TOMADO DE LA WEB.
INFLUENCIA DEL PODER MENTAL
Vemos en todas partes hombres que parecen ejercer una admirable y misteriosa influencia mental sobre otros, sobre los que están relacionados con ellos o sobre la mente en general. Estos se elevan a gran altura, debido aparentemente a alguna misteriosa influencia sobre las mentes y voluntades de los otros. Algunos obtienen poder y posición; otros obtienen riqueza y posición social por razón de alguna fuerza interna. Cuando nos encontramos con ciertas personas, quedamos impresionados en el acto por un Algo que emana de ellas, y que nos hace sentir su poder e influencia. Parece como que irradian una fuerza peculiar que cautiva nuestra voluntad y nos obliga a convenir con sus deseos en mayor o menor extensión.
Sabemos que cuando entra en un salón una persona determinada, parece llevar consigo una indefinible influencia que se hace aparente a todos. Ciertas casas y tiendas tienen su atmósfera propia, que es perceptible para las gentes que penetran en ellas. Ciertos lugares son deprimentes para todos los que habitan o concurren a ellos. Algunos negociantes inspiran cierto sentimiento de confianza a primera vista, mientras otros producen un efecto enteramente contrario. Algunas personas atraen; otras repelen.
Algunas gentes parecen tener una a modo de influencia sobre la mente de los que se ponen en contacto con ellas, de tal suerte que éstos se agrupan alrededor del que reconocen como jefe, inconscientemente, y así se forman cultos, religiones e “ismos”.
Todos sabemos cuán lejos puede llevar a sus partidarios un fuerte y “magnético” jefe. Hemos visto muchos ejemplos de esto en los últimos veinte años. Las gentes han seguido a estos iluminados como una manada de ovejas. Y seguirán haciendo lo mismo hasta que el principio fundamental sea comprendido y les proteja por sí solo.
Y todas estas cosas van a formar parte de los fenómenos de la magia mental. Seguramente el asunto es digno de investigación.
Sabemos que cuando entra en un salón una persona determinada, parece llevar consigo una indefinible influencia que se hace aparente a todos. Ciertas casas y tiendas tienen su atmósfera propia, que es perceptible para las gentes que penetran en ellas. Ciertos lugares son deprimentes para todos los que habitan o concurren a ellos. Algunos negociantes inspiran cierto sentimiento de confianza a primera vista, mientras otros producen un efecto enteramente contrario. Algunas personas atraen; otras repelen.
Algunas gentes parecen tener una a modo de influencia sobre la mente de los que se ponen en contacto con ellas, de tal suerte que éstos se agrupan alrededor del que reconocen como jefe, inconscientemente, y así se forman cultos, religiones e “ismos”.
Todos sabemos cuán lejos puede llevar a sus partidarios un fuerte y “magnético” jefe. Hemos visto muchos ejemplos de esto en los últimos veinte años. Las gentes han seguido a estos iluminados como una manada de ovejas. Y seguirán haciendo lo mismo hasta que el principio fundamental sea comprendido y les proteja por sí solo.
Y todas estas cosas van a formar parte de los fenómenos de la magia mental. Seguramente el asunto es digno de investigación.