Comenzando con la etimología…
Discípulo, la.
(Del lat. discipŭlus).
1. m. y f. Persona que aprende una doctrina, ciencia o arte bajo la dirección de un maestro.
2. m. y f. Persona que sigue la opinión de una escuela, aun cuando viva en tiempos muy posteriores a los maestros que la establecieron. Discípulo de Aristóteles, de Platón, de Epicuro.
Discípulo proviene directamente del latín discipulus, derivado de discere ‘aprender’, ‘conocer’. O sea el que aprende o se deja enseñar.
Para comenzar a describir esta etapa de nuestra evolución espiritual, para mí, la etapa más importante, voy a comenzar citando unas reflexiones del sitio web jesucristo.net las cuales establecen primordialmente la diferencia entre ser solo un creyente y ser un discípulo:
DIFERENCIA ENTRE EL CREYENTE Y EL DISCÍPULO
TODO DISCÍPULO ES UN CREYENTE, PERO NO TODO CREYENTE ES UN DISCÍPULO.
1.- El creyente suele esperar panes y peces; el discípulo es un pescador.
2.- El creyente lucha por crecer; el discípulo por reproducirse.
3.- El creyente se gana; el discípulo se hace.
4.- El creyente depende en gran parte de los pechos de la madre; el discípulo está destetado para servir. 1ª Samuel 1:23,24.
5.- El creyente gusta del halago; el discípulo del sacrificio vivo.
6.- El creyente entrega parte de sus ganancias; el discípulo entrega parte de su vida.
7.- El creyente puede caer en la rutina; el discípulo es revolucionario.
8.- El creyente busca que le animen; el discípulo procura animar.
9.- El creyente espera que le asignen tarea; el discípulo es solícito en asumir responsabilidades.
10.- El creyente murmura y reclama; el discípulo obedece y se niega a si mismo.
11.- El creyente suele ser condicionado por las circunstancias; el discípulo aprovecha las circunstancias para ejercer su fe.
12.- El creyente reclama que le visiten; el discípulo visita.
13.- El creyente busca en la Palabra promesas para su vida; el discípulo busca vida para cumplir las promesas de la Palabra.
14.- El creyente es yo; el discípulo es ellos.
15.- El creyente se sienta para adorar; el discípulo Le anda adorando.
16.- El creyente pertenece a una institución; el discípulo es una institución él mismo.
17.- En el creyente la unión del Espíritu Santo es confirmación y meta; en el discípulo es medio para lograr la meta de ser testigo eficaz a toda criatura.
18.- El creyente vale para sumar; el discípulo para multiplicar.
19.- Los creyentes aumentan la comunidad; los discípulos aumentan las comunidades.
20.- Los discípulos de la iglesia primitiva trastornaron el mundo; los creyentes del siglo XXI están trastornados por el mundo.
21.- Los creyentes esperan milagros; los discípulos obran milagros.
22.- El creyente es un ahorro; el discípulos una inversión.
23.- Los creyentes destacan llenando el templo; los discípulos se hacen para conquistar el mundo.
24.- Los creyentes suelen ser fuertes como soldados acuartelados; los discípulos son soldados invasores.
25.- El creyente cuida de las estacas de su tienda; el discípulo ensancha el sitio de su cabaña.
26.- El creyente hace hábito; el discípulo rompe los moldes.
27.- El creyente sueña con la iglesia ideal; el discípulo se entrega para lograr la iglesia real.
28.- La meta del creyente es ganar el cielo; la meta del discípulo es ganar almas para el cielo.
29.- El creyente maduro se hace discípulo; el discípulo maduro asume los ministerios del Cuerpo.
30.- El creyente necesita de campañas para animarse; el discípulo vive en campaña porque está animado.
31.- El creyente espera un avivamiento; el discípulo es parte de él.
32.- El creyente agoniza sin morir; el discípulo muere y resucita para dar vida.
33.- El creyente aislado de su congregación se lamenta de no tener ambiente; el discípulo crea ambiente para formar una congregación.
34.- Al creyente se le promete una almohada; al discípulo una cruz.
35.- El creyente es socio; el discípulo es siervo.
36.- El creyente se enreda con la cizaña; el discípulo supera las escaramuzas del diablo y no se deja confundir.
37.- El creyente es espiga; el discípulo es grano lleno en la espiga.
38.- El creyente es "ojala"; el discípulo es "Heme aquí."
39.- El creyente, quizá predica el Evangelio; el discípulo hace discípulos.
40.- El creyente espera recompensa para dar; el discípulo es recompensado cuando da.
41.- El creyente es pastoreado como oveja; el discípulo apacienta los corderos.
42.- El creyente recibió la salvación por la Cruz de Cristo; el discípulo toma su cruz cada día y sigue a Cristo.
