Segunda parte....
BUEY SUELTO 4: El Ritual de los 4 Vientos
El ritual de los 4 Vientos es una ceremonia sumamente importante para el desarrollo de cualquier buscador de poder que se inicia en el Camino del Buey Suelto. Esta no debe ser realizada hasta tanto no hayamos visitado los lugares de poder de cada uno de los Cinco Elementos( Aire, Fuego, Agua, Tierra y Espíritu ), para que estos se acostumbren a nuestra energía espiritual y sepan reconocer nuestro rastro en cualquier parte. Si los Elementos no nos conocen, ya nos podemos desgañitar, que no acudirán a nuestro llamado.
De entre los lugares de poder visitados, debemos escoger aquél que más sea de nuestro agrado, donde nos hayamos sentido más seguros y cómodos. Puede ser una montaña, un bosque, un ojo de agua, una cueva, una playa, un cementerio, etc( ver http://palomontenegro.blogspot.com.es/2013/03/buey-suelto-3-en-busca-de-poder.html ).
Debemos purificarnos mediante abstinencia sexual y ayuno para acudir a esta cita con los misterios primarios de la naturaleza. Esto es esencial para que nuestra energía espiritual se fortalezca y pueda elevarse por encima de nuestra materia, para poder percibir la llegada de los espíritus. Una abstinencia sexual de 7 días y ayuno de al menos 24 horas es lo más indicado, aunque para estar seguros, yo recomiendo que la primera vez ayunemos durante 72 horas. Contrariamente a lo que piensa mucha gente, los ayunos son muy buenos para expulsar toxinas y descansar nuestro organismo. El sistema digestivo es, después del cerebro, la parte del cuerpo que más consume energía, por eso cuando le dejamos descansar, nuestro cuerpo nos lo agradece y nuestro espíritu se fortalece con toda esa energía extra. Para soportar esos tres días de ayuno y no desfallecer, es aconsejable evitar los esfuerzos físicos o mentales, tratar de dormir y meditar mucho, y alimentarnos a base de infusiones energéticas naturales, como el guaraná y el ginseng y la jalea real; leche soya, miel de abejas, caldos de carne o pescado y mucha agua, en general. Cuando nos sintamos demasiado débiles, un poco de pan integral y fruta antes de acostarnos o en la mañana, serán suficientes para permitirnos continuar. Desde luego, si usted es una persona de cierta edad o presenta problemas de salud, debería ser menos drástico y llevar el ayuno con mucho cuidado.
Al lugar seleccionado para el ritual hay que llegar una hora antes del ocaso, o más, para que nos de tiempo a realizar los preparativos. Mi consejo es que la primera vez hagamos un ensayo el día anterior, ya que resulta realmente frustrante tener que suspender el ritual, luego de haber hecho tantos sacrificios, porque hayamos olvidado traer o preparar alguno de los elementos de la ceremonia. Y también debemos tener cuidado en elegir una noche de luna nueva o creciente, nunca menguante o llena, y revisar el parte meteorológico para evitar condiciones climáticas adversas, como mucho viento, frío o lluvia. El ideal para esta ceremonia es una tranquila y agradable noche de luna nueva o creciente, en primavera o verano.
Necesitaremos cinco mataris( piedras ) que hayamos encontrado en los lugares de poder visitados, correspondientes a cada uno de los cinco Elementos. Hay otros elementos que también sirven, como huesos, restos animales, semillas, cuarzos, palos, caracoles, etc, pero las mataris son mucho más resistentes y duraderas, características muy convenientes, ya que con ellas fundamentaremos más adelante nuestros nkuyos y nkisis o ngangas. Es decir, que necesitaremos una matari de volcán, de meteorito o que haya sido alcanzada por un rayo, para llamar al elemento Fuego; una matari de la cima de una montaña para llamar al elemento Aire; una matari del bosque, selva o monte para llamar a la Tierra, aunque también puede ser una piedra imán o un trozo de mineral de hierro; una matari del fondo del mar, para llamar al elemento Agua( las chinas pelonas o piedras de río, así como trozos de mineral de cobre o de oro, pertenecen a los ríos y ojos de agua dulce, que controla Chola Wengue, que es hija del Mar y de la Tierra y, por tanto, no pertenece a los 5 Elementos Básicos ); y una matari de Nfinda Ntoto o Campo Finda( cementerio ) que haya sido encontrada en un cadáver o tumba.
Con un cordel, de igual longitud que nuestra estatura, atado a un palo o estaca que clavaremos en la tierra, trazaremos un círculo al rededor de la estaca, tensando el cordel, en cuyo extremo ataremos otra estaca u objeto punzante( madera, metal o piedra, nada artificial ) para dibujar el círculo en el suelo. El radio del círculo debe coincidir con nuestra estatura y el diámetro debe ser el doble. Esto es importante.
El surco del círculo debe ser relativamente profundo para que podamos rellenarlo con polvo de yeso blanco, harina de maíz, harina de ñame o arena blanca de mar o desierto. También sirven otras sustancias, como la cascarilla, pero sería un gasto enorme.
En el centro del círculo colocaremos una brújula( también podemos hacerlo guíandonos por el sol o las estrellas, pero resulta más difícil e impreciso ) y guiándonos por el Norte trazaremos una cruz perfecta que divida en cuatro el círculo, y en cada uno de los extremos colocaremos la matari correspondiente a cada punto cardinal: la piedra de Aire, al norte; la piedra de Fuego, al este; la piedra de Tierra, al sur; y la piedra de Agua, al oeste. La matari del cementerio, perteneciente al elemento Espíritu, se coloca en el mismo centro del círculo, después de retirar la brújula.
Junto o sobre, cada matari, colocaremos objetos o sustancias simbólicos de cada Elemento. En Agua colocaremos agua, en una copa o recipiente de cristal, metal, barro, madera o fibra vegetal, como un coco o güira; en Aire quemaremos abundante incienso, tabaco o hojas de salvia, cuyo humo simboliza y llama al Aire; en Tierra colocaremos flores, yerbas y frutos frescos y olorosos; en Fuego haremos una fogata con piedras y ramas secas del lugar; y en el centro del círculo, sobre la matari de Campo Finda, nos sentaremos nosotros, en representación del Elemento Espíritu, pues bajo el disfraz temporal de carne y hueso, solo somos espíritu.
Sin salirnos nunca del círculo, debemos cantar y danzar para atraer a los Espíritus de los Elementos, también conocidos como los 4 Vientos. Debemos estar atentos a la dirección por la que sintamos llegar los vientos durante toda la ceremonia, para poderlos identificar. El viento del Norte corresponde al Aire; el del Este, al Fuego; el del Oeste, al Agua; y el del Sur, a la Tierra. Si sentimos vientos confusos, como remolinos o que llegan por direcciones secundarias, como el Noreste, Noroeste, Sureste o Suroeste, se trata de espíritus de otra clase, pertenecientes a nfuiris, nfumbes, nkuyos o mpungus, principalmente. Tomemos nota mental de esos sucesos, pero en esta primera ceremonia de los 4 Vientos, no debemos distraernos con ellos, pues no son nuestro objetivo. Más adelante tendremos oportunidades de sobra para conocerles mejor y trabajar con ellos.
Qué cantamos y cómo danzamos, se preguntaran los lectores. En realidad eso no es importante, al menos en este primer encuentro, siempre que lo hagamos de corazón, entregándonos totalmente, hasta que el rumor de nuestra mente se acalle y caigamos en un semi-trance. Cada cual es libre de elegir danzas, movimientos y canciones de las tradiciones que más afines le resulten; ya sean de origen bantú, yoruba, arará, indígena o chamánico de América o Asia, hindú, Sufí, etc. Pero si no se saben ninguna canción y/o danza apropiada o no las dominan bien, no se preocupen, pues, en mi opinión, es mejor así.
En esos casos, debemos limitarnos a girar en sentido contrario a las manecillas del reloj( este es el sentido del mundo mágico o espiritual, mientras que a favor de las manecillas es el sentido del mundo racional o material ), con los brazos extendidos y las manos por encima de los hombros, con las palamas hacia el cielo, al igual que nuestro rostro( en dirección al cielo ), con los ojos semi cerrados o sin enfocar nada en específico con ellos. Toda nuestra atención debe estar dirigida a sentir los Elementos, a través de la piel, el olfato y los oídos, no de los ojos, y el ritmo al que giremos ha de ser constante, pero no excesivamente rápido, paro no perder el equilibrio.
Cantaremos sin palabras, emitiendo sonidos rítmicos y constantes, como una canción de un idioma desconocido. No se preocupen, las palabras vendrán solas, y cuando esto ocurra, no se asusten ni se pongan a pensar de dónde vienen, para no perder la concentración. Simplemente, respiren profundo y abran la boca para que el aire que inspiremos( Inspiración ) se transforme en energía musical y palabras mágicas al pasar por las cuerdas vocales y retornar a la noche y a sus dueños originales: los Espíritus Elementales que nos rodean.
Es esencial que estemos totalmente a solas en este lugar, apartados de la civilización y sin temor a ser interrumpidos u observados por nadie. Tampoco debemos contarle a nadie lo que vamos a realizar, ni el sitio donde lo haremos. El secreto y la soledad aumentan el poder mágico.
Danzaremos y cantaremos hasta que…, bueno, eso mejor no se los adelanto, pues, como decía el poeta cubano y Gran Maestro Masónico Jose Martí, "…hay cosas que para lograrlas, han de andar ocultas".
Hasta el próximo capítulo, queridos lectores y mpanguis; un saludo de kunanchila y que Nsambi acutare.
A la Tierra se la conoce en pleno monte, en los bosques y selvas, en la tundra, en los desiertos y en las cuevas. También está presente en los campos de labranza, pero allí su poder es débil y disgregado. De la Tierra obtendremos el tótem o animal totémico, que es el espíritu animal que nos corresponde( puede ser un pájaro, una fiera, un pez, un reptil, etc ); un aliado espiritual muy valioso, que nos servirá de guía y protección en nuestra búsqueda o camino espiritual. El tótem nos enseñará lugares, plantas y minerales de poder, y toda clase de secretos.
Al Agua hay que buscarla en alta mar, en las profundidades del océano o en las costas deshabitadas, en los ríos solitarios, en los ojos de agua más ocultos, en los manantiales y corrientes subterráneas y en la lluvia que cae lejos de la actividad humana. Si el Fuego es el Sol, el Agua es la Luna, pues esta afecta a las mareas y el comportamiento de plantas, animales y personas. Por esa razón, la hora más apropiada para llamar al Agua es el ocaso, cuando el Sol se esconde y surge la Luna, astro principal de la magia. Cada fase lunar tiene características propias, que sirven para distintos tipos de trabajos mágicos. La Luna Nueva, por ejemplo, es ideal para la magia blanca y todos los trabajos para impulsar y fortalecer proyectos que comienzan y abrir caminos nuevos; mientras que la Luna Llena se emplea para magia negra, hechicería y brujería para dañar o desbaratar, en general.
Para encontrarnos cara a cara con los elementos y obtener poder de ellos, hay que ofrendarles pureza, tiempo y voluntad.
La pureza se alcanza con la abstinencia sexual, el ayuno, el ejercicio sicofísico( como el yoga, el taichí, la meditación o las danzas rituales ), el silencio y la soledad, fundamentalmente, durante períodos de tiempo que oscilan entre las 72 horas y las semanas, meses o años, según el grado de intoxicación o impureza de cada individuo. Es esencial alcanzar un estado de paz y silencio interior para conseguir poder de los elementos. Si entramos en la naturaleza salvaje con nuestra mente llena de preocupaciones y distracciones mundanas y nuestros sentidos atrofiados por los olores, sabores, sonidos y sensaciones de la civilización, seremos incapaces de percibir la presencia espiritual de los elementos, y mucho menos de entablar un diálogo o lucha( según la naturaleza de cada persona, unos elementos le resultarán hostiles y otros amigables; pero ya sea mediante la fuerza o la amistad, siempre se puede sacar poder de ellos, si se hace correctamente ) para recabar poder. Adentrarse en la morada de un elemento sin la debida purificación y preparación es algo sumamente peligroso, ya que no tenemos forma de prevenir un ataque, y se puede acabar muerto: ahogado por el Agua, quemado por el Fuego, despeñado por el Viento, o devorado o envenenado por un animal de la Tierra.
La ofrenda de tiempo significa dedicación, interés. Mientras más tiempo pasemos en la naturaleza, con respeto de sus leyes y amor por su belleza, más se abrirán, como flores en primavera, nuestros sentidos espirituales o extrasensoriales, sin los cuales es imposible percibir la magia. No basta con ir al monte una vez al año y comportarnos con la torpeza típica de un ser de ciudad; hay que escapar a menudo de la civilización o, mejor, aún, vivir apartados de ella.
