Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad que, en nombre de Jesucristo, una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de Exorcismo.
Jesús lo practicó y de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar; sin embargo, actualmente esta práctica parece haber quedado en el pasado, aunque está más viva que nunca.
Reproducimos a continuación una entrevista con el P. Pedro Mendoza Pantoja, quien es Coordinador General de Exorcistas de la Arquidiócesis de México para conocer un poco más sobre este tema.
¿Existen actualmente los exorcismos?
Siempre han existido, por lo menos en el ritual del Bautismo; sin embargo, debemos aclarar que en este campo, que llamamos “Pastoral de liberación y sanidad”, es necesario distinguir tres áreas que deben estar muy bien definidas para evitar confusiones: Exorcismo Mayor o Solemne, Exorcismo Menor u Oración de Liberación, y Oraciones para pedir la salud de los enfermos.
En qué consiste el Exorcismo Mayor?
El Exorcismo Mayor o Solemne se realiza para liberar de alguna posesión diabólica, que efectivamente se dan, pero muy rara vez. Para ello se utiliza el “Ritual de Exorcismos” y quien lo realiza debe apegarse a las normas en cuanto al uso de ornamentos, signos sagrados y oraciones, entre las que destacan las imperativas, en las que se ordena a Satanás que, en nombre de Jesucristo, salga y deje en libertad a la persona poseída.
¿Quién realiza este tipo de exorcismos?
El Exorcismo Mayor o Solemne no puede realizarlo más que el obispo o un sacerdote, delegado por él, y sólo se puede practicar hasta después de un concienzudo discernimiento, sirviéndose, incluso, de un asesoramiento médico y psiquiátrico que permita tener la certeza de que realmente se trata de una posesión diabólica y no de una histeria, trauma o enfermedad mental.
Existe también el Exorcismo Menor, ¿en qué consiste?
Este se realiza para liberar de opresiones u obsesiones, maleficios o influencia diabólicas de personas o cosas. Se le llama también “Oración de Liberación” y consiste en oraciones de súplica o de intercesión en las que se pide que, por la sangre preciosa de Cristo, los méritos de la Virgen María o de los santos, sea liberada una persona, casa o cosa, previa renuncia a Satanás y de prácticas esotéricas, de adivinación etc.
¿Cuándo se realiza este tipo de exorcismo?
Comúnmente se practica para liberar a aquellas personas que creen ser víctimas de la mala suerte, de algún maleficio, que sufren alguna influencia demoníaca o están poseídas de algún espíritu maligno. También se realiza cuando alguna persona escucha ruidos en su casa, se mueven las cosas, se prenden o apagan las luces, el radio, sienten miedo, angustia, depresión o sufren enfermedades incurables a causa de hechizos o brujería.
Aquí es necesario aclarar que todos estos signos y otros semejantes -tanto en personas como en cosas- nos hablan de una influencia o infestación demoníaca provocada por un desconocimiento y debilidad o falta de fe y confianza en Dios, habiendo en cambio una credulidad e, incluso, prácticas –de las mismas personas o como herencia de sus ancestros- en esoterismo, ocultismo, magia, brujería espiritismo, adivinaciones, consultas a la guija, los horóscopos, lecturas de carta, café, etc.
¿Quién debe realizar los exorcismos menores?
El Exorcismo Menor u Oración de Liberación lo puede hacer cualquier sacerdote sin necesidad de ser nombrado exorcista y puede usar las oraciones que para ello sugiere el “Ritual de Exorcismos”, o aquellas que sean de su preferencia o, incluso, de su invención; no obstante, debe tener cuidado de no confundir una verdadera influencia o infestación demoníaca, de aquellos que son más bien problemas psicológicos o enfermedades físicas que provocan una histeria o hipocondriasis, como una manera de atraer la atención y llenar la falta de afecto.
La otra área a la que se refiere son las oraciones para pedir la salud de los enfermos, ¿en qué consisten estas?
A éstas oraciones se les llama también, de manera impropia, “Oraciones de liberación”, pero más adecuadamente se le llama oraciones de sanación o de problemas emocionales o psíquicos, de recuerdos, resentimientos, rencores, perdón, reconciliación”, etc.
Estas son oraciones para pedir a Dios por aquellas enfermedades de orden natural, aunque ciertamente, como consecuencia del pecado, son provocadas por Satanás a través de la tentación con la que hace caer al hombre.
La distinción de estas tres áreas está sustentada en la “Instrucción sobre las oraciones para obtener de Dios la curación” emitida el 14 de septiembre de 2000 por el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, hoy nuestro papa Benedicto XVI.
