Novena a La Divina Pastora
1. ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍASDivina Pastora de las almas.
El Buen Pastor nos recuerda su solicitud por la alimentación de sus ovejas. Las cuida, alimenta, lleva a buenos pastos.
Tu, Madre celestial, vienes también en nuestra ayuda.
El cuerpo de tu hijo Jesucristo que se nos da en la comunión es tu cuerpo, pues en ti fue formado virginalmente.
Tu puedes decirnos: “Yo soy la Buena Pastora que apacienta sus ovejas con el fruto bendito de su vientre, con el pan de ángeles que se formo en mi seno”.
Queremos recibir con frecuencia este don para alcanzar fuerzas para caminar robustos y sanos por el largo y difícil sendero de la vida hasta llegar al cielo.
Lo suplicamos por Jesucristo nuestro Señor.
Amen.
2. REFLEXIÓN PARA CADA DÍAPRIMER DIA
MARÍA NO FUE UNA MUJER PASIVA
Busca en la Biblia y lee: Lucas 1, 28-35 MEDITACIÓN.
María, según aparece en los evangelios, nunca fue una mujer pasiva. Ella cuestionó la proposición del ángel (Lc 1,34), le preguntó cómo sería posible lo que él le proponía. Por sí misma tomó la iniciativa y se fue rápidamente, cruzando montañas, para ayudar a Isabel, su prima, en los últimos meses de gestación y en su parto (Lc 1,39). En la gruta de Belén se las arregló ella solita, con la ayuda de José, para dar a luz a su primogénito (Lc 2,7). ¿Qué puede ayudar la compañía de un varón en ese momento?
Cuando se quedó Jesús en el Templo, la Madre no quedó parada y cruzada de brazos. Tomó rápidamente la primera caravana. Acompañada de José subió de nuevo a Jerusalén, recorrió y removió cielo y tierra, durante tres largos días, buscando a su hijo perdido (Lc 2,46). En las bodas de Caná, mientras todo el mundo se divertía, sólo ella estaba atenta. Se dio cuenta de que faltaba vino. No se queja, no echa culpas a nadie por la poca previsión. Tomó la iniciativa y, sin molestar a nadie, ella misma quiso solucionarlo todo, aunque muy delicadamente. Y consiguió la solución.
En un momento determinado, cuando Jesús, su Hijo, pasaba horas sin comer por estar pendiente de la gente que lo seguía, y algunos decían que su salud no era buena, se presentó en la casa de Cafarnaúm para llevárselo, o por lo menos para cuidarlo (Mc 3,21). En el Calvario, cuando ya todo estaba consumado y no había nada que hacer, entonces sí, ella se quedó quieta, en silencio (Jn 19, 25).
¿Qué haría la Madre en aquellas horas tristes después de ver sepultar a su Hijo tan amado? ¿Qué haría ella en medio de aquel grupo de hombres y mujeres que habían creído en Jesús y lo habían seguido desde tan lejos? Algunos se ausentaron, pero la mayoría permanecieron junto a la Madre. Ella era esperanza y confianza para ellos.
Una vez que Jesús resucita y comienzan los discípulos a llevar la Buena Noticia a toda Jerusalén y a otras ciudades, podríamos imaginar las palabras que les diría de ánimo, fortaleza y consuelo. Ella misma les acompañaría.
PREGUNTATE:
¿Tomo una actitud activa frente a Dios, es decir, le pregunto qué quiere de mi, de mi familia, de mi pais?
¿Qué suelo hacer ante la necesidad o carencia de los demás, me quedo quieto?
CON MARÍA VIVIRÉ HOY:
Gestos de servicio llenos de amor-
Después de la meditación y el compartir de las preguntas se puede concluir con algunas oraciones comunitarias.
SEGUNDO DIA.
