Me parece que usted está confundido. Las novenas no implican ofrendas, estas son una disciplina que acostumbra al individuo a la oración y tiene múltiples beneficios espirituales, entre ellos el acercamiento a ciertas criaturas espirituales (no precisamente al santo que se le reza) por causa de ser la oración buena para el Espíritu.
La petición de favores y colocación de ofrendas pertenece a las creencias populares y no están avaladas por la Iglesia Católica en cuyo dogma de fe diría que la respuesta de parte de dichos rituales puede provenir de una identidad desconocida lo cual constituye un peligro en calidad de salud espiritual porque se invita a cualquier Espíritu interesado en la índole de la petición a entrar en tu vida. Pero reconociendo que esta praxis no pertenece a los métodos católicos, la mención de lo que la Iglesia piensa al respecto es meramente cultura general y una aclaratoria.
Una sugerencia clave que le puedo hacer es que en lugar de ofrendas objetos físicos, cuando opte por un santo católico aténgase a hacer sacrificios penitenciarios; tendrá más éxito si se compromete a realizar actividades más relacionadas al santo de lo que ponerle cosas que más atraen a otros Espíritus que al propio que se reza. A los santos católicos mucho gustan los cambios de conducta y sacrificios en pro de los demás, prometa algo de índole moral y obtendrá muy buen resultado. De hecho, los "milagros" de los que tengo uso de razón sucedieron en lapsos de tiempo que va de minutos a horas porque las personas hicieron compromisos grandes de conversión de muchas cosas que eran malos hábitos suyos y hoy son unos auténticos fariseos (no en relación a la hipocresía sino al cumplimiento de la ley a la cual se han comprometido).
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.