Algunos de los síntomas registrados respecto a lo que trata la mediumnidad son:
En lo físico:
En lo psicológico:
Los cuales surgen de forma inesperada, desaparecen sin uso de medicinas y representan disturbios mediúmnicos inconscientes en consecuencia de la captación de ondas mentales y vibraciones sincronizadas con el periespíritu del enfermo (Entidad sufriente o vengadora).
Todo esto varía de acuerdo con el tipo de mediumnidad que posea, y no hago referencia a modalidad facultativa sino a otra clasificación que va ligada a su condición otorgada al espíritu que encarna:
Otros síntomas comunes son:
Paulo R. Santos, en su libro “Casos y Experiencias con la Mediumnidad”:
En el capítulo 23 del libro “En las Fronteras de la Locura”, Manuel Philomeno explica la frecuente incidencia de procesos obsesivos en el proceso de eclosión de la Mediumnidad diciendo que “el médium es un Espíritu endeudado” y por su inferioridad posibilita “el acoplamiento de mentes perniciosas del Más Allá” y de antiguos enemigos que intentan “impedirle el crecimiento espiritual”. Eso en los casos de la mediumnidad de prueba o de expiación.
Lo que queremos decir es que la Mediumnidad no es una misión o un privilegio, inclusive el Espíritu Emmanuel, en el capítulo XI del libro “Emmanuel” aclara que “los médiums generalmente son almas que fracasaron desastradamente (…) en el pasado” y que han reencarnado con el objetivo de “sacrificarse en beneficio de muchas almas que desviaron del sendero de la fe, de la caridad y de la virtud;” son “almas arrepentidas” que buscan reequilibrarse.
Queremos demostrar que es un error intentar desarrollar la mediumnidad a todo costo, sin reflexionar sobre las responsabilidades involucradas en la tarea, por creer que se trata de “un poder oculto que se puede desenvolver a través de la práctica de rituales o por el poder misterioso de un iniciado”. [Herculano Pires]
La mediumnidad no es un recurso para la autopromoción o para el enriquecimiento ilícito, sino una herramienta que Dios concede a las almas para su crecimiento moral, para que la usen en beneficio de su prójimo, para que se acerquen a Jesús, donando de sí mismo sin esperar recompensas.
El Espíritu deudor que utiliza su facultad mediúmnica como profesión, para obtener ventajas personales o para destacarse en la casa espírita (o cualquier centro dónde ejerce) es alguien que agrava su situación ante los Códigos Celestiales. Y los miembros de la institución que alimentan la vanidad de los médiums con la concesión de privilegios y con la aceptación de sus teorías y prácticas extrañas no aportan en su evolución, tampoco en la Causa Espírita.
En lo físico:
- Dolores en el cuerpo sin causa orgánica.
Cefalalgia periódica sin causa biológica.
Disturbios del sueño – insomnio, pesadillas, pánico nocturno con transpiración excesiva.
Taquicardias sin explicación.
Colapso periférico sin cualquier disfunción circulatoria.
Son todas perturbaciones generadas por la eclosión de la mediumnidad con sintonía desequilibrada.
En lo psicológico:
- Ansiedad.
Variadas fobias.
Perturbaciones emocionales.
Inquietud íntima.
Pesimismo.
Desconfianzas generalizadas.
Sensación de presencias inmateriales – sombras, figuras, voces y toques -
Los cuales surgen de forma inesperada, desaparecen sin uso de medicinas y representan disturbios mediúmnicos inconscientes en consecuencia de la captación de ondas mentales y vibraciones sincronizadas con el periespíritu del enfermo (Entidad sufriente o vengadora).
Todo esto varía de acuerdo con el tipo de mediumnidad que posea, y no hago referencia a modalidad facultativa sino a otra clasificación que va ligada a su condición otorgada al espíritu que encarna:
La Mediumnidad propia o natural es adquirida a través de la evolución moral del individuo, cuando su facultad psíquica y su percepción se intensifican. La Mediumnidad de prueba o trabajo es precaria “como una tarea a ser desarrollada” por el encarnado para su mejora espiritual y la de sus semejantes, con una preparación antes de su reencarnación que le permitirá obtener excelente oportunidad de trabajo. La Mediumnidad de expiación es concedida a personas muy comprometidas ante las Leyes Divinas y se caracteriza por la imposición de una sensibilidad psíquica muy intensa, la cual debe ser utilizada para que el médium se libere de sus actos infelices del pasado y crezca espiritualmente. Generalmente surge causando sufrimiento y es común que se manifieste a través de fuerte obsesión. La Mediumnidad de Misión es concedida a Espíritus que ya alcanzaron cierta elevación espiritual y que quieren aportar voluntariamente en la evolución de sus semejantes, como intermediarios entre el Plano Material y el Espiritual.
