En un pueblo alegre y lleno de música como el gitano no podía estar ausente la poesía. Transmitida oralmente ha llegado hasta nosotros de manera incompleta, sin perder un cierto tono peculiar. Es difícil acceder a textos de poesía gitana, pero de repente nos llegan datos y poemas de los distintos grupos. Vittorio Mayer Pasquale (Spatzo), por ejemplo, de origen Sinti, nos deja en sus versos todo un manifiesto que bien podría ser el mejor reflejo del espíritu de su pueblo: “Nosotros los gitanos tenemos una sola religión: la libertad”. Estos hermosos versos son suyos: “Se dicen cosas extrañas sobre los gitanos./ Se dice que leen el futuro en las estrellas/ y que tienen la poción del amor./ La gente no cree en lo que no se sabe explicar./ Nosotros, en cambio, no tratamos de explicarnos las cosas en las que creemos./ La nuestra es una vida simple, primitiva./ Nos basta tener por techo el cielo,/ fuego para calentarnos/ y nuestras canciones cuando estamos tristes”.
Por su parte el poeta Usin Kerim (de origen búlgaro) describe de manera dramática, pero con gran belleza poética, su nacimiento, que de una u otra manera va unido a la vida transeúnte de su pueblo: “Nací entre las viejas tiendas...” (...) “Nací en la miseria, entre los campos,/ a orillas del Beli Vit, bajo sauces llorones...” (...) “Nací en un triste día de otoño,/ en la calle envuelta de niebla,/ donde la necesidad llora junto a los más pequeños/ y el dolor destila firme entre las cejas./ Nací, y mi madre moría./ El viejo padre me lavó en el río:/ por eso es fuerte mi cuerpo/ y la sangre me corre dentro impetuosa”.
El poeta Semso Avdic, perteneciente a los Rom, es un andariego incansable y conserva lo mejor de las tradiciones de su pueblo. En su poesía encontramos todos los dolores ancestrales de su raza. Nos deja ese sentimiento de injusticia que los ha perseguido por cientos de años. Un ejemplo son estas líneas: “Dormía en mi carroza/ cuando sentí a alguien gritar,/ me levanté listo para escapar,/ pero me llamaron por mi nombre,/ eran los gendarmes” (...) “Veía a mis niños/ que dormían plácidamente,/ tomé al más pequeño/ dejando su lecho mojado...” (...) “En el corazón sentí entonces fuerte el peso/ del destino de los gitanos,/ por primera vez imprequé/ por haber nacido enyetado/ y por haber nacido gitano”.
Por su parte el poeta Usin Kerim (de origen búlgaro) describe de manera dramática, pero con gran belleza poética, su nacimiento, que de una u otra manera va unido a la vida transeúnte de su pueblo: “Nací entre las viejas tiendas...” (...) “Nací en la miseria, entre los campos,/ a orillas del Beli Vit, bajo sauces llorones...” (...) “Nací en un triste día de otoño,/ en la calle envuelta de niebla,/ donde la necesidad llora junto a los más pequeños/ y el dolor destila firme entre las cejas./ Nací, y mi madre moría./ El viejo padre me lavó en el río:/ por eso es fuerte mi cuerpo/ y la sangre me corre dentro impetuosa”.
El poeta Semso Avdic, perteneciente a los Rom, es un andariego incansable y conserva lo mejor de las tradiciones de su pueblo. En su poesía encontramos todos los dolores ancestrales de su raza. Nos deja ese sentimiento de injusticia que los ha perseguido por cientos de años. Un ejemplo son estas líneas: “Dormía en mi carroza/ cuando sentí a alguien gritar,/ me levanté listo para escapar,/ pero me llamaron por mi nombre,/ eran los gendarmes” (...) “Veía a mis niños/ que dormían plácidamente,/ tomé al más pequeño/ dejando su lecho mojado...” (...) “En el corazón sentí entonces fuerte el peso/ del destino de los gitanos,/ por primera vez imprequé/ por haber nacido enyetado/ y por haber nacido gitano”.
LEVANTAOS GITANOS
(Himno de los gitanos)
He viajado por muchos caminos,
Y encontrado gitanos felices.
Decidme ¿de dónde venís
Con vuestras tiendas
Por estos caminos del destino?
Oh, gitanos,
Oh, muchachos.
Yo también tenía una gran familia,
Pero la legión negra la exterminó;
Venid conmigo, gitanos del mundo entero.
Recorramos nuevos caminos.
Ahora, levantémonos,
Ha llegado el momento de actuar.
Oh, gitanos,
Oh, muchachos.