Si el trabajo y/o las responsabilidades no nos permiten vivir en plena naturaleza, al menos debemos ir a su encuentro cada vez que tengamos oportunidad, demostrándole a los elementos la firmeza o voluntad de nuestra búsqueda espiritual. Los elementos no valoran a los humanos por su inteligencia racional, su intelecto o cultura, pues ellos no poseen, ni necesitan, cerebro o pensamiento. Los elementos tienen fuerza, poder espiritual, cuyo equivalente en los humanos es la voluntad; por eso nos miden por ella y desprecian a los perezosos, inconstantes, cobardes y egoístas, y respetan a las personas altruístas, valientes, persistentes y capaces de sacrificarse. Ya les había advertido en el capítulo anterior, que la voluntad es una virtud cardinal para desarrollarnos en el mundo de la magia y la espiritualidad, y que se puede alimentar mediante la paciencia y la disciplina.
Es necesario familiarizarse con la naturaleza, aprender a distinguir las plantas y sus propiedades, reconocer los minerales, el canto de los pájaros, el rastro de los animales, etc, hasta llegar a sentir las vibraciones energéticas de un lugar benéfico o peligroso, por ejemplo. Cuando germina en nosotros esa capacidad de intuición, significa que estamos aprendiendo el lenguaje de la naturaleza, con el cual podremos comunicarnos con los elementos, entre otras entidades.
Un ejercicio básico para entrar en contacto con la naturaleza y sus elementos, consiste en( luego de una purificación de al menos tres días ) pasar tres días y sus noches en un lugar en medio de la naturaleza, alejados de cualquier influencia de la civilización, en absoluta soledad y sin pronunciar palabra alguna. No llevaremos libros, ni nada para leer, ni aparatos eléctricos( en todo caso un móvil apagado, que solo usaremos en caso de auténtica emergencia ), instrumentos musicales, juegos o cualquier otra distracción o pasatiempo. La idea es que podamos prestar toda la atención posible al entorno natural y a sus habitantes, para obligarnos a despertar nuestra intuición y nuestra sensibilidad espiritual o extrasensorial. Resumiendo: vivir 72 horas con el corazón y no con la mente.
En el Palo Monte tradicional, como se practicaba antes y todavía se ve en algunos lugares de los campos de Cuba, el ngueyo que desea poseer una nganga y convertirse en brujo, debe pasar entre 3 y 7 días solo en el monte, subir a lo más alto, cruzar un río, visitar la mar y pasar al menos una noche entera el cementerio.
Otra de las grandes ventajas de pasar tiempo en el monte y la naturaleza, es que podemos ir recolectando toda clase de elementos naturales( palos, yerbas, flores, semillas, frutos, piedras, minerales, caracoles, tierras, arenas, aguas, plumas, fragmentos de animales, etc ) que nos servirán de ingredientes para confeccionar nuestras prendas y trabajos, con la plena seguridad de que no son falsos o cultivados y criados en viveros y granjas, como sucede con la mayoría de los palos, yerbas y elementos animales que se pueden adquirir en las botánicas y tiendas de artículos religiosos. Además, el hecho de cortar las plantas con nuestras propias manos, hablándoles con cariño, para que nos ayuden, y entregando su derecho a Ngurufinda, el dueño del Monte, o a Baluande( Mamá Umbó, Madre de Agua ), si se trata del mar, nos garantiza su calidad y propiedades mágicas.
Al Espíritu se le busca en último lugar, después de conocer a los otros cuatro elementos y de saber a ciencia cierta cuál de ellos es/son nuestro/s aliado/s. Al Espíritu se le encuentra cerca de la muerte, al borde de ella o donde reposan los restos que un día contuvieron vida. Todo lo que nace y muere posee espíritu, y sus restos dan fe de ello y mantienen el contacto espiritual hasta que se vuelven polvo y este se disuelve en la tierra y el agua o lo consume el fuego y se funde en el viento. Por eso, sin este quinto elemento no podrían existir los otros cuatro, pues la muerte no es final, sino transmutación, reciclaje, el mecanismo más misterioso de la naturaleza, que garantiza la continuidad y evolución de la vida.
Del elemento Espíritu obtendremos algunos de los secretos principales de la brujería, como el arte o habilidad de entrar en contacto con los espíritus de difuntos, y conseguir que un muerto reciente se convierta en nuestro aliado, mediante un ritual que se celebra sobre la tumba del mismo, a media noche, en el cementerio, entre otros. Como dice el dicho, "del muerto nace el santo", que significa que sin muerto no hay brujería, pues esta clase de espíritu será quién dirija al resto de poderes adquiridos en todo tipo de trabajos que hagamos.
En próximos capítulos profundizaremos en cada uno de los elementos, el mundo de los muertos y otros temas de Buey Suelto, El Camino del Brujo Solitario, tratado que estoy escribiendo y que espero publicar este año. El libro es para todos ustedes, queridos lectores y mpanguis, así que les agradeceré cualquier sugerencia, pregunta o tema que quieran que incluya, responda o aborde en el libro. Un abrazo a todos, de kunanchila y que Nsambi acutare.
BUEY SUELTO 4: El Ritual de los 4 Vientos
BUEY SUELTO 5: Bakundi Kunanso; haciendo amigos en el cementerio.
Enterradores en Cuba
En este quinto capítulo de Buey Suelto, el Camino del Brujo Solitario, nos adentramos en el mundo de Cotalemba, Nfinda Ntoto, Kunanso, Kunansinda, Kumansofundi, Campo Santo, etc _que son algunos de los innumerables nombres de la Casa o Tierra de los Muertos, el Cementerio, el lugar más mágico e importante para un brujo después del propio Nfinda, el Monte_, para obtener kongome( huesos ) y otros elementos, materias y mbumbas( misterios, poderes ) imprescindibles para hacer brujería, como el secreto para llevarnos a casa el nfuiri o espíritu de un muerto.
Del cementerio no solo sacaremos kiyumbas( cráneos ) y huesos, nchila( corazón ), samidilango( cerebro ) y otros restos de lembe( muerto ); también son muy valiosos otros elementos, como kunanso ntoto( tierra de cementerio ), lembe ntoto( tierra de tumba ), mataris( piedras ), ngandos( fragmentos de animales ), mukandas( plumas; las de nsusundamba o lechuza, por ejemplo, son muy apreciadas ) y bichos o munfuira( pequeñas alimañas, gusanos de tumba, insectos ), en general; así como musangas( yerbas ) que crecen en los cementerios y nkunias( palos ) de árboles que dan sombra a las tumbas. Los tongo( bastón, cetro ) con los que los que Tatas y Padres llaman y controlan a sus nfumbes( nfuiris, espíritus al servicio de un brujo ) y demás entidades, se tallan en madera de palos de cementerio. Algunos, como el ciprés, sirven para invocar al mismísimo Kadiampembe( el Diablo ) y otros karires o demonios.
Muchos paleros y hechiceros prefieren sustraer los cadáveres enteros, e incluso los hay que, ya sea por celo o por las prisas, cargan también con el ataúd y todo su contenido. Es normal, aunque poco frecuente, que un brujo sea sorprendido en plena exhumación y tenga que salir huyendo; lo raro es que se vaya con las manos vacías.
Es decir, que para ser brujo hay que visitar a menudo el cementerio y encontrar la forma de obtener todos esos elementos antes mencionados, con cierta facilidad. En Cuba es habitual que los nganguleros busquen empleo en los cementerios. De esa forma pueden acceder sin peligro a todo lo que necesitan para sus kindambas( brujerías ) y, de paso, hacer un dinero extra proveyendo a otros mpanguis, santeros, babalawos y brujeros en general. Para los tatas de antaño, negros congos o de otras tribus bantúes, o sus descendientes directos, el empleo de sepulturero o enterrador, como decimos en Cuba, era el oficio ideal. No solo por tener acceso a los cadáveres y demás, sino por la paz, el silencio y la intensa espiritualidad que se respira en los cementerios. Algunos de los Padres kimbiseros y abakuás que tuve la suerte de conocer en mi juventud, trabajaron en los cementerios de Regla, Guanabacoa y Colón, de La Habana. Hombres serenos y callados, como sombras; de ojos profundos y enigmáticos, que cuando te miran se te erizan los pelos, pues sientes como si pudieran ver toda tu vida y tu muerte en un instante. Me contaban que la magia y la paz llegan al atardecer, cuando el sol y los visitantes comienzan a marcharse. Es entonces cuando los espíritus salen a estirar las piernas y a charlar un rato con ellos, si hay café, ron y tabaco para compartir la noche.
Brujo obrando en el cementerio
Si usted quiere ser brujo o bruja, busque trabajo en un cementerio o trabe amistad con los sepultureros. En todos los países por los que he pasado, tanto en América como en Europa, y sobre todo en los cementerios antiguos y apartados, he podido contactar con cierta facilidad con sepultureros dispuestos a ayudarme por un poco de dinero. Digamos que robar a los muertos es algo que viene con el trabajo, como un extra, ya que por lo general, el empleo de enterrador no está bien pagado. Recuerde, si se le muere un familiar, no lo entierre con sus joyas o nada valioso, pues llegarán a cualquier parte menos al otro mundo. Y si no, fíjese bien en los sepultureros y notará que algunos visten o calzan prendas que no son de su talla.
Pero no cometa el error de proponerles negocios dentro del cementerio. Ya sea por respeto a los muertos o por temor a los vivos, en el campo santo no se habla de dinero y cosas mundanas. Espere a la hora de la comida, del descanso o de la salida, y podrá encontrarlos en el bar o café más cercano. Ellos, al igual que los espíritus, nunca desprecian una invitación a café, licor o tabaco.
Siempre que entre al cementerio con fines mágicos, debe saludar o hacer una pequeña ofrenda a Centella Ndoki, la reina del kunanso, señora de todos los nfumbes, hermana de Nfuá( la Muerte ) y esposa del gran Ndoki, el dios de las malas artes. En la cultura yoruba se la conoce como Oyá y en la santería mexicana es la propia Santa Muerte. En cada cultura y mitología, la muerte y el cementerio están relacionados con alguna deidad, pero en el fondo todas son la misma. No importa qué nombre o imagen tenga para usted, lo importante es que al entrar en Kunansinda lo haga con respeto y educación, ya que es un lugar sagrado. Quitarse el sombrero, hacer la señal de la cruz, arrojar nueve centavos de cobre o una flor, en un árbol o tumba cerca de la entrada; murmurar "con licencia mi niña( o mi señora )", o tan solo detenerse un instante en la puerta, cerrar los ojos y saludar mentalmente, son algunas de las formas en que puede entrar correctamente en campo santo. Pero no olvide que la magia tiene tanto de tradición, como de inspiración, así que no tema crear su propio saludo y déjese llevar por su intuición que, como ya hemos dicho en otros capítulos, es la voz de los espíritus.
Aunque es cierto que algunas personas nacen con el don de comunicarse con los muertos, en realidad cualquiera puede llegar a percibirlos, si es capaz de cultivar el vacío mental, aislando los sonidos del mundo terrenal y escuchando con atención las voces del silencio. Meditar en los cementerios es una práctica muy eficaz para desarrollar la sensibilidad parapsicológica o mediumnidad. Por eso es conveniente visitar a menudo el cementerio y pasar muchas horas, especialmente de noche, dentro de sus muros.
EJERCICIO: Al ponerse el sol, pasee lentamente entre las tumbas, dejando vagar su mente y sus pasos sin rumbo fijo entre estas. De igual forma, entorne los ojos ligeramente y no fije, al caminar, la mirada en nada en específico. Suavice su respiración y sus movimientos hasta que se sienta ligero como una hoja, a punto de elevarse del suelo a la más mínima brisa. Según vaya oscureciendo, las cosas sólidas e inertes, como la piedra y el mármol, se irán difuminando entre las sombras, y la imagen de su propio cuerpo se irá disolviendo en la noche, hasta sentirse etéreo, invisible, mientras las siluetas de las ramas de los árboles cobran vida y se transforman en extraños seres que se mecen con el soplo mágico del reflejo de la Luna. Entonces despiertan las aves nocturnas y sus cantos misteriosos pueblan el silencio y se confunden con otras voces más sutiles, que lentamente comienzan a despertar de su letargo diurno.
Preste atención a esas voces o susurros y aíslelos del resto de los sonidos de la noche. Déjese guiar por ellos entre los senderos de tumbas, y cuando sienta que algo le roza suavemente, como una caricia que le pone la piel de gallina, y una corriente de energía fría le recorre la columna y le pone los pelos de punta, deténgase un momento y busque a su alrededor el sepulcro más cercano. Entonces encienda una vela blanca e ilumine la lápida, para poder leer el nombre que en vida tuvo, el espíritu que ahora le llama.
