No hay que olvidar que
@orquidea33 hizo 2 preguntas puntuales:
1. ¿Se puede limpiar con un tabaco?
2. ¿Cómo?
Donde parece que el asunto se ha desviado innecesariamente debido a que ya la gramática deja en claro el propósito, queda claro en el verbo "
limpiar" y la preposición "
con" conjuga el verbo a un objeto o material que es el tabaco, eso convierte al tabaco en un instrumento o vehículo para realizar la acción reflejada en el verbo. La anulación de la preposición sí llevaría al camino hacia el cual se ha desviado el tema, pero no es el caso. Se le ha dicho que sí,
puede usar el tabaco como medio para..., como puede usar la vela u otro recurso, pero aún queda al aire el ¿cómo? Se están respondiendo cuestiones que no ha preguntado esta persona, se está dejando de darle lo que pide como autora del tema. Para ayudar a responder el cómo que pregunta
@orquidea33, respondamos preguntas como...
1. ¿Qué debe hacer con el tabaco?
2. ¿Cuándo debe hacerlo?
3. ¿Qué no debe hacer?
4. ¿Con cuántos debe o puede hacer?
5. ¿A qué indicativo positivo|negativo debe adherirse para evaluar la fluidez y éxito de lo que está realizando?
Dentro de ese cómo, yo me limité a responderle que
necesita la oración de limpieza del tabaco para limpieza, pero hay más a ser respondido para generar una respuesta completa para
@orquidea33, por tanto es ese el objetivo. El desvío de tema conlleva a la perdida de atención en el punto central planteado por el autor del tema.
@Anubis, su planteamiento es interesante y da pie a un intercambio de opiniones, le invito a redactar su artículo al respecto y dedicarle un tema exclusivo para discutir ese punto en específico.
_________________
«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.