Apreciados amigos, reciban un cordial saludo.
Traigo al foro, esta interesante leyenda del Llano Venezolano.
EL ESPIRITU DE JOSE EUGENIO BAEZ o EL DUENDE DE LA CARAMA
Esta leyenda pertenece a los lados de Turén, antes denominada Yajure y después, en 1864, Villa Bruzual, en honor a un caudillo de la guerra federal
Allí cuentan los creyentes que bajó un espíritu especial, de gran poder que encarnó en Eugenio Báez, quien se convirtió en uno de los agricultores más destacados del caserío, por sus conocimientos de agricultura como sobre sus conocimientos sobre mágicas curaciones, tratos con la naturaleza para llamar la lluvia y la protección de los animales de monte. Vivió 102 años y siempre fue solidario con sus vecinos, defendiendo los recursos naturales renovables. Cuentan que aún en estos tiempos sigue trotando en su caballo zaino por las tierras turenenses y se “aparece” en la zona montañosa de esa tierra.
Los testimonios dicen que era un jinete que se atravesaba en la carretera y a veces perseguía a los transeúntes. Era blanco, alto, delgado y vestía de blanco. En una ocasión un testigo no pudo frenar y siguió de largo llevándose por delante a hombre y caballo. Pasado el susto volvió al sitio y no encontró señal alguna de lo ocurrido.
Fuente: Mitos y Leyendas Predominantes del Estado Portuguesa
Traigo al foro, esta interesante leyenda del Llano Venezolano.
EL ESPIRITU DE JOSE EUGENIO BAEZ o EL DUENDE DE LA CARAMA
Esta leyenda pertenece a los lados de Turén, antes denominada Yajure y después, en 1864, Villa Bruzual, en honor a un caudillo de la guerra federal
Allí cuentan los creyentes que bajó un espíritu especial, de gran poder que encarnó en Eugenio Báez, quien se convirtió en uno de los agricultores más destacados del caserío, por sus conocimientos de agricultura como sobre sus conocimientos sobre mágicas curaciones, tratos con la naturaleza para llamar la lluvia y la protección de los animales de monte. Vivió 102 años y siempre fue solidario con sus vecinos, defendiendo los recursos naturales renovables. Cuentan que aún en estos tiempos sigue trotando en su caballo zaino por las tierras turenenses y se “aparece” en la zona montañosa de esa tierra.
Los testimonios dicen que era un jinete que se atravesaba en la carretera y a veces perseguía a los transeúntes. Era blanco, alto, delgado y vestía de blanco. En una ocasión un testigo no pudo frenar y siguió de largo llevándose por delante a hombre y caballo. Pasado el susto volvió al sitio y no encontró señal alguna de lo ocurrido.
Fuente: Mitos y Leyendas Predominantes del Estado Portuguesa