Acuéstese boca arriba sobre la lápida con las piernas ligeramente separadas y los brazos a los lados del cuerpo, con las palmas de las manos hacia arriba. Cierre los ojos; visualice el nombre del difunto en su mente; respire lenta y profundamente, tratando de espaciar lo más posible los vacíos: esos segundos entre la expiración y la próxima inspiración, en que sus pulmones se quedan totalmente vacíos de aire. Durante esos instantes, la mente también se vacía de todo pensamiento de forma automática y natural. Al desplazar todo el aire y los pensamientos de nuestro ser, hacemos espacio para que los espíritus _en este caso, lo más probable es que se trate del espíritu cuyo nombre hemos visto en la lápida; aunque también puede tratarse de un muerto anterior, que ocupó el mismo espacio mucho antes, o cuyos restos descansan más abajo_ puedan penetrar en nuestro cuerpo-mente y servirse de sus recursos biológicos para percibir de nuevo la vida que han abandonado e interactuar con ella a través nuestro.
Conectando con el nfuri
Practique el vacío hasta que se produzca la posesión o semi-posesión. En la semi-posesión conservaremos parte de nuestra consciencia durante el trance, mientras que en la posesión total no recordaremos nada de lo sucedido. Los llamados "caballos de santo", en osha; "perros de prenda", en palo monte; o mediumnidades, en el espiritismo, son las personas con una tendencia natural a la posesión total. Estas personas no deben "trabajar" solas; necesitan colaborar con un brujo que les guíe, o tener un ayudante, en el caso de que ellas mismas sean tatas o yayas, babaloshas o iyaloshas, sacerdotes consagrados, en general.
Mediumnidad en trance. Palo Monte
Lo ideal para el Camino del Buey Suelto es ser propenso al semi-trance, más que a la posesión total, ya que así es más sencillo trabajar en solitario. Sinembargo, existen técnicas para aprender a contener y controlar los trances e impedir que los espíritus nos posean por completo y, de esa forma, poder recordar las experiencias y revelaciones, y ser capaces de obrar sin ayuda de otro ser humano. Y digo ser humano y ser vivo, pues hay muchos brujos que se valen de animales, como perros, gatos, serpientes y diversas aves, como ayudantes o aliados mágicos; pero eso ya lo veremos en otro capítulo.
Mediumnidad en trance. Culto vodu
En sus excursiones al cementerio, para practicar las técnicas y ejercicios antes descritos, nunca olvide llevar en su morral( bolsa o mochila consagrada exclusivamente a la brujería. Es decir, que no la use para hacer la compra en el supermercado o para llevar los libros al colegio, sino solo para actividades propias de la brujería ) objetos simbólicos y sustancias pertenecientes a los Cuatro Elementos( ver los capítulos anteriores BUEY SUELTO 4: El Ritual de los 4 Vientos y BUEY SUELTO 3: En Busca de Poder ), como las mataris de poder; los cálices, copas o güiras( yo suelo usar un juego de tres güiras de diferentes tamaños, que caben una dentro de la otra ) para servir el agua( Elemento Agua ), el café y el aguardiente de caña, ron o licor, según el caso( tratándose de un cementerio inglés, por ejemplo, la ginebra será más apropiada que el aguardiente ); tabaco, incienso u hojas de salvia( Elemento Aire ); velas y/o candiles( Elemento Fuego ); y flores y miel en representación del Elemento Tierra.
En los primeros contactos con espíritus que no conocemos, no es prudente ofrecerles la menga( sangre ) de animales o unas gotas de la nuestra, ya que la energía de esta sustancia es muy poderosa y no sabemos cómo pueda reaccionar la entidad. Además, en mi opinión, no es conveniente darle materia( menga, sangre ) a los nfuiris, a no ser que decidamos convertirlos en nuestros nfumbes, pues se acostumbran y se hacen adictos a ella y dependientes de nosotros, lo cual es una enorme y peligrosa responsabilidad, que solo debemos asumir cuando estemos preparados.
Otro elemento que no debemos olvidar es el yeso o tiza( no cascarilla ) para trazar un sencillo 4 Vientos sobre la lápida y también sobre nuestro plexo solar, antes de acostarnos sobre la tumba. Las mataris debemos colocarlas a nuestro alrededor: norte a la cabeza, este a la derecha, oeste a la izquierda, y sur entre las piernas. La matari correspondiente al Elemento Espíritu no es necesario utilizarla, ya que estamos en el cementerio y sería tan innecesaria como regar las plantas de un jardín en un día de lluvia.
Estas operaciones las llevaremos a cabo a la luz de una vela o candil, que luego colocaremos a nuestra derecha antes de acostarnos. Una vez que se produzca el trance, el propio nfuiri se encargará de servirse el licor, encender un puro o lo que prefiera del contenido del morral. Procuremos siempre llevar papel y algo para escribir, preferentemente de origen natural, por si algún mpungu u otra divinidad quiere dejarnos algún mensaje o patipemba( firma, dibujo mágico ) a través del nfuiri, o simplemente para anotar nuestras experiencias al salir del trance, antes de que olvidemos algún detalle.
Y así concluyo este capítulo, no sin antes advertirle a todos los lectores, que si al llevar a cabo estas prácticas dentro de un cementerio, experimentan una fuerte sensación de alarma o peligro inminente, o cualquier evento desagradable o doloroso, como el ataque de un animal( los mosquitos no cuentan ) o un golpe o caída considerable, voces en la mente que les ofenden y amenazan, visiones horribles, malestar físico intenso, sensación de gusanos, cucarachas y otros bichos asquerosos moviéndose sobre la piel o por debajo de esta, etc, abandonen el lugar inmediatamente.
BUEY SUELTO 5: Bakundi Kunanso; haciendo amigos en el cementerio.
BUEY SUELTO 6: Pactar con el Muerto
En capítulos anteriores hemos visto paso a paso el proceso de preparación para llegar a este esperado momento, el de encontrar y pactar con un nfuiri para que acepte convertirse en nuestro aliado en el más allá. Hoy veremos como llevarnos un muerto del cementerio.
Existen muchas formas de lograr que un nfuiri trabaje para nosotros, por las buenas o por las malas _mediante pacto o engaños o a la fuerza_, total o parcialmente; es decir, como nfumbe que vive en la prenda, recibe materia( menga ) y se funde con el mpungu para formar el nkisi, o como nfuiri o espíritu libre que solo acude cuando se le llama _o cuando le da la gana_ y generalmente no se le da menga( sangre ), solo ofrendas etéreas, como el alcohol( aguardiente, chamba ) y el humo de tabaco e incienso.
En este capítulo veremos cómo pactar con un difunto reciente, que es la forma más sencilla de conseguir un aliado espiritual con el mínimo de peligro y experiencia, lo cual es ideal para los ngueyos novatos o pinos nuevos y para los bueyes sueltos o seguidores del camino del brujo solitario, que no cuentan con el auxilio directo de un padrino ni de hermanos mayores.
Un nfuiri es un espíritu libre, es decir, la esencia espiritual de un difunto. El espíritu no es el alma, sino el cuerpo o recipiente espíritual que la contiene, y que en vida se le suele llamar aura, pues bajo determinadas condiciones o estados puede verse como una membrana de energía luminosa; como un espectro de colores, que rodea al cuerpo físico.
Todos los seres vivos poseen la capacidad de percibir el aura o espíritu de las cosas, pero a los humanos que nacemos y nos criamos dentro de la civilización nos atrofian este sexto sentido durante los 3 primeros años de vida, fundamentalmente. El proceso completo culmina entre los 5 y los 7 años, pero es en los 3 primeros donde más se esfuerzan los padres y la sociedad en general para desviar la atención del niño de los aspectos espirituales y centrarla y fijarla únicamente en la realidad material. A diferencia de los niños de las culturas indígenas de Africa, Asia, Australia y América, a los infantes de las sociedades modernas y "civilizadas" se les convence de que los sueños no son nada y no hay que recordarlos ni darles importancia, que los seres extraños que perciben solo son amigos imaginarios o monstruos producidos por el miedo y la imaginación, que no hay que guiarse por la intuición, sino por la razón y que las voces e imágenes que sienten como ajenas son reflejos automáticos de la mente, cosas del ego y el subconsciente, nada real o importante. De ese modo, por convicción y falta de práctica, nuestra capacidad de percibir el plano espiritual de la realidad o sexto sentido se va atrofiando hasta volverse inútil, como los pies de aquellas pobres niñas que durante cientos de años en China vendaban para evitar su crecimiento, por un simple ideal estético. Por eso es normal que las personas provenientes de culturas consideradas "primitivas" presenten más capacidades parapsicológicas que los habitantes de ciudades y culturas modernas.
Los nfuiris o espíritus libres recién desencarnados pertenecientes a personas que murieron en paz, conscientes, que aceptaron la muerte y arreglaron sus asuntos terrenales antes de partir, solo permanecen en el cadáver o cerca de este durante un breve período de 7 días, como máximo. Si el difunto era una persona inteligente, equilibrada y de elevado nivel intelectual, humano y/o espiritual, su espíritu puede ascender, llevándose consigo el alma, en los 3 primeros días. Los santo/as y grandes maestros espirituales pueden ascender inmediatamente, si así lo desean, pues en vida practican y dominan el viaje astral( hacer viajar la consciencia fuera del cuerpo mediante la elevación voluntaria del aura. La única diferencia entre el viaje astral y la muerte es que durante el viaje astral, por muy lejos que viaje la consciencia, el aura siempre se mantiene unida al cuerpo por un nexo energético que algunos llaman hilo de plata, pues semeja una fibra de luz blanca, para los que pueden percibirlo ) y por ello tienen control absoluto sobre su espíritu una vez muertos.
Este tipo de nfuiris, a los que se suele llamar espíritus de luz, pues su energía es muy pura y luminosa y suelen ascender y fundirse con la Fuente muy rápidamente, son de escasa utilidad en el mundo de la brujería. Dejan el cuerpo demasiado aprisa, con lo cual es difícil contactarlos antes de que asciendan y muy poco, por no decir nada, tenemos los vivos para ofrecerles y ganarnos su apoyo. Tampoco son fáciles de engañar, aunque no imposible, pero no vale la pena ensuciar el karma de ese modo para obtener tan pocos beneficios, pues bien sabido es que este tipo de espíritus no son muy poderosos o, mejor dicho, su poder es poco práctico para los asuntos del plano terrenal, salvo para las sanaciones.
Lo más conveniente es elegir nfuiris de personas que murieron sin darse cuenta, sin estar preparadas, de forma violenta, dejando muchos asuntos inconclusos en este mundo y que, preferiblemente, en vida hayan sido poco inteligentes, y más bien impulsivos y violentos que reflexivos, o seres atormentados por la culpa, el dolor, el sufrimiento y/o los trastornos mentales. Suicidas, criminales, militares caídos en combate, víctimas de asesinato, dementes, niños, personas que murieron de forma horrible, o tan súbita que aún no lo entienden, son el tipo de difuntos que debemos buscar en las esquelas fúnebres de los periódicos. La energía de estos nfuiris no es muy luminosa y ligera, como la de los espíritus de luz, sino más bien oscura y densa, por eso les cuesta ascender y tienden a quedarse más tiempo junto a sus restos, principalmente, pero también pueden rondar los lugares y personas que les resultan familiares o les obsesionan.
Debemos actuar con rapidez y realizar el contacto antes de las tres primeras semanas después de la defunción. Tengan en cuenta que, una vez que localicemos al nfuiri y el cementerio donde ha sido enterrado, hay que estudiar la forma de acceder al campo santo de noche y realizar las sesiones o rituales de contacto( ver el capítulo anterior ) que sean necesarias hasta que contactemos con la entidad y logremos convencerla de pactar con nosotros. Lo mejor es enterarse antes del entierro y poder asistir al velatorio, donde tendremos la oportunidad de estar cerca del muerto durante un buen rato y concentrarnos en su energía sin llamar la atención. El ideal es presenciar la muerte de la persona, pues entre la víctima y el testigo( o causante ) de la muerte se crea un intenso vínculo espiritual _por eso muchos guerreros, sobre todo en la antigüedad, se comían el corazón de sus víctimas o le arrancaban el cuero cabelludo, las orejas, dientes, etc, inmediatamente después de matarlos_, pero eso es cada vez más difícil, a no ser que estemos en una guerra o situación violenta y/o peligrosa.
Muchos brujos experimentados, localizan personas que serían nfumbes perfectos, cuando vienen a consultarse con ellos y "les echan el ojo". Se apropian de su sombra o rastro y los trabajan para que mueran pronto y del modo más adecuado. Otros prefieren causar la muerte de sus enemigos y convertirlos en sus nfumbes esclavos, como castigo y venganza.
Debemos rondar al muerto, averiguar sobre su vida y muerte, sus gustos y asuntos pendientes, elementos que nos servirán para negociar el pacto. Es conveniente conocer a alguien que trabaje en el cementerio para poder obrar con tranquilidad y, llegado el momento, nos ayude a exhumar el cuerpo para llevarnos los restos que necesitemos. No es imprescindible llevarnos la kriyumba( cráneo ) y/o kongome( huesos ) para tener al muerto; basta con una matari( piedra ) y noto( tierra ) de la tumba, o con una prenda( anillo, cadena, zapato, etc ). Incluso podemos llevarnos o capturar un muerto sin tomar materia alguna, tan solo haciendo que el nfuiri penetre en una botella y cerrándola. Claro que eso hay que saber hacerlo. Por eso lo mejor para un primerizo( que obtiene su primer nfumbe ) es llevarse la kriyumba y huesos de piernas y brazos, y al menos una mano, pues sus huesos pequeños son muy buenos para montar makutos, mpakas y otras prendas pequeñas.