MARIA, MADRE QUE NOS CONSUELA Y FORTALECE
Busca en la Biblia y lee: Hechos 5, 35-42 MEDITACIÓN
Para nacer a la vida biológica, todo ser humano ha necesitado una madre. Para nacer y crecer en la vida espiritual es aún más imprescindible tener una madre. Dios nos preparó una Madre excelente y Jesús, su Hijo nos la dejó antes de partir de este mundo. ¿Quién enseñó a Jesús niño a amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como así mismo? Sus grandes maestros fueron su madre María y José, su padre adoptivo. María, la Madre estuvo junto a su Hijo desde que nació hasta que expiró en la cruz.
María hace lo mismo con aquella pequeña comunidad de discípulos que su Hijo reunió y que era la Iglesia naciente. Siempre estaba detrás del escenario. Los discípulos ya sabían dónde estaba la Madre: en casa de Juan, el discípulo amado (cf Jn 19,26; Jn 21,7). ¿No sería María la que convocaba, animaba y mantenía en oración al grupo de los comprometidos con su Hijo, Jesús? (Hech 1,14). Si Jesús eligió a 12 es porque esa era la voluntad del Padre. La Madre le ayuda a su Hijo, aunque él ya no esté, a cumplir la voluntad de Dios. Por eso, ¿No sería la Madre la que aconsejó cubrir el vacío que dejó Judas en el grupo apostólico para no descuidar nada del proyecto original de Jesús? (Hech 1, 15ss). ¿De dónde sacaban Pedro y Juan la audacia y las palabras que dejaron mudos y asombrados a Anás, Caifás y demás sanedritas? (cf Hech 4,13). ¿De dónde sacaron Juan y Pedro aquella felicidad y alegría por haber recibido de los judíos los cuarenta azotes menos uno, por el Nombre de Jesús? (cf Hech 5,41). Detrás estaba la Madre.
¿Quién empujaba a Juan a salir todos los días al templo y a las casas particulares para proclamar las estupendas noticias del Señor Jesús? (ch Hech 5,42). Detrás de tanto ánimo y valentía, vislumbramos una animadora estupenda.
Cuando empezó la persecución de los seguidores de Jesús con la muerte de Esteban, ¿No sería ella, la Madre, la consejera, la consoladora, la animadora, en una palabra, el alma de aquella pequeña Iglesia que nacía entre persecuciones?
PREGUNTATE.
¿Qué has aprendido en tu vida de María, la Madre que Jesús te ha dejado? ¿Qué te gustaría imitar o aprender de ella?
¿En qué circunstancias la has experimentado como tu refugio y tu consuelo?
CON MARÍA VIVIRÉ HOY:
El compartir con un vecino, o un conocido, o un compañero la dicha de poder contar con una Madre Buena. Sentirme orgulloso de ella.
Después de la meditación y el compartir de las preguntas se puede concluir con algunas oraciones comunitarias.
TERCER DIA.
MARIA, MADRE CONOCEDORA DE ANGUSTIAS, DOLORES, SOBRESALTOS…
Busca en la Biblia y lee: San Lucas 2,46-50 MEDITACIÓN
La vida de María no fue un paquete turístico. En un paquete turístico sabemos en qué restaurante comeremos hoy, en qué hotel dormiremos esta noche, qué museos visitaremos mañana. Todo está previsto y no hay lugar para sorpresas. No fue así en la vida de María. La Madre también fue caminante. Recorrió nuestras propias rutas, y en su caminar existieron las características típicas de una peregrinación: sobresaltos, confusión, perplejidad, sorpresas, miedo, fatiga…Sobre todo, existieron interrogantes: ¿qué es esto?, ¿será verdad?, ¿y ahora qué haremos? No veo nada. Todo está oscuro.
Desde los días de Moisés, había una ordenación según la cual todo primogénito masculino– de hombre o animal– era propiedad especial del Señor. El primogénito animal era ofrecido en sacrificio, y el primogénito hombre era rescatado por sus padres en un precio estipulado por la ley.
