El doctor José Moscati nació en Benevento (Italia), el 25 de julio de 1880. Ingresó a la universidad para estudiar medicina y a los veintidós años de edad se graduó con las mejores calificaciones de su generación. Se levantaba diariamente muy temprano para ir a misa y recibir la comunión. Después se dirigía a las colonias pobres para ver algunos enfermos y a las ocho treinta de la mañana iniciaba el trabajo en el hospital.
Sus pacientes predilectos eran los pobres. Basta narrar un episodio que sucedió en los últimos años de su vida. Desde hacía tiempo atendía a un anciano pobre. Ya que no podía visitarlo en su casa con la frecuencia deseada, le pidió que todos los días fuera a desayunar al café situado junto a la iglesia donde acudía diariamente a misa y así lo podía ver. El día en que el anciano no iba a desayunar, el doctor acudía a su domicilio para asistirlo. De los pobres nunca aceptaba honorarios, antes bien los curaba a sus expensas o los ayudaba sin hacerse notar.
San Giusseppe Moscati doctor de cuerpos y almas...
De este desconocido y gran médico se ha hecho este emotivo y grandísimo elogio, que vale sobre todo por quien lo hizo: Por naturaleza y vocación, Moscati fue ante todo y sobre todo el médico que cura: responder a las necesidades de los hombres y a sus sufrimientos fue para él una necesidad imperiosa e imprescindible. El dolor del que esta enfermo llegaba a él como el grito de un hermano a quien otro hermano, el médico, debía acudir con al ardor del amor. El móvil de su actividad como médico no fue, pues, solamente el deber profesional, sino la conciencia de haber sido puesto por Dios en el mundo para obrar según sus planes y para llevar, con amor, el alivio que la ciencia médica ofrece, mitigando el dolor y haciendo recobrar la salud. Por lo tanto, se anticipó y fue protagonista de esa humanización de la medicina, que hoy se siente como condición necesaria para una renovada atención y asistencia al que sufre.
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Ricardo Moreno Cañas fue el doctor de las manos maravillosas y milagrosas según el sentir de los costarricenses que fueron sus contemporáneos. Fue una persona de carácter humanitario. Se introdujo en la política como hombre de lucha, pues su vida misma era su carrera como médico; con el ánimo siempre en pos de los necesitados de salud.
Se recibió como médico en 1915 en la Universidad de Ginebra, Suiza y, en la primera guerra mundial sirvió voluntariamente en el cuerpo médico francés. Por su aporte en esta guerra en el campo de la medicina, recibió la Medalla Internacional de la Cruz Roja como caballero de la legión de honor. En Costa Rica fue el médico más prominente de la época.
Se considera que esta leyenda parte de un hecho que sucedió inmediatamente después de la muerte Ricardo Moreno Cañas. Graciela Moreno su hija, da cuenta: "Se dice que la primer persona que habó de él, que seguía vivo y operando, era un hombre muy viejo, que estaba casi de caridad en el Hospital san Juan de Dios; era un francés que tenía una herida que no cerraba nunca, por condiciones de él mismo, a quien mi padre, por haber estado tanto tiempo en Francia, pasaba siempre todas las noches, lo saludaba, lo curaba, de alguna forma especial, y se iba. Cuando él (doctor) se muere, las enfermeras no saben cómo decírselo, porque piensan que va a ser una impresión muy grande (para el anciano). Entonces ellas lo van y lo curan y el señor siempre se enoja y dice que lo curan mal, que no es como mi papá. Una noche llega a curarlo una enfermera y él dice: Ya ve. Yo sabía que el Doctor Moreno iba a volver a curarme. Vea cómo estoy. Y entonces la enfermera le ve la pierna y le ve cómo está puesto el vendaje, en una forma completamente diferente, que era como mi padre lo hacía. Y entonces él le dice: vino el Doctor y me curó. Entonces, de algún modo, creo que eso fue lo que inicia la leyenda de que vino el Doctor anoche y me operó. La gente lo dice, lo dice incluso en los hospitales, ya no sólo en las casas cuando se le reza con mucha fe, sino incluso cuando los van a operar.
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Dr. José Tomás de Sousa Martins:
Un caso realmente peculiar de religiosidad popular en Lisboa, omnipresente en la capital portuguesa en infinidad de objetos (azulejos, velas, inciensos, escapularios, figurillas de plástico, etc.). Y al que acuden a diario docenas de personas solicitándole ayuda o agradeciéndole su intermediación.
El Dr. Sousa Martins fue ademas un adepto del espiritismo y muchos de sus seguidores le atribuyen curas milagrosas por intermediación de sus comunicaciones mediunicas.
