Lucifer fue el Ángel rebelde más conocido, ya que en su caída por orgullo arrastró a una tercera parte de las tropas del Señor. A pesar de ello, no ha sido el único Ángel en rebelarse y caer, aunque si el primero. Posteriormente, muchos otros Ángeles se han cuestionado su lealtad a Dios, por motivos diversos y variados. Entre ellos resalta la caída de los Grigori, o Vigilantes, que cayeron por amor a las Hijas del Hombre al enamorarse de su belleza y querer yacer con ellas. Solo fueron doscientos y su pecado no fue amar o procrear con ellas, si no el enseñar a la humanidad conocimientos prohibidos, como los del árbol de la ciencia del bien y del mal en el Edén. Estos Ángeles cayeron por lujuria, amor y deseos de formar una familia. Su coro ya no existe en el cielo y no siguen a Lucifer en su idea de destruir la obra de Dios, pero son Anatema en el cielo y están considerados Caídos, en espera de Juicio por parte de Dios. Siguen vagando entre los hombres y esta es su historia.

LOS ÁNGELES QUE SE ENAMORARON DE LAS HIJAS DEL HOMBRE

Dios pidió a los "Vigilantes" - un selecto grupo de ángeles del desaparecido décimo Coro en la Tercera Jerarquía - que asistieran a la creación de Edén. Tras la expulsión de Adán y Eva del Edén, Dios pidió a los Grigori que supervisaran la evolución de la descendencia de Eva en la Tierra. Así pues, estos vigilantes (también llamados "Grigori") descendieron a la Tierra para ayudar a los hombres y velar por ellos mientras creaban su nuevo hogar.

Pero sucedió que, cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas; y los Vigilantes (Hijos del Cielo) las vieron y las desearon. Llegó un momento en el cual se Semyaza, jefe de los Grigori, los reunió y les dijo a sus hermanos: "Llevo un tiempo viendo a las hijas de los hombres. Como crecen, se casan y tienen descendencia. Por largo tiempo he envidiado a los Hijos de Adán, codiciando el que puedan acceder al privilegio de tomar esposa y multiplicarse, y ya no puedo seguir ocultando mi tormento. He soñado muchas veces que nos mezclábamos entre los Hijos del Hombre y escogíamos mujeres entre sus Hijas para engendrar nosotros mismos descendencia. Pero temo que si os propongo algo como esto no queráis cumplir con esta acción y sea yo el único responsable de un gran pecado".

Pero Azazel, otro de los lideres Grigori, respondió en nombre del resto de los Vigilantes: "Nosotros deseamos en secreto lo mismo que tu, Semyaza, pero temíamos revelar nuestros terribles anhelos temiendo la reprobación y el castigo por tu parte. Hemos albergado los mismos deseos y estamos de acuerdo en llevar a cabo esta acción. Hagamos pues un juramento bajo Anatema y comprometámonos todos a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente".

Entonces juraron todos unidos y se comprometieron al respecto unos a otros, bajo Anatema, como habían propuesto, sobre la cima del monte que llamaron "Hermon". Eran un total de doscientos. Bajo el mando de Semyaza estaban los jefes de decenas, ordenados con relación a él: Artaqof, Ramael, Kokabel, Ael, Ramiel, Daniel, Zaquiel, Barquiel, Azazel, Harmoni, Matrael, Ananiel, Satariel, Shamsiel, Sahariel, Tamiel, Turiel, Yomiel y Yehadiel. Los doscientos ángeles, guiados por sus jefe

Azazel enseñó a los hombres a fabricar espadas de hierro y corazas de cobre. Les mostró cómo se extrae y se trabaja el oro hasta dejarlo listo. A repujar la plata para hacer brazaletes y adornos. Enseñó a las mujeres sobre el antimonio, el maquillaje de los ojos, las piedras preciosas y las tinturas.