Estaba, pues, María con el niño en los brazos en el templo de Jerusalén para presentarlo al Señor. Estando allí, se presentó un venerable anciano. Su vida ya a punto de extinguirse había sido una llama sostenida por la esperanza de ver al Mesías. Entre las palabras que el anciano dijo a los Peregrinos y devotos que están en el Templo fueron: Este que veis aquí, en mis brazos, éste es el Esperado de Israel…será bandera de contradicción…será resurrección y muerte, ruina y salvación para muchos… ¿Cuál fue la reacción de María ante estas palabras? La Madre quedó muda, “admirada” por todo aquello que se decía (cf Lc 2, 33). Todo le parecía tan extraño. Si estaba admirada era señal de que algo ignoraba y de que no entendía todo respecto al misterio de su Hijo. Lo mismo le pasó en Belén (cf Lc 2,8-18).
Transcurridos 12 años le volvió a ocurrir algo angustioso. En un viaje a Jerusalén perdieron al niño. Fueron días de agitación y sobresalto, buscando al niño durante varios días. Por fin lo encontraron en el Templo. La Madre tuvo una descarga emocional, un ¿qué hiciste con nosotros?. La respuesta del niño fue seca, cortante y distante: “¿Por qué se preocupan de mí? ¡Mi Padre!, mi Padre es para mí la única ocupación y preocupación”. Fue una verdadera declaración de independencia.
¿Qué hizo María? Quedó paralizada, sin entender nada (cf Lc 2,50), navegando en un mar de oscuridad, pensando, eso sí, qué querrían significar aquellas palabras y, sobre todo, aquella actitud del Hijo.
La vida de María no fue turismo. Igual que todos nosotros, también ella fue descubriendo el misterio de Jesucristo con la actitud típica de los Pobres de Dios: abandono, búsqueda humilde, disponibilidad…También la Madre fue peregrina entre calles vacías y valles oscuros, buscando paulatinamente el rostro y la voluntad del Padre. Igual que nosotros.
PREGUNTATE.
¿Qué situaciones te han producido angustias, desconciertos? ¿Qué has aprendido de todo ello?
¿Cómo reaccionas ante los imprevistos, las sorpresas, las cosas que no entiendes? ¿Qué haría la Madre en tu lugar?
CON MARÍA VIVIRÉ HOY:
No angustiarme por los contratiempos y pedir a la Madre que me ayude a descubrir en ello la voluntad de Dios.
CUARTO DIA.
MARÍA, LA MADRE QUE CAMINÓ ENTRE LUCES Y SOMBRAS
Busca en la Biblia y lee: San Mateo 1, 13-16 MEDITACIÓN
La vida de María, la Madre, fue un navegar en un mar de luces y sombras. En el día de la anunciación, todo parecía claro, lleno de luz y grandes proyectos. Según las palabras del ángel, a María se le daba a conocer cabalmente quien era Aquel que florecería en su silencioso seno, Jesús: «Será grande; será llamado Hijo del Altísimo; su reino no tendrá fin» (Lc 1,32). Todo era muy claro.
La gestación comienza a darse y antes de nacer el niño se tiene que desplazar a Belén acompañando a José. Allí nadie los acogió. Al presentar al niño en el Templo un anciano le profetizó que una espada atravesaría su corazón. Con el niño en brazos tuvieron que huir a Egipto para evitar que lo mataran. Al cabo de un tiempo regresaron a Nazaret…
María no fue una diosa intocable, fue una criatura como nosotros; una criatura excepcional, eso sí —pero no, por excepcional, dejaba de ser criatura—, y que recorrió todos nuestros caminos humanos, con sus cuestas y encrucijadas, con sus luces y sombras.
¿Qué sucede entre nosotros? Pensemos, por ejemplo, en los consagrados a Dios por el sacerdocio o la vida religiosa. Un día, allá lejos, en la flor de su juventud, experimentaron vivamente la seducción irresistible de Jesucristo. En aquellos días, todo era luz, entusiasmo, decisión: era Dios quien llamaba, y llamaba para la misión maravillosa. Y se embarcaron con Jesucristo en la aventura más fascinante. Pasaron muchos años. Y cuántos de aquellos consagrados viven confusos hoy día, sin alegría, pensando que Dios nunca los llamó, que la vida consagrada ya no tiene sentido. ¿Cómo puede ser que lo que un día era espada fulgurante puede parecemos hoy hierro oxidado? Es preciso pisar tierra firme: somos así. No todo es claridad.
