@jjgarciac, excelente intervención. Muy digna bajo los criterios de la doctrina espirita.
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@Meredith la Scandinava, el movimiento del tema a esta sala ya permite apropiadamente realizar un
abordaje temático con referente a unas incógnitas que surgen cuando se enfrenta la teoría kardeciana con el campo práctico de un sistema religioso predefinido que por defecto evidencia el efecto no teniendo como prioridad explicar la causa. Un tema que hay que tratar con pinzas y tener mucha delicadeza a fin de no confundir la opinión sobre el hecho observado con una directriz que se impone sobre un sistema totalmente distinto con cosmovisión y sus propios postulados. Para ello cabe recordar que:
el papel del espiritismo es el de explicar a los hombres el mecanismo de la acción y reacción que rige el Universo libre de parafernalia y en un lenguaje simple, razonado y moderno, y no dictar el curso que debe tener otra institución espiritual (conformada físicamente o sólo espiritualmente) que ya ha sido autorizada y establecida en la Tierra; él viene a estudiar y explicar lo evidente y observable, no a ejercer dictadura sobre el fenómeno.
¿Cuándo desencarnan no pertenecen a ningún sexo (hombre o mujer) ya que esa función se desempeña solo en este plano, según el cuerpo físico que se adquiere al nacer?
Así es, macho o hembra son condicionamientos meramente biológicos. Sólo existen e influyen en el curso existencial aquí, en el plano físico. En otro mundo en ausencia de esa división biológica se encarnarían en igualdad de género.
Los Espíritus en estado libre no son siquiera humanos o animal, mucho menos masculinos o femeninos.
La génesis según el espiritismo sostiene que el planeta Tierra fue producto de procesos caóticos (tal cual la teoría astronómica sobre la generación de los cuerpos que transitan el espacio) que por cuyo defecto se fue organizando en la medida que cada elemento ocupó su lugar y empezó a desempeñar una función, ello le hizo progresar al punto de generar condiciones para acoger poblaciones bióticas en proceso evolutivo desde las especies más primitivas hacia las más complejas. Aquí se inició la fase de la Tierra como mundo primitivo, en donde la organización de los seres vivos estaba orientada hacia la supervivencia de las especies y eran los instintos la forma de inteligencia que predominaba en los seres vivos. La evolución propició que una especie desarrollase la organización orgánica capaz de permitir el desarrollo de las facultades que necesitaba expresar el Espíritu para realizar su inmersión probatoria a la par del progreso que se suscitaba en este mundo recién nacido.
Es decir, la elección del ser humano como especie para albergar a los Espíritus más complejos fue producto de la evolución biológica de la especie que le confirió un encéfalo lo suficientemente desarrollado como para manifestar inteligencia en un nivel mayor al expresado por las demás especies. La especie humana se reproduce vía sexual y por ello, la organización biológica proporciona una formación embriológica que prioriza la formación de un conjunto de órganos u otros y además, unas condiciones hormonales que favorecen a funciones y condiciones de vida diferente, abriendo una subclase encarnatoria: la de ser hombre o mujer.
Si la especie humana fuese de reproducción asexual, no existiría la necesidad de ser hombre o mujer y el Espíritu no tendría que considerar esta variable como un factor influyente en el tipo de experiencias que vendrá a experimentar como criatura humana. He ahí el origen del género sexual como factor influyente a la hora de realizar la planificación o elección de pruebas.
«Si esto es así ¿Porque cuando encajonan son determinada persona, ejemplo: una "negra" (si fue mujer) o un indio (en caso de hombre)? Esto indistintamente del sexo del cajón que los está conteniendo y se comportan como tal, es decir como la persona que fueron en vida ... Si son seres asexuados "pregunto" no deberían adaptarse al cuerpo físico que se les está prestando para cumplir su obra en ese determinado momento».
La influencia de los sexos es un determinante para los Espíritus que a través de la reencarnación se encarnan como hombre o mujer. Es decir, este nexo que constriñe al Espíritu y lo ata obligándolo a permanecer unido a ese cuerpo necesita de que el cuerpo y el Espíritu se unan desde la formación embrionaria.
