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Línea y arquetipo de Caboclos
03 de Septiembre, 2013.
Por: Rodrigo Queiroz.
El texto abajo fue transmitido por el Caboclo Tupinambá, entidad que normalmente se manifiesta en muchos Terreiros en todo Brasil para el médium que la transcribió abajo:


Dictado por el Sr. Caboclo Tupinambá


En un tiempo distante, milenario, habitó en las tierras sagradas de éste Brasil exuberante un pueblo hasta hoy mal comprendido, interpretado por la vana concepción de aquellos que desembarcaron en esta tierra con el único interés de consumir y apoderarse de la riqueza natural hasta entonces existente también tratada por milenios por el pueblo anónimo que era parte de la fauna y de la flora, que no se disociaba del medio en que vivía, pues entendía que era parte del todo y siendo así debía reverencias y preservación.
Este pueblo recogía solamente lo necesario para el alimento, cazaba para el alimento y también era cazado en la forma de alimento, un ecosistema perfecto, natural. Dotados de inteligencia, pues esta es la condición humana, todavía que se movían más por la intuición e instinto, sabían, por la razón, que no podrían agotar la vida por donde pasasen. Siendo así, cuando una zona estaba despejada y abrigaba una tribu y en un determinado momento la vida alrededor se presentaba escasa, por respeto se levantaba el campamento para habitar en nueva región permitiendo que la naturaleza allí pudiese recomponerse, de esta forma no agredían su tierra sagrada.
“Gigante por la propia naturaleza…” esta sagrada tierra otrora imponente nos hacía pensar que jamás se agotarían y vea usted… Este pueblo que por mérito y bendición Divina que aquí habitó son los indios, que fueron extraídos de su naturaleza, y hasta el alma perdió, así dictaron señores de la fe; dijeron que nosotros no éramos dotados de alma y clavando la primera espada a la orilla del mar – más allá llamaban esta espada Cruz – de hecho su formato era una cruz, pero sepan, era una espada, pues cuando fue clavada en esta tierra, de ella vertió sangre y como una fuente inagotable, observe, hasta hoy los poros de esta tierra expelen y absorben sangre… ¡pero eso es otra historia!
Quiero decir que indio no era una raza espiritual aparte, seres extraños a la naturaleza humana. Puedo decir que una condición humana, o mejor, un privilegio para aquellos que en su existencia erraron, pero también acertaron mucho y alcanzando un “bono” divino pudieron nacer en una tribu indígena, que existió por todo el planeta, pues indio es el nativo, aquel que brotó de la tierra como cualquier otro árbol; su origen en el plano físico todavía es velado, entonces entiendan que brotaban de la tierra y por eso se sentían parte de ella.
El indio era aquel espíritu que ya había salido del ciclo de vicios emocionales, como venganza, odio, sexo, vanidad, orgullo, avaricia, etc. El humano que encarnó como indio tenía la oportunidad de vivir la vida plena integrándose a la naturaleza, percibiendo en un árbol la presencia divina, en una hoja parte de una Divinidad, en el agua el néctar Divino, en los animales sus hermanos y en el aire su esencia, una simbiosis perfecta y necesaria para completar el ciclo de la razón humana. Pocos que como indios tuvieron la oportunidad de encarnar, volvieron a la carne, era como el último pasaje, para de allí continuar la evolución en otros planos.
Pequeños hombres, que por estar tan distante de esta plenitud, exterminaron lo que no era espejo, está ahí el mal del hombre moderno, el mal del narciso que extraña y repudia todo lo que no es espejo.
Amamos la naturaleza, del Creador al insecto más “insignificante”. Somos uno. Entonces fuimos vilipendiados, usurpados y esclavizados, como dije hasta el alma perdimos, se predicaba que indio no iba para el cielo, que ironía… ¡Mira nosotros aquí, del “cielo” hablando a ustedes!
Pero nada de eso hizo que perdiésemos lo que por milenios cultivamos, el espíritu no se manchó y no fuimos, tomados por los sentimientos tenebrosos que podría hacer que todo lo que se haya cultivado fuese tirado tinieblas abajo. ¿Acaso usted ya vio en un trabajo de desobsesión un indio perturbando un encarnado? ¿acaso registró un caso de indio en las Tinieblas o indio alguno que se perdió en el “mundo de los muertos”?
Fuimos diezmados y nuestra existencia fue siendo sofocada. Fue cuando surgió en el plano astral un movimiento conocido como Corriente Umbanda Astral. Este movimiento anunciaba la oportunidad para aquellos indios del planeta que, ya desencarnados e imposibilitados de proseguir con su dinámica de desarrollo humano y espiritual, pudiesen tener un campo de actuación; todo eso es más complejo y no cabe en este momento.
Importante es que fuimos convocados. No restó uno y comenzamos a prepararnos para trabajar en beneficio de los encarnados, todavía bajo el velo de otras religiones, pues no teníamos un campo religioso propio para manifestarnos. Pero eso poco importaba, pues los caminos de la fe siempre convergen al mismo destino.
Este movimiento nos asentó en un grado evolutivo y denominó como Caboclo, que de nada tiene que ver con los mestizajes de razas. Caboclo es un grado y también una línea de trabajadores espirituales que en el inicio de la creación del  grado era compuesta en su totalidad por indios no solo brasileros, sino de todo el planeta. Siglos pasaron y otros espíritus que no tuvieron la oportunidad de encarnar como indios alcanzaron este grado y aquí están.
En otro momento tuvimos la orden superior de instituir en el plano físico una puerta religiosa propia y así nace la Umbanda, la religión que une las razas, reportándose a las mejores costumbres y manifiesta la cultura original de tantos pueblos originales que la compone.
Aquí hablé de una línea, los Caboclos, los indios. Firmo esta carta con mi nombre de tribu que tan abarcante puede mantenerse como Línea de Trabajo sin precisar recurrir a los nombres simbólicos, todavía que en sí recoja todo un misterio y manifestación Divina. ¡Mis reverencias al Brasil natural, al pueblo que aquí evoluciona! ¡Soy indio, soy caboclo, soy Tupinambá!
Nota del médium: leyendo esta carta del Sr. Caboclo Tupinambá, me vino resonante las palabras del Sr. Caboclo de las Siete Encrucijadas en la ocasión de la fundación de la Umbanda: “Fui padre, mi nombre era Gabriel Malagrida, acusado de brujería fui sacrificado en la hoguera de la inquisición por haber previsto el terremoto que destruyó Lisboa en 1755. Pero en mi última existencia física, Dios me concedió el privilegio de nacer como un caboclo brasilero.” En esta habla de él resalta que ser indio fue un privilegio. Históricamente podemos percibir cómo la sociedad indígena siempre estuvo al frente de nuestro tiempo en la cuestión moral y ciudadana. La idea de respeto y amor al prójimo era nato: cuando una india quedaba viuda, otro indio, incluso casado, la recogía y asumía el papel de marido, para que esta no quedase sin el amparo de un hombre. Y todo era norma. No existía pecado. El cuerpo no representaba sensualidad, por eso la desnudez era normal. El sexo era una herramienta de reproducción y placer a la pareja. Pensando en todo eso veo que los indios jamás necesitaron ser catequizados, pues eran naturalmente cristianos, pues todo lo que Cristo intentó predicar los indios lo practicaban; solo aquellos que predicaban es que no habían entendido la lección del Cristo.

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.