Hermana Francisca:
“Desde niña sentía mucho atractivo por la vida religiosa, pero tuve mis diversiones y pretendientes”
“Desde niña sentía mucho atractivo por la vida religiosa, pero tuve mis diversiones y pretendientes”
Francisca de los Ángeles recuerda que fue a los 18 años cuando tomó la firme decisión de ser religiosa Foto: Beatriz Suárez
La Hermana Francisca de los Ángeles, nombre que a Ana Josefa Tobón Arbeláez le dieron cuando se inició en la vida religiosa, desde hace más de veinte años se ha convertidos para muchos en una esperanza para mitigar sus sufrimientos, físicos y espirituales, a través de las oraciones de sanación
A sus 93 años, esta religiosa conserva la lucidez y altivez propias de la juventud. Sus arrugas no le restan suavidad a su delicada piel. Ella irradia tranquilidad y sus palabras –llenas de sabiduría- brindan consuelo y esperanza a quien las escucha. Quien acude a su auxilio busca soluciones a sus problemas, los cuales ataca con oración. Para ella, ésta es infalible: “Si oráramos más sufriéramos menos”, asegura.
Aunque el tiempo no pasa en vano, Francisca de los Ángeles agradece a Dios no sentir los años: “es maravilloso. He llegado a esta edad y no siento que la tuviera”. La razón, pues que nunca ha estado sin trabajar y siempre lo ha hecho “para la gloria de Dios, que es lo más interesa”.
La Hermana Francisca sigue comentando que ha sido muy sana aunque señaló que últimamente ha sufrido de la columna pero a su edad es muy natural. Hace unos meses estuvo enferma de las cuerdas vocales, lo cual la hizo sufrir mucho porque su anhelo es ayudar con la oración a la gente.
Su inicio en los senderos de Dios
La Hermana Francisca, de sus casi 94 años -próximos a cumplir el 16 de noviembre- ha dedicado más de la mitad a Dios. Foto: Beatriz Suárez
Considerada por muchos como una Santa, La Hermana Francisca, de sus casi 94 años -próximos a cumplir el 16 de noviembre- ha dedicado más de la mitad a Dios.
“Desde muy niña sentía mucho atractivo por la vida religiosa. Tuve una formación cristiana de mis padres y también tenía dos tías religiosas. Eso influye mucho”. Cuenta que recibió el apoyo de su familia aunque su madre en un principio dudó de que entrara a la vida religiosa siendo tan joven.
Francisca de los Ángeles recuerda que fue a los 18 años cuando tomó la firme decisión de ser religiosa: “cuando estaba terminando mi bachillerato, sentía que nada llenaba mi corazón. Sentía un vacio en mi corazón. Iba a una fiestecita, llegaba y me decía: ¿qué me quedó? En cambio cuando todos los días iba a misa sentía mucho gusto y poco a poco fui sintiendo esa alegría hasta que pronto le escribí a mi tía en Bogotá que quería ser religiosa; en seguida me abrieron las puertas. Estaba en Medellín y me fui a Bogotá hacer el noviciado”.
Sin embargo, en un principio su interés por Dios no impidió que disfrutara de las diversiones propias de su edad y menos que algún muchacho la pretendiera.
“Como toda muchacha tuve mis diversiones y mis pretendientes también pero cuando el Señor lo llama a uno es muy fuerte el llamado”, afirma. No obstante destaca que en su infancia “no había las diversiones que hay hoy. Las reuniones eran muy sencillas”.
Las manos de Dios
La Hermana Francisca cuenta que cuando le impone las manos a una persona dice: “Son las manos de Jesús y las manos de María. Tengo esa fe de que es él”. Por más de 20 años la oración es su arma de lucha contra el mal.
Todos los sábados, el salón de la Casa de la Misericordia se llena por la gran cantidad de gente que acude a la oración comunitaria. Foto: Beatriz Suárez
Para ella “somos instrumentos en las manos de Dios porque el que hace todo eso es el Señor. Por eso le digo mucho a la gente: Sin Dios nada somos, nada podemos, nada valemos pero cuando acudimos a él todo lo conseguimos”.
Asegura además que con la oración se ha sanado mucha gente. “Cuando oramos por un enfermo sino se sana físicamente se sana espiritualmente porque la oración le da paz y fortaleza para superar lo que sea”.
Todos los sábados, el salón de la Casa de la Misericordia se llena por la gran cantidad de gente que acude a la oración comunitaria, la cual se realiza de 9 a 11:30 de la mañana. “Hay mucho testimonio de sanación”, relata la Hermana Francisca.
Entre dos tierras
Francisca de los Ángeles tiene más de 32 años en Maracaibo. Recuerda que primero estuvo en Bogotá muchos años, después en Bucaramanga por un largo período donde trabajó en distintos colegios y fue consejera provincial.
Francisca de los Ángeles tiene más de 32 años en Maracaibo. Foto Josué D. Carrillo
Luego la enviaron para Venezuela, siendo Caracas la primera ciudad donde llegó. Allí trabajó en una casa cuna y fundó la Casa Guarataro, un hogar para pobres.
Posteriormente la llaman para formar parte del Colegio La Presentación. No obstante, la solicitan de nuevo en Caracas y permanece por dos años allá para finalmente regresar a Maracaibo, de nuevo a La Presentación.
En ese entonces, fue directora espiritual de la institución, dio clases de catequesis y visitaba enfermos, aunque aún lo hace. Aquí funda la Casa de la Misericordia, la cual se inauguró en 1191
Actualmente, la Hermana Francisca continua llevándole, en las tardes, la eucaristía a los afligidos y ora con ellos aunque como ella señala, “unos se salvan y otros se mueren”. Tambien se dedica a atender a quienes llegan en busca de serenidad en la Casa de la Misericordia.
