Cuando el tirano Diocleciano arrestó a Santa Justina para martirizarla junto con San Cipriano, éste Santo compuso la oración siguiente, suplicando a Dios nuestro Señor se dignase preservar a los fieles de los ensalmos y artificios del demonio; no sólo a todos aquellos a quienes la Santa había convertido a la fe de Jesucristo, sino también a los que en adelante se convirtieren. Ésta oración se encontró en los archivos de la ciudad de Constantinopla, cuando los turcos se apoderaron de ella, escrita en un pergamino, de que se incautó un soldado de la Santa Cruzada, viéndolo firmado por un santo mártir, a fin de preservarlo de la voracidad de las llamas, llevándolo siempre consigo dicho soldado, dentro de una bolsa de seda por cuyo medio se vio siempre libre de todo mal. Posteriormente éste pergamino fue entregado al papa San Clemente, el cual penetrando la virtud y eficacia de la oración que contenía, la recomendó a los fieles como un remedio eficaz contra todos los males, y particularmente contra las tentaciones del maligno espíritu, sus hechizos y brujerías, de modo que dicho Santo Pontífice concedió ochocientos días de indulgencia a todos y a cualquiera de los fieles, cada vez que dijeren u oyeren con devoción la citada oración, que el mismo San Cipriano compuso antres de su glorioso martirio, entregándola a la hermana de Santa Justina, llamada Rufina.
"¡Oh, Dios Omnipotente y Eterno! Por medio de vuestra sierva Justina con quien voy a perder la vida temporal para alcanzar la eterna, os pido humildemente perdón de todos lo smaleficios que he cometido durante el tiempo que mi espíritu ha estado preocupado con el dragón infernal; y en pago del sacrificio que hago de mi vida, os suplico que mis plegarias sean oídas a favor de todos aquellos que de buen corazón os suplicaren la salud de su cuerpo y alma, recordándoos, Señor, qeu con una sola palabra sacásteis el maligno espíritu de aquel santo varón de que nos habla la Escritura; que resucitásteis a Lázaro, muerto de tres días; que volvísteis la vista al santo Tobías, ciego por la instigación de Satanás; que sois el soberano Dominador de vivos y muertos. Compadeceos, Señor, e todos aquellos que conozcáis que son vuestros por su fe, esperanza y buenas obras, y os suplico que a aquellos qeu estén ligados con hechizos, embrujados y poseídos del maligno espíritu, los desatéis para que puedan con toda libertad serviros con santas y buenas obras; los dehechicéis para que puedan usar de su albedrío en vuestro servicio: los desembrujéis para que el lobo rabioso no pueda decir que tiene dominio sobre alguna oveja de vuestro rebaño, comparada a costa de vuestra preciosísima sangre derramada en el monte Gólgota. Libradlos, Señor Todopoderoso, del poder del ángel rebelde, para que libres del común enemigo, os alaben, bendigan, adoren; exalten, santifiquen y confiesen a Vos, al Padre y al Espíritu Santo, con todo el coro de Ángeles, Patriarcas, Profetas, Santos, Santas, Vírgenes, Mártires, Confesores, de vuestra santa gloria.