43.- El creyente espera que oren por él; el discípulo ora por los demás.
44.- El creyente se congrega para encontrar al Señor; el discípulo trae la presencia del Espíritu Santo.
45.- Al creyente le es predicada la salvación por la Sangre de Cristo; el discípulo toma la Santa Cena y anuncia a las potestades de los aires la victoria de Cristo en él, para gloria de Dios.
46.- El creyente sigue intentando limpiarse para ser digno de Dios; El discípulo no se mira más y obra en la fe de que Cristo le ha limpiado ya.
47.- El creyente espera que le interpreten las Escrituras; el discípulo conoce al Señor y habla de Él.
48.- El creyente no se trata con miembros de las diferentes denominaciones; el discípulo se hace como los demás para ganar a algunos de ellos para Dios.
49.- El creyente busca consejos de los demás para tomar una decisión; el discípulo ora a Dios, lee la Palabra y en fe toma una decisión.
50.- El creyente espera que el mundo se perfeccione; el discípulo lucha por llevar a Cristo a los demás y sabe que este no es el Reino de Dios y espera su venida.
Algunos relatos sobre la tarea del Discípulo...
Texto: Hna. María Nuria Gaza.
“Quien quiera ser mi discípulo que coja su cruz y me siga”.
Cuentan que hubo un hombre que no estaba conforme con su cruz y se quejó al Señor por su mala suerte. En un sueño se le apareció Jesús y le dijo ven y podrás escoger la cruz que más te convenga. El Maestro lo llevó en un gran almacén lleno de cruces para que eligiera la que más le gustase. Había de todos los tamaños, unas enormes, otras medianas, otras muy pequeñas. El hombre empezó a mirar y remirar todas las cruces. Ante las grandes y pesadas se decía: “Yo no puedo con ellas”. Ante las muy pequeñas comentada por sus adentros: “Me da vergüenza escoger una tan pequeña cuando el Señor murió en una tan grande”. Por fin encontró una que le pareció a la medida de sus fuerzas y dijo al Maestro: “Escojo esta Señor”. Jesús se sonrió y le respondió: “Mira, hijo, precisamente esta es la que tienes”.
EL MAESTRO Y EL DISCIPULO
Cuenta una leyenda hindú que le maestro y su discípulo recorriendo los campos llegaron a una pequeña comunidad en la que se respiraba el olor más insoportable, el hambre, casuchas miserables, sus habitantes famélicos, sumergidos en una profunda apatía y desesperanza.
El maestro interrogo a uno de sus habitantes:
• ¿De que viven? ¿Cómo se mantienen vivos?
- De una vaca, de su leche nos alimentamos, elaboramos un poco de crema y mantequilla con lo que adquirimos lo indispensable.
El maestro continuó su camino y ordeno a su discípulo:
• En la noche toma la vaca y lánzala al precipicio.
- Maestro, es una gran injusticia lo que me ordena, estos pobres viven solamente de ella, seguramente morirán de hambre.
• Has lo que te ordeno.
Obediente cumplió al pie de la letra las instrucciones, pasaron los años y ahora el discípulo ya convertido en Maestro fue a visitar nuevamente a esa comunidad pues no lograba comprender tan extraña e injusta decisión de su Maestro en el aquel entonces.
Cual fue su sorpresa al encontrarse con un pueblo renovado, se respiraba prosperidad, la mirada y actitud de sus habitantes eran totalmente diferentes, los niños transmitían optimismo y buena salud.
Pregunto: ¿qué había sucedido?, ¿a qué se debía ese cambio?:
• Hace años vivamos todos solamente de una vaca, una mañana amaneció muerta en el fondo del precipicio, desesperados empezamos a imaginar que hacer para sobrevivir, vendimos la carne y con ese dinero compramos semillas y sembramos hortalizas, con esos productos adquirimos gallinas, con la venta de los huevos adquirimos un cerdo.
Así continuó narrando la cadena de valor que habían creado, con lo cual el maestro reflexionó:
- Entiendo ahora al maestro, a esta gente la adversidad los hizo despertar de un aletargado sueño que se llama resignación y que se convierte en el alimento de la mediocridad, bendita adversidad que nos lanza a triunfar.
Antes de dar mi concepto quisiera hacer algunas reflexiones personales…
Los Espiritistas Marialionceros somos misioneros, y como tales, nuestra tarea es servir, tenemos una digna tarea, representamos la estructura de trabajo terrenal en la misión que el Gran Arquitecto del Universo le encomendó a la Reina Marialionza, y para esta tarea es necesario que seamos puros y de buen corazón.
