La aparición de la mediumnidad
Llegada la hora en que debemos iniciar nuestro trabajo mediumnico, de nuestro cuerpo comienza a desprenderse una irradiación fluídica-nerviosa. Esta irradiación posee un cierto brillo, de manera que quedamos envueltos por una especie de luz espiritual. Los espíritus sufrientes, buscando alivio son irresistiblemente atraídos por esa luz. Una vez agarrados a nosotros, no nos dejan hasta que les sea indicado el modo de alcanzar un poco de mejora para su estado.
Mientras los espíritus no sufran físicamente, sufren moralmente. Algunos se encuentran tan perturbados, con su periespíritu tan materializado, sus percepciones espirituales son tan pequeñas que sienten todavía todas las sensaciones físicas, principalmente las que experimentaron en el momento de la agonía. Si un espíritu en estas condiciones se acerca a una persona cuya mediumnidad está apareciendo, le transmite las sensaciones que está sintiendo.
Las señales más comunes de la aparición de la mediumnidad son las siguientes:
Cerebro perturbado, sensación de peso en la cabeza y en los hombros; nerviosismo: terminamos irritados hasta por motivos sin la menor importancia; desasosiego; insomnio; escalofríos, como si percibiésemos pasar por nosotros alguna cosa desagradablemente fría; sensación de cansancio general, laxitud; a veces, calor como si estuviésemos encostados a cualquier cosa caliente; falta de ánimo para el trabajo; profunda tristeza o excesiva alegría sin saber por qué.
Estas son las señales más frecuentes; día a día se acentúan y, a la medida que las relaciones fluídicas entre la persona y los espíritus sufrientes se fortifican, la salud se altera, debido a la enorme carga de fluidos impuros que el cuerpo almacena. El remedio capaz de producir un resultado apreciable es el desarrollo de la mediumnidad; médiums desarrollados que nosotros nos volvamos, las causas de la perturbación desaparecerán y la tranquilidad volverá a reinar en nuestro íntimo y la salud en nuestro cuerpo. Y, sobre todo, tenemos la grata satisfacción de haber concurrido para la felicidad de hermanos que sufrían y quizá no eran queridos.
Si tuviésemos el hábito de vivir una vida gobernada y dentro de un círculo moral elevado, seremos auxiliados por espíritus bondadosos, los cuales ablandarán las terribles consecuencias de la perturbación causada por los espíritus sufrientes. Pero, solamente eso no basta. Si no tratamos cuanto antes nuestro desarrollo, nuestra facultad mediumnica se transformará en verdadero tormento y las amarguras nos harán comprender el Camino, la Verdad y la Vida.
Última edición por Alianza Naiguatá el Jue Nov 17, 2016 3:33 pm, editado 1 vez
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.