Según las nociones concedidas por los Espíritus, desde que el espermatozoide se une a un ovulo ya hay un Espíritu en proceso de ser atado al complejo celular que dará origen al embrión, al feto y finalmente al ser humano definitivo que continúa su desarrollo como neonato. De ahí se desprende que la atracción y aceptación del espermatozoide por parte del ovulo recibe una influencia magnética que favorece al portador del alosoma y genes que favorecen la generación del tipo de organismo que necesita para probarse por lo que puede decirse que, la formación del cuerpo humano es una obra meticulosamente creada a imagen y semejanza del boceto que se elabora el propio Espíritu y sólo por ese hecho la conexión es lo bastante fuerte como para que la naturaleza del Espíritu se exprese de manera natural y constante a través de ese cuerpo físico.
Ahí inicia un proceso de adaptación del Espíritu al plano físico en donde su manera de pensar, sentir y actuar como Espíritu se van opacando en el transcurrir de los años de la infancia hasta que adquiere habilidad para conducir ese cuerpo y finalmente es en la adolescencia que ese Espíritu ya domina ese vehículo y produce un cambio de personalidad fruto de que se ha asentado perfectamente, el lazo es firme. Ahí empieza de manera libre su rol como ser humano y además como hombre o mujer respectivamente.
Es un proceso complejo que debe ser diferenciado del fenómeno mediúmnico de la incorporación que se produce por otro mecanismo y lo hace de manera transitoria por lo cual el Espíritu comunicante no tiene ese proceso de 12-15 años de adaptación al cuerpo como para adaptarse a los condicionamientos biológicos y orgánicos que son propios del médium en el cual se manifiestan.
Dejándolo claro: el rol de género se hace cuando se encarna vía uterina, fruto de la fertilización de un ovulo y previo proceso de adaptación neonatal. No se refiere al fenómeno de incorporación que es distinto al fenómeno de la encarnación ligado al acto de reencarnar y que obran por mecanismos distintos. Los Espíritus cuando incorporan no tienen necesidad de adaptarse a género para cumplir un rol (el cual no existe salvo cuando se va a nacer o se ha nacido) que es una imposición al momento de reencarnar.
«¿Hasta qué punto conservan o se conserva memoria después de la muerte?».
En el libro de los Espíritus hay un cuestionario entero donde se trata este asunto. El tema se llama recuerdos de la existencia corpórea.
En resumen el Espíritu poco a poco recupera todas sus memorias y ello incluye no sólo lo que acaba de ser sino también lo que ha sido antes. Salvo casos punitivos, no hay impedimento para ello.
Con relación a esto se dice que al momento de morir el sujeto mira una película que narra lo que ha sido su vida. Me pasó que al morir alguien muy cercano recibí sus percepciones muy de cerca, ahí noté que durante las primeras horas de haber muerto él se hallaba perpetuamente reproduciendo los hábitos que hasta ese momento tenía, es decir, recordando su vida y ello permitía que teniendo los fluidos tan densos, su presencia se hiciese sentir de manera física cuando recordaba por ejemplo, el recorrido que hacía en un pasillo a determinada hora; en ese momento, hasta su calzado sonaba. El mismo patrón se ha repetido en los recién fallecidos de los que he podido tener conocimiento.
«¿Es en realidad el "Espíritu" o sustancia espiritual la que se está manifestando o es la proyección de la conciencia del fallecido, que manifiesta algunos de los recuerdos que tuvo el difunto en vida y los proyecta a través del cuerpo del médium?»
Sobre esto puede leer en el libro de los Espíritus el tema espíritu y materia.
En resumen, sería en cierto contexto la misma cosa ya que la inteligencia y consciencia son atributos del Espíritu; vulgarmente podría decirse que lo que sobrevive a la muerte es la mente en sí misma. Y lo que generalmente se manifiesta a través de la mediumnidad es el pensamiento, la identidad, la personalidad.
El Espíritu no es, por defecto, un ser corpóreo sino el ser que piensa, posee consciencia e inteligencia y que puede a voluntad reproducir una imagen familiar ante los demás, eso es, que si quiere mostrarse como cuando fue en vida, puede simplemente hacerlo y no por ello quiere decir que posee esa apariencia humana que se hace palpable a través de la aparición o materialización.
