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El poder de la Jurema y del Catimbó


El Catimbó según los más antiguos, era la práctica de hechicería o baja magia. Por tener una ligación mayor con la brujería portuguesa. Existía trance de algunos Maestros Juremeros y Maestros de la Magia que hacían el bien y el mal, cosa prohibida dentro de la Jurema. Hacían trabajos de Amor, derrota de enemigos y todo tipo del arte negro.
Y antiguamente si usted fuese, en una sesión de Jurema y hablaba que usted era Catimbozeiro, daba hasta pelea. Sería como si el bien y el mal estuviesen juntos, obviamente vendría la pregunta ¿qué está haciendo usted aquí? Con el pasar de los años estas dos prácticas distintas se unificaron, hoy en día no hay cómo hablar de Jurema sin hablar del Catimbó, y viceversa. La influencia de la Pajelanza Juremera, cultura nativa brasilera, dentro de la Jurema Catimbó. El origen de la Jurema Catimbó, las tribus indígenas así como los negros de Quilombos, se penetraban en las selvas huyendo de los colonizadores que querían esclavizar y recapturar a los indios y los negros. Por muchos siglos, la Jurema Catimbó así como otras manifestaciones religiosas y culturas eran practicadas dentro de la selva, a escondidas, por causa de la persecución de la Policía por cuestiones Políticas y Religiosas.
Comenzó a crearse la necesidad de traer los elementos de la naturaleza para lugares cerrados, de los quilombos o de la cultura africana vinieron técnicas de preparar troncos de Jurema para los asentamientos o firmeza de los Maestros Espirituales Juremeros. Comienza entonces a bajar los primeros Maestros Juremados de descendencia africana, o mestizos dentro de las tiendas de Jurema Catimbó. La brujería portuguesa e italiana también aporta en el Brasil, como estas artes mágicas eran practicadas dentro de las selvas, las brujas y brujos europeos se acabaron integrando a los perseguidos nativos, africanos y sus descendientes, trayendo elementos de esta antigua y primitiva arte para la Jurema y Catimbó.
Así el Candomblé de Pernambuco, que terminó siendo conocido como Candomblé de Caboclo, y común también, los Candomblés de Nagó, Xangó y Angola, tocaron sus tambores e hicieron fiestas para Caboclos, tamaña es la influencia y la amistad que los ancestrales de los negros esclavos hicieron con los nativos brasileros, reconociendo su fuerza, brillo y sabiduría. Muchos Babalorixás e Yalorixás también son iniciados en la Jurema Catimbó, recibieron Juremación (iniciación). Fue a través de esta amistad que también los sacerdotes de cultos afros, consiguieron adaptar muchas hierbas que solo existen en África dentro de los cultos afro-brasileros. Y así con la unión de varias culturas, esta bonita mezcla de nuestro bello pueblo surgió e incluso con tanto preconcepto se fortaleció y evolucionó.
Jurema es un árbol. Su identificación botánica, permanece relativamente indefinida. Pertenece a los géneros Mimosa, Acacia y Pithecellobium, existen otras denominaciones populares de varios árboles de Jurema (negra, blanca, roja, etc.). Jurema es una ceremonia religiosa (diversas celebrada por indios o caboclos), donde beben la Jurema Sagrada y comulgan la bebida. A veces distinguida como una religión especifica en el complejo escenario de la espiritualidad brasilera, más comúnmente el culto de la Jurema se presenta difuso en prácticas religiosas en las cuales puede tener un papel más o menos central: Pajelanza, Toré, Catimbó, Umbanda, Candomblé de Caboclo, Nagó, etc.
Jurema es una bebida. Extraída de partes especificas del árbol de Jurema, no siempre las mismas (las más referidas son la Mimosa tenuiflora y la Mimosa verrucosa), se obtiene un líquido de uso religioso y medicinal. Las fórmulas de su preparación, los tejidos vegetales utilizados y las dosis, así como la combinación con otros ingredientes, son variables. El secreto de la preparación de la bebida de Jurema Sagrada tiene una variación de un Maestro Juremero para otro. Jurema también puede ser el local de culto y oración: la mesa de la Jurema Catimbó o el “congá” umbandista. Algunos Candomblés principalmente el de Caboclo y Nagó, tienen un rincón reservado para la práctica de la Jurema Catimbó.