Y os suplico, Señor, que en nombre de Santa Justina, queráis preservar a vuestro servidor, N., de todos los maleficios, arterias, perfirias y aridides de Lucifer, y de perseguir vuestro santo nombre, para que siempre alabado sea. Preservad la vista, el pensamiento, las obras, los hijos, los bienes, animales, sembrados, árboles, viandas y bebidas, no permitiendo que vuestro servidor, N., sufra ninguna asechanza del demonio; antes bien, iluminadle dándole la vista conveniente para ver y observar vuestras maravillas en la obra de la naturaleza; rectificad mi entendimiento para que pueda contemplar vuestros favores y dirigir los negocios a un buen fin; desatad mi lengua para cantar las alabanzas de vuestra bondad, diciendo: alabado seais, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios, que todo lo ha creado de la nada. Si tengo torpeza en las acciones, dignaos desentorpecerlas para emplearlas en obras de vuestro agrado: si mala dirección en los bienes, hijos y demás dependientes de éste vuestro servidor, N., os suplico, Señor, la troquéis en buena, para emplearla en un todo en vuestro santo servicio; y finalmente aceptad, oíd y concededme lo que voy a pediros, en pago del sacrificio que hicieron de sus vidas vuestros mártires Cipriano y Justina, con las siguentes plegarias:
Señor, apiadaos de mí
Jesucristo, apiadaos de mí
Señor, oídme
Jesucristo, oídme
Dios Padre, que estáis en el cielo;
Dios Hijo, Redentor del mundo;
Dios Espíritu Santo; apiadaos de mí
Santa Trinidad; apiadaos de mí
Todos los santos Ángeles y Arcángeles; rogad por mí
Todos los santos Apóstoles, Evangelistas y Discípulos del Señor, rogad por mí
San Sebastián, San Cosme y San Damián, San Roque, Santa Lucía y San Lorenzo; rogad por mí
Todos los santos Pontífices y confesores.
Todos los santos Sacerdotes, Levitas, Religiosos, Anacoretas, Vírgenes, Viudas, Santos y Santas; interceded por mí.
De todo mal; libradme, Señor.
De todo pecado; libradme, Señor.
De vuestra ira; libradme, Señor.
De muerte repentina; libradme, Señor.
De los lazos del demonio; libradme, Señor.
De los relámpagos, truenos y tempestades; libradme, Señor.
De terremotos; libradme, Señor.
Ángeles de Dios; oídme.
Prestadme vuestra ayuda.
Sin vosotros mi corazón pierde toda su fuerza.
Sean llenos de confusión los que atenten contra mi vida espiritual.
"-¡Ea, ea!- van gritando
Ya caerás en nuestros lazos:
te seguiremos los pasos,
y en ellos tropezarás".
Pero los que Vos amáis, Señor,
os honran noche y día,
y por ésto con alegría
invocan a su Libertador.
Dios clemente, Vos conocéis mi miseria, mi pobreza y mi flaqueza; vuestro auxilio no me neguéis.
Mostráos, Señor, mi defensor en la persecución de mis enemigos.
Huíd, amigos de mi desgracia. En mi Dios he encontrado gracia; huid.
Que éstos enemigos sean confundidos alejados, Señor.
Que vengan truenos y tempestades de mala influencia, para que se alejen de mi presencia.
Sean inútiles, Señor, de mis enemigos los pasos.
Líbrame de sus acechanzas, Señor.
Concededme esa gracia, Señor.
Salvad, Señor, a vuestra sierva: os lo suplico por vuestro amor.
Señor, oíd mi súplica; y que el grito de mi corazón llegue hasta vos, Dios mío.
"¡Oh, Dios Omnipotente y Eterno! Por medio de vuestra sierva Justina con quien voy a perder la vida temporal para alcanzar la eterna, os pido humildemente perdón de todos lo smaleficios que he cometido durante el tiempo que mi espíritu ha estado preocupado con el dragón infernal; y en pago del sacrificio que hago de mi vida, os suplico que mis plegarias sean oídas a favor de todos aquellos que de buen corazón os suplicaren la salud de su cuerpo y alma, recordándoos, Señor, qeu con una sola palabra sacásteis el maligno espíritu de aquel santo varón de que nos habla la Escritura; que resucitásteis a Lázaro, muerto de tres días; que volvísteis la vista al santo Tobías, ciego por la instigación de Satanás; que sois el soberano Dominador de vivos y muertos. Compadeceos, Señor, e todos aquellos que conozcáis que son vuestros por su fe, esperanza y buenas obras, y os suplico que a aquellos qeu estén ligados con hechizos, embrujados y poseídos del maligno espíritu, los desatéis para que puedan con toda libertad serviros con santas y buenas obras; los dehechicéis para que puedan usar de su albedrío en vuestro servicio: los desembrujéis para que el lobo rabioso no pueda decir que tiene dominio sobre alguna oveja de vuestro rebaño, comparada a costa de vuestra preciosísima sangre derramada en el monte Gólgota. Libradlos, Señor Todopoderoso, del poder del ángel rebelde, para que libres del común enemigo, os alaben, bendigan, adoren; exalten, santifiquen y confiesen a Vos, al Padre y al Espíritu Santo, con todo el coro de Ángeles, Patriarcas, Profetas, Santos, Santas, Vírgenes, Mártires, Confesores, de vuestra santa gloria.