Desde luego, hay que darse prisa por pactar con el muerto, pero podemos esperar a que se pudra bien la carne para sacar los huesos con más facilidad. Aunque si tenemos tiempo para hacerlo y las condiciones apropiadas en el munanso, lo más indicado es trocear el cuerpo y llevarnos cabeza, brazos y piernas, o el cuerpo entero, no vaya a ser que pase algo y perdamos al nfumbe, pues, pese a que hayamos pactado con él, un familiar puede darle misas para elevar su alma o el propio espíritu puede extraviarse, vagando en la oscuridad antes de que lo fundamentemos en su recipiente y le enseñemos a orientarse en el plano astral. Es como entrenar una paloma mensajera; al principio existe el peligro de que no encuentre el camino de vuelta.
Los nuevos tatas que estén buscando un nfumbe para fundamentar su primera nganga, deben trazar sobre la tumba su firma y la patipemba correspondiente al tratado de levantar o pactar con el muerto de su regla y munanso, pero si se trata de un buey suelto que recorre el camino del brujo solitario, aún no tiene más firma que el cuatro viento básico que vimos en el capítulo 4 http://palomontenegro.blogspot.com.es/2013/04/buey-suelto-4-el-ritual-de-los-4-vientos.html, pero eso no es problema, ya que el muerto, a no ser que pertenezca a una persona que en vida fuera palero, es tan novato como usted en estos asuntos. Así que trace el cuatro vientos y coloque encima las mataris y/u objetos de poder simbólico correspondientes a los 4 elementos, según los puntos cardinales, tal como vimos en el capitulo anterior http://palomontenegro.blogspot.com.es/2013/05/buey-suelto-5-bakundi-kunanso-haciendo.html.
En el centro del cuatro vientos colocaremos un papel de estraza con el nombre completo y fecha de nacimiento y muerte del difunto escrito con grafito negro, o con tinta china sobre piel de chivo _hembra si es mujer y macho si es un hombre. Las brujas deben buscar un nfumbe hembra y los brujos uno macho. No es obligatorio, pero es más conveniente que brujo y nfumbe sean del mismo sexo pues el mpungu con el que se fundirá el nfumbe para crear el nkisi o nganga principal de un brujo o bruja, suele ser el ángel de la guarda de su mismo sexo. De modo que las mujeres tienen nkisis como Madre de Agua, Chola Wengue, Ngonda Nkisi o Centella, mientras que los hombres tienen como nkisi principal a Sarabanda, Siete Rayos, Cuatro Vientos, Tiembla Tierra, etc._, o escrito sobre la foto del difunto. También vale la esquela del periódico o algo suyo, si tenemos la suerte de poseer alguna prenda suya, documento firmado, etc.
Este papel, foto, piel, prenda o rastro representa al quinto elemento, el Espíritu, y le muestra al nfuiri cuál es su lugar y papel en el orden del mundo. Los nfuiris no tiene ojos y perciben muy poco del plano terrenal, apenas las cosas que le son familiares, como su nombre o rastro, los elementos puros e intensos, como el alcohol, el fuego, los olores fuertes del tabaco, incienso, fula( pólvora ), azufre, etc, y los sabores picantes de ajíes( chiles ) y pimientas. También perciben los contrastes fuertes, como el color blanco resaltando sobre el negro, o la luz brillando en la oscuridad; por eso se trabaja de noche con los muertos, con velas, ropas y trazos blancos.
El nfuiri reconoce en la forma del cuatro vientos, un símbolo humano, no de la naturaleza y comprende que están tratando de comunicarse con él; que no está solo en esa terrorífica y negra soledad que le rodea, y presta toda su atención a lo que sucede en ese círculo, alrededor de la luz de la vela blanca que encenderemos sobre el papel o rastro, en el centro del cuatro vientos. Por las mismas razones, el brujo/a debe vestir de blanco y, sobre todo si es de piel oscura, pintarse manos y rostro con tiza blanca.
A diferencia de la percepción visual, que es muy escasa, los nfuiris escuchan bastante bien, si se les habla en determinada frecuencia, que es ese tono íntimo, de ritmo hipnótico que se entrecorta de vez en cuando con voces más fuertes o firmes, característico de los brujos afroamericanos y chamanes de Asia y Australia. Son muy sensibles a los cambios de ritmo, por lo que podemos apoyar y reafirmar nuestras comunicaciones mediante la percusión de tambores y otros instrumentos y objetos. A los nfumbes se les acostumbra, por asociación, a que un ritmo rápido y violento corresponde a la guerra, a trabajos de ataque y defensa, mientras que otro más suave y cadencioso, anuncia obras de magia roja o sexual. Como a un perro, se le familiariza con determinados silbidos, nombres y otros sonidos para indicar acciones o elementos muy precisos y lo que se espera del nfumbe. Si entiende y obedece correctamente, se le premia con cosas que le gustan, como el tabaco, el alcohol y la sangre _en ese orden de importancia_, de lo contrario no les den nada, o solo gritos, amenazas, golpes de machete sobre el caldero e incluso fuego _también en ese orden, según la gravedad del asunto_.
Desde el primer encuentro con un nfuiri hay que empezar a educarle. Resulta irónico, pero alguien que acaba de morir es como un bebé recién nacido y hay que enseñarle todo otra vez, pues en el mundo de los muertos o plano astral, las leyes y percepciones son muy distintas a las del mundo material. Conectar ambos mundos es la tarea del brujo, su arte mayor. Primero tiene que entrenar al nfuiri y convertirlo en nfumbe, antes de fundirlo con el mpungu y obtener un verdadero nkisi que le sea verdaderamente útil en ambos planos de la realidad, extrayendo conocimientos y secretos del más allá, y beneficios materiales y logros terrenales del mundo de los vivos.
Cuando encendemos la vela y nos concentramos, como explicamos en el capítulo anterior, llega un momento en que sentimos la presencia del nfuiri, y es ahí cuando tenemos que empezar a hablarle o cantarle, marcando un ritmo suave e hipnótico, para atraerlo y que entienda que la cosa es con él. Debemos intercalar mucho su nombre, señalando el centro del cuatro viento y luego ir presentando los cuatro elementos uno a uno, mediante ofrendas simbólicas de cada uno: humo de tabaco en el norte, Aire; aguardiente caña en el oeste, Agua; unas gotas de nuestra sangre en el sur, Tierra; y encender fula en el este, Fuego.
Cuando huela el tabaco, sentirá un ligero placer pues le es familiar, como si estuviera vivo de nuevo. Aunque no fuera fumador en vida, el fuerte olor del tabaco le transmitirá sensación de humanidad y lo atraerá, hipnotizando con sus volutas, tomando consciencia del elemento aire en que se mueve. Ese olor _o mejor dicho, la energía de ese olor_, le guiará entre la oscuridad de la muerte hacia el mundo de los vivos. Un olor que también lleva parte de nuestra saliva y olor bucal.
Entonces rociamos la atmósfera con un chorro de aguardiente que pulverizaremos con nuestra boca, para que cuando descubra este nuevo placer, lo asocie siempre con nosotros, como el humo del tabaco. El aguardiente( los paleros preferimos el aguardiente de caña, pero en realidad sirve cualquier alcohol fuerte ), con su fuerte olor y sabor expandirán la sensación de vida, como una luz al final de un túnel oscuro.
La atención del nfuiri es total y ahora aprovechamos para sorprenderlo con un nuevo e insospechado golpe de efecto: la menga, la sangre humana fresca, recién brotada de nuestra carne. Esta sustancia misteriosa es el vehículo de la vida por excelencia, cargada de energía vital y espiritual ultra concentrada. La sangre es la vida misma. El nfuiri la huele y enloquece, la prueba y experimenta un subidón tremendo; un calor que es como volver a la vida. De hecho, lo que realmente sucede no es que la pruebe, ya que los espíritus no tiene boca, ni estómago, sino que penetra en ella, le sirve de cuerpo y durante unos instantes está realmente vivo, y percibe la vida a través de nuestros sentidos.
Es imprescindible que la primera menga que pruebe el nfuiri sea la nuestra, y que ese momento trascendental vaya acompañado de dos elementos que para siempre asociará con el dueño de esa sangre: el metal y el fuego; el mbele( cuchillo, machete, etc ) y la fula( pólvora, candela ).
El mbele para que nunca olvide que para obtener la menga hace falta el cuchillo( debemos usar siempre el mismo cuchillo consagrado ) cuyo dueño somos nosotros. Es decir, que la menga, la vida, nos la debe a nosotros, su amigo y benefactor, su aliado en el plano terrenal.
Pero inmediatamente después de darle nuestra menga, haremos estallar un montoncito de fula sobre su tumba, junto a su nombre, en el centro del círculo. Lo haremos con el puro de tabaco encendido, para que entienda que todos esos elementos maravillosos los dominamos nosotros y podemos usarlos tanto para bien, como para mal. La explosión de la fula tiene el efecto de un corrientazo en el enfuiri, como un cortocircuito entre energía espiritual y energía vital, que resulta estimulante, pero también desagradable.
Ha llegado el momento clave en el que el nfuiri comprenderá lo que se espera de él y de lo que es capaz. Pondremos 3, 5, 7 ó 9 montoncitos de fula en fila en una de las líneas de la cruz de tiza, empezando en el borde del circulo y terminando en el centro del cuatro vientos, justo sobre su rastro o nombre, donde antes explotamos la primera fula; sitio que ya el nfuiri asocia con su propia entidad. Entonces le mostramos un nsusu vivo( un gallo bien vital ) en una mano, y el mbele en la otra, con el puro encendido en la boca, y hacemos gestos señalando el nsusu con el mbele, mientras le explicamos( hay que aprender a hablar con el tabaco en la boca ) que si quiere más menga, tiene que trabajar para nosotros, irse con nosotros y reconocernos y obedecernos como su amo. Como los muertos no tienen voz para hablar, ni manos para escribir, le explicamos que tiene que firmar el pacto con su poder espiritual, impidiendo que la fula prenda en el montoncito del centro. Para ello colocamos una guira pequeña sobre ese montoncito para que entienda que debe protegerla. Entonces, retiramos, la guira y acercamos el puro con la boca hasta el primer montoncito de fula, en el borde del cuatro vientos, hasta que estalla, y con él todos los demás en cadena.
Cuando el humo de la explosión se aparta y nos deja ver, si el último montoncito de fula, en el centro del cuatro vientos, está intacto, significa que el nfuiri ha comprendido, ha descubierto su poder y probablemente haya aceptado el pacto. Entonces cumplimos nuestra palabra, y matamos el nsusu de inmediato, con el mbele, dejando correr la menga, la tintorera sobre el cuatro vientos, en su tumba. Mientras matamos, cantamos:
menga va correr y va corriendo
mira como corre la tintorera
menga va correr y va corriendo
mira como corre warilongo
O bien:
sangre, difunto, sangre
sangre, difunto, sangre
O podemos crear nuestro propio canto o recibirlo por inspiración; lo importante es que siempre sea el mismo, para que las entidades sepan que es la hora de comer.
Es fundamental que cumplamos nuestras promesas a rajatabla, porque nuestros actos son el lenguaje que usamos con los espíritus. Si le enseñamos al nfumbe que si trabaja hay menga, y luego no le damos la menga, o nos retrasamos en dársela, el nfumbe no comprende, se confunde y/o se enfada y hace lo que le da la gana, igual que nosotros. Y es que los nfumbes aprenden de sus amos por imitación y repetición, en constante toma y daca. Si se rompe este sistema, la comunicación se corta. Ya bastante difícil es la magia, como para que encima nos demos el lujo de ser perezosos o chapuceros.
Una vez que el animal exhala su último aliento y estira la pata, la menga deja de poseer vitalidad y el nfuiri regresa su atención hacia nosotros, como un perro mira a su amo esperando que le lance otro hueso. Es el momento de la confirmación. Le repetimos el trato en voz alta y luego repetimos el ritual de los montoncitos de fula. Si el resultado es el mismo, podemos estar un 70% seguros de que el pacto es firme. La tercera y definitiva confirmación del pacto con el nfumbe( llamamos nfumbe al nfuiri que se acostumbra a la menga, materia que lo vuelve denso y pesado como espíritu, anclándolo al mundo terrenal e impidiendole ascender hacia la Fuente o Luz ) será una vez tengamos sus restos o rastro en el munanso y le demos menga por tercera vez.
En la brujería todo tiene su porqué, y si usted no lo sabe, ya puede poseer mil ngangas y mil esqueletos que la magia no camina. Hasta el próximo capítulo y que Nsambi acutare.
BUEY SUELTO 6: Pactar con el Muerto
Última edición por Ṛṣikulyā el Lun Jul 22, 2013 11:21 pm, editado 1 vez (Razón : corregir el titulo.)