Otros se casaron. El decía que no había en el firmamento estrella tan espléndida como ella, su esposa. Ella decía que, no se encontraría a otro como él en el mundo. Todos decían que el uno había nacido para el otro. Por unos años fueron felices. Después la rutina penetró en sus vidas como sombra maldita.
Hoy arrastran una existencia lánguida, fría, llena de gritos y culpas. Los dos piensan que debieran haberse casado con otro consorte. ¿Cómo puede ser que lo que un día era luz hoy sea sombra? El ser humano no está constituido de líneas rectas. Somos así: unas pocas seguridades y una montaña de inseguridades. Por la mañana vemos claro, al mediodía dudamos y por la tarde todo está oscuro. También María, la Madre Buena y fiel, sintió el peso del silencio de Dios. También ella tuvo que caminar muchas veces y mucho años en la oscuridad. Durante treinta interminables años no hubo ninguna novedad, sólo reinó la monotonía y el silencio. ¿A qué atenerse? ¿A lo que parecía prometerse en el día de la anunciación, o a la realidad actual, dura y fría?. Lo que nos acontece a nosotros también le aconteció a ella.
PREGUNTATE:
¿Qué luces o intuiciones claras has recibido de Dios? ¿Qué convicciones te impulsan a vivir y a luchar? ¿Qué sombras han ocultado o están ocultando la claridad que un día tuviste? ¿Cómo reaccionas cuando las cosas no salen como quieres?
CON MARÍA VIVIRÉ HOY:
Lo cotidiano llenándolo de esperanza y sentido. No impacientarme por los imprevistos que hoy pueda vivir.
QUINTO DIA.
MARÍA, LA MADRE QUE NO REACCIONA IRRITADA, ANGUSTIADA…GUARDA Y MEDITA EN SU CORAZÓN
Busca en la Biblia y lee: Eclesiástico 2, 1-10 MEDITACIÓN
¿Qué hacía la Madre en todos aquellos acontecimientos que la desconcertaban y que no comprendía? Ella misma nos lo dice: se agarraba a las antiguas palabras para poder ahora mantenerse en pie. Aquellas palabras eran lámparas. Esas lámparas las mantenía la Madre perpetuamente encendidas: las guardaba diligentemente y las meditaba en su corazón (Le 2,19; 2,50).
Cuando los nuevos sucesos resultaban enigmáticos y desconcertantes, las lámparas encendidas de los antiguos recuerdos ponían luz en la oscuridad de las circunstancias actuales. Así, la Señora fue avanzando entre luces antiguas y sombras presentes hasta la claridad total. La comprensión del misterio trascendente de Jesús, su Hijo, se fue realizando mediante una inquebrantable adhesión a la voluntad de Dios aun en esos momentos de oscuridad.
Eso mismo ocurre entre nosotros. Muchas almas tuvieron en otras épocas visitaciones gratuitas de Dios, experimentaron vivamente su presencia, recibieron gracias infusas y gratuidades extraordinarias, y aquellos momentos quedaron marcados y grabados en sus almas. Fueron momentos embriagadores. Pasan los años. Dios calla. Esas almas son asaltadas por la dispersión y la tentación. La monotonía las invade. Se prolonga obstinadamente el silencio de Dios. Tienen que agarrarse, casi desesperadamente, al recuerdo de aquellas experiencias vivas para no sucumbir ahora.
