Además es un culto que ve a la muerte como algo innegable en la vida, una ley natural y que se tiene que aceptar. Se entiende a la muerte como un ser sufriente que se encarga de un trabajo penoso, que se le dio un gran poder pero una carga aún más grande. Recibe su poder de Dios, a quien obedece, al ser la muerte un elemento indispensable para la vida. Bajo esto se ve a la Santa Muerte más como un ángel que como cualquier otra cosa.
"La muerte es justa y pareja para todos pues todos vamos a morir". Este es el ideal principal de la personalidad que se entiende de la Santísima (como también se le conoce) por lo que cuando se pide algo se sobreentiende que no es recomendable pedir nada negativo para una persona. Al pedir algo a la Santísima se puede o no ofrecer alguna ofrenda a cambio, mismas que pueden variar en todo sentido, pueden ser desde algo material como veladoras o mejoras al altar o cosas simbólicas como el cantarle, "echarse un tequila juntos", sacarla a pasear o vestirla de fiesta, también son válidas cosas como hacer las paces con algún familiar, cambiar algún habito o cualquier cosa que dicte el corazón e imaginación del orante. La Santísima espera que se le cumpla lo que se le dice, por lo que es más recomendable no ofrecer nada a cambio del favor que ofrecer algo que no se tiene la seguridad de cumplir o que puede ser olvidado.
Mercado de Sonora, Ciudad de México
El trato que se tiene a las imágenes de la Santa Muerte y el culto en general es un trato más de sinceridad y compañía, algo muy diferente del habitual temor a los rituales religiosos. El caso es tratar a la imagen como un miembro más de la familia y mostrarse ante ella sin temerle ni faltarle el respeto.
Cuando una persona se informa sobre el culto, la primera información que recibe es que se debe retractar antes de iniciar, si es que tiene algún temor al respecto y que nunca deberá faltarle el respeto a la Santísima. El trato que debe de recibir debe ser el mismo que se le da a una persona real por lo que es muy común poner dulces en los altares, que se platique con la imagen en voz alta, o que se tome junto a los altares. Se trata de hacer con la Santísima lo mismo que con los amigos más respetados que tenemos.
Un venerador tiene como ideales el evitar toda actitud que límite la vida humana, como los miedos, las tristezas, el odio, envidias, etc. Psicológicamente, desde que se empieza a analizar los miedos y a irlos perdiendo, ya sea confrontándolos o aceptándolos como es el caso del hecho de que vamos a morir, la persona tiende a reflexionar más sobre lo que en verdad quiere de la vida y las cosas que lo hacen feliz.
Este culto se basa en el respeto, así que no va en contra de ninguna religión, aunque en el caso de la cristiana, esta va en contra del culto a la muerte pues cuando Cristo resucitó al tercer día, la venció para quitarle su poder sobre la humanidad y así podamos tener resurrección juntamente con Cristo.
"La muerte es justa y pareja para todos pues todos vamos a morir". Este es el ideal principal de la personalidad que se entiende de la Santísima (como también se le conoce) por lo que cuando se pide algo se sobreentiende que no es recomendable pedir nada negativo para una persona. Al pedir algo a la Santísima se puede o no ofrecer alguna ofrenda a cambio, mismas que pueden variar en todo sentido, pueden ser desde algo material como veladoras o mejoras al altar o cosas simbólicas como el cantarle, "echarse un tequila juntos", sacarla a pasear o vestirla de fiesta, también son válidas cosas como hacer las paces con algún familiar, cambiar algún habito o cualquier cosa que dicte el corazón e imaginación del orante. La Santísima espera que se le cumpla lo que se le dice, por lo que es más recomendable no ofrecer nada a cambio del favor que ofrecer algo que no se tiene la seguridad de cumplir o que puede ser olvidado.
Mercado de Sonora, Ciudad de México
El trato que se tiene a las imágenes de la Santa Muerte y el culto en general es un trato más de sinceridad y compañía, algo muy diferente del habitual temor a los rituales religiosos. El caso es tratar a la imagen como un miembro más de la familia y mostrarse ante ella sin temerle ni faltarle el respeto.
Cuando una persona se informa sobre el culto, la primera información que recibe es que se debe retractar antes de iniciar, si es que tiene algún temor al respecto y que nunca deberá faltarle el respeto a la Santísima. El trato que debe de recibir debe ser el mismo que se le da a una persona real por lo que es muy común poner dulces en los altares, que se platique con la imagen en voz alta, o que se tome junto a los altares. Se trata de hacer con la Santísima lo mismo que con los amigos más respetados que tenemos.
Un venerador tiene como ideales el evitar toda actitud que límite la vida humana, como los miedos, las tristezas, el odio, envidias, etc. Psicológicamente, desde que se empieza a analizar los miedos y a irlos perdiendo, ya sea confrontándolos o aceptándolos como es el caso del hecho de que vamos a morir, la persona tiende a reflexionar más sobre lo que en verdad quiere de la vida y las cosas que lo hacen feliz.
Este culto se basa en el respeto, así que no va en contra de ninguna religión, aunque en el caso de la cristiana, esta va en contra del culto a la muerte pues cuando Cristo resucitó al tercer día, la venció para quitarle su poder sobre la humanidad y así podamos tener resurrección juntamente con Cristo.