Jurema es una “entidad” espiritual que se manifiesta en el trance de adeptos de esas religiones. O una clase, un tipo de “entidades”, habiendo muchas Juremas. La Jurema que se manifiesta en esos cultos puede caracterizarse de manera bastante variada en diferentes prácticas y en diversos núcleos de la misma religión. A veces, su caracterización puede ser diversa en el mismo núcleo, o hasta incluso Juremas diversas pueden incorporar en la misma médium.  Jurema es el “mundo espiritual” de donde provienen los encantados (espíritus muy evolucionados que no forman más parte del proceso de reencarnación) que se manifiestan en las sesiones.
Jurema puede ser una “línea”. La “línea” de las “caboclas de Oxossi” (antropomorfosis femeninas de epifanías forestales, “encantos de la selva”). Es una y múltiples. Jurema es una india metafísica. Atiende por el nombre de Jurema una presentación antropomórfica del sagrado forestal. En rituales, conviven, la bebida y la “cabocla” del mismo nombre. Jurema es el “plano espiritual” de los espíritus adorados en la difusa “espiritualidad brasilera”, que se presentan como indios. La línea de la Jurema puede no restringirse a la “falange” de “espíritus de la selva femeninos”. Hay “espíritus masculinos” que son Juremeros. No obstante sertaneja y planta, la Jurema es hoy asociada a caboclas del agua y especialmente del mar (conforme el sonido “juremar” y la significancia del color común al océano y la selva).
Jurema es una ciudad. La ciudad de la Jurema, una ciudad del más allá. Pero muy concretamente la ciudad de la Jurema puede consistir en una colección de vasos y tazas con diversas bebidas que, con fines rituales, se asientan en la “mesa de la Jurema”; bien como poder ser una Juremera (árbol) o un Juremal. Jurema es la selva. La ciudad de la Jurema puede alargarse del Juremal a la totalidad y variedad de la floresta, en su conjunto. Pero su imagen no necesariamente se corporifica en objeto material. Puede ser aparición objetivamente percibida por “videntes”, con la misma calidad de la percepción de una persona común, como puede igualmente surgir como una “imagen mental” parecida con las escenas oníricas, de ella distinguiéndose por ocurrir en vigilia y por otras señales que varían bastante de informante para informante (eventos concomitantes como cantos de pájaros y vuelo de mariposas, nitidez de la imagen, “avisos” y “confirmaciones” etc.).
Jurema es un tronco (de Juremera). Una rama que ritualmente marca un punto de sacralidad en el lugar del culto. Pero el tronco del Juremal también es el lugar de donde vienen los caboclos y maestros de su culto, lo que es literalmente verdadero: más de lo que una figura de lenguaje, la Jurema ingerida comúnmente es preparada a partir de la cascara de tronco (o de la cascara de la raíz). En los puntos, se reitera asiduamente que la Jurema es un “lugar” de donde se viene o para donde se va. Varios puntos cantados lo expresan, preservando una ambigüedad significativa del otro como yo: “Yo vengo de lejos, del tronco del Juremal”.
Esos árboles, troncos y espiritualidad también son una señal diacrítica de la identidad étnica indígena. La Jurema es un trazo significante que delimita el “ser” indio. En el siglo XX, la perpetuación de su culto (después de medio milenio de persecuciones) pasó a ser un modo de reconocer la etnia y procesos de aculturización, se invirtieron en procesos de etnogénesis. Químicamente, la Jurema (Mimosa tenuiflora) presenta un alcaloide de la familia de los alucinógenos indólicos (Carlini & Masur, 1989; Graeff, 1984). Pero la dimensión de sacralidad de su consumo pasa a largo de la descripción bioquímica de sus efectos y ambas incompatibles y verdaderas a su manera. Por un lado, no siempre las dosis y los modos de consumo ritual que “abren los encantos” serían capaces de explicar las alteraciones de consciencia por ellos provocados. Por otro, cuando se examina la Jurema por una perspectiva estrictamente simbólica, se descubre que los pretendidos símbolos universales en ella envueltos son realmente significativos a partir de procedimientos muy particulares y de acciones rituales, neurofisiologicamente eficientes.
Incluso entre las comunidades indígenas que la emplean diacríticamente como su distintivo, la “pureza” étnica profesada se manifiesta sincréticamente. La palabra anjucá significaría “anjo cá” y el vino de la Jurema sería la verdadera sangre de Cristo, pues cuando fue derramado habría sido guardado junto al pie de Jurema (Grünewald, 1999). Históricamente, el uso indígena de la Jurema no fue meramente ritual y religioso. Perseguida por la piedad romana mientras medio de cura, la Jurema fue tolerada cuando ingerida en ocasiones de guerra (Andrade & Anthony, 1998). Los Juremeros son también guerreros, histórica y míticamente hablando y, ciertamente, no es casualidad que, en su versión antropomórfica, la Jurema pueda hacerse acompañar de flecha y bodoque.