«porque cuando algunos encajonan "aprovechan" para saciar algunas bajas pasiones (respetuosamente hablando) de cuando estaban en vida, por ejemplo el fumar cigarrillos mas no tabaco, drogarse, beber sin medida más allá de usar el licor como catalizador para la obra que vienen a realizar, comer desmesuradamente».
Este es, quizá, uno de los puntos más polémicos ya que involucra el tema de los apegos lo cual supone un cuestionamiento a la evolución tal cual de cualquier individuo.
Ocurre que quien no se desliga de apegos y vicios en vida al momento de morir ya no goza del cuerpo físico como modulador que le ayuda a contener sus compulsiones, entonces libre y desasistido se vuelve víctima de sus pasiones no controladas. Ese es el origen de Espíritus que deambulan excitados por las amplificadas percepciones que les hacen desear la reproducción de sus vicios como bien pueden haber sido el cigarro, tabaco, alcohol, sexo, drogas… Y esto se constituye por su acción nociva en el género de las obsesiones espirituales o influencias espirituales negativas cuando se transmiten como gustos expresos en el individuo.
En el campo de la religión se da una situación complicada para discernirla debido a que se sitúan elementos causa de vicio como catalizadores de energías. Se acepta y contribuye positivamente en proporcionar un gusto que puede traducirse como un apego en relación a un hábito que existía en el mundo en el que ya no vive y existe el vampirismo y usurpación predominantemente saturado por los Espíritus obsesores y su involucro con individuos crédulos y despreocupados que con ligereza se relacionan solicitando hechizos de toda clase a cambio de satisfacer la compulsión en cualquier campo de la obsesión y vampirización espiritual.
En ese campo el degustar un licor preferido, el cigarro o el tabaco o un alimento en particular reviviendo sus gustos de la vida constituyen meras preferencias saciadas de buena voluntad, no un mal propiamente moral. Cuando esta degustación se presenta de manera compulsiva y angustiosa puede hacerse sonar las alarmas ya que se trata probablemente de un Espíritu que, siendo auténtico o no, se halla esclavo de un vicio que él mismo no puede controlar y que se servirá de influenciar a los hombres para que se lo faciliten ya que el propósito de hacer todo esto adheridos o incorporados en un médium es servirse del vehículo para utilizar el complejo celular y llevarse las sensaciones que a través de la psicología en su estado libre no logran saciar.
Estas son referencias que se toman en cuenta para estudiar la situación en que se hallan los Espíritus en cierta perspectiva. Hay ambientes en que simplemente no se cuestiona (ni existe ese derecho) los hábitos compulsivos de los Espíritus. En otros puede resumirse a que estas irregularidades pertenecen al conjunto de vicios derivados del intercambio de ultratumba, es decir, los muertos no conservarían sus gustos por las cosas del plano físico si nadie les proporcionase medios a través de los cuales saciarlos.
Aquí cabe, en primer lugar hacer uso del sentido común para lograr discernir si esto es una forma real de evolucionar (hay falsos profetas que transmiten sus propios errores como enseñanza) y tomar en consideración la premisa planteada por
@jjgarciac que dice que los Espíritus en la marcha continúa del progreso pueden llegar a estacionarse y permanecer en ese estado por años, siglos o milenios (conforme sea su voluntad) pero jamás retrogradarán (o involucionarán) por lo que puede decirse que asistir a los Espíritus saciando estos apegos contribuye en líneas generales, a mantenerlos estáticos y apegados a los hábitos de los vivos de quienes no quieren desprenderse y solicitan una disciplina de intercambio que les asegure su manutención o atendimiento.
Esto es una generalidad. Cada Espíritu es único y merece consideración en todo aquello que pueda evaluársele. Un hombre desencarnado por ser apegado al cigarro no se proclama a sí mismo como un Espíritu atrasado; él puede ser adicto al cigarro y al mismo tiempo virtuoso y servicial. Por ello hay que fijarse más en el tipo de actos que produce, ya que cualquiera que esté contribuyendo al bien, indistintamente de si es un bebedor compulsivo, progresa, un poco más lento, un poco más rápido.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.