Semyaza enseñó encantamientos y a cortar raíces. Harmoni a romper hechizos, como hacer brujería, magia y habilidades afines. Baraquiel como hacerse indetectables ante los ángeles mediante rituales secretos y la escritura angélica. Kokabel les transmitió los conocimientos sobre astrología y a interpretar presagios en las estrellas. Zequiel les mostró los presagios de los rayos. Ael les enseñó los significados. Artaqof les desveló las señales de la tierra. Shamsiel los presagios del sol y Sahariel los de la luna. El resto de angeles también revelaron secretos del conocimiento prohibido a sus esposas. Y entonces creció la impiedad y todos tomaron caminos equivocados, llegando a corromperse en todas las formas.

Estas mujeres quedaron embarazadas de ellos y dieron a luz a los Nephilim sobre la Tierra. Estos niños eran diferentes de los Hijos de los Hombres. Eran más precoces, más inteligentes y más bellos. Crecían a una velocidad más rápida que el resto de los niños y desarrollaban sus capacidades mentales a una velocidad pasmosa, entendiendo rápidamente los conceptos que los Hijos de los Hombres tardan años en aprender. Pero también eran voraces en su aprendizaje y difíciles de controlar, debido a su veloz desarrollo y su naturaleza dual. Aprendieron de la evolución de los Hijos de los Hombres hasta que los humanos quedaron ensombrecidos ante ellos. Entonces los Nephilim se volvieron contra los humanos para esclavizarlos. Empezaron a pecar contra los pájaros del cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra reptiles y los peces del mar, devorando sus carnes y derramando su sangre sin mesura mientras se extendían, declarando la guerra a los humanos que se negaban a obedecerles y servirles.

Entonces la tierra acusó a los impíos Hijos de los Ángeles y las Hijas de Eva por lo que se había hecho en ella. Como parte de los hombres estaban siendo aniquilados, su grito subía hasta el cielo. Entonces Miguel, Uriel, Rafael y Gabriel observaron la tierra desde el santuario de los cielos, viendo mucha sangre derramada injustamente por la violencia que se cometía sobre ella. Subieron a ver a Dios y le comunicaron lo que habían visto en la tierra diciéndole:
"Tú eres nuestro Gran Señor, el Señor del mundo. Eres tú quien todo lo ha creado y en ti reside el poder sobre todas las cosas. Tú lo ves todo y nada se te puede esconder. Entonces ¿por qué permites lo que está ocurriendo allí abajo, en la tierra? Has visto lo que ha hecho Azazel, como ha enseñado las artes de la guerra y la vanidad a los hombres, revelando los secretos que se cumplen en los cielos con lo que los hombres se han llenado de pecado. Y has visto lo que les ha enseñado Semyaza, al que tú habías dado la facultad de gobernar sobre sus compañeros. Ellos han ido hacia las hijas de los hombres, desoyendo tu divino mandato e incumpliéndolo para acostarse con ellas. Con este acto se han profanado a sí mismos descubriéndoles todo pecado. Luego estas mujeres han dado a luz a seres impíos, seres que no han sido creados por tu mano y carecen de espíritu. Estos seres, Hijos de los Ángeles, llenan la tierra de sangre e injusticia, desplazando a tu raza elegida dadas sus mayores capacidades fruto de la nefasta combinación con que fueron engendrados. Y ahora las almas de los muertos gritan y se lamentan hasta las puertas del cielo. Su gemido ha subido y no cesa debido a la injusticia que se comete en la tierra. Pero tú que conoces todas las cosas antes de que sucedan los toleras. Y no nos dices qué debemos hacer al respecto al observar lo que está ocurriendo".
Entonces Dios, tras reflexionar sobre lo que sus cuatro Arcángeles le exponían y temiéndose una segunda rebelión en el cielo, como la que encabezó Lucifer durante la Creación, mandó llamar a Uriel de nuevo a su presencia y le dijo:

"Vé hacia Noé y dile en mi nombre, "escondete"; revelalé la consumación que viene, pues la tierra entera va a pereces. Un diluvio esta por venir sobre toda la tierra y todo lo que se encuentre sobre ella perecerá. Enseñalé lo que debe hacer para preservar su alma para la vida y escapar de este desastre definitivamente, pues por él perdurará la semilla de los Hijos del Hombre y sus descendientes serán quienes hereden la Tierra, estableciendo todas las posteriores generaciones".