Y os suplico, Señor, que en nombre de Santa Justina, queráis preservar a vuestro servidor, N., de todos los maleficios, arterias, perfirias y aridides de Lucifer, y de perseguir vuestro santo nombre, para que siempre alabado sea. Preservad la vista, el pensamiento, las obras, los hijos, los bienes, animales, sembrados, árboles, viandas y bebidas, no permitiendo que vuestro servidor, N., sufra ninguna asechanza del demonio; antes bien, iluminadle dándole la vista conveniente para ver y observar vuestras maravillas en la obra de la naturaleza; rectificad mi entendimiento para que pueda contemplar vuestros favores y dirigir los negocios a un buen fin; desatad mi lengua para cantar las alabanzas de vuestra bondad, diciendo: alabado seais, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios, que todo lo ha creado de la nada. Si tengo torpeza en las acciones, dignaos desentorpecerlas para emplearlas en obras de vuestro agrado: si mala dirección en los bienes, hijos y demás dependientes de éste vuestro servidor, N., os suplico, Señor, la troquéis en buena, para emplearla en un todo en vuestro santo servicio; y finalmente aceptad, oíd y concededme lo que voy a pediros, en pago del sacrificio que hicieron de sus vidas vuestros mártires Cipriano y Justina, con las siguentes plegarias:
Señor, apiadaos de mí
Jesucristo, apiadaos de mí
Señor, oídme
Jesucristo, oídme
Dios Padre, que estáis en el cielo;
Dios Hijo, Redentor del mundo;
Dios Espíritu Santo; apiadaos de mí
Santa Trinidad; apiadaos de mí
Todos los santos Ángeles y Arcángeles; rogad por mí
Todos los santos Apóstoles, Evangelistas y Discípulos del Señor, rogad por mí
San Sebastián, San Cosme y San Damián, San Roque, Santa Lucía y San Lorenzo; rogad por mí
Todos los santos Pontífices y confesores.
Todos los santos Sacerdotes, Levitas, Religiosos, Anacoretas, Vírgenes, Viudas, Santos y Santas; interceded por mí.
De todo mal; libradme, Señor.
De todo pecado; libradme, Señor.
De vuestra ira; libradme, Señor.
De muerte repentina; libradme, Señor.
De los lazos del demonio; libradme, Señor.
De los relámpagos, truenos y tempestades; libradme, Señor.
De terremotos; libradme, Señor.
Ángeles de Dios; oídme.
Prestadme vuestra ayuda.
Sin vosotros mi corazón pierde toda su fuerza.
Sean llenos de confusión los que atenten contra mi vida espiritual.
"-¡Ea, ea!- van gritando
Ya caerás en nuestros lazos:
te seguiremos los pasos,
y en ellos tropezarás".
Pero los que Vos amáis, Señor,
os honran noche y día,
y por ésto con alegría
invocan a su Libertador.
Dios clemente, Vos conocéis mi miseria, mi pobreza y mi flaqueza; vuestro auxilio no me neguéis.
Mostráos, Señor, mi defensor en la persecución de mis enemigos.
Huíd, amigos de mi desgracia. En mi Dios he encontrado gracia; huid.
Que éstos enemigos sean confundidos alejados, Señor.
Que vengan truenos y tempestades de mala influencia, para que se alejen de mi presencia.
Sean inútiles, Señor, de mis enemigos los pasos.
Líbrame de sus acechanzas, Señor.
Concededme esa gracia, Señor.
Salvad, Señor, a vuestra sierva: os lo suplico por vuestro amor.
Señor, oíd mi súplica; y que el grito de mi corazón llegue hasta vos, Dios mío.