¿Qué son los Quiumbas o Kiumbas?
Después de tomar consciencia de su desencarne, el espíritu de baja evolución no acepta ayuda de lo Alto que permite que él continúe a convivir con los encarnados y continua a vivenciar sus vicios y a poner negativo su mental.
Energéticamente, él pasa a caer en fajas vibratorias y asumir su polo negativo. Se agregan a espíritus con el mismo patrón energético formando falanges y asumiendo un grado dentro de la jerarquía de las tinieblas.
Aprenden a manipular energías y las usan contra sus desafectos encarnados y contra los trabajadores de la Luz. Se unen a encarnados practicantes de magia negra y muchas veces se hacen pasar por un Exú, pero no pasan de espíritus tenebrosos de poca evolución.
Un Exú, trabajador de la siembra umbandista, trabaja para la Ley en las tinieblas, y nada hace sin el permiso de lo Alto.
Un Exú de Ley puede tanto asumir su fisionomía humana como la de cualquier criatura, pues son trabajadores que, amparados por el Trono de lo Alto, trabajan en los dominios del Trono de lo Bajo. Ya que un Quiumba, por no tener más la sustentación energética del Trono de lo Alto que lo ampara, pues está vibratoriamente muy bajo, pasa a ser amparado por el Polo Negativo de aquel trono. El polo positivo que moldeó su apariencia humana no consigue más enviar energías para dar sustentación a esta apariencia, entonces el ser pasa a “perder” su fisionomía y a asumir apariencias monstruosas.
Los Quiumbas obsesan a una persona encarnada para vivenciar sus vicios, para vengarse o para agradar a algún encarnado que, a través de magia negra, solicitó sus servicios.
Incluso en las tinieblas, hay una Ley que los rige. Una demanda de muerte contra algún encarnado no matará, pero él podrá sufrir un grave accidente para que se apegue más a Dios y dé más valor a su Vida. Pero esta persona si vuelve, ellos podrán incitarlo al suicidio, al uso de drogas y etc…, pero la elección, incluso que inconsciente, es del encarnado.
Cuando el demandado es un médium con una misión a cumplir, él alguna hora irá a procurar ayuda e iniciará su misión espiritual (¡vendrá por el dolor!). Muchas veces los protectores de ese médium toman su frente para recibir estas cargas negativas y no dañar demás a sus protegidos.
Los Quiumbas se mueven fácilmente, saben volar, plasmar armas y manipular energías, que son pedidas a sus amigos encarnados a través de ofrendas.
El encarnado obsesado por un Quiumba sentirá todos sus sentimientos negativos desequilibrados como odio, rabia, rencor, rebeldía, descontrol emocional. Egum esclavo podrá ser escalado para permanecer al lado de aquel encarnado y perjudicarle la salud física y mental, chupando su energía vital.
Una hora u otra la Ley Mayor interferirá en las acciones de este Quiumba, él será capturado por un Exú de Ley y a ellos pasará a prestar cuentas, después de un tiempo será esclarecido y si fuera de su voluntad permanecerá en la falange de aquel Exú pasando él también a trabajar para la Ley Mayor en las Tinieblas.
La Umbanda trabaja incansablemente combatiendo a estos espíritus tenebrosos y protegiendo a los encarnados, quitando magias negras y amarres a través de sus entidades que trabajan para la Ley Mayor.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.