Entre los Òrìşà el que abre los caminos es Ògún, pero algunos deciden depositar sus ideales a Èsú u Òşờớsí y les piden constante su bendición, sus cualidades prestadas para poder vencer en las tareas diarias y alcanzar de una u otra forma el objetivo deseado. Cada uno con sus atributos en sus respectivos campos, pero no nos podemos olvidar de Orí que es la deidad que rige nuestro destino y determina cuáles son las fuerzas que operan para nuestro bienestar o nuestro fracaso, determina nuestras pruebas, nuestras felicidades, los acontecimientos buenos y malos y todo lo que gira entorno a destino. Ògún, el Òrìşà que representa la fuerza de voluntad, la perseverancia, la acción, el trabajo, la lucha, la fuerza, simbolizado siempre como un hombre vigoroso que porta una espada o un machete en sus manos, a veces viste armadura según el mito y la cultura donde es simbolizado y traduce a un hombre cuyo ímpetu lo conduce a abrirse caminos así sea con los puños derrumbando todo obstáculo que se cruza en el camino; Òşờớsí el cazador está asociado también al dinamismo, al movimiento y todo lo que vibra, brinda determinación suficiente a la persona como para poner el ojo en un objetivo y conducir su voluntad en esa dirección de manera certera por lo que también es sinónimo de perseverancia; Èsú representa el dinamismo y la astucia, la capacidad de adaptación y moverse a través del mundo y mezcla ese dinamismo a la voluntad de los Òrìşà ya que oficia como el puente de conexión entre los dioses y el hombre que se encuentra encarnado.
Por otra parte, en el concepto de determinismo cabe aclarar que más allá de pedir y adoptar la postura de quien espera que algo cambie hace falta acción y capacitación, se analiza con lógica sobre los obstáculos que se posee delante y evitan el andar fluido y lo que es necesario para superarlos; toda deidad o entidad que se venera y se asocia a la apertura de caminos comparte por atributo la acción, el movimiento, la capacitación y transformación constante como factores necesarios para conseguir avanzar en medio de la densa macula que nos impide caminar en la vida y desarrollarnos. Hay que responderse ¿qué es lo que quiero? ¿qué necesito para lograr obtener aquello que es necesario? ¿qué es lo que representa un obstáculo de momento? ¿qué es necesario hacer para superarlo? y así, paso por paso ir organizando la vida, añadiendo la disciplina, el cambio de actitud, el desarrollo y fortalecimiento de aptitudes, obteniendo los recursos y paso por paso ir concretando ese sueño, ese objetivo que tienes fijado y en el que vas a tener que perseverar para poder finalmente, pese a la dificultad, lograr llegar. Así, cuando la espiritualidad te apoya y tú trabajas duro las cosas fluyen mejor y más rápido.
Es bueno siempre que dirijas esa solicitud e ideales a aquello en lo que crees ya que mientras unos toman prestados los atributos y la energía de una deidad particular, otros se mueven por otras energías entre las cuales están el amor, la esperanza, y otros de naturaleza más sutil a diferencia de la ofensiva agresiva que caracteriza a las entidades que abren caminos y que los hace ganarse el titulo de guerreros.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.