Hola
@TakalungaNsulu Creo que ambas situaciones son válidas.
Hace mucho atrás, cuando recién aprendía a través de las sugerencias y explicaciones que me daban directamente mis Espíritus, pude corroborar que a un Espíritu de persona viva o fallecida se le puede representar no sólo con una figura que imite la fisionomía de dicha persona sino que sirve incluso cualquier referencia, es decir, el nombre, un símbolo, objeto u otra cosa que nos sirva para establecer un punto de fijación hacia ese ser o un aspecto específico de ese ser.
Las veces que traté personas a través de misiones les sugerí desde representar con un simple vaso con agua, hasta escribir sencillamente el nombre en una pared o superficie; también dibujarlo o echar mano de la creatividad. Lo importante era darle representación. Y debo decir que la eficacia fue absoluta, ya que al destinar el conjunto de elementos a una identidad particular, ahí se asienta la esencia de dicha identidad y se desarrolla una manera o modo de interacción entre aquí y allá.
Postdata: cabe mencionar que la enseñanza que me fue impartida por los Espíritus fue artesanal, es decir, me fue enseñado y sugerido el hacer las cosas con las propias manos antes que recurrir a la manufactura industrializada; esto es la forma clásica del espiritismo.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.