El 7 de Marzo del 1900 se inauguraba el monumento erigido en Campo dos Mártires (Lisboa) en recuerdo del Dr. Sousa Martins con una ceremonia presidida por el Rey Don Carlos. Parece que el primer monumento colocado enfrente del edificio de la Escuela Medica no guardaba un gran parecido con el doctor y ya en 1904 se levanto un nuevo monumento en bronce realizado por Antonio Augusto da Costa Mota (el mismo autor del monumento al Dr. Sousa Martins en la Plaza 7 de Marzo en Alhandra).
A día de hoy el monumento recibe visitas constantes a diario. Y los días de su nacimiento y muerte (el 7 de marzo y el 18 de agosto) miles de personas peregrinan hasta el monumento con sus peticiones.
Doctora Gianna (Juana) Beretta Molla
(interceptora ante Dios por las mujeres en fase esteril ´infertilidad´-casos de mujeres sin hijos, para obtener un buen parto en parturientes en gestacion dificil, obtener cura cancer), etc.,.
El milagro
La protagonista del milagro, ocurrido el 9 de noviembre de 1977 en un hospital brasileño, fue una joven parturienta quien se curó de septicemia infección generalizada del organismo. Las religiosas del hospital habían pasado la noche encomendando su curación a la intercesión de Gianna...
Novena Santa Gianna Beretta Molla
Oh Dios, nuestro Padre, tú has dado a tu Iglesia a santa Gianna Beretta Molla, que en su juventud te ha buscado con amor y ha llevado a Ti a otras jóvenes, empeñándolas apostólicamente en el testimonio y acción católica y colocándolas al lado de los enfermos y ancianos para ser para ellos ayuda y consuelo.
Te agradecemos por este don de joven amorosamente comprometida y, con su ejemplo, danos la gracia de consagrar nuestra vida a tu servicio y para la alegría de los hermanos.
Gloria al Padre…
Oh Jesús, Redentor de los hombres, Tú llamaste a santa Gianna a desarrollar la misión de médico, para alivio de los cuerpos y de las almas, viéndote e Ti mismo en los hermanos sufrientes y en los pequeños indefensos.
Te agradecemos por haberte mostrado en esta tu Sierva como “uno que sirve” y que alivia los dolores de los hombres. Acogiendo su lección, haz de nosotros generosos cristianos al servicio de los hermanos, particularmente de aquellos a los cuales haces partícipes de tu cruz.
Gloria al Padre…
Oh Dios, Espíritu santificador, que amas a la Iglesia como tu Esposa, Tú infundiste en el corazón de Santa Gianna un poco de tu amor para difundirlo en una iglesia doméstica, colaborando en tu maravilloso plan de creación donándote nuevos hijos, para que te pudiesen conocer y amar.
Te agradecemos por este modelo de esposa y por su estimulante testimonio. Da a nuestras familias la serena y cristiana presencia de esposas comprometidas en transformar nuestras casas en cenáculos de fe y de amor, en generosa laboriosidad y santificante servicio.
Gloria al Padre…
Oh Dios, creador y amante del ser viviente, Tú estuviste al lado de Santa Gianna, cuando se encontró en el dilema de salvar o la propia vida o aquella de la criatura que, como don esperado, llevaba en su seno. Confiando solo en Ti y recordando tu mandamiento de defensa de la vida, encontró el coraje de cumplir su deber de madre y decir “sí” a la nueva vida, sacrificando generosamente la propia, coronando una vida cristiana ejemplar.
Por intercesión de María, Madre de Jesús y bajo el ejemplo de Gianna, dispone a todas las madres para acoger con amor cada vida que nace y haznos respetuosos de cada vida.
Danos la gracia que esperamos... y la alegría de inspirarnos en Santa Gianna como modelo de joven, de esposa, de madre y de médico que, bajo el ejemplo de Jesús, se sacrificó a sí misma por la vida del prójimo.
Ave Maria…
Gianna fue la décima de trece hijos, de una familia de clase media de Lombardía (al norte de Italia), estudió medicina y se especializó en pediatría, profesión que compaginó con su tarea de madre de familia. Quienes la conocían dicen que fue una mujer activa y llena de energía, que conducía su propio vehículo algo poco común en esos días, esquiaba, tocaba el piano y disfrutaba yendo con sus esposo a los conciertos en el conservatorio de Milán.
El marido de Gianna, el ingeniero Pietro Molla, recordó hace algunos años a su esposa como una persona completamente normal, pero con una indiscutible confianza en la Providencia.
Según el ingeniero Molla, el último gesto heroico de Gianna fue una consecuencia coherente de una vida gastada día a día en la búsqueda del cumplimiento del Plan de Dios. "Cuando se dio cuenta de la terrible consecuencia de su gestación y el crecimiento de un gran fibroma recuerda el esposo de Gianna su primera reacción, razonada, fue pedir que se salvara el niño que tenía en su seno".
"Señor, haz que la luz que se ha encendido en mi alma no se apague jamás".
Última edición por belisa el Jue Jun 13, 2013 1:15 pm, editado 1 vez