El libro del biólogo y científico inglés Rupert Sheldrake, “Una Nueva Ciencia de la Vida” propone la idea de los campos morfogenéticos, los cuales ayudan a comprender cómo los organismos adoptan sus formas y comportamientos característicos. Estos campos, según el investigador, permiten la transmisión de información entre organismos de la misma especie sin mediar efectos espaciales. Es como si dentro de cada especie del universo, sea ésta una partícula o una galaxia, un protozoo o un ser humano, existiese un vínculo que actuara instantáneamente en un nivel sub-cuántico fuera del espacio y el tiempo...
"Morfo viene de la palabra griega morphe, que significa forma. Los campos morfogenéticos son campos de forma, patrones o estructuras de orden. Estos campos organizan no sólo los campos de organismos vivos, sino también de cristales y moléculas. Cada tipo de molécula, cada proteína por ejemplo, tiene su propio campo mórfico -un campo de hemoglobina, un campo de insulina, etc. De igual manera, cada tipo de cristal, cada tipo de organismo, cada tipo de instinto o patrón de comportamiento tiene su campo mórfico. Estos campos son los que ordenan la naturaleza. Hay muchos tipos de campos porque hay muchos tipos de cosas y patrones en la naturaleza..."
Según esta hipótesis, sucede lo siguiente: todas las veces que un miembro de una especie aprende un comportamiento nuevo, cambia el campo morfológico para la especie. Este cambio es, al principio, apenas perceptible, pero si el comportamiento se repite durante cierto lapso de tiempo su "resonancia mórfica" afecta a la especie entera. La matriz invisible es un "campo morfogenético" capaz de producir un efecto remoto tanto en el espacio como en el tiempo.
El científico Rupert Sheldrake, pronto va a revolucionar muchos de nuestros conceptos fundamentales acerca de la naturaleza y la ciencia. Lanzó la hipótesis de que el universo no funciona de acuerdo a "leyes inmutables", sino más bien a modelos de hábitos creados por la repetición de ciertos sucesos en el tiempo.
La evolución nos muestra la formación de nuevos campos morfogenéticos. El aparato genético, por ejemplo, se puede concebir como el mecanismo físico que recibe la información del campo morfogenético, en forma comparable a como recibe un aparato de radio o de televisión las señales invisibles.
Sheldrake comenta la teoría de Jung del Inconsciente Colectivo. Si los recuerdos no se limitan a un almacenamiento en el cerebro físico, sino que nos llegan a través de "resonancia mórfica", la experiencia acumulativa de la humanidad bien podría incluir los arquetipos descritos por Jung.
La ciencia no necesita tampoco negar la posibilidad de la ocurrencia de fenómenos paranormales, ya que éstos pueden ser, en parte, explicables con la "resonancia mórfica".
Los campos morfogenéticos o campos mórficos, llevan información, no energía, y son utilizables a través del espacio y del tiempo sin pérdida alguna de intensidad después de haber sido creados. Son campos no físicos que ejercen influencia sobre sistemas que presentan algún tipo de organización inherente: galaxias, átomos, cristales , moléculas, plantas, animales, células, sociedades.
Hay una especie de memoria integrada en los campos mórficos de cada cosa auto-organizada. La palabra clave aquí es "hábito", siendo el factor que origina los campos morfogenéticos. A través de los hábitos, los campos morfogenéticos van variando su estructura dando pie así a los cambios estructurales de los sistemas a los que están asociados. Por ejemplo, en un bosque de coníferas se genera el hábito de extender las raíces a mayor profundidad para absorber más nutrientes. El campo morfogenético de la conífera asimila y almacena esta información que es heredada luego no sólo por ejemplares en su entorno, sino en bosques de coníferas a lo largo del planeta, y lo hace a través de la resonancia mórfica.