Otros síntomas comunes son:
- Perturbación cerebral.
Sensación de peso en la cabeza y en los hombros.
Nerviosismo.
Sensación de cansancio.
Lasitud.
Cambios bruscos de sensación térmica corporal.
Falta de ánimo para trabajar.
Tristeza profunda o alegría excesiva sin razones.
Intuición aguzada.
Arrepentimientos tardíos tras acciones inadecuadas.
Desvíos en la elaboración de las ideas.
Repetición de sueños premonitorios o con personas fallecidas.
Producción de ruidos y golpes extraños en el entorno.
Audición de voces y sonidos que parecen venir del interior de la cabeza.
Intenso deseo de escribir.
A veces acompañado por temblores en uno de los brazos, con movimientos repetidos e involuntarios.
Sensación descontrolada de que puede ser tomado por algo y fuerte deseo de hablar.
Molestia toráxica y necesidad de gritar o llorar.
Manifestación de conocimientos inusitados.
Recuentes experiencias emocionales de “déjà vü”.
Paulo R. Santos, en su libro “Casos y Experiencias con la Mediumnidad”:
La facultad “puede manifestarse en cualquier época de la vida (…) y sufrir interrupciones, oscilaciones, cambios y excepcionalmente el desaparecimiento”, cuya “mayoría de las causas son conocidas solamente por la Espiritualidad Mayor”.
"La mediumnidad puede ser inducida o despierta por los Espíritus, por el uso de ciertas drogas o por el impacto de fuertes emociones. Será siempre temporal y artificial. (…) cuando son causadas por Espíritus Superiores el objetivo siempre será noble; (…) cuando son producidas por Espíritus imperfectos (…) son desagradables."
En el capítulo 23 del libro “En las Fronteras de la Locura”, Manuel Philomeno explica la frecuente incidencia de procesos obsesivos en el proceso de eclosión de la Mediumnidad diciendo que “el médium es un Espíritu endeudado” y por su inferioridad posibilita “el acoplamiento de mentes perniciosas del Más Allá” y de antiguos enemigos que intentan “impedirle el crecimiento espiritual”. Eso en los casos de la mediumnidad de prueba o de expiación.
Lo que queremos decir es que la Mediumnidad no es una misión o un privilegio, inclusive el Espíritu Emmanuel, en el capítulo XI del libro “Emmanuel” aclara que “los médiums generalmente son almas que fracasaron desastradamente (…) en el pasado” y que han reencarnado con el objetivo de “sacrificarse en beneficio de muchas almas que desviaron del sendero de la fe, de la caridad y de la virtud;” son “almas arrepentidas” que buscan reequilibrarse.
Queremos demostrar que es un error intentar desarrollar la mediumnidad a todo costo, sin reflexionar sobre las responsabilidades involucradas en la tarea, por creer que se trata de “un poder oculto que se puede desenvolver a través de la práctica de rituales o por el poder misterioso de un iniciado”. [Herculano Pires]
La mediumnidad no es un recurso para la autopromoción o para el enriquecimiento ilícito, sino una herramienta que Dios concede a las almas para su crecimiento moral, para que la usen en beneficio de su prójimo, para que se acerquen a Jesús, donando de sí mismo sin esperar recompensas.
El Espíritu deudor que utiliza su facultad mediúmnica como profesión, para obtener ventajas personales o para destacarse en la casa espírita (o cualquier centro dónde ejerce) es alguien que agrava su situación ante los Códigos Celestiales. Y los miembros de la institución que alimentan la vanidad de los médiums con la concesión de privilegios y con la aceptación de sus teorías y prácticas extrañas no aportan en su evolución, tampoco en la Causa Espírita.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.