Un día Obatalá invitó a todos los Orishas a un gran convite, una gran fiesta de celebración. Todos los Orishas se aprestaron a asistir incluso Babalú - Ayé, quien luego de mucho pensar se decidió a asistir cubriendo su pierna deforme y dañada con tela fina, de modo que no pudiera ver su deformidad.
Cuando la fiesta se fue haciendo más grande y vistosa todos los Orishas empezaron a bailar , pero Babalú -Ayé en un rincón permaneció inmóvil y apesar que muchos Orishas lo invitaban a danzar el se negaba por temor a revelar su imperfección.
Finalmente Obatalá se acercó a él y le ordenó bailar, y Babalú - Ayé no pudiendose negar intento el baile y al momento cayó al suelo descubriendo su defecto, lo que hizo que todos los Orishas se rieran de el por su actuación.
Enfurecido y humillado Babalú- Ayé esparció sobre los presentes semillas de sésamo y a la mañana siguiente todos despertaron infectados de llagas y viruela. Al darse cuenta Obatalá de esta acción exilió a Babalú -Ayé a vagar a tierras desoladas y aisladas lejos de los Orishas.
Cuando la fiesta se fue haciendo más grande y vistosa todos los Orishas empezaron a bailar , pero Babalú -Ayé en un rincón permaneció inmóvil y apesar que muchos Orishas lo invitaban a danzar el se negaba por temor a revelar su imperfección.
Finalmente Obatalá se acercó a él y le ordenó bailar, y Babalú - Ayé no pudiendose negar intento el baile y al momento cayó al suelo descubriendo su defecto, lo que hizo que todos los Orishas se rieran de el por su actuación.
Enfurecido y humillado Babalú- Ayé esparció sobre los presentes semillas de sésamo y a la mañana siguiente todos despertaron infectados de llagas y viruela. Al darse cuenta Obatalá de esta acción exilió a Babalú -Ayé a vagar a tierras desoladas y aisladas lejos de los Orishas.