La Pajelanza Jurema nativa posee un conocimiento y una tradición milenaria, según el Natavo Taki Cacique Pajé de la tribu Kariri Xoco , sus ancestrales poseen esta cultura y religión, esta creencia acompaña su pueblo a milenios. Bastide (1945/2001) relata que los poderes asociados a la Jurema y que la distinguen de los otros árboles son atribuidos por los Catimbozeiros al acto de la Virgen, en la fuga para Egipto, haber escogido al niño Jesús en una Juremera. El árbol “guarda” la sagrada familia (Brandão & Rios, 2001 ) y, entre las más importantes “falanges de espíritus” que la acompañan, se incluyen los caboclos del Rey Salomón (Carlini, 1993).
La Jurema es un árbol que florece silvestre y en la catinga nordestina. De la corteza de su tronco y de sus raíces se hace una bebida mágica sagrada que alimenta y da fuerza a los “encantados del otro mundo”. Se cree también que esa bebida que permite a los hombres entrar en contacto con el mundo espiritual y los seres que allí residen, pero el Catimbó existe sin que sea necesario hacer o beber la Jurema, Catimbó es Santo Daime. Tal árbol es símbolo y núcleo de varias practicas mágico-religiosas de origen amerindia. De hecho, entre los diversos pueblos indígenas que habitaron el nordeste, se hacía y en algunos de ellos todavía se hace el uso ritual de esta bebida.
Este culto se difundió de los sertones y silvestres nordestinos en dirección a las grandes ciudades del litoral, donde elementos de las otras matices étnicas entraron en escena. De ese modo, el símbolo del árbol que liga el mundo terreno al más allá, aunque amarga (muy amarga…), da sapiencia a los que de ella se alimentan, gana nuevos significados, surgiendo un mito con trazos cristianos. En este sentido la Jurema surge como el árbol que escondió “la sagrada familia” de los soldados de Herodes, durante la fuga para Egipto, ganando desde entonces sus propiedades mágico-religiosas.
Catimbó es un conjunto de prácticas religiosas brasileras, oriundas de raíz indígena y con diversos elementos del catolicismo, dependiendo del lugar donde es practicado, influencias africanas también notables. El Catimbó se basa en el culto en torno de la planta Jurema.
Muchos practicantes minimizan el origen indígena y la influencia africana debido al preconcepto que esas culturas sufren por parte de algunas mentalidades; por ese motivo, tales practicantes sustentan que el Catimbó es solamente oprimido en el cristianismo, lo que es una mentira en absoluto. La influencia afro-amerindia es notada en cualquier reunión de Catimbó en el país.
No hay duda que el Catimbó es chamánico con mucha práctica de Pajelanza, pero es basado en maestros, a pesar de los Caboclos también participar. El Catimbó no es muy diferente o mejor que otros cultos, y no se puede decir que sus entidades sean de nivel superior, por el contrario son semejantes.
El Catimbó es una práctica ritualista mágica con base en la religión católica de donde busca sus santos, oleos, agua bendita y otros objetos litúrgicos. Es también una práctica espirita que trabaja con la incorporación de espíritus de ex-vivos (eguns o egunguns) llamados Maestros y es a través de ellos que se trabaja principalmente para cura, pero también para la solución de algunos problemas materiales (como la Umbanda) y amorosos, pero, es importante destacar que la práctica de la cura es la principal finalidad.
No se encuentra en el Catimbó, en sus prácticas y liturgias los elementos de las naciones africanas de forma que clasificar el Catimbó, como una secta afro-brasilera es un error. Maestros no se subordinan a Orixá y fuera el aspecto de que ciertamente él es, también, practicado por negros no existe otra relación directa con la religión africana.
Jurema es una Cabocla, siendo igualmente una entidad espiritual que trabaja en la línea de Oxóssi, es una “cabocla”, o divinidad evocada en el Catimbó, cultos afro-brasileros y más recientemente en la muy prestigiada y respetada Umbanda. Entidad Guía – Jefe de la Línea de Oxóssi.
Jurema trabaja en la legión constituida de grandes entidades espirituales, espíritus puros que amparan a los sufrientes y más necesitados, utilizando el proceso de pases-cura a través de las hierbas y puntos riscados. Delante del componente negro la Jurema garantiza su reconocimiento, como entidad (espíritu, divinidad, cabocla) autóctona, “dueña de la tierra”. La Jurema es absorbida por los cultos afro-brasileros, habiendo surgido inclusive el “candomblé de Caboclo”.

El poder de la Jurema y del Catimbó Jureminha

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.