La grandeza de María no está en imaginarse que ella nunca fue asaltada por la confusión. Está en que cuando no entiende algo, ella no reacciona angustiada, impaciente, irritada, ansiosa o asustada. Por ejemplo, María no se enfrenta con el muchacho de 12 años que se le queda en el Templo: «Hijo mío, no entiendo nada, ¿qué acontece? Por favor, explícame, rápido, el significado de esa actitud.» María no dice a Simeón: «Venerable anciano, ¿qué significa eso de la espada? ¿Por qué este niño tiene que ser bandera de contradicción?» \ En lugar de eso, toma la actitud típica de los Pobres de Dios: llena de paz, paciencia y dulzura, toma las palabras, se encierra sobre sí misma, y queda interiorizada, pensando: ¿Qué querrán decir estas palabras? ¿Cuál será la voluntad de Dios en todo esto? La Madre es como esas flores que cuando desaparece la claridad del sol se cierran sobre sí mismas; así ella se repliega en su interior y, llena de paz, va identificándose con la voluntad desconcertante de Dios, aceptando el misterio de la vida.
Sucesivas desgracias caen sobre nosotros con tanta sorpresa como brutalidad. La traición nos acecha detrás de las sombras, y ¿quién iba a pensar?, en la propia casa. A veces se experimenta la fatiga de la vida y hasta ganas de morir.
¿Qué se consigue con resistir los imposibles? En esos momentos nos corresponde actuar como María: cerrar la boca y quedar en paz. Nosotros no sabemos nada. El Padre sabe todo. Sí podemos hacer algo para mudar la cadena de los sucesos, hagámoslo. Pero, ¿para qué luchar contra las realidades que nosotros no podemos cambiar? La Madre puede presentarse diciéndonos: «Hijo mío: refúgiate en mi. Haz lo que yo hice. Recorre junto a mi la misma ruta de fe que yo recorrí y serás parte del pueblo de las bienaventuranzas: ¡Felices los que, en medio de la oscuridad de una noche, creyeron en el resplandor de la luz!»
PREGUNTATE: ¿Qué actitud tomas ante la situación de violencia, inseguridad que se vive a nuestro alrededor? ¿Te hace ser más violento?
¿Le preguntas a Dios, qué hacer ante tantas injusticias que a diario te toca vivir? ¿Exiges explicaciones rápidas de las cosas negativas que vives?
SEXTO DIA.
MARÍA, MUJER QUE CREE , SE ADHIERE Y AMA
Busca en la Biblia y lee: Génesis 12,1-7 MEDITACIÓN
Creer es confiar. Creer es permitir. Creer, sobre todo, es adherirse, entregarse. En una palabra, creer es amar. ¿ Creer es «caminar en la presencia de Dios» (Gen 17,1). La fe es, al mismo tiempo, un acto y una actitud que agarra, envuelve y penetra todo cuanto es la persona humana: su confianza, su fidelidad, su asentimiento intelectual y su adhesión (unión) emocional. Compromete la historia entera de una persona: con sus criterios, actitudes, conducta general e inspiración vital.
Todo eso se realizó cumplidamente en Abraham, padre y modelo de fe. Abraham recibe una orden: «Sal de tu tierra» (Gen 12,1-4) y una promesa: «Te haré padre de un gran pueblo» (Gen 12,1-4). Abraham creyó. ¿Qué le significó este creer? Le significó extender un cheque en blanco al Señor, abrirle un crédito infinito e incondicional, confiar contra el sentido común, esperar contra toda esperanza, entregarse ciegamente y sin cálculos, romper con una instalación establecida y, a sus setenta y cinco años, «ponerse en camino» (Gen 12,4) en dirección de un mundo incierto «sin saber adonde iba» (Heb 11,8 ). Eso es creer: entregarse incondicionalmente. La fe bíblica es eso: adhesión a Dios mismo. La fe no consiste sólo en aceptar dogmas y verdades sobre Dios. Es un entregarse a su voluntad. No es, pues, principalmente, un proceso intelectual. Principalmente es una actitud vital.
PREGUNTATE:
¿Cómo Abraham, dejo que Dios le saque de esa tierra, que son mis pensamientos y visión ante Venezuela ? ¿Me adhiero y uno a los sentimientos que tiene Dios ante cada persona víctima de injusticia sin importar su tendencia política? ¿Mi oración me lleva a acciones y actitudes concretas en el día , cuáles son esas?
