Lección de negro viejo (preto velho)

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MédiumRoberto Júnior

Una consultante llega al negro viejo en la gira prestada aquel día para pedir una orientación y pregunta al negro viejo sentado en el banquito:
- Pai, yo soy una mujer de programa. Yo gustaría saber del Señor si eso hace mal ¿o no? si realmente ¿es errado?
El negro viejo da una fumada en el cachimbo y mira su punto riscado rezando en la vela encendida. Él comienza a decir:
- Si hija, decir que es errado o correcto parte de usted misma, mientras nosotros Guías de Umbanda tenemos el papel de alertar sobre tales cosas acerca de esa vida. Mira hija, más allá de traer enfermedades para el cuerpo a través del sexo, cuando es hecho por diversas personas existe un intercambio de residuos espirituales llamados energías negativas que también pasan en ese acto. O sea, hija, lo correcto es usted tener su pareja y constituir familia bendecida por los Orixás. Cuando se está en esta vida ocurre que usted termina con personas con diversas cargas oriundas por diversas encarnaciones, donde es por eso que vemos muchas veces, enfermedades proliferando como también ocurre de tener energías aglomeradas en el ambiente cargado trayendo hasta incluso desgracias. Para usted ver que para hacer eso no existe energía del AMOR. Entonces negro viejo orienta a usted para pensar un poco en tu lado espiritual, protegerse y cuidarse. La mayoría de personas que están en este camino son médiums que al venir para Umbanda son grandes y benditos Cavalos de los Guías en la ayuda al Prójimo. Entonces en un consejo usted vive en este intercambio de energía negativa y retroactiva. Los Orixás quieren tu bien espiritual y el carnal viene con la mejora del espíritu.

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.