BUEY SUELTO 4: El Ritual de los 4 Vientos
El ritual de los 4 Vientos es una ceremonia sumamente importante para el desarrollo de cualquier buscador de poder que se inicia en el Camino del Buey Suelto. Esta no debe ser realizada hasta tanto no hayamos visitado los lugares de poder de cada uno de los Cinco Elementos( Aire, Fuego, Agua, Tierra y Espíritu ), para que estos se acostumbren a nuestra energía espiritual y sepan reconocer nuestro rastro en cualquier parte. Si los Elementos no nos conocen, ya nos podemos desgañitar, que no acudirán a nuestro llamado.
De entre los lugares de poder visitados, debemos escoger aquél que más sea de nuestro agrado, donde nos hayamos sentido más seguros y cómodos. Puede ser una montaña, un bosque, un ojo de agua, una cueva, una playa, un cementerio, etc( ver http://palomontenegro.blogspot.com.es/2013/03/buey-suelto-3-en-busca-de-poder.html ).
Debemos purificarnos mediante abstinencia sexual y ayuno para acudir a esta cita con los misterios primarios de la naturaleza. Esto es esencial para que nuestra energía espiritual se fortalezca y pueda elevarse por encima de nuestra materia, para poder percibir la llegada de los espíritus. Una abstinencia sexual de 7 días y ayuno de al menos 24 horas es lo más indicado, aunque para estar seguros, yo recomiendo que la primera vez ayunemos durante 72 horas. Contrariamente a lo que piensa mucha gente, los ayunos son muy buenos para expulsar toxinas y descansar nuestro organismo. El sistema digestivo es, después del cerebro, la parte del cuerpo que más consume energía, por eso cuando le dejamos descansar, nuestro cuerpo nos lo agradece y nuestro espíritu se fortalece con toda esa energía extra. Para soportar esos tres días de ayuno y no desfallecer, es aconsejable evitar los esfuerzos físicos o mentales, tratar de dormir y meditar mucho, y alimentarnos a base de infusiones energéticas naturales, como el guaraná y el ginseng y la jalea real; leche soya, miel de abejas, caldos de carne o pescado y mucha agua, en general. Cuando nos sintamos demasiado débiles, un poco de pan integral y fruta antes de acostarnos o en la mañana, serán suficientes para permitirnos continuar. Desde luego, si usted es una persona de cierta edad o presenta problemas de salud, debería ser menos drástico y llevar el ayuno con mucho cuidado.
Al lugar seleccionado para el ritual hay que llegar una hora antes del ocaso, o más, para que nos de tiempo a realizar los preparativos. Mi consejo es que la primera vez hagamos un ensayo el día anterior, ya que resulta realmente frustrante tener que suspender el ritual, luego de haber hecho tantos sacrificios, porque hayamos olvidado traer o preparar alguno de los elementos de la ceremonia. Y también debemos tener cuidado en elegir una noche de luna nueva o creciente, nunca menguante o llena, y revisar el parte meteorológico para evitar condiciones climáticas adversas, como mucho viento, frío o lluvia. El ideal para esta ceremonia es una tranquila y agradable noche de luna nueva o creciente, en primavera o verano.
Necesitaremos cinco mataris( piedras ) que hayamos encontrado en los lugares de poder visitados, correspondientes a cada uno de los cinco Elementos. Hay otros elementos que también sirven, como huesos, restos animales, semillas, cuarzos, palos, caracoles, etc, pero las mataris son mucho más resistentes y duraderas, características muy convenientes, ya que con ellas fundamentaremos más adelante nuestros nkuyos y nkisis o ngangas. Es decir, que necesitaremos una matari de volcán, de meteorito o que haya sido alcanzada por un rayo, para llamar al elemento Fuego; una matari de la cima de una montaña para llamar al elemento Aire; una matari del bosque, selva o monte para llamar a la Tierra, aunque también puede ser una piedra imán o un trozo de mineral de hierro; una matari del fondo del mar, para llamar al elemento Agua( las chinas pelonas o piedras de río, así como trozos de mineral de cobre o de oro, pertenecen a los ríos y ojos de agua dulce, que controla Chola Wengue, que es hija del Mar y de la Tierra y, por tanto, no pertenece a los 5 Elementos Básicos ); y una matari de Nfinda Ntoto o Campo Finda( cementerio ) que haya sido encontrada en un cadáver o tumba.
Con un cordel, de igual longitud que nuestra estatura, atado a un palo o estaca que clavaremos en la tierra, trazaremos un círculo al rededor de la estaca, tensando el cordel, en cuyo extremo ataremos otra estaca u objeto punzante( madera, metal o piedra, nada artificial ) para dibujar el círculo en el suelo. El radio del círculo debe coincidir con nuestra estatura y el diámetro debe ser el doble. Esto es importante.
El surco del círculo debe ser relativamente profundo para que podamos rellenarlo con polvo de yeso blanco, harina de maíz, harina de ñame o arena blanca de mar o desierto. También sirven otras sustancias, como la cascarilla, pero sería un gasto enorme.
En el centro del círculo colocaremos una brújula( también podemos hacerlo guíandonos por el sol o las estrellas, pero resulta más difícil e impreciso ) y guiándonos por el Norte trazaremos una cruz perfecta que divida en cuatro el círculo, y en cada uno de los extremos colocaremos la matari correspondiente a cada punto cardinal: la piedra de Aire, al norte; la piedra de Fuego, al este; la piedra de Tierra, al sur; y la piedra de Agua, al oeste. La matari del cementerio, perteneciente al elemento Espíritu, se coloca en el mismo centro del círculo, después de retirar la brújula.
Junto o sobre, cada matari, colocaremos objetos o sustancias simbólicos de cada Elemento. En Agua colocaremos agua, en una copa o recipiente de cristal, metal, barro, madera o fibra vegetal, como un coco o güira; en Aire quemaremos abundante incienso, tabaco o hojas de salvia, cuyo humo simboliza y llama al Aire; en Tierra colocaremos flores, yerbas y frutos frescos y olorosos; en Fuego haremos una fogata con piedras y ramas secas del lugar; y en el centro del círculo, sobre la matari de Campo Finda, nos sentaremos nosotros, en representación del Elemento Espíritu, pues bajo el disfraz temporal de carne y hueso, solo somos espíritu.
Sin salirnos nunca del círculo, debemos cantar y danzar para atraer a los Espíritus de los Elementos, también conocidos como los 4 Vientos. Debemos estar atentos a la dirección por la que sintamos llegar los vientos durante toda la ceremonia, para poderlos identificar. El viento del Norte corresponde al Aire; el del Este, al Fuego; el del Oeste, al Agua; y el del Sur, a la Tierra. Si sentimos vientos confusos, como remolinos o que llegan por direcciones secundarias, como el Noreste, Noroeste, Sureste o Suroeste, se trata de espíritus de otra clase, pertenecientes a nfuiris, nfumbes, nkuyos o mpungus, principalmente. Tomemos nota mental de esos sucesos, pero en esta primera ceremonia de los 4 Vientos, no debemos distraernos con ellos, pues no son nuestro objetivo. Más adelante tendremos oportunidades de sobra para conocerles mejor y trabajar con ellos.
Qué cantamos y cómo danzamos, se preguntaran los lectores. En realidad eso no es importante, al menos en este primer encuentro, siempre que lo hagamos de corazón, entregándonos totalmente, hasta que el rumor de nuestra mente se acalle y caigamos en un semi-trance. Cada cual es libre de elegir danzas, movimientos y canciones de las tradiciones que más afines le resulten; ya sean de origen bantú, yoruba, arará, indígena o chamánico de América o Asia, hindú, Sufí, etc. Pero si no se saben ninguna canción y/o danza apropiada o no las dominan bien, no se preocupen, pues, en mi opinión, es mejor así.
En esos casos, debemos limitarnos a girar en sentido contrario a las manecillas del reloj( este es el sentido del mundo mágico o espiritual, mientras que a favor de las manecillas es el sentido del mundo racional o material ), con los brazos extendidos y las manos por encima de los hombros, con las palamas hacia el cielo, al igual que nuestro rostro( en dirección al cielo ), con los ojos semi cerrados o sin enfocar nada en específico con ellos. Toda nuestra atención debe estar dirigida a sentir los Elementos, a través de la piel, el olfato y los oídos, no de los ojos, y el ritmo al que giremos ha de ser constante, pero no excesivamente rápido, paro no perder el equilibrio.
Cantaremos sin palabras, emitiendo sonidos rítmicos y constantes, como una canción de un idioma desconocido. No se preocupen, las palabras vendrán solas, y cuando esto ocurra, no se asusten ni se pongan a pensar de dónde vienen, para no perder la concentración. Simplemente, respiren profundo y abran la boca para que el aire que inspiremos( Inspiración ) se transforme en energía musical y palabras mágicas al pasar por las cuerdas vocales y retornar a la noche y a sus dueños originales: los Espíritus Elementales que nos rodean.
Es esencial que estemos totalmente a solas en este lugar, apartados de la civilización y sin temor a ser interrumpidos u observados por nadie. Tampoco debemos contarle a nadie lo que vamos a realizar, ni el sitio donde lo haremos. El secreto y la soledad aumentan el poder mágico.
Danzaremos y cantaremos hasta que…, bueno, eso mejor no se los adelanto, pues, como decía el poeta cubano y Gran Maestro Masónico Jose Martí, "…hay cosas que para lograrlas, han de andar ocultas".
Hasta el próximo capítulo, queridos lectores y mpanguis; un saludo de kunanchila y que Nsambi acutare.
A la Tierra se la conoce en pleno monte, en los bosques y selvas, en la tundra, en los desiertos y en las cuevas. También está presente en los campos de labranza, pero allí su poder es débil y disgregado. De la Tierra obtendremos el tótem o animal totémico, que es el espíritu animal que nos corresponde( puede ser un pájaro, una fiera, un pez, un reptil, etc ); un aliado espiritual muy valioso, que nos servirá de guía y protección en nuestra búsqueda o camino espiritual. El tótem nos enseñará lugares, plantas y minerales de poder, y toda clase de secretos.
Al Agua hay que buscarla en alta mar, en las profundidades del océano o en las costas deshabitadas, en los ríos solitarios, en los ojos de agua más ocultos, en los manantiales y corrientes subterráneas y en la lluvia que cae lejos de la actividad humana. Si el Fuego es el Sol, el Agua es la Luna, pues esta afecta a las mareas y el comportamiento de plantas, animales y personas. Por esa razón, la hora más apropiada para llamar al Agua es el ocaso, cuando el Sol se esconde y surge la Luna, astro principal de la magia. Cada fase lunar tiene características propias, que sirven para distintos tipos de trabajos mágicos. La Luna Nueva, por ejemplo, es ideal para la magia blanca y todos los trabajos para impulsar y fortalecer proyectos que comienzan y abrir caminos nuevos; mientras que la Luna Llena se emplea para magia negra, hechicería y brujería para dañar o desbaratar, en general.
Para encontrarnos cara a cara con los elementos y obtener poder de ellos, hay que ofrendarles pureza, tiempo y voluntad.
La pureza se alcanza con la abstinencia sexual, el ayuno, el ejercicio sicofísico( como el yoga, el taichí, la meditación o las danzas rituales ), el silencio y la soledad, fundamentalmente, durante períodos de tiempo que oscilan entre las 72 horas y las semanas, meses o años, según el grado de intoxicación o impureza de cada individuo. Es esencial alcanzar un estado de paz y silencio interior para conseguir poder de los elementos. Si entramos en la naturaleza salvaje con nuestra mente llena de preocupaciones y distracciones mundanas y nuestros sentidos atrofiados por los olores, sabores, sonidos y sensaciones de la civilización, seremos incapaces de percibir la presencia espiritual de los elementos, y mucho menos de entablar un diálogo o lucha( según la naturaleza de cada persona, unos elementos le resultarán hostiles y otros amigables; pero ya sea mediante la fuerza o la amistad, siempre se puede sacar poder de ellos, si se hace correctamente ) para recabar poder. Adentrarse en la morada de un elemento sin la debida purificación y preparación es algo sumamente peligroso, ya que no tenemos forma de prevenir un ataque, y se puede acabar muerto: ahogado por el Agua, quemado por el Fuego, despeñado por el Viento, o devorado o envenenado por un animal de la Tierra.
La ofrenda de tiempo significa dedicación, interés. Mientras más tiempo pasemos en la naturaleza, con respeto de sus leyes y amor por su belleza, más se abrirán, como flores en primavera, nuestros sentidos espirituales o extrasensoriales, sin los cuales es imposible percibir la magia. No basta con ir al monte una vez al año y comportarnos con la torpeza típica de un ser de ciudad; hay que escapar a menudo de la civilización o, mejor, aún, vivir apartados de ella.
