Hola carlo javier, yo dudo mucho que incluso si usted deja de dar algo a los espíritus en manifestación de afecto ellos dejaran de cuidarlo. Comprendamos, la ofrenda en cultos como éste es una prueba de fe, cariño, amor, de amistad, etc., no emplear la ofrenda sino regirse directo por los sentimientos del corazón, eso también vale para los espíritus y por ese motivo más que preocuparse por el cigarro que ya fue ofrendado porque su llama se apagó como efecto natural, debería de preocuparse de que su confianza en ese espíritu es lo bastante firme y norteada por los sentimientos correcto y así, con o sin manifestación de ofrenda los espíritus lo tendrán allí. Yo no tengo altar, no soy una persona que anda ofrendando, ni siquiera una vela pero soy testigo y uno de los que dan testimonios que los espíritus no necesitan ni que nosotros tengamos buena imagen de ellos, si te ganas su cariño te protegerán, esto no está basado en mis convicciones en el Espiritismo codificado sino en la experiencia directa, es prioridad aprender a amar de verdad a aquellos espíritus a los cuales les depositamos la confianza, ya luego que eso es real no hay ofrenda que iguale un lazo tan fuerte. Mi recomendación es que si usted tiene confianza en el hermano de la corte Calé aprenda que la oración es el vinculo más fuerte que nos une a lo inmaterial y sepa que la naturaleza de la oración vierte recursos maravillosos o muy perturbadores sobre los hermanos espíritus, trate con bondad y realce los valores cristianos sobre ese espíritu incomprendido y por su devoción incondicionalmente lo tendrá cerca.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.