SEPTIMO DÍA
MARÍA, MUJER DE FE Y TESTIGO DEL DIOS VIVO
Busca en la Biblia y lee: Hebreos 11,1-38;12,1-2 MEDITACIÓN
El capítulo once de la Carta a los hebreos es uno de los capítulos más impresionantes del Nuevo Testamento: parece una galería de figuras inmortales que desfila delante de nuestros ojos asombrados. Son figuras fuertes por la fe adulta, hombres indestructibles que poseen una envergadura interior que asombra y espanta, capaces de enfrentarse con situaciones sobrehumanas con tal de no apartarse de su Dios. Este capítulo nos recuerda en cada versículo, que tanta grandeza se debe exclusivamente a la adhesión (unión) incondicional de estos hombres al Dios vivo y verdadero: en la fe, por la fe, aconteció por su fe, se vuelve a repetir en cada momento.
Aparecen los patriarcas, durmiendo en tiendas de campaña, sobre la arena. Por la fe, viven errantes por un desierto ardiente y hostil. Tienen que habitar siempre en tierras extrañas, donde sus moradores los miran con recelo (Heb 11,8-13). Por la fe, otros se enfrentaron a las fieras, estrangularon leones, silenciaron la violencia devoradora de las llamas y, no sé cómo, consiguieron esfumarse cuando la espada enemiga estaba ya sobre sus gargantas. Por la fe recobraron vigor en su debilidad, y un puñado de hombres, armados de fe adulta, pusieron en humillante fuga a ejércitos poderosos en orden de batalla (Heb 11,33-35). Por la fe, por no claudicar de su Dios, recibieron en paz y sin resistir la muerte violenta. Por la fe unos aceptaron en silencio las injurias, otros soportaron sin quejarse cuarenta azotes menos uno. Por la fe, prefirieron las cadenas de una prisión a la libertad de la calle. Por no separarse de su Dios, recibieron una lluvia «le piedras sin protestar.
Por la fe, acabaron sus vidas, unos partidos por medio con una sierra y otros pasados a espada. Por no claudicar de su Dios vivieron errantes y fugitivos, subiendo montañas, recorriendo desiertos, se vistieron con pieles de ovejas y cabras —simulando figuras alucinantes— para desorientar a los perseguidores, se escondieron en grutas y cavernas, perseguidos, hambrientos, oprimidos y torturados (Heb 11,35-39).
Y todo este inolvidable espectáculo se debió a su fe. Pero no a la fe como un planteamiento intelectual. Hicieron todo esto, con tal de no separarse de su Dios vivo y verdadero. Su fe era adhesión, llena de amor a su Dios. Ni la muerte ni la vida —dirá san Pablo—, ni las autoridades ni las fuerzas de represión, ni enemigos visibles o invisibles, ni las alturas le podrán separar.
PREGUNTATE:
¿María reconoce en su historia la vida de personas que han sido testigos de fe, cuáles han sido tus testigos de la fe? ¿Qué característica de la fe te gustaría reproducir en tu vida? ¿Cuál debe ser el testimonio del cristiano venezolano en este momento?¿Qué obstáculos encuentras para ser testigo? ¿Cómo afrontas esos obstáculos? ¿Qué testimonio te sientes comprometido a dar en tu familia, en tu trabajo, en la comunidad de la Santa Cruz?
OCTAVO DIA
ESPERAR AÚN EN LA MONOTONÍA
Busca en la Biblia y lee: Lucas 1,26-37 MEDITACIÓN
Van pasando los años, y en María la impresión viva y fresca de la anunciación quedó allá lejos. De aquello ya no queda más que un recuerdo apagado, como un eco lejano. La Madre se siente como atrapada entre el resplandor de aquellas antiguas promesas y la realidad presente, tan ordinaria. La monotonía, el quehacer diario se encarnó en Nazaret, entre unos horizontes geográficos inalterables y los horizontes humanos paralizados, es decir en el mismo lugar y con las mismas circunstancias.