¿Por qué razón los exorcismos parecen haber quedado en el pasado?
Porque en la primera mitad del siglo pasado la familia estaba más unida en sí y en torno a Cristo, era su Iglesia educadora en la fe. Para la segunda mitad del siglo pasado, la familia se fue desintegrando, preocupada más por el tener que por el ser; dejó de ser educadora en la fe y las nuevas generaciones quedaron a merced de la influencia de los medios de comunicación que, devaluando los auténticos valores, y promoviendo y exaltando en cambio los antivalores, se llegó a hablar incluso de la muerte de Dios y por consiguiente de la muerte del diablo, negando su existencia y reduciéndolo a mero símbolo del mal.
No obstante, la historia muestra que cuanto más se aleja el hombre de Dios más recurre a prácticas como los horóscopos, la brujería, la magia, el esoterismo, la promoción de los horoscoperos, adivinos, psíquicos etc., lo que finalmente los acerca más a Satanás y a la postre los daña.
¿Por qué ocurren las posesiones?
Por la necedad del hombre que, además de apartarse de Dios, se mete en los terrenos de Satanás, con practicas hasta de satanismo con el afán de adquirir fama, dinero, éxito en los negocios y en el amor. Llegando incluso a hacer pactos con el diablo y venderle su alma. En sí al diablo no le interesa posesionarse de un cuerpo pues es espíritu puro, no necesita de cuerpo, pero le toma la palabra a algunos con la finalidad de hacerse notar y provocar temor en ellos para que nunca se escapen.
Por otra parte, el diablo puede posesionarse -esto siempre y cuando lo permita Dios- de almas santas que por amor a Dios y al prójimo llegan a ofrecerse como víctimas de dolor y sufrimiento para librar alguna alma atormentada por el demonio. En estos casos, el demonio goza haciendo sufrir a los santos tratando de que renieguen y se aparten de Dios.
¿Cómo se puede saber si una persona está poseída?
Porque presenta signos claros. En primer lugar no es la persona quien actúa, quien mueve su cuerpo, hace y dice cosas fuera de lo natural, como hablar o entender uno o varios idiomas que la persona no conocen, desarrollar una fuerza que va mas allá de su edad o constitución física, ver cosas a distancia, levitar y otras cosas más que salen de lo natural, y una aversión y rechazo a todo lo sagrado, por lo que no es la persona sino el diablo el que maneja el cuerpo.
¿Cuál es la diferencia entre una posesión y un estado patológico a nivel psicológico?
En la posesión la persona no es consciente de lo que hace, y en caso de serlo, no tiene dominio sobre su cuerpo ni puede hacer nada sino sufrir. En el estado patológico la persona es consciente o semiconsciente y por su misma enfermedad se ve impulsada a hacer o imitar cosas raras como un mecanismo de defensa para llamar la atención. “No soy yo, necesito ayuda”.
¿Cualquier persona puede realizar un exorcismo?
Sólo el obispo y el sacerdote, delegado por él, realizan el exorcismo “in persona Christi Capitis” a nombre de y por mandato de Cristo. Los demás lo hacen a título personal y por lo mismo no con la eficacia del poder de Cristo.
¿Por qué sólo los sacerdotes están facultados para hacerlo?
Porque sólo los apóstoles recibieron el mandato y su predicación iba acompañada de signos de liberación y de sanación, (ver Luc. 9.1,2, Mc. 16. 14,19) y los sacerdotes designados por ellos ya que participan del sacerdocio ministerial de Cristo. Los laicos no pueden hacer exorcismos ni mayor ni menor por su cuenta; no tienen el mandato de Cristo o de la Iglesia; sin embargo pueden hacer oración de intercesión acompañando al sacerdote.
¿Dios permite las posesiones demoníacas?
Sí, porque respeta la libertad del hombre y sus decisiones.
¿Si una persona cree estar poseída a quién debe acudir?
A su párroco o confesor para que lo valore. En caso de que éste vea signos de posesión la enviará con el obispo o exorcista de su diócesis o al más cercano. En caso de no encontrar signos de posesión, pero sí de influencia demoníaca, le hará una oración de liberación y le recomendará que asista a un grupo de crecimiento en la fe de su comunidad. Nunca debe recurrir a brujos o curanderos mágicos.
¿Podría citar algunas medidas preventivas para evitar ser poseído?
Llevar una vida de oración y de vivencia de los sacramentos, del rezo del Santo Rosario y adhesión firme a María, a Cristo Jesús y a su comunidad.