Si el trabajo y/o las responsabilidades no nos permiten vivir en plena naturaleza, al menos debemos ir a su encuentro cada vez que tengamos oportunidad, demostrándole a los elementos la firmeza o voluntad de nuestra búsqueda espiritual. Los elementos no valoran a los humanos por su inteligencia racional, su intelecto o cultura, pues ellos no poseen, ni necesitan, cerebro o pensamiento. Los elementos tienen fuerza, poder espiritual, cuyo equivalente en los humanos es la voluntad; por eso nos miden por ella y desprecian a los perezosos, inconstantes, cobardes y egoístas, y respetan a las personas altruístas, valientes, persistentes y capaces de sacrificarse. Ya les había advertido en el capítulo anterior, que la voluntad es una virtud cardinal para desarrollarnos en el mundo de la magia y la espiritualidad, y que se puede alimentar mediante la paciencia y la disciplina.
Es necesario familiarizarse con la naturaleza, aprender a distinguir las plantas y sus propiedades, reconocer los minerales, el canto de los pájaros, el rastro de los animales, etc, hasta llegar a sentir las vibraciones energéticas de un lugar benéfico o peligroso, por ejemplo. Cuando germina en nosotros esa capacidad de intuición, significa que estamos aprendiendo el lenguaje de la naturaleza, con el cual podremos comunicarnos con los elementos, entre otras entidades.
Un ejercicio básico para entrar en contacto con la naturaleza y sus elementos, consiste en( luego de una purificación de al menos tres días ) pasar tres días y sus noches en un lugar en medio de la naturaleza, alejados de cualquier influencia de la civilización, en absoluta soledad y sin pronunciar palabra alguna. No llevaremos libros, ni nada para leer, ni aparatos eléctricos( en todo caso un móvil apagado, que solo usaremos en caso de auténtica emergencia ), instrumentos musicales, juegos o cualquier otra distracción o pasatiempo. La idea es que podamos prestar toda la atención posible al entorno natural y a sus habitantes, para obligarnos a despertar nuestra intuición y nuestra sensibilidad espiritual o extrasensorial. Resumiendo: vivir 72 horas con el corazón y no con la mente.
En el Palo Monte tradicional, como se practicaba antes y todavía se ve en algunos lugares de los campos de Cuba, el ngueyo que desea poseer una nganga y convertirse en brujo, debe pasar entre 3 y 7 días solo en el monte, subir a lo más alto, cruzar un río, visitar la mar y pasar al menos una noche entera el cementerio.
Otra de las grandes ventajas de pasar tiempo en el monte y la naturaleza, es que podemos ir recolectando toda clase de elementos naturales( palos, yerbas, flores, semillas, frutos, piedras, minerales, caracoles, tierras, arenas, aguas, plumas, fragmentos de animales, etc ) que nos servirán de ingredientes para confeccionar nuestras prendas y trabajos, con la plena seguridad de que no son falsos o cultivados y criados en viveros y granjas, como sucede con la mayoría de los palos, yerbas y elementos animales que se pueden adquirir en las botánicas y tiendas de artículos religiosos. Además, el hecho de cortar las plantas con nuestras propias manos, hablándoles con cariño, para que nos ayuden, y entregando su derecho a Ngurufinda, el dueño del Monte, o a Baluande( Mamá Umbó, Madre de Agua ), si se trata del mar, nos garantiza su calidad y propiedades mágicas.
Al Espíritu se le busca en último lugar, después de conocer a los otros cuatro elementos y de saber a ciencia cierta cuál de ellos es/son nuestro/s aliado/s. Al Espíritu se le encuentra cerca de la muerte, al borde de ella o donde reposan los restos que un día contuvieron vida. Todo lo que nace y muere posee espíritu, y sus restos dan fe de ello y mantienen el contacto espiritual hasta que se vuelven polvo y este se disuelve en la tierra y el agua o lo consume el fuego y se funde en el viento. Por eso, sin este quinto elemento no podrían existir los otros cuatro, pues la muerte no es final, sino transmutación, reciclaje, el mecanismo más misterioso de la naturaleza, que garantiza la continuidad y evolución de la vida.
Del elemento Espíritu obtendremos algunos de los secretos principales de la brujería, como el arte o habilidad de entrar en contacto con los espíritus de difuntos, y conseguir que un muerto reciente se convierta en nuestro aliado, mediante un ritual que se celebra sobre la tumba del mismo, a media noche, en el cementerio, entre otros. Como dice el dicho, "del muerto nace el santo", que significa que sin muerto no hay brujería, pues esta clase de espíritu será quién dirija al resto de poderes adquiridos en todo tipo de trabajos que hagamos.
En próximos capítulos profundizaremos en cada uno de los elementos, el mundo de los muertos y otros temas de Buey Suelto, El Camino del Brujo Solitario, tratado que estoy escribiendo y que espero publicar este año. El libro es para todos ustedes, queridos lectores y mpanguis, así que les agradeceré cualquier sugerencia, pregunta o tema que quieran que incluya, responda o aborde en el libro. Un abrazo a todos, de kunanchila y que Nsambi acutare.
BUEY SUELTO 4: El Ritual de los 4 Vientos
BUEY SUELTO 5: Bakundi Kunanso; haciendo amigos en el cementerio.
Enterradores en Cuba
En este quinto capítulo de Buey Suelto, el Camino del Brujo Solitario, nos adentramos en el mundo de Cotalemba, Nfinda Ntoto, Kunanso, Kunansinda, Kumansofundi, Campo Santo, etc _que son algunos de los innumerables nombres de la Casa o Tierra de los Muertos, el Cementerio, el lugar más mágico e importante para un brujo después del propio Nfinda, el Monte_, para obtener kongome( huesos ) y otros elementos, materias y mbumbas( misterios, poderes ) imprescindibles para hacer brujería, como el secreto para llevarnos a casa el nfuiri o espíritu de un muerto.
Del cementerio no solo sacaremos kiyumbas( cráneos ) y huesos, nchila( corazón ), samidilango( cerebro ) y otros restos de lembe( muerto ); también son muy valiosos otros elementos, como kunanso ntoto( tierra de cementerio ), lembe ntoto( tierra de tumba ), mataris( piedras ), ngandos( fragmentos de animales ), mukandas( plumas; las de nsusundamba o lechuza, por ejemplo, son muy apreciadas ) y bichos o munfuira( pequeñas alimañas, gusanos de tumba, insectos ), en general; así como musangas( yerbas ) que crecen en los cementerios y nkunias( palos ) de árboles que dan sombra a las tumbas. Los tongo( bastón, cetro ) con los que los que Tatas y Padres llaman y controlan a sus nfumbes( nfuiris, espíritus al servicio de un brujo ) y demás entidades, se tallan en madera de palos de cementerio. Algunos, como el ciprés, sirven para invocar al mismísimo Kadiampembe( el Diablo ) y otros karires o demonios.
Muchos paleros y hechiceros prefieren sustraer los cadáveres enteros, e incluso los hay que, ya sea por celo o por las prisas, cargan también con el ataúd y todo su contenido. Es normal, aunque poco frecuente, que un brujo sea sorprendido en plena exhumación y tenga que salir huyendo; lo raro es que se vaya con las manos vacías.
Es decir, que para ser brujo hay que visitar a menudo el cementerio y encontrar la forma de obtener todos esos elementos antes mencionados, con cierta facilidad. En Cuba es habitual que los nganguleros busquen empleo en los cementerios. De esa forma pueden acceder sin peligro a todo lo que necesitan para sus kindambas( brujerías ) y, de paso, hacer un dinero extra proveyendo a otros mpanguis, santeros, babalawos y brujeros en general. Para los tatas de antaño, negros congos o de otras tribus bantúes, o sus descendientes directos, el empleo de sepulturero o enterrador, como decimos en Cuba, era el oficio ideal. No solo por tener acceso a los cadáveres y demás, sino por la paz, el silencio y la intensa espiritualidad que se respira en los cementerios. Algunos de los Padres kimbiseros y abakuás que tuve la suerte de conocer en mi juventud, trabajaron en los cementerios de Regla, Guanabacoa y Colón, de La Habana. Hombres serenos y callados, como sombras; de ojos profundos y enigmáticos, que cuando te miran se te erizan los pelos, pues sientes como si pudieran ver toda tu vida y tu muerte en un instante. Me contaban que la magia y la paz llegan al atardecer, cuando el sol y los visitantes comienzan a marcharse. Es entonces cuando los espíritus salen a estirar las piernas y a charlar un rato con ellos, si hay café, ron y tabaco para compartir la noche.
Brujo obrando en el cementerio
Si usted quiere ser brujo o bruja, busque trabajo en un cementerio o trabe amistad con los sepultureros. En todos los países por los que he pasado, tanto en América como en Europa, y sobre todo en los cementerios antiguos y apartados, he podido contactar con cierta facilidad con sepultureros dispuestos a ayudarme por un poco de dinero. Digamos que robar a los muertos es algo que viene con el trabajo, como un extra, ya que por lo general, el empleo de enterrador no está bien pagado. Recuerde, si se le muere un familiar, no lo entierre con sus joyas o nada valioso, pues llegarán a cualquier parte menos al otro mundo. Y si no, fíjese bien en los sepultureros y notará que algunos visten o calzan prendas que no son de su talla.
Pero no cometa el error de proponerles negocios dentro del cementerio. Ya sea por respeto a los muertos o por temor a los vivos, en el campo santo no se habla de dinero y cosas mundanas. Espere a la hora de la comida, del descanso o de la salida, y podrá encontrarlos en el bar o café más cercano. Ellos, al igual que los espíritus, nunca desprecian una invitación a café, licor o tabaco.
Siempre que entre al cementerio con fines mágicos, debe saludar o hacer una pequeña ofrenda a Centella Ndoki, la reina del kunanso, señora de todos los nfumbes, hermana de Nfuá( la Muerte ) y esposa del gran Ndoki, el dios de las malas artes. En la cultura yoruba se la conoce como Oyá y en la santería mexicana es la propia Santa Muerte. En cada cultura y mitología, la muerte y el cementerio están relacionados con alguna deidad, pero en el fondo todas son la misma. No importa qué nombre o imagen tenga para usted, lo importante es que al entrar en Kunansinda lo haga con respeto y educación, ya que es un lugar sagrado. Quitarse el sombrero, hacer la señal de la cruz, arrojar nueve centavos de cobre o una flor, en un árbol o tumba cerca de la entrada; murmurar "con licencia mi niña( o mi señora )", o tan solo detenerse un instante en la puerta, cerrar los ojos y saludar mentalmente, son algunas de las formas en que puede entrar correctamente en campo santo. Pero no olvide que la magia tiene tanto de tradición, como de inspiración, así que no tema crear su propio saludo y déjese llevar por su intuición que, como ya hemos dicho en otros capítulos, es la voz de los espíritus.
Aunque es cierto que algunas personas nacen con el don de comunicarse con los muertos, en realidad cualquiera puede llegar a percibirlos, si es capaz de cultivar el vacío mental, aislando los sonidos del mundo terrenal y escuchando con atención las voces del silencio. Meditar en los cementerios es una práctica muy eficaz para desarrollar la sensibilidad parapsicológica o mediumnidad. Por eso es conveniente visitar a menudo el cementerio y pasar muchas horas, especialmente de noche, dentro de sus muros.
EJERCICIO: Al ponerse el sol, pasee lentamente entre las tumbas, dejando vagar su mente y sus pasos sin rumbo fijo entre estas. De igual forma, entorne los ojos ligeramente y no fije, al caminar, la mirada en nada en específico. Suavice su respiración y sus movimientos hasta que se sienta ligero como una hoja, a punto de elevarse del suelo a la más mínima brisa. Según vaya oscureciendo, las cosas sólidas e inertes, como la piedra y el mármol, se irán difuminando entre las sombras, y la imagen de su propio cuerpo se irá disolviendo en la noche, hasta sentirse etéreo, invisible, mientras las siluetas de las ramas de los árboles cobran vida y se transforman en extraños seres que se mecen con el soplo mágico del reflejo de la Luna. Entonces despiertan las aves nocturnas y sus cantos misteriosos pueblan el silencio y se confunden con otras voces más sutiles, que lentamente comienzan a despertar de su letargo diurno.
Preste atención a esas voces o susurros y aíslelos del resto de los sonidos de la noche. Déjese guiar por ellos entre los senderos de tumbas, y cuando sienta que algo le roza suavemente, como una caricia que le pone la piel de gallina, y una corriente de energía fría le recorre la columna y le pone los pelos de punta, deténgase un momento y busque a su alrededor el sepulcro más cercano. Entonces encienda una vela blanca e ilumine la lápida, para poder leer el nombre que en vida tuvo, el espíritu que ahora le llama.
Acuéstese boca arriba sobre la lápida con las piernas ligeramente separadas y los brazos a los lados del cuerpo, con las palmas de las manos hacia arriba. Cierre los ojos; visualice el nombre del difunto en su mente; respire lenta y profundamente, tratando de espaciar lo más posible los vacíos: esos segundos entre la expiración y la próxima inspiración, en que sus pulmones se quedan totalmente vacíos de aire. Durante esos instantes, la mente también se vacía de todo pensamiento de forma automática y natural. Al desplazar todo el aire y los pensamientos de nuestro ser, hacemos espacio para que los espíritus _en este caso, lo más probable es que se trate del espíritu cuyo nombre hemos visto en la lápida; aunque también puede tratarse de un muerto anterior, que ocupó el mismo espacio mucho antes, o cuyos restos descansan más abajo_ puedan penetrar en nuestro cuerpo-mente y servirse de sus recursos biológicos para percibir de nuevo la vida que han abandonado e interactuar con ella a través nuestro.