La monotonía tiene siempre la misma cara: las largas horas, los largos días, los interminables treinta años, los vecinos se encierran en sus casas, en el invierno oscurece muy temprano, se cierran las puertas y ventanas, quedan los dos ahí (María y Jesús), frente a frente, la Madre observa todo: ahí está el Hijo: trabaja, come, reza… Siempre lo mismo un día y otro y otro, una semana y otra y otra, cada año parece una eternidad, da la impresión de que todo está paralizado, todo sigue igual, como una llanura inmóvil.
Qué hacía la Madre? En las eternizadas horas, en cuanto ella molía trigo, amasaba el pan, traía leña del cerro o agua de la fuente, daba vueltas en su cabeza a las palabras que un día —¡ya tan lejano!— le comunicara el ángel: «Será grande; se llamará Hijo del Altísimo; su reino no tendrá fin» (Le 1,32). Las palabras antiguas eran resplandecientes, la realidad que tenía ante sus ojos era cosa muy distinta: ahí estaba el muchacho, trabajando en el rincón oscuro de la rústica vivienda. Ahí estaba silencioso, solitario, reservado.
Esta es nuestra suprema tentación en la vida de fe: querer tener una evidencia, querer agarrar con las manos la realidad, querer palpar la objetividad como una piedra fría, pretender salir de las aguas movedizas y pisar tierra firme, querer saltar de los brazos de una noche oscura para abrir los ojos y ver el sol, decir a Dios: ¡Padre Incomparable!, dame una garantía para asegurarme de que todo esto es verdad, transfórmate aquí, delante de mis ojos, en fuego, tormenta o huracán.
La Madre no hizo eso. Quedó quieta, se abandonó incondicionalmente, sin resistir, en los brazos de la monotonía, como expresión de la voluntad del Padre. Al silencio de Dios respondía con el hágase, y el silencio se transformaba en presencia. En lugar de exigir a Dios una garantía de veracidad, la Madre se aferraba incansablemente a la voluntad de Dios, quedaba en paz y la duda se transformaba en dulzura. La fe de María fue asaltada y combatida —mas nunca abatida— por un escuadrón de preguntas que llegaban en sucesivas oleadas. Para no sucumbir tuvo que desplegar una enorme cantidad de fe adulta, fe pura y desnuda, aquella que sólo se apoya en Dios mismo. Su secreto fue éste: no resistir sino entregarse. Ella no podía cambiar nada: ni la misteriosa tardanza de la manifestación de Jesús, ni la rutina que, como una sombra, iba envolviendo e invadiendo todo, ni el silencio desconcertante de Dios… Si María no podía cambiar, ¿por qué resistir? El Padre lo quería así o lo permitía así. El abandono inquebrantable en sus manos, libró a María del peor obstáculo en su peregrinación. Así realizó María la travesía de los treinta años, navegando en el barco de la fe adulta.
PREGUNTATE:
¿Qué pruebas le exijo a Dios de sus promesas?¿Las identifico y las llevo a la oración o las evado? ¿Cuáles son las características de una fe adulta?¿Me considero impaciente, cómo intento trabajarlo en mi vida? ¿Dejo que en la oración Dios me contagie su esperanza o tengo monólogos que me dejan desesperanzado? ¿Oro y le pregunto a Dios sobre sus promesas para Venezuela?
NOVENO DÍA.
MARÍA, MADRE QUE NOS REUNE EN FAMILIA.
Busca en la Biblia y lee: Hechos de los apóstoles 1, 12-14 MEDITACION
“Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista de la ciudad como media hora de camino. Entraron en la ciudad y subieron a la habitación superior de la casa donde se alojaban. Allí estaban Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelotes, y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos”. Palabra de Dios.