Por: Beatriz Suárez
Noticia al Día
La Hermana Francisca de los Ángeles, nombre que a Ana Josefa Tobón Arbeláez le dieron cuando se inició en la vida religiosa, desde hace más de veinte años se ha convertidos para muchos en una esperanza para mitigar sus sufrimientos, físicos y espirituales, a través de las oraciones de sanación
A sus 93 años, esta religiosa conserva la lucidez y altivez propias de la juventud. Sus arrugas no le restan suavidad a su delicada piel. Ella irradia tranquilidad y sus palabras –llenas de sabiduría- brindan consuelo y esperanza a quien las escucha. Quien acude a su auxilio busca soluciones a sus problemas, los cuales ataca con oración. Para ella, ésta es infalible: “Si oráramos más sufriéramos menos”, asegura.
Aunque el tiempo no pasa en vano, Francisca de los Ángeles agradece a Dios no sentir los años: “es maravilloso. He llegado a esta edad y no siento que la tuviera”. La razón, pues que nunca ha estado sin trabajar y siempre lo ha hecho “para la gloria de Dios, que es lo más interesa”.
La Hermana Francisca sigue comentando que ha sido muy sana aunque señaló que últimamente ha sufrido de la columna pero a su edad es muy natural. Hace unos meses estuvo enferma de las cuerdas vocales, lo cual la hizo sufrir mucho porque su anhelo es ayudar con la oración a la gente.
Su inicio en los senderos de Dios
La Hermana Francisca, de sus casi 94 años -próximos a cumplir el 16 de noviembre- ha dedicado más de la mitad a Dios. Foto: Beatriz Suárez
Considerada por muchos como una Santa, La Hermana Francisca, de sus casi 94 años -próximos a cumplir el 16 de noviembre- ha dedicado más de la mitad a Dios.
“Desde muy niña sentía mucho atractivo por la vida religiosa. Tuve una formación cristiana de mis padres y también tenía dos tías religiosas. Eso influye mucho”. Cuenta que recibió el apoyo de su familia aunque su madre en un principio dudó de que entrara a la vida religiosa siendo tan joven.
Francisca de los Ángeles recuerda que fue a los 18 años cuando tomó la firme decisión de ser religiosa: “cuando estaba terminando mi bachillerato, sentía que nada llenaba mi corazón. Sentía un vacio en mi corazón. Iba a una fiestecita, llegaba y me decía: ¿qué me quedó? En cambio cuando todos los días iba a misa sentía mucho gusto y poco a poco fui sintiendo esa alegría hasta que pronto le escribí a mi tía en Bogotá que quería ser religiosa; en seguida me abrieron las puertas. Estaba en Medellín y me fui a Bogotá hacer el noviciado”.
Sin embargo, en un principio su interés por Dios no impidió que disfrutara de las diversiones propias de su edad y menos que algún muchacho la pretendiera.
“Como toda muchacha tuve mis diversiones y mis pretendientes también pero cuando el Señor lo llama a uno es muy fuerte el llamado”, afirma. No obstante destaca que en su infancia “no había las diversiones que hay hoy. Las reuniones eran muy sencillas”.
Las manos de Dios
La Hermana Francisca cuenta que cuando le impone las manos a una persona dice: “Son las manos de Jesús y las manos de María. Tengo esa fe de que es él”. Por más de 20 años la oración es su arma de lucha contra el mal.
Todos los sábados, el salón de la Casa de la Misericordia se llena por la gran cantidad de gente que acude a la oración comunitaria. Foto: Beatriz Suárez
Para ella “somos instrumentos en las manos de Dios porque el que hace todo eso es el Señor. Por eso le digo mucho a la gente: Sin Dios nada somos, nada podemos, nada valemos pero cuando acudimos a él todo lo conseguimos”.
Asegura además que con la oración se ha sanado mucha gente. “Cuando oramos por un enfermo sino se sana físicamente se sana espiritualmente porque la oración le da paz y fortaleza para superar lo que sea”.
Todos los sábados, el salón de la Casa de la Misericordia se llena por la gran cantidad de gente que acude a la oración comunitaria, la cual se realiza de 9 a 11:30 de la mañana. “Hay mucho testimonio de sanación”, relata la Hermana Francisca.
Entre dos tierras
Francisca de los Ángeles tiene más de 32 años en Maracaibo. Recuerda que primero estuvo en Bogotá muchos años, después en Bucaramanga por un largo período donde trabajó en distintos colegios y fue consejera provincial.
Francisca de los Ángeles tiene más de 32 años en Maracaibo. Foto Josué D. Carrillo
Luego la enviaron para Venezuela, siendo Caracas la primera ciudad donde llegó. Allí trabajó en una casa cuna y fundó la Casa Guarataro, un hogar para pobres.
Posteriormente la llaman para formar parte del Colegio La Presentación. No obstante, la solicitan de nuevo en Caracas y permanece por dos años allá para finalmente regresar a Maracaibo, de nuevo a La Presentación.
En ese entonces, fue directora espiritual de la institución, dio clases de catequesis y visitaba enfermos, aunque aún lo hace. Aquí funda la Casa de la Misericordia, la cual se inauguró en 1191
Actualmente, la Hermana Francisca continua llevándole, en las tardes, la eucaristía a los afligidos y ora con ellos aunque como ella señala, “unos se salvan y otros se mueren”. Tambien se dedica a atender a quienes llegan en busca de serenidad en la Casa de la Misericordia.
Por: Beatriz Suárez
Noticia al Día