Por José González Muñoz

1.Por el dominio de la Rueda Laríngea el discípulo trasciende los límites de los sentidos humanos para penetrar en aquella región donde la "música callada" adquiere significado.
2.Los cánticos, como el Gregoriano, sostenidos sobre una misma nota, son un ejemplo de los ejercicios que tienden al desarrollo de este centro.
3.Los hindúes fueron siempre amantes de esta práctica, pregonando el valor de la palabra repetida, de la pronunciación de los nombres y el valor del acercamiento a lo Eterno por el conocimiento y la pronunciación del Nombre Inefable.
4.Todos los ejercicios del Vishudda se basan en la combinación de las dieciséis vocales de sus pétalos.
5.El ejercitante, puesto de pie y mirando hacia el levante, extenderá los brazos repetidas veces, pronunciando las dos primeras vocales:
a â
6.Después hará las setenta y siete genuflexiones, pronunciando:
a â
i î
7.En cómoda postura, con las piernas cruzadas, los codos a la altura de las caderas, las manos en forma de taza, con los pulgares e índices unidos, respirará profundamente y, reteniendo el aliento, pronunciará las vocales sagradas:
a â
i î
u û
8.Sucesivamente expelerá el aliento e irá aumentando las sílabas hasta que pueda repetir las dieciséis, reteniendo el aliento:
a â
i î
u û
ri rî
bu bû
e ai
o au
a ah
9.Después, el ejercitante pondrá los pulgares en los oídos, los índices sobre los ojos, los medios en las narices, los anulares sobre la boca y los meñiques sobre el mentón, repitiendo, moduladamente, las vocales, según le haya indicado el Maestro, hasta caer rendido o en éxtasis.

(Nota: Las vocales con tilde circunflejo reemplazan a las vocales con tilde plano del sánscrito)