Jesús lo practicó y de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar; sin embargo, actualmente esta práctica parece haber quedado en el pasado, aunque está más viva que nunca.
Reproducimos a continuación una entrevista con el P. Pedro Mendoza Pantoja, quien es Coordinador General de Exorcistas de la Arquidiócesis de México para conocer un poco más sobre este tema.
¿Existen actualmente los exorcismos?
Siempre han existido, por lo menos en el ritual del Bautismo; sin embargo, debemos aclarar que en este campo, que llamamos “Pastoral de liberación y sanidad”, es necesario distinguir tres áreas que deben estar muy bien definidas para evitar confusiones: Exorcismo Mayor o Solemne, Exorcismo Menor u Oración de Liberación, y Oraciones para pedir la salud de los enfermos.
En qué consiste el Exorcismo Mayor?
El Exorcismo Mayor o Solemne se realiza para liberar de alguna posesión diabólica, que efectivamente se dan, pero muy rara vez. Para ello se utiliza el “Ritual de Exorcismos” y quien lo realiza debe apegarse a las normas en cuanto al uso de ornamentos, signos sagrados y oraciones, entre las que destacan las imperativas, en las que se ordena a Satanás que, en nombre de Jesucristo, salga y deje en libertad a la persona poseída.
¿Quién realiza este tipo de exorcismos?
El Exorcismo Mayor o Solemne no puede realizarlo más que el obispo o un sacerdote, delegado por él, y sólo se puede practicar hasta después de un concienzudo discernimiento, sirviéndose, incluso, de un asesoramiento médico y psiquiátrico que permita tener la certeza de que realmente se trata de una posesión diabólica y no de una histeria, trauma o enfermedad mental.
Existe también el Exorcismo Menor, ¿en qué consiste?
Este se realiza para liberar de opresiones u obsesiones, maleficios o influencia diabólicas de personas o cosas. Se le llama también “Oración de Liberación” y consiste en oraciones de súplica o de intercesión en las que se pide que, por la sangre preciosa de Cristo, los méritos de la Virgen María o de los santos, sea liberada una persona, casa o cosa, previa renuncia a Satanás y de prácticas esotéricas, de adivinación etc.
¿Cuándo se realiza este tipo de exorcismo?
Comúnmente se practica para liberar a aquellas personas que creen ser víctimas de la mala suerte, de algún maleficio, que sufren alguna influencia demoníaca o están poseídas de algún espíritu maligno. También se realiza cuando alguna persona escucha ruidos en su casa, se mueven las cosas, se prenden o apagan las luces, el radio, sienten miedo, angustia, depresión o sufren enfermedades incurables a causa de hechizos o brujería.
Aquí es necesario aclarar que todos estos signos y otros semejantes -tanto en personas como en cosas- nos hablan de una influencia o infestación demoníaca provocada por un desconocimiento y debilidad o falta de fe y confianza en Dios, habiendo en cambio una credulidad e, incluso, prácticas –de las mismas personas o como herencia de sus ancestros- en esoterismo, ocultismo, magia, brujería espiritismo, adivinaciones, consultas a la guija, los horóscopos, lecturas de carta, café, etc.
¿Quién debe realizar los exorcismos menores?
El Exorcismo Menor u Oración de Liberación lo puede hacer cualquier sacerdote sin necesidad de ser nombrado exorcista y puede usar las oraciones que para ello sugiere el “Ritual de Exorcismos”, o aquellas que sean de su preferencia o, incluso, de su invención; no obstante, debe tener cuidado de no confundir una verdadera influencia o infestación demoníaca, de aquellos que son más bien problemas psicológicos o enfermedades físicas que provocan una histeria o hipocondriasis, como una manera de atraer la atención y llenar la falta de afecto.
La otra área a la que se refiere son las oraciones para pedir la salud de los enfermos, ¿en qué consisten estas?
A éstas oraciones se les llama también, de manera impropia, “Oraciones de liberación”, pero más adecuadamente se le llama oraciones de sanación o de problemas emocionales o psíquicos, de recuerdos, resentimientos, rencores, perdón, reconciliación”, etc.
Estas son oraciones para pedir a Dios por aquellas enfermedades de orden natural, aunque ciertamente, como consecuencia del pecado, son provocadas por Satanás a través de la tentación con la que hace caer al hombre.
La distinción de estas tres áreas está sustentada en la “Instrucción sobre las oraciones para obtener de Dios la curación” emitida el 14 de septiembre de 2000 por el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, hoy nuestro papa Benedicto XVI.