En el Espiritismo Marialioncero, el avance espiritual no esta atado a estructuras ni a los principios terrenales, no se le conceden mas luces a aquel con mas tiempo en la caravana, no se premia con coronaciones y cruzamientos de protección al de mas edad o rango, los espíritus no designan intermediarios entre ellos y los miembros de la caravana por mas nuevo o sencillos que sean.
Todo en el Espiritismo se gana con esfuerzo y pureza de corazón, siendo la pureza de corazón aun mas importante que el esfuerzo mismo, debemos tener en cuenta que aunque Juan trabaje fuertemente 1 año completo misionando, ayudando a otros, podría llegar Pedro y con solo días misionando reciba mas luces espirituales que Juan, algo que parece injusto para la mente terrenal, pero para Dios que ve el corazón del hombre y que conoce todo el Plan Maestro, todo tiene sentido.
El Espiritista Marialioncero no es una persona poderosa, no es un artista famoso, ni estrella del deporte, no necesita hacer espectáculos, no necesita reconocimientos, ni rangos, ni poder terrenal, ni títulos, ni diplomas, el Espiritista Marialioncero es un servidor, no es un temible Brujo, ni un poderoso Hechicero, mas aun puede enfrentar cualquier fuerza maligna y prevalecer, mientras lo acompañe su fe y el poder y la luz de la Reina y sus Cortes.
El Espiritismo no es moda, no es para competir por botar mas sangre, ni es para tener el Protector mas poderoso, ni es para hacer espectáculos, el Espiritismo es como un servicio social de asistencia, donde los Espiritistas somos voluntarios, somos siervos, que recibimos dones solo para ayudar al necesitado, no para nuestro beneficio, ni para sentirnos superiores a otros, la humildad debe ser nuestra mayor característica.
No existe otro Maestro Perfecto, solo Jesús y para buscar el Maestro Perfecto en el Espiritismo debemos preguntarnos, ¿Somos acaso los Discípulos Perfectos para merecerlo?
En el Budismo ha existido desde tiempos antiguos una máxima que guarda una profunda verdad, la cual dice “Cuando el alumno esta preparado, aparece el maestro”.
En mi experiencia personal y lo que he asimilado de las enseñanzas de la Reina y sus Cortes me he dado cuenta de que no necesitamos salir a buscar a los Maestros, no necesitamos poner un aviso en el periódico solicitando los servicios de un guía, debemos concentrar nuestras fuerzas y enfoque en convertirnos en buenos discípulos y lo demás vendrá por añadidura.
Mi concepto de ser Discípulo en el Espiritismo…
Un buen discípulo primeramente se esfuerza en conocer los principios y valores morales, éticos, de convivencia, de respeto, de actitud, etc. necesarios para convertirse en un verdadero seguidor y misionero de las creencias de la Reina Marialionza y sus Cortes Espirituales.
Un discípulo debe ser un buen hijo(a), buen padre o madre, buen esposo(a), buen amigo(a), debe ser leal, debe ser humilde, debe ser honesto, debe ser compasivo, debe amar a Dios sobre todas las cosas y entender que la misión que escoge requiere de muchos sacrificios.
El discípulo debe ser paciente, todo llega a su debido momento y todo avanza de acuerdo al ritmo que se necesita, crearnos falsas expectativas solo nos trae frustraciones, el verdadero discípulo no espera nada a cambio, mas que sentirse bien sirviendo y hacer todo lo que puede para completar las misiones.
Para convertirnos en verdaderos discípulos debemos ser acuciosos en el estudio, atentos y humildes a las enseñanzas, debemos convertir la oración en parte de nuestra vida, conocer los rituales y realizarlos con disciplina, debemos ser organizados, también debemos amar y respetar la naturaleza. Un buen discípulo no daña ninguna criatura viviente.
Todo el aprendizaje comienza desde adentro, también en el Espiritismo, todo comienza por un viaje interior, donde debemos liberarnos de todo pensamiento o idea negativa, llenar nuestra vida de positivismo y buenas costumbres, llenarnos de fe y amor por lo que hacemos, debemos convertir nuestra mente en tierra fértil, para que nuestros Maestros y La Reina y sus Cortes puedan plantar la semilla de la sabiduría.
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Me retracto de toda opinión (incluyendo todos mi artículos y mensajes publicados antes del 23/04/22), y de toda afirmación en cuanto a creencias, costumbres o cualquier afiliación al Espiritismo o a cualquier otra creencia oculta, o a cualquier religión. Me declaro seguidor del camino de Jesucristo. Jesucristo es mi Señor y Salvador. Y creo en la Biblia de inicio a fin, como Palabra de Dios revelada a los hombres. Ya no soy Espiritista, soy Cristiano
Ver explicación en el tema: Ya no soy Espiritista, ver revelaciones en la sala: Desvelando la Realidad y allí encontrarás un Indice de las Revelaciones
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