Para concluir, la teoría anterior refuerza el fenómeno observado por Lyall Watson en su libro “Lifetide: The Niology of Consciousness”, donde menciona la manera como algunas ideas y costumbres se propagan por toda nuestra cultura. "Es posible- dice Watson- que si un número suficientemente grande entre nosotros cree que algo es cierto, esto se torne verdad para todo el mundo".
Feliz noche para todos, Meredith
"Morfo viene de la palabra griega morphe, que significa forma. Los campos morfogenéticos son campos de forma, patrones o estructuras de orden. Estos campos organizan no sólo los campos de organismos vivos, sino también de cristales y moléculas. Cada tipo de molécula, cada proteína por ejemplo, tiene su propio campo mórfico -un campo de hemoglobina, un campo de insulina, etc. De igual manera, cada tipo de cristal, cada tipo de organismo, cada tipo de instinto o patrón de comportamiento tiene su campo mórfico. Estos campos son los que ordenan la naturaleza. Hay muchos tipos de campos porque hay muchos tipos de cosas y patrones en la naturaleza..."
Según esta hipótesis, sucede lo siguiente: todas las veces que un miembro de una especie aprende un comportamiento nuevo, cambia el campo morfológico para la especie. Este cambio es, al principio, apenas perceptible, pero si el comportamiento se repite durante cierto lapso de tiempo su "resonancia mórfica" afecta a la especie entera. La matriz invisible es un "campo morfogenético" capaz de producir un efecto remoto tanto en el espacio como en el tiempo.
El científico Rupert Sheldrake, pronto va a revolucionar muchos de nuestros conceptos fundamentales acerca de la naturaleza y la ciencia. Lanzó la hipótesis de que el universo no funciona de acuerdo a "leyes inmutables", sino más bien a modelos de hábitos creados por la repetición de ciertos sucesos en el tiempo.
La evolución nos muestra la formación de nuevos campos morfogenéticos. El aparato genético, por ejemplo, se puede concebir como el mecanismo físico que recibe la información del campo morfogenético, en forma comparable a como recibe un aparato de radio o de televisión las señales invisibles.
Sheldrake comenta la teoría de Jung del Inconsciente Colectivo. Si los recuerdos no se limitan a un almacenamiento en el cerebro físico, sino que nos llegan a través de "resonancia mórfica", la experiencia acumulativa de la humanidad bien podría incluir los arquetipos descritos por Jung.
La ciencia no necesita tampoco negar la posibilidad de la ocurrencia de fenómenos paranormales, ya que éstos pueden ser, en parte, explicables con la "resonancia mórfica".
Los campos morfogenéticos o campos mórficos, llevan información, no energía, y son utilizables a través del espacio y del tiempo sin pérdida alguna de intensidad después de haber sido creados. Son campos no físicos que ejercen influencia sobre sistemas que presentan algún tipo de organización inherente: galaxias, átomos, cristales , moléculas, plantas, animales, células, sociedades.
Hay una especie de memoria integrada en los campos mórficos de cada cosa auto-organizada. La palabra clave aquí es "hábito", siendo el factor que origina los campos morfogenéticos. A través de los hábitos, los campos morfogenéticos van variando su estructura dando pie así a los cambios estructurales de los sistemas a los que están asociados. Por ejemplo, en un bosque de coníferas se genera el hábito de extender las raíces a mayor profundidad para absorber más nutrientes. El campo morfogenético de la conífera asimila y almacena esta información que es heredada luego no sólo por ejemplares en su entorno, sino en bosques de coníferas a lo largo del planeta, y lo hace a través de la resonancia mórfica.
Para concluir, la teoría anterior refuerza el fenómeno observado por Lyall Watson en su libro “Lifetide: The Niology of Consciousness”, donde menciona la manera como algunas ideas y costumbres se propagan por toda nuestra cultura. "Es posible- dice Watson- que si un número suficientemente grande entre nosotros cree que algo es cierto, esto se torne verdad para todo el mundo".
Feliz noche para todos, Meredith