MEDITACIÓN:
Después de la resurrección de Jesús, los discípulos se sienten aún con miedo y sin las fuerzas suficientes para vivir la misión que Jesús les encomendó. Eres Tú, María, quien permanece con ellos. Tú, los reúnes en familia, el nuevo pueblo de Dios que es la Iglesia. Tú, oras con ellos enseñándoles a poner todo su corazón y esperanza sólo en Dios. Tú te conviertes en el modelo de discípula misionera que sabe esperar en oración la fuerza del Espíritu Santo que les impulsará a la misión. Tú, eres la madre que engendra a la Iglesia como una madre quiere siempre a sus hijos en familia. Su corazón se rompe cuando hay enfrentamientos entre hermanos y desunión. El amor de madre siempre busca el perdón, la reconciliación, la armonía del hogar. Más, ese amor, nos viene de Dios. Conflictos en la familia siempre los hay. Pero, Tú, María, hoy me enseñas que cuando nos acercamos a Dios, cuando oramos juntos en familia, cuando dejamos que sea Dios quien nos ayude a superar siempre las diferencias el Amor reinara en nuestros hogares.
PREGUNTATE:
¿Realmente creo que la oración en familia puede mantener la Unión en el hogar?
PLEGARIA: Por la unión de todas las familias de Venezuela y el mundo, para que la oración diaria a Dios y a la virgen los mantenga siempre unidos y en armonía
Roguemos al señor…
3. PETICION PARA TODOS LOS DIASDios Padre todo Poderoso, tu que colocaste tu mirada en María para ser la Madre de Nuestro Señor Jesús, te pedimos pongas también tu mirada sobre todos nosotros y nuestras Necesidades, concédenos por intercesión de la Divina pastora esta Gracia que humildemente te suplicamos por Jesucristo nuestro Señor Amen. (Si se quiere se pueden nombrar las petición personal).
4. UN PADRE NUESTRO, TRES AVE MARÍA Y GLORIA.PADRE NUESTRO
Padre Nuestro
que estas en el cielo,
santificado sea tu nombre;
Venga a nosotros tu reino;
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada dia;
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros
perdonamos a quienes nos ofenden,
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos de todo mal. Amen.
AVE MARÍA
Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora
y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
5. ORACION FINAL PARA TODOS LOS DIASPastora celestial, reina y madre.
Jesus, al declararse buen pastor, coloca como primera nota distintiva el “corazón a mis ovejas”.
Tu tambien Divina Pastora, nos conoces, individualmente, uno a uno.! Me conoces a mi ! !Que dicha tan grande el saber que lucho siempre bajo tu manto y mirada maternal y protectora. Sabiendo que estas con nosotros, no importa la lucha.
Eres madre, eres reina, eres pastora de nuestras almas. Eres el consuelo de los afligidos y enjuagas las lagrimas de tus hijos. Eres la alegria de los que lloran.
Tu nos concoces. Queremos tener a nuestro lado y sentir constantemente sobre nosotros tu mirada protectora. Lo suplicamos por Jesucristo nuestro Señor. Amen
6. ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A MARÍA DIVINA PASTORAOh María, madre buena y pastora nuestra fiel, tu que nos alimentas y robusteces nuestras almas.
Nos alimentas con el ejemplo de tus virtudes, nos robusteces con las gracias que nos alcanzas de tu hijo.
Nos buscas cuando nos alejamos del redil de tu hijo; nos llamas cuando ves que nos acercamos al peligro; tus silbidos reclaman a las que se alejan.
Buscando su regreso a Dios, las iluminas, les infundes confianza, le alientas para que salgan del pecado y vuelvan a los brazos de Dios.
Cumple siempre esa misión maternal a nuestro lado.
Lo suplicamos por Jesucristo nuestro señor Amen.
Fuente: parroquiaurbanasantacruz.com.ve - Novena a la Divina Pastora de las Almas_________________
Me retracto de toda opinión (incluyendo todos mi artículos y mensajes publicados antes del 23/04/22), y de toda afirmación en cuanto a creencias, costumbres o cualquier afiliación al Espiritismo o a cualquier otra creencia oculta, o a cualquier religión. Me declaro seguidor del camino de Jesucristo. Jesucristo es mi Señor y Salvador. Y creo en la Biblia de inicio a fin, como Palabra de Dios revelada a los hombres. Ya no soy Espiritista, soy Cristiano
Ver explicación en el tema: Ya no soy Espiritista, ver revelaciones en la sala: Desvelando la Realidad y allí encontrarás un Indice de las Revelaciones