Tras despedir a Uriel, mandó llamar a Rafael y le encomendó: "Ve y encuentra a Azazel. Encadénalo de pies y manos para arrojarlo a las tinieblas. Abre el desierto que está en Dudael y arrójalo en él. Cúbrelo de tinieblas y piedras ásperas y cortantes y déjalo allí eternamente, sin que pueda ver la luz. Y el gran día del Juicio que sea arrojado al fuego. Después, sana la tierra que los Vigilantes han corrompido y anuncia su curación, a fin de que se curen de la plaga y que todos los hijos de los hombres no se pierdan debido al misterio que los Vigilantes descubrieron y han enseñado a sus hijos. Toda la tierra ha sido corrompida por medio de las obras que fueron enseñadas por Azazel, así que impútale todo pecado".

Cuando Rafael marchó a cumplir su cometido, Dios mandó llamar a Gabriel y le ordenó: "Procede contra los bastardos y réprobos hijos de la fornicación. Haz desaparecer a los Hijos de los Vigilantes de entre los humanos haciéndoles entrar en una guerra de destrucción, pues no habrá para ellos muchos más días. Ninguna petición a su favor será concedida, pues esperan vivir una vida eterna, pero no hay lugar para ellos en mi obra".

Por último mandó llamar a Miguel y le dijo: "Ve y anuncia a Semyaza y a todos sus cómplices que se unieron con mujeres y se contaminaron, que sus hijos perecerán y ellos verán la destrucción de sus retoños. Encadénalos durante setenta generaciones en los valles de la tierra hasta el día de su juicio. En esos días se les llevará al abismo de fuego, a los tormentos y al encierro de la prisión eterna. Todo el que sea condenado, estará perdido de ahí en adelante y será encadenado con ellos hasta la destrucción de su generación. Y en la época del juicio que yo juzgaré, perecerán para siempre. Espera a que Gabriel haya destruido a todos los espíritus de los bastardos y de los hijos de los Vigilantes. A que Rafael encuentre a Azazel y lo encadene. A que Uriel enseñe a Noé el modo de librarse del diluvio que voy a enviar para purificar la tierra de esta raza impía y sus seguidores y entonces ayúdame a limpiar el resto de la Creación, que no sobreviva nada ni nadie, excepto Noé y quienes con él se encuentren. Debemos limpiar para que la tierra renazca y sea de nuevo cultivada, porque solo de este modo todos los hijos de los hombres me adorarán. Todas las naciones de la tierra creerán en mí, se dirigirán en oración a mí y me alabarán, temiendo mi castigo. Y la tierra estará limpia de toda corrupción, de todo pecado, de todo castigo y de todo dolor y yo no enviaré más plagas sobre la tierra, hasta las generaciones de las generaciones ni por toda la eternidad".

Y tras esto, el fiel Arcángel Miguel, partió para llevar a cabo su misión, donde, de nuevo, todo formaba parte del plan de Dios.

Así fueron castigados los Vigilantes y sus esposas. Exterminados sus hijos, por ser una raza que había sido creada sin la intervención del Señor. Cayó el diluvio universal y arrasó por completo el mundo, donde todos los animales, plantas y humanos perecieron, con excepción de los que llevaba Noé en su Arca. Y renació un mundo nuevo, bajo el férreo control de Dios.

Pero no todos los Vigilantes permanecieron encadenados. Algunos lograron escapar. Ni todos los Nephilim perecieron. Muchos lograron sobrevivir. Así, cuando se cuenta su historia, suele empezarse con la frase:

"Había Nephilim en la tierra en aquellos días, y también después desde que se fijaron los Hijos de Dios en las Hijas de los Hombres y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. En muchos lugares llamados héroes o semi-dioses".