El ajo (Allium Sativum) ha sido utilizado como talismán contra el mal desde los tiempos antiguos. Los antiguos egipcios creían en espíritus que mataban a los niños mientras dormían arrebatándoles el aliento, y la protección más usada contra estos monstruos asesinos era una ristra de ajos.
El uso del ajo es conocido en todo el mundo, y no solamente por su sabor, sino también por sus poderes mágicos. Aún en lugares como China o Malasia, las personas frotan con él las manos de sus hijos para protegerlos de los vampiros. En el este de la India, el ajo es utilizado como protección contra los hechizos.
En la antigua Roma, el ajo era un arma importantísima en la lucha sin tregua contra los espíritus. Los romanos solían comer ajo todos los días para protegerse del mal, y esa es una de las razones por las cuales de difundió rápidamente por todo el imperio. También era frecuente que frotaran con ajo las ventanas, las puertas, y hasta las tranqueras de las granjas. Creían firmemente que los espíritus malignos sienten un gran miedo por el ajo. Cuando una persona moría, era común insertar dientes de ajo dentro de la boca del muerto para impedir que entraran los espíritus malignos en el cadáver y lo volvieran un zombie. Otro rito funerario común entre los romanos era untar el cadáver, sobre todo los pies, de una mezcla realizada con incienso, aceite y ajo.
En algunas culturas, los poseídos son exorcizados con un collar de ajo que se les obliga a cargar hasta que se encuentren curados.
En la actualidad, estudios médicos afirman que comer una pastilla de ajo cada noche produce un aumento en las defensas del organismo, y una baja del colesterol. Asimismo, el ajo es antiséptico y fungicida.
En lo relativo a la magia, el ajo es un aliado indispensable para todos los hechizos relacionan con la protección y el alejamiento del mal. No debe faltar en una casa que está recibiendo malas vibraciones, y si tienen un comercio y éste se llena de odio o desencuentro, el ajo es un talismán efectivo para corregir estos problemas.
El uso del ajo es conocido en todo el mundo, y no solamente por su sabor, sino también por sus poderes mágicos. Aún en lugares como China o Malasia, las personas frotan con él las manos de sus hijos para protegerlos de los vampiros. En el este de la India, el ajo es utilizado como protección contra los hechizos.
En la antigua Roma, el ajo era un arma importantísima en la lucha sin tregua contra los espíritus. Los romanos solían comer ajo todos los días para protegerse del mal, y esa es una de las razones por las cuales de difundió rápidamente por todo el imperio. También era frecuente que frotaran con ajo las ventanas, las puertas, y hasta las tranqueras de las granjas. Creían firmemente que los espíritus malignos sienten un gran miedo por el ajo. Cuando una persona moría, era común insertar dientes de ajo dentro de la boca del muerto para impedir que entraran los espíritus malignos en el cadáver y lo volvieran un zombie. Otro rito funerario común entre los romanos era untar el cadáver, sobre todo los pies, de una mezcla realizada con incienso, aceite y ajo.
En algunas culturas, los poseídos son exorcizados con un collar de ajo que se les obliga a cargar hasta que se encuentren curados.
En la actualidad, estudios médicos afirman que comer una pastilla de ajo cada noche produce un aumento en las defensas del organismo, y una baja del colesterol. Asimismo, el ajo es antiséptico y fungicida.
En lo relativo a la magia, el ajo es un aliado indispensable para todos los hechizos relacionan con la protección y el alejamiento del mal. No debe faltar en una casa que está recibiendo malas vibraciones, y si tienen un comercio y éste se llena de odio o desencuentro, el ajo es un talismán efectivo para corregir estos problemas.