Conectando con el nfuri
Practique el vacío hasta que se produzca la posesión o semi-posesión. En la semi-posesión conservaremos parte de nuestra consciencia durante el trance, mientras que en la posesión total no recordaremos nada de lo sucedido. Los llamados "caballos de santo", en osha; "perros de prenda", en palo monte; o mediumnidades, en el espiritismo, son las personas con una tendencia natural a la posesión total. Estas personas no deben "trabajar" solas; necesitan colaborar con un brujo que les guíe, o tener un ayudante, en el caso de que ellas mismas sean tatas o yayas, babaloshas o iyaloshas, sacerdotes consagrados, en general.
Mediumnidad en trance. Palo Monte
Lo ideal para el Camino del Buey Suelto es ser propenso al semi-trance, más que a la posesión total, ya que así es más sencillo trabajar en solitario. Sinembargo, existen técnicas para aprender a contener y controlar los trances e impedir que los espíritus nos posean por completo y, de esa forma, poder recordar las experiencias y revelaciones, y ser capaces de obrar sin ayuda de otro ser humano. Y digo ser humano y ser vivo, pues hay muchos brujos que se valen de animales, como perros, gatos, serpientes y diversas aves, como ayudantes o aliados mágicos; pero eso ya lo veremos en otro capítulo.
Mediumnidad en trance. Culto vodu
En sus excursiones al cementerio, para practicar las técnicas y ejercicios antes descritos, nunca olvide llevar en su morral( bolsa o mochila consagrada exclusivamente a la brujería. Es decir, que no la use para hacer la compra en el supermercado o para llevar los libros al colegio, sino solo para actividades propias de la brujería ) objetos simbólicos y sustancias pertenecientes a los Cuatro Elementos( ver los capítulos anteriores BUEY SUELTO 4: El Ritual de los 4 Vientos y BUEY SUELTO 3: En Busca de Poder ), como las mataris de poder; los cálices, copas o güiras( yo suelo usar un juego de tres güiras de diferentes tamaños, que caben una dentro de la otra ) para servir el agua( Elemento Agua ), el café y el aguardiente de caña, ron o licor, según el caso( tratándose de un cementerio inglés, por ejemplo, la ginebra será más apropiada que el aguardiente ); tabaco, incienso u hojas de salvia( Elemento Aire ); velas y/o candiles( Elemento Fuego ); y flores y miel en representación del Elemento Tierra.
En los primeros contactos con espíritus que no conocemos, no es prudente ofrecerles la menga( sangre ) de animales o unas gotas de la nuestra, ya que la energía de esta sustancia es muy poderosa y no sabemos cómo pueda reaccionar la entidad. Además, en mi opinión, no es conveniente darle materia( menga, sangre ) a los nfuiris, a no ser que decidamos convertirlos en nuestros nfumbes, pues se acostumbran y se hacen adictos a ella y dependientes de nosotros, lo cual es una enorme y peligrosa responsabilidad, que solo debemos asumir cuando estemos preparados.
Otro elemento que no debemos olvidar es el yeso o tiza( no cascarilla ) para trazar un sencillo 4 Vientos sobre la lápida y también sobre nuestro plexo solar, antes de acostarnos sobre la tumba. Las mataris debemos colocarlas a nuestro alrededor: norte a la cabeza, este a la derecha, oeste a la izquierda, y sur entre las piernas. La matari correspondiente al Elemento Espíritu no es necesario utilizarla, ya que estamos en el cementerio y sería tan innecesaria como regar las plantas de un jardín en un día de lluvia.
Estas operaciones las llevaremos a cabo a la luz de una vela o candil, que luego colocaremos a nuestra derecha antes de acostarnos. Una vez que se produzca el trance, el propio nfuiri se encargará de servirse el licor, encender un puro o lo que prefiera del contenido del morral. Procuremos siempre llevar papel y algo para escribir, preferentemente de origen natural, por si algún mpungu u otra divinidad quiere dejarnos algún mensaje o patipemba( firma, dibujo mágico ) a través del nfuiri, o simplemente para anotar nuestras experiencias al salir del trance, antes de que olvidemos algún detalle.
Y así concluyo este capítulo, no sin antes advertirle a todos los lectores, que si al llevar a cabo estas prácticas dentro de un cementerio, experimentan una fuerte sensación de alarma o peligro inminente, o cualquier evento desagradable o doloroso, como el ataque de un animal( los mosquitos no cuentan ) o un golpe o caída considerable, voces en la mente que les ofenden y amenazan, visiones horribles, malestar físico intenso, sensación de gusanos, cucarachas y otros bichos asquerosos moviéndose sobre la piel o por debajo de esta, etc, abandonen el lugar inmediatamente.
BUEY SUELTO 5: Bakundi Kunanso; haciendo amigos en el cementerio.
BUEY SUELTO 6: Pactar con el Muerto
En capítulos anteriores hemos visto paso a paso el proceso de preparación para llegar a este esperado momento, el de encontrar y pactar con un nfuiri para que acepte convertirse en nuestro aliado en el más allá. Hoy veremos como llevarnos un muerto del cementerio.
Existen muchas formas de lograr que un nfuiri trabaje para nosotros, por las buenas o por las malas _mediante pacto o engaños o a la fuerza_, total o parcialmente; es decir, como nfumbe que vive en la prenda, recibe materia( menga ) y se funde con el mpungu para formar el nkisi, o como nfuiri o espíritu libre que solo acude cuando se le llama _o cuando le da la gana_ y generalmente no se le da menga( sangre ), solo ofrendas etéreas, como el alcohol( aguardiente, chamba ) y el humo de tabaco e incienso.
En este capítulo veremos cómo pactar con un difunto reciente, que es la forma más sencilla de conseguir un aliado espiritual con el mínimo de peligro y experiencia, lo cual es ideal para los ngueyos novatos o pinos nuevos y para los bueyes sueltos o seguidores del camino del brujo solitario, que no cuentan con el auxilio directo de un padrino ni de hermanos mayores.
Un nfuiri es un espíritu libre, es decir, la esencia espiritual de un difunto. El espíritu no es el alma, sino el cuerpo o recipiente espíritual que la contiene, y que en vida se le suele llamar aura, pues bajo determinadas condiciones o estados puede verse como una membrana de energía luminosa; como un espectro de colores, que rodea al cuerpo físico.
Todos los seres vivos poseen la capacidad de percibir el aura o espíritu de las cosas, pero a los humanos que nacemos y nos criamos dentro de la civilización nos atrofian este sexto sentido durante los 3 primeros años de vida, fundamentalmente. El proceso completo culmina entre los 5 y los 7 años, pero es en los 3 primeros donde más se esfuerzan los padres y la sociedad en general para desviar la atención del niño de los aspectos espirituales y centrarla y fijarla únicamente en la realidad material. A diferencia de los niños de las culturas indígenas de Africa, Asia, Australia y América, a los infantes de las sociedades modernas y "civilizadas" se les convence de que los sueños no son nada y no hay que recordarlos ni darles importancia, que los seres extraños que perciben solo son amigos imaginarios o monstruos producidos por el miedo y la imaginación, que no hay que guiarse por la intuición, sino por la razón y que las voces e imágenes que sienten como ajenas son reflejos automáticos de la mente, cosas del ego y el subconsciente, nada real o importante. De ese modo, por convicción y falta de práctica, nuestra capacidad de percibir el plano espiritual de la realidad o sexto sentido se va atrofiando hasta volverse inútil, como los pies de aquellas pobres niñas que durante cientos de años en China vendaban para evitar su crecimiento, por un simple ideal estético. Por eso es normal que las personas provenientes de culturas consideradas "primitivas" presenten más capacidades parapsicológicas que los habitantes de ciudades y culturas modernas.
Los nfuiris o espíritus libres recién desencarnados pertenecientes a personas que murieron en paz, conscientes, que aceptaron la muerte y arreglaron sus asuntos terrenales antes de partir, solo permanecen en el cadáver o cerca de este durante un breve período de 7 días, como máximo. Si el difunto era una persona inteligente, equilibrada y de elevado nivel intelectual, humano y/o espiritual, su espíritu puede ascender, llevándose consigo el alma, en los 3 primeros días. Los santo/as y grandes maestros espirituales pueden ascender inmediatamente, si así lo desean, pues en vida practican y dominan el viaje astral( hacer viajar la consciencia fuera del cuerpo mediante la elevación voluntaria del aura. La única diferencia entre el viaje astral y la muerte es que durante el viaje astral, por muy lejos que viaje la consciencia, el aura siempre se mantiene unida al cuerpo por un nexo energético que algunos llaman hilo de plata, pues semeja una fibra de luz blanca, para los que pueden percibirlo ) y por ello tienen control absoluto sobre su espíritu una vez muertos.
Este tipo de nfuiris, a los que se suele llamar espíritus de luz, pues su energía es muy pura y luminosa y suelen ascender y fundirse con la Fuente muy rápidamente, son de escasa utilidad en el mundo de la brujería. Dejan el cuerpo demasiado aprisa, con lo cual es difícil contactarlos antes de que asciendan y muy poco, por no decir nada, tenemos los vivos para ofrecerles y ganarnos su apoyo. Tampoco son fáciles de engañar, aunque no imposible, pero no vale la pena ensuciar el karma de ese modo para obtener tan pocos beneficios, pues bien sabido es que este tipo de espíritus no son muy poderosos o, mejor dicho, su poder es poco práctico para los asuntos del plano terrenal, salvo para las sanaciones.
Lo más conveniente es elegir nfuiris de personas que murieron sin darse cuenta, sin estar preparadas, de forma violenta, dejando muchos asuntos inconclusos en este mundo y que, preferiblemente, en vida hayan sido poco inteligentes, y más bien impulsivos y violentos que reflexivos, o seres atormentados por la culpa, el dolor, el sufrimiento y/o los trastornos mentales. Suicidas, criminales, militares caídos en combate, víctimas de asesinato, dementes, niños, personas que murieron de forma horrible, o tan súbita que aún no lo entienden, son el tipo de difuntos que debemos buscar en las esquelas fúnebres de los periódicos. La energía de estos nfuiris no es muy luminosa y ligera, como la de los espíritus de luz, sino más bien oscura y densa, por eso les cuesta ascender y tienden a quedarse más tiempo junto a sus restos, principalmente, pero también pueden rondar los lugares y personas que les resultan familiares o les obsesionan.
Debemos actuar con rapidez y realizar el contacto antes de las tres primeras semanas después de la defunción. Tengan en cuenta que, una vez que localicemos al nfuiri y el cementerio donde ha sido enterrado, hay que estudiar la forma de acceder al campo santo de noche y realizar las sesiones o rituales de contacto( ver el capítulo anterior ) que sean necesarias hasta que contactemos con la entidad y logremos convencerla de pactar con nosotros. Lo mejor es enterarse antes del entierro y poder asistir al velatorio, donde tendremos la oportunidad de estar cerca del muerto durante un buen rato y concentrarnos en su energía sin llamar la atención. El ideal es presenciar la muerte de la persona, pues entre la víctima y el testigo( o causante ) de la muerte se crea un intenso vínculo espiritual _por eso muchos guerreros, sobre todo en la antigüedad, se comían el corazón de sus víctimas o le arrancaban el cuero cabelludo, las orejas, dientes, etc, inmediatamente después de matarlos_, pero eso es cada vez más difícil, a no ser que estemos en una guerra o situación violenta y/o peligrosa.
Muchos brujos experimentados, localizan personas que serían nfumbes perfectos, cuando vienen a consultarse con ellos y "les echan el ojo". Se apropian de su sombra o rastro y los trabajan para que mueran pronto y del modo más adecuado. Otros prefieren causar la muerte de sus enemigos y convertirlos en sus nfumbes esclavos, como castigo y venganza.
Debemos rondar al muerto, averiguar sobre su vida y muerte, sus gustos y asuntos pendientes, elementos que nos servirán para negociar el pacto. Es conveniente conocer a alguien que trabaje en el cementerio para poder obrar con tranquilidad y, llegado el momento, nos ayude a exhumar el cuerpo para llevarnos los restos que necesitemos. No es imprescindible llevarnos la kriyumba( cráneo ) y/o kongome( huesos ) para tener al muerto; basta con una matari( piedra ) y noto( tierra ) de la tumba, o con una prenda( anillo, cadena, zapato, etc ). Incluso podemos llevarnos o capturar un muerto sin tomar materia alguna, tan solo haciendo que el nfuiri penetre en una botella y cerrándola. Claro que eso hay que saber hacerlo. Por eso lo mejor para un primerizo( que obtiene su primer nfumbe ) es llevarse la kriyumba y huesos de piernas y brazos, y al menos una mano, pues sus huesos pequeños son muy buenos para montar makutos, mpakas y otras prendas pequeñas.
