Mi estimado, se esfuerza mucho a la hora de exponer su interrogante el disminuir la severidad de la condición de ese muchacho, especialmente porque se sabe que ningún consumidor se considera asi mismo adicto a nada, incluso los adictos a los fármacos niegan a capa y espada serlo siendo que estos cuando se vinculan con espacios dedicados a la reforma espiritual se ven perjudicados, en algunos lugares no se les da acceso a personas que hayan tomado incluso acetaminofen, orden dada por los espíritus que allí tienen protagonismo puesto que los espíritus se aproximan por afinidad nada bueno puede acercarse a alguien que tiene una mala costumbre.
No porque el joven le vea como planta medicinal quiere decir que deja de hacer lo que todos sabemos, esos químicos que pasan a contaminar el cuerpo del individuo dejan una densidad espiritual tal que sin la correcta desintoxicación esta persona no sera sino victima de los bajos espíritus por el resto de su vida, en el mundo espiritual lo que vale es la buena moral, las buenas costumbres y no hay forma alguna de excusar este tipo de situaciones, en Brasil donde desde niños ya vienen con el espiritismo inculcado puesto que forma parte de la educación base de ese país, cuando un adicto a cualquier sustancia desencarna investigan su condición espiritual siendo que ellos aunque tarde terminan reconociendo que por su falta de voluntad se dejaron influenciar por los espíritus que al morir en sus oportunidades tenían afinidad con esas drogas.
Si no es un adicto como usted asegura que deje de consumir sustancias nocivas, cuando un medico las suministra se convierte en un tratamiento y eres respaldado por los buenos espíritus para que no te perturben los inferiores, cuando lo haces justificando tus actos de forma egoísta arremetiendo contra el cuerpo que Dios te ha dado se llama suicidio inconsciente y es un delito muy grave, personas que se niegan a dejar sus vicios al tomar un camino espiritual direccionado a la redención se convierten en un problema y riesgo para todos los presentes, sino es capaz de dejar esa tendencia sencillamente no esta interesado en invertir absolutamente nada en su propio progreso.
Wikipedia escribió: Un vicio es todo aquel hábito o práctica que se considera inmoral, depravado o degradante en una sociedad. Con menos frecuencia, la palabra puede referirse también a una falta, a un defecto, a una enfermedad o tan sólo a un mal hábito. Algunos sinónimos de este término son: falta, depravación, exceso, mala costumbre, afición, desviación. El vicio es el antónimo (el opuesto) de la virtud.
La palabra proviene del latín vitium, que significa «falla o defecto» aunque el significado social que se le ha dado a la palabra se ha ido ampliando para incluir muchas otras acepciones.
Su equivalente en inglés, vice, también se utiliza como término jurídico genérico que abarca muchos tipos de actos criminales: la prostitución, las apuestas, la lujuria, el libertinaje y la obscenidad. El que estas conductas se consideren vicios y otras no tiene mucho que ver con consideraciones morales.
Real Academia Española escribió:
vicio
m. Excesiva afición a algo, especialmente si es perjudicial:
el vicio de beber.
Mala costumbre, hábito de obrar mal:
tiene el vicio de mentir.
Cosa a la que es fácil aficionarse:
estas maquinitas de juegos son un vicio.
Como quieras verlo, un vicio o una adicción es una conducta inmoral que no aporta nada bueno ni asi mismo ni a quienes integran ese espacio, deben corregir eso o asumir las consecuencias de las contaminaciones que generara esta persona.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.