¿Por qué razón los exorcismos parecen haber quedado en el pasado?
Porque en la primera mitad del siglo pasado la familia estaba más unida en sí y en torno a Cristo, era su Iglesia educadora en la fe. Para la segunda mitad del siglo pasado, la familia se fue desintegrando, preocupada más por el tener que por el ser; dejó de ser educadora en la fe y las nuevas generaciones quedaron a merced de la influencia de los medios de comunicación que, devaluando los auténticos valores, y promoviendo y exaltando en cambio los antivalores, se llegó a hablar incluso de la muerte de Dios y por consiguiente de la muerte del diablo, negando su existencia y reduciéndolo a mero símbolo del mal.
No obstante, la historia muestra que cuanto más se aleja el hombre de Dios más recurre a prácticas como los horóscopos, la brujería, la magia, el esoterismo, la promoción de los horoscoperos, adivinos, psíquicos etc., lo que finalmente los acerca más a Satanás y a la postre los daña.
¿Por qué ocurren las posesiones?
Por la necedad del hombre que, además de apartarse de Dios, se mete en los terrenos de Satanás, con practicas hasta de satanismo con el afán de adquirir fama, dinero, éxito en los negocios y en el amor. Llegando incluso a hacer pactos con el diablo y venderle su alma. En sí al diablo no le interesa posesionarse de un cuerpo pues es espíritu puro, no necesita de cuerpo, pero le toma la palabra a algunos con la finalidad de hacerse notar y provocar temor en ellos para que nunca se escapen.
Por otra parte, el diablo puede posesionarse -esto siempre y cuando lo permita Dios- de almas santas que por amor a Dios y al prójimo llegan a ofrecerse como víctimas de dolor y sufrimiento para librar alguna alma atormentada por el demonio. En estos casos, el demonio goza haciendo sufrir a los santos tratando de que renieguen y se aparten de Dios.
¿Cómo se puede saber si una persona está poseída?
Porque presenta signos claros. En primer lugar no es la persona quien actúa, quien mueve su cuerpo, hace y dice cosas fuera de lo natural, como hablar o entender uno o varios idiomas que la persona no conocen, desarrollar una fuerza que va mas allá de su edad o constitución física, ver cosas a distancia, levitar y otras cosas más que salen de lo natural, y una aversión y rechazo a todo lo sagrado, por lo que no es la persona sino el diablo el que maneja el cuerpo.
¿Cuál es la diferencia entre una posesión y un estado patológico a nivel psicológico?
En la posesión la persona no es consciente de lo que hace, y en caso de serlo, no tiene dominio sobre su cuerpo ni puede hacer nada sino sufrir. En el estado patológico la persona es consciente o semiconsciente y por su misma enfermedad se ve impulsada a hacer o imitar cosas raras como un mecanismo de defensa para llamar la atención. “No soy yo, necesito ayuda”.
¿Cualquier persona puede realizar un exorcismo?
Sólo el obispo y el sacerdote, delegado por él, realizan el exorcismo “in persona Christi Capitis” a nombre de y por mandato de Cristo. Los demás lo hacen a título personal y por lo mismo no con la eficacia del poder de Cristo.
¿Por qué sólo los sacerdotes están facultados para hacerlo?
Porque sólo los apóstoles recibieron el mandato y su predicación iba acompañada de signos de liberación y de sanación, (ver Luc. 9.1,2, Mc. 16. 14,19) y los sacerdotes designados por ellos ya que participan del sacerdocio ministerial de Cristo. Los laicos no pueden hacer exorcismos ni mayor ni menor por su cuenta; no tienen el mandato de Cristo o de la Iglesia; sin embargo pueden hacer oración de intercesión acompañando al sacerdote.
¿Dios permite las posesiones demoníacas?
Sí, porque respeta la libertad del hombre y sus decisiones.
¿Si una persona cree estar poseída a quién debe acudir?
A su párroco o confesor para que lo valore. En caso de que éste vea signos de posesión la enviará con el obispo o exorcista de su diócesis o al más cercano. En caso de no encontrar signos de posesión, pero sí de influencia demoníaca, le hará una oración de liberación y le recomendará que asista a un grupo de crecimiento en la fe de su comunidad. Nunca debe recurrir a brujos o curanderos mágicos.
¿Podría citar algunas medidas preventivas para evitar ser poseído?
Llevar una vida de oración y de vivencia de los sacramentos, del rezo del Santo Rosario y adhesión firme a María, a Cristo Jesús y a su comunidad.