En el medio de estas consideraciones intervino un capitán de apellido Mendoza, que era propietario de un perro y sugirió que le dieran a Tamanaco la oportunidad de escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su vida si vencía al perro. Garci González estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del Consejo de Guerra, Tamanaco acepto.
Tamanaco fue desatado y colocado en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar de Caracas) Mendoza, soltó el perro, un mastín (perro amaestrado para la caza de hombres). Murió en el año de 1573 destrozado a dentelladas y con la garganta partida, Tamanaco recibió varias mordeduras que le causaron la muerte.

Es esa la razón por la cual a este valeroso cacique no le gusta la presencia de los perros cuando baja a un portal. !Honor y Gloria al Gran Cacique!

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Esta muy bueno este gran y valioso aporte hermano
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Tamanaco:

Dos años después de la muerte del Gran Cacique Guaicaipuro, surge un líder llamado a sustituirlo por su valor y sentido de organización: Tamanaco, cacique de los indios Mariches y de los Quiriquires. Su prestigio crecía a la par con su leyenda. Su aguerrida manera de batallar al enemigo, al frente de sus bravos, sin pedir ni dar cuartel, le sumaban seguidores día tras día. Estaba llamado a ser, y así lo entendía, el coordinador de la guerra contra el invasor. Su misión, al igual que Guaicaipuro, era la de propiciar una alianza entre las diferentes tribus. A finales del año 1570, exactamente del día 5 de diciembre, llegó a Coro, Capital de la provincia de Venezuela, el nuevo Gobernador y Capitán General Diego De Mazariegos, ducho militar formado en el ejército de Hernán Cortés. Mazariegos, luchó y participó activamente en la conquista de México, Guatemala y Honduras, enfrentándose a las muy organizadas tribus Mayas y Aztecas. Su eficiencia lo hizo acreedor al cargo de Juez de Resistencia y luego Gobernador de Cuba, para finalmente venir a Venezuela y poner freno a los sueños de liberación de Tamanaco.
Mazariegos, fija su estrategia de pacificación. Pacta con los enemigos de Tamanaco. Aprovecha las rivalidades entre las tribus. Nombra al avanzado Francisco Calderón, para pacificar el Valle de Caracas y lo designa teniente General de la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas.
Como primer paso, Calderón, envía al Capitán Pedro Alonso Galeas a rendir a Tamanaco. Galeas, lo persigue y entra en tratos con el Cacique Tapiaracay, enemigo de Tamanaco, y del pacificado Cacique Aricabuto, quien le ofrece ayuda a cambio de que le entregue a este último. El trato no se consolida y Galeas, se mide con Tamanaco, en una pelea en la que participan Garci González De Silva, y el indio Aricabuto, que les sirve de guía. El combate no tuvo vencedor. Hubo pérdidas de parte y parte. Tamanaco, reorganiza entonces sus fuerzas, le quita la iniciativa a su rival y luego de varios enfrentamientos decide atacar Caracas, que a pesar del corto tiempo de su fundación, se había convertido ya en una baluarte de los españoles y pieza clave en su objetivo de vencer a las tribus centrales y a los fieros caribes que, a todo lo largo de la costa, presentaban dura batalla al extranjero. Tamanaco, ataca el centro, en tanto que sus aliados cubren la retaguardia y el flanco derecho. Los españoles retroceden hasta las orillas de río Guaire, la batalla se torna cada vez más encarnizada. El Capitán Hernando De La Cerda, demostrando coraje y valor, propio de la raza española, se enfrenta en lucha cuerpo a cuerpo con el cacique criollo. Los dos hombres luchan por la victoria y por sus vidas. Ruedan entrelazados, daga en mano, se golpean, se miran calculando en golpe crucial y al final vence el Cacique Tamanaco. Sus hombres gritan de alegría. Los españoles le ven la cara a la derrota. Pero el destino previó un final distinto para aquella jornada que hasta ese momento había sido victoriosa para los nativos. Ocurrió entonces que los indios, fascinados como estaban por la lucha entre La Cerda y Tamanaco, no advirtieron que una caballería española, que no sabía lo que estaba pasando, llegó por retaguardia, procedente de Oriente. Tamanaco y sus hombres quedaron atrapados entre el Guaire, los hombres de Pedro Alonzo Galeas y las recién llegadas tropas de Oriente. La lucha fue aún más encarnizada. Tamanaco, y parte de sus hombres fueron hechos prisioneros. El bravo guerrero mariche enfrenta entonces a un Consejo de Guerra, cuyas normas desconocía y en donde su defensor era un oficial español. Obviamente, fue condenado a morir en la horca, luego de lo cual su cabeza sería exhibida para que sirviera de escarmiento a los rebeldes.
Garci González, que había sido elegido Regidor del Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que admiraba el valor, el temple y la dignidad demostrada por el bravo guerrero autóctono, pero la muerte de La Cerda, dejó firme la sentencia. En el medio de estas consideraciones intervino un Capitán de apellido Mendoza, que era propietario de un perro que llevaba por nombre “Amigo”, y sugirió que le dieran a Tamanaco, la oportunidad de escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su vida si vencía al perro. Garci González, estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del Consejo de Guerra.
Tamanaco, recibió la noticia de la sentencia con frialdad y valor. La respuesta la dio de inmediato: - Destrozaré al perro con mis manos y así sabrán los españoles quién es Tamanaco.
Al igual que en la toma de Caracas, a Tamanaco, le esperaba otra ingrata sorpresa. El perro de Mendoza, no era una bestia como las que estaba acostumbrado a matar el jefe de los mariches. Se trataba de un perro especialmente entrenado para luchar contra el hombre. Aquel triste día, Tamanaco, se preparó a vencer. Su vida había sido la de un guerrero. Estaba acostumbrado al peligro y a enfrentar la muerte. No había nada diferente en su rutina. Al llegar a la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar). El indio Tamanaco, observó la improvisada cerca que había sido levantada en el centro de la misma. El redoble de tambores daba al sitio un ambiente de muerte. La población esperaba desde muy temprano para ver el extraño combate, no presenciado por la humanidad desde la época de los primeros emperadores romanos. Mendoza, que sostenía su perro, esperaba la orden para soltarlo. La fiera rugía impaciente para atacar a su víctima. Garci González, dio la orden. Hombre y bestia dudaron un instante y en seguida el mastín se lanzó contra el guerrero, pero Tamanaco, que esperaba un ataque hacia la parte alta de su cuerpo, miró sorprendido a la fiera que le desgarraba las piernas. Cayó y recibió entonces una mordedura mortal en la garganta y aún cuando la fiera lo siguió atacando, aquel hombre-leyenda ya no sintió dolor. Estaba muerto antes de recibir la segunda mordida en su garganta.
La muerte de Tamanaco, desmoralizó a los guerreros, que por un tiempo se mantuvieron a la expectativa. Pero no por mucho tiempo. La conquista de Venezuela, no sería fácil para el imperio español. Corría el año 1573.

Autor: GÓMEZ, Carlos Alarico
Bibliografía: Los Caciques de Venezuela
Editorial: PANACO.

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