Estimados Hermanos y hermanas; me permito transcribir algo que escribí por allí y pueda ser de su interés:
Estimada Hermana, no solo al acostarnos debemos encomendar nuestra alma al señor Dios de las Alturas; al levantarnos debe igualmente hacerse. Nuestro espíritu en verdad sale de nuestro cuerpo, pero es tal su velocidad que viaja a una millonésima de micro segundo; por ello es que ante una eventual amenaza vuelve casi de inmediato para resguardar nuestro cuerpo; no obstante, nuestro cuerpo no permanece solo -no-, éste se encuentra bien custodiado por nuestros espíritus protectores, tanto de derecha como de izquierda, quienes se encuentran en constante vigilia bajo la atenta mirada del Espíritu Santo, quien es nuestro principal protector, De allí, nuestra plegaria a Dios Todopoderoso e omnipotente Agios, para que nos haga acompañar con el Espíritu Santo, que no es más que la Chispa Divina que se aloja entre nuestro pecho y espalda y ésta, es Dios en presencia. Por ello, es que se debe buscar al Eterno dentro de nosotros mismos y no en las nubes o iglesias; ya que somos el Templo de Dios. Al levantarnos, igualmente debemos encomendarnos a Dios, para que el Espíritu Santo nos proteja en tanto transitamos por las vías de las Salamandras del fuego.
Estimada Hermana, no solo al acostarnos debemos encomendar nuestra alma al señor Dios de las Alturas; al levantarnos debe igualmente hacerse. Nuestro espíritu en verdad sale de nuestro cuerpo, pero es tal su velocidad que viaja a una millonésima de micro segundo; por ello es que ante una eventual amenaza vuelve casi de inmediato para resguardar nuestro cuerpo; no obstante, nuestro cuerpo no permanece solo -no-, éste se encuentra bien custodiado por nuestros espíritus protectores, tanto de derecha como de izquierda, quienes se encuentran en constante vigilia bajo la atenta mirada del Espíritu Santo, quien es nuestro principal protector, De allí, nuestra plegaria a Dios Todopoderoso e omnipotente Agios, para que nos haga acompañar con el Espíritu Santo, que no es más que la Chispa Divina que se aloja entre nuestro pecho y espalda y ésta, es Dios en presencia. Por ello, es que se debe buscar al Eterno dentro de nosotros mismos y no en las nubes o iglesias; ya que somos el Templo de Dios. Al levantarnos, igualmente debemos encomendarnos a Dios, para que el Espíritu Santo nos proteja en tanto transitamos por las vías de las Salamandras del fuego.