PRÓXIMA HECATOMBE:
El «cielo» terrenal está demasiado nublado presagiando la gran batalla ideológica que se avecina a paso gigante y que está más cerca de lo que nosotros creemos.
Sentimos muy hondo y no podemos menos que entristecernos nosotros los espiritistas al contemplar la indiferencia próxima en estupidez con que el mundo febril recibe los avisos que continuamente nos mandan los hermanos desencarnados que están luchando más allá de sus facultades para poder poner un paro final a la matanza horrible en que estamos empeñados. No digamos nada de ese sentimiento amargo que nos roe sin compasión de ver que las pocas palabras que podemos balbucear como estudiantes del Credo Universal, se pierdan totalmente en el vacío de la incredulidad, de la indiferencia y la estulticia. Nada podemos decir a nuestros hermanitos(as) que ciegos a todo intento de progreso espiritual, ríen estrepitosamente y hacen mofa de nuestro pigmeo esfuerzo por hacer que la humanidad fraternice cuando antes mejor, pero que sea de todo corazón y justicia, sin ambiciones bastardas, sin envidias rastreras, sin egoísmos insaciables, en fin sin pasiones logreras ni difamaciones de personalidades que convergen sin remedio a la malhadada acepción de personas. ¿Cómo no hemos de sentirnos defraudados de considerar que «Ama a tu hermano» es actualmente sustituido por «Mata a tu hermano», «Desgarra vivo a tu hermano», y así sucesivamente. Cómo no hemos de entristecernos si vemos que palabras fraternales de hombres reconocidos como guías y faros universales, tal como el hermano Jesús de Nazareth, sean vistas con menosprecio que raya de insolencia o en hostilidad al progreso humano. Cómo habríamos de estar conformes con el estado actual de moralidad humana si vemos a diario que nada contiene la concupiscencia desatada que ninguno se atreve a conjurar?
Si hubiéramos de esperar una sola palabra de aliento seríamos mucho más tontos de lo que nuestros hermanitos negros de hollín creen que somos. Como unidades componentes de la cruzada fraternal empezada hace más de 6000 años con Adán y Eva, estamos convictos de que las zarzas del camino, la cizaña y el yerbajo puedan evitarse calzando suela apropiada y el caparazón que acabamos de romper al reconocer a nuestro espíritu como hacedor, deja filtrar diminutos rayos de luz que alumbran la senda a seguir. Pero todo ello no implica que no nos duela ver el rebaño de hermanitos(as) dormir la siesta sin final cuando ya viene la hecatombe que nos despertará con estrépito de cañones y bombas atómicas, gases criminales lanzados por el más refinado guerrero, manchas de aviones mejorados para matar hombres, mujeres y niños, balas perfectas y armas superiores.
Así reencarnaremos ciegos, aturdidos del fragor del combate material, sin horizonte ni camino, desconocedores del espíritu, rabiosos y deseando venganzas carniceras para aplacar con sangre nuestro odio al hechor…y, enceguecidos en nuestras pasiones estaremos más lejos aún de poder gozar del banquete y fiesta moral de un mundo mejor.
Ya siente uno que escasea el fuego que pueda fundir la indiferencia humana y vibra el espíritu de lucha interior comprobando que palabras, hechos y todo cuanto los maestros ponen para que podamos abrir nuestros ciegos ojos, es material lanzado a la cuneta o al desperdicio. Sigamos durmiendo, sigamos descansando, ya despertaremos locos cuando la tempestad llegue y nos arrolle como hojas al viento, sin rumbo, ni dirección.
JMB/pch
_________________
"Que el Gran AMOR Infinito de el DIOS UNO Padre-Madre te envuelvan en la Suprema LUZ Divina. "
El «cielo» terrenal está demasiado nublado presagiando la gran batalla ideológica que se avecina a paso gigante y que está más cerca de lo que nosotros creemos.
Sentimos muy hondo y no podemos menos que entristecernos nosotros los espiritistas al contemplar la indiferencia próxima en estupidez con que el mundo febril recibe los avisos que continuamente nos mandan los hermanos desencarnados que están luchando más allá de sus facultades para poder poner un paro final a la matanza horrible en que estamos empeñados. No digamos nada de ese sentimiento amargo que nos roe sin compasión de ver que las pocas palabras que podemos balbucear como estudiantes del Credo Universal, se pierdan totalmente en el vacío de la incredulidad, de la indiferencia y la estulticia. Nada podemos decir a nuestros hermanitos(as) que ciegos a todo intento de progreso espiritual, ríen estrepitosamente y hacen mofa de nuestro pigmeo esfuerzo por hacer que la humanidad fraternice cuando antes mejor, pero que sea de todo corazón y justicia, sin ambiciones bastardas, sin envidias rastreras, sin egoísmos insaciables, en fin sin pasiones logreras ni difamaciones de personalidades que convergen sin remedio a la malhadada acepción de personas. ¿Cómo no hemos de sentirnos defraudados de considerar que «Ama a tu hermano» es actualmente sustituido por «Mata a tu hermano», «Desgarra vivo a tu hermano», y así sucesivamente. Cómo no hemos de entristecernos si vemos que palabras fraternales de hombres reconocidos como guías y faros universales, tal como el hermano Jesús de Nazareth, sean vistas con menosprecio que raya de insolencia o en hostilidad al progreso humano. Cómo habríamos de estar conformes con el estado actual de moralidad humana si vemos a diario que nada contiene la concupiscencia desatada que ninguno se atreve a conjurar?
Si hubiéramos de esperar una sola palabra de aliento seríamos mucho más tontos de lo que nuestros hermanitos negros de hollín creen que somos. Como unidades componentes de la cruzada fraternal empezada hace más de 6000 años con Adán y Eva, estamos convictos de que las zarzas del camino, la cizaña y el yerbajo puedan evitarse calzando suela apropiada y el caparazón que acabamos de romper al reconocer a nuestro espíritu como hacedor, deja filtrar diminutos rayos de luz que alumbran la senda a seguir. Pero todo ello no implica que no nos duela ver el rebaño de hermanitos(as) dormir la siesta sin final cuando ya viene la hecatombe que nos despertará con estrépito de cañones y bombas atómicas, gases criminales lanzados por el más refinado guerrero, manchas de aviones mejorados para matar hombres, mujeres y niños, balas perfectas y armas superiores.
Así reencarnaremos ciegos, aturdidos del fragor del combate material, sin horizonte ni camino, desconocedores del espíritu, rabiosos y deseando venganzas carniceras para aplacar con sangre nuestro odio al hechor…y, enceguecidos en nuestras pasiones estaremos más lejos aún de poder gozar del banquete y fiesta moral de un mundo mejor.
Ya siente uno que escasea el fuego que pueda fundir la indiferencia humana y vibra el espíritu de lucha interior comprobando que palabras, hechos y todo cuanto los maestros ponen para que podamos abrir nuestros ciegos ojos, es material lanzado a la cuneta o al desperdicio. Sigamos durmiendo, sigamos descansando, ya despertaremos locos cuando la tempestad llegue y nos arrolle como hojas al viento, sin rumbo, ni dirección.
JMB/pch
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"Que el Gran AMOR Infinito de el DIOS UNO Padre-Madre te envuelvan en la Suprema LUZ Divina. "