Desde luego, hay que darse prisa por pactar con el muerto, pero podemos esperar a que se pudra bien la carne para sacar los huesos con más facilidad. Aunque si tenemos tiempo para hacerlo y las condiciones apropiadas en el munanso, lo más indicado es trocear el cuerpo y llevarnos cabeza, brazos y piernas, o el cuerpo entero, no vaya a ser que pase algo y perdamos al nfumbe, pues, pese a que hayamos pactado con él, un familiar puede darle misas para elevar su alma o el propio espíritu puede extraviarse, vagando en la oscuridad antes de que lo fundamentemos en su recipiente y le enseñemos a orientarse en el plano astral. Es como entrenar una paloma mensajera; al principio existe el peligro de que no encuentre el camino de vuelta.
Los nuevos tatas que estén buscando un nfumbe para fundamentar su primera nganga, deben trazar sobre la tumba su firma y la patipemba correspondiente al tratado de levantar o pactar con el muerto de su regla y munanso, pero si se trata de un buey suelto que recorre el camino del brujo solitario, aún no tiene más firma que el cuatro viento básico que vimos en el capítulo 4 http://palomontenegro.blogspot.com.es/2013/04/buey-suelto-4-el-ritual-de-los-4-vientos.html, pero eso no es problema, ya que el muerto, a no ser que pertenezca a una persona que en vida fuera palero, es tan novato como usted en estos asuntos. Así que trace el cuatro vientos y coloque encima las mataris y/u objetos de poder simbólico correspondientes a los 4 elementos, según los puntos cardinales, tal como vimos en el capitulo anterior http://palomontenegro.blogspot.com.es/2013/05/buey-suelto-5-bakundi-kunanso-haciendo.html.
En el centro del cuatro vientos colocaremos un papel de estraza con el nombre completo y fecha de nacimiento y muerte del difunto escrito con grafito negro, o con tinta china sobre piel de chivo _hembra si es mujer y macho si es un hombre. Las brujas deben buscar un nfumbe hembra y los brujos uno macho. No es obligatorio, pero es más conveniente que brujo y nfumbe sean del mismo sexo pues el mpungu con el que se fundirá el nfumbe para crear el nkisi o nganga principal de un brujo o bruja, suele ser el ángel de la guarda de su mismo sexo. De modo que las mujeres tienen nkisis como Madre de Agua, Chola Wengue, Ngonda Nkisi o Centella, mientras que los hombres tienen como nkisi principal a Sarabanda, Siete Rayos, Cuatro Vientos, Tiembla Tierra, etc._, o escrito sobre la foto del difunto. También vale la esquela del periódico o algo suyo, si tenemos la suerte de poseer alguna prenda suya, documento firmado, etc.
Este papel, foto, piel, prenda o rastro representa al quinto elemento, el Espíritu, y le muestra al nfuiri cuál es su lugar y papel en el orden del mundo. Los nfuiris no tiene ojos y perciben muy poco del plano terrenal, apenas las cosas que le son familiares, como su nombre o rastro, los elementos puros e intensos, como el alcohol, el fuego, los olores fuertes del tabaco, incienso, fula( pólvora ), azufre, etc, y los sabores picantes de ajíes( chiles ) y pimientas. También perciben los contrastes fuertes, como el color blanco resaltando sobre el negro, o la luz brillando en la oscuridad; por eso se trabaja de noche con los muertos, con velas, ropas y trazos blancos.
El nfuiri reconoce en la forma del cuatro vientos, un símbolo humano, no de la naturaleza y comprende que están tratando de comunicarse con él; que no está solo en esa terrorífica y negra soledad que le rodea, y presta toda su atención a lo que sucede en ese círculo, alrededor de la luz de la vela blanca que encenderemos sobre el papel o rastro, en el centro del cuatro vientos. Por las mismas razones, el brujo/a debe vestir de blanco y, sobre todo si es de piel oscura, pintarse manos y rostro con tiza blanca.
A diferencia de la percepción visual, que es muy escasa, los nfuiris escuchan bastante bien, si se les habla en determinada frecuencia, que es ese tono íntimo, de ritmo hipnótico que se entrecorta de vez en cuando con voces más fuertes o firmes, característico de los brujos afroamericanos y chamanes de Asia y Australia. Son muy sensibles a los cambios de ritmo, por lo que podemos apoyar y reafirmar nuestras comunicaciones mediante la percusión de tambores y otros instrumentos y objetos. A los nfumbes se les acostumbra, por asociación, a que un ritmo rápido y violento corresponde a la guerra, a trabajos de ataque y defensa, mientras que otro más suave y cadencioso, anuncia obras de magia roja o sexual. Como a un perro, se le familiariza con determinados silbidos, nombres y otros sonidos para indicar acciones o elementos muy precisos y lo que se espera del nfumbe. Si entiende y obedece correctamente, se le premia con cosas que le gustan, como el tabaco, el alcohol y la sangre _en ese orden de importancia_, de lo contrario no les den nada, o solo gritos, amenazas, golpes de machete sobre el caldero e incluso fuego _también en ese orden, según la gravedad del asunto_.
Desde el primer encuentro con un nfuiri hay que empezar a educarle. Resulta irónico, pero alguien que acaba de morir es como un bebé recién nacido y hay que enseñarle todo otra vez, pues en el mundo de los muertos o plano astral, las leyes y percepciones son muy distintas a las del mundo material. Conectar ambos mundos es la tarea del brujo, su arte mayor. Primero tiene que entrenar al nfuiri y convertirlo en nfumbe, antes de fundirlo con el mpungu y obtener un verdadero nkisi que le sea verdaderamente útil en ambos planos de la realidad, extrayendo conocimientos y secretos del más allá, y beneficios materiales y logros terrenales del mundo de los vivos.
Cuando encendemos la vela y nos concentramos, como explicamos en el capítulo anterior, llega un momento en que sentimos la presencia del nfuiri, y es ahí cuando tenemos que empezar a hablarle o cantarle, marcando un ritmo suave e hipnótico, para atraerlo y que entienda que la cosa es con él. Debemos intercalar mucho su nombre, señalando el centro del cuatro viento y luego ir presentando los cuatro elementos uno a uno, mediante ofrendas simbólicas de cada uno: humo de tabaco en el norte, Aire; aguardiente caña en el oeste, Agua; unas gotas de nuestra sangre en el sur, Tierra; y encender fula en el este, Fuego.
Cuando huela el tabaco, sentirá un ligero placer pues le es familiar, como si estuviera vivo de nuevo. Aunque no fuera fumador en vida, el fuerte olor del tabaco le transmitirá sensación de humanidad y lo atraerá, hipnotizando con sus volutas, tomando consciencia del elemento aire en que se mueve. Ese olor _o mejor dicho, la energía de ese olor_, le guiará entre la oscuridad de la muerte hacia el mundo de los vivos. Un olor que también lleva parte de nuestra saliva y olor bucal.
Entonces rociamos la atmósfera con un chorro de aguardiente que pulverizaremos con nuestra boca, para que cuando descubra este nuevo placer, lo asocie siempre con nosotros, como el humo del tabaco. El aguardiente( los paleros preferimos el aguardiente de caña, pero en realidad sirve cualquier alcohol fuerte ), con su fuerte olor y sabor expandirán la sensación de vida, como una luz al final de un túnel oscuro.
La atención del nfuiri es total y ahora aprovechamos para sorprenderlo con un nuevo e insospechado golpe de efecto: la menga, la sangre humana fresca, recién brotada de nuestra carne. Esta sustancia misteriosa es el vehículo de la vida por excelencia, cargada de energía vital y espiritual ultra concentrada. La sangre es la vida misma. El nfuiri la huele y enloquece, la prueba y experimenta un subidón tremendo; un calor que es como volver a la vida. De hecho, lo que realmente sucede no es que la pruebe, ya que los espíritus no tiene boca, ni estómago, sino que penetra en ella, le sirve de cuerpo y durante unos instantes está realmente vivo, y percibe la vida a través de nuestros sentidos.
Es imprescindible que la primera menga que pruebe el nfuiri sea la nuestra, y que ese momento trascendental vaya acompañado de dos elementos que para siempre asociará con el dueño de esa sangre: el metal y el fuego; el mbele( cuchillo, machete, etc ) y la fula( pólvora, candela ).
El mbele para que nunca olvide que para obtener la menga hace falta el cuchillo( debemos usar siempre el mismo cuchillo consagrado ) cuyo dueño somos nosotros. Es decir, que la menga, la vida, nos la debe a nosotros, su amigo y benefactor, su aliado en el plano terrenal.
Pero inmediatamente después de darle nuestra menga, haremos estallar un montoncito de fula sobre su tumba, junto a su nombre, en el centro del círculo. Lo haremos con el puro de tabaco encendido, para que entienda que todos esos elementos maravillosos los dominamos nosotros y podemos usarlos tanto para bien, como para mal. La explosión de la fula tiene el efecto de un corrientazo en el enfuiri, como un cortocircuito entre energía espiritual y energía vital, que resulta estimulante, pero también desagradable.
Ha llegado el momento clave en el que el nfuiri comprenderá lo que se espera de él y de lo que es capaz. Pondremos 3, 5, 7 ó 9 montoncitos de fula en fila en una de las líneas de la cruz de tiza, empezando en el borde del circulo y terminando en el centro del cuatro vientos, justo sobre su rastro o nombre, donde antes explotamos la primera fula; sitio que ya el nfuiri asocia con su propia entidad. Entonces le mostramos un nsusu vivo( un gallo bien vital ) en una mano, y el mbele en la otra, con el puro encendido en la boca, y hacemos gestos señalando el nsusu con el mbele, mientras le explicamos( hay que aprender a hablar con el tabaco en la boca ) que si quiere más menga, tiene que trabajar para nosotros, irse con nosotros y reconocernos y obedecernos como su amo. Como los muertos no tienen voz para hablar, ni manos para escribir, le explicamos que tiene que firmar el pacto con su poder espiritual, impidiendo que la fula prenda en el montoncito del centro. Para ello colocamos una guira pequeña sobre ese montoncito para que entienda que debe protegerla. Entonces, retiramos, la guira y acercamos el puro con la boca hasta el primer montoncito de fula, en el borde del cuatro vientos, hasta que estalla, y con él todos los demás en cadena.
Cuando el humo de la explosión se aparta y nos deja ver, si el último montoncito de fula, en el centro del cuatro vientos, está intacto, significa que el nfuiri ha comprendido, ha descubierto su poder y probablemente haya aceptado el pacto. Entonces cumplimos nuestra palabra, y matamos el nsusu de inmediato, con el mbele, dejando correr la menga, la tintorera sobre el cuatro vientos, en su tumba. Mientras matamos, cantamos:
menga va correr y va corriendo
mira como corre la tintorera
menga va correr y va corriendo
mira como corre warilongo
O bien:
sangre, difunto, sangre
sangre, difunto, sangre
O podemos crear nuestro propio canto o recibirlo por inspiración; lo importante es que siempre sea el mismo, para que las entidades sepan que es la hora de comer.
Es fundamental que cumplamos nuestras promesas a rajatabla, porque nuestros actos son el lenguaje que usamos con los espíritus. Si le enseñamos al nfumbe que si trabaja hay menga, y luego no le damos la menga, o nos retrasamos en dársela, el nfumbe no comprende, se confunde y/o se enfada y hace lo que le da la gana, igual que nosotros. Y es que los nfumbes aprenden de sus amos por imitación y repetición, en constante toma y daca. Si se rompe este sistema, la comunicación se corta. Ya bastante difícil es la magia, como para que encima nos demos el lujo de ser perezosos o chapuceros.
Una vez que el animal exhala su último aliento y estira la pata, la menga deja de poseer vitalidad y el nfuiri regresa su atención hacia nosotros, como un perro mira a su amo esperando que le lance otro hueso. Es el momento de la confirmación. Le repetimos el trato en voz alta y luego repetimos el ritual de los montoncitos de fula. Si el resultado es el mismo, podemos estar un 70% seguros de que el pacto es firme. La tercera y definitiva confirmación del pacto con el nfumbe( llamamos nfumbe al nfuiri que se acostumbra a la menga, materia que lo vuelve denso y pesado como espíritu, anclándolo al mundo terrenal e impidiendole ascender hacia la Fuente o Luz ) será una vez tengamos sus restos o rastro en el munanso y le demos menga por tercera vez.
En la brujería todo tiene su porqué, y si usted no lo sabe, ya puede poseer mil ngangas y mil esqueletos que la magia no camina. Hasta el próximo capítulo y que Nsambi acutare.
BUEY SUELTO 6: Pactar con el Muerto
Última edición por Ṛṣikulyā el Lun Jul 22, 2013 11:21 pm, editado 1 vez (Razón : corregir el titulo.)