MAL DE SANT PAU

sue escribió:

Saludos...

Necesito ayuda para recopilar información sobre el mal de SANT PAU, el que tenga facilitarme material referente a ello porfa, le agradeceré cualquier aporte por pequeño que sea, Gracias!!!

Mejor conocido como síndrome de San Pablo caído del caballo

San Pablo se cayó del caballo y tuvo una revelación, esta escena ha sido muy comentada en la pintura através de los siglos. Michelangelo Merisi conocido como "caravaggio" era un esquizofrenico que pintaba muy bien y que murió loco y joven en una playa de la costa romana gritandole al mar después de una fuga de un penal en el que había sido encarcelado por lo que ahora llamaríamos pederastia, este no tuvo revelaciones, pero pinto la escena en al menos una ocasión.

En la actualidad si tuvieramos que ilustrar una revelación no utilizaríamos la visión de la caída del caballo, probablemente la revelación nos sobrevendria en un accidente de trafico,las caídas de los caballos eran los accidentes de trafico de la época de San Pablo, el paralelismo esta en el hecho traumático en el cual se segrega tal cantidad de adrenalina que "la vida nos pasa por delante"o "se nos aparece la virgen", en todo caso lo vivimos en cámara lenta y con las facultades alteradas por esa situación extrema.

Que pasaría si viviéramos continuamente como en una situación extrema, subidones de adrenalina como los que te dan en un accidente, así es como vive un esquizofrenico, y según el doctor Vallejo-Najera ("locos egregios") este es el diagnostico que el le pondría a Michelangelo Merisi.

Entonces ¿hay relación entre el genio y una enfermedad como la esquizofrenia?, citando de nuevo a Vallejo-Najera, Merisi solo pintaba entre crisis, es decir cuando arreciaba su enfermedad no era capaz de trabaja

Todos los que hemos fumado nos hemos encontrado durante ese periodo (nuestros años oscuros (u oscurecidos por el humo)) con gente que, con diversa intención, han blasmado nuestro vicio. ¿Recordáis cuál era vuestra actitud frente a ellos?

En particular, la mía era beligerante. Siendo, como sin duda hemos sido todos los que hemos fumado, consciente de la malignidad de mi vicio, tanto por sus estragos físicos como por sus esclavajes mentales, estaba convencido de que era el único dueño de mi decisión y de mi salud.
Hoy, en mi firme transición ya desde mi posición de fumador que lleva diez meses sin fumar a la de ex fumador, con convicción de piedra picada de que mi camino ya no tiene retorno, que la enfermedad y la miseria mental ya no son una opción, sigo manteniendo que no debemos mostrar animadversión frente a los que fuman. Y mucho menos, seguir el juego al establecimiento de reglas y prohibiciones que, bajo el pretexto de querer curar a los adictos, impongan coercitivamente el manto protector del Estado sobre nuestros comportamientos personales.

Era realmente una preocupación y un reto personal no caer en lo que yo llamo el “síndrome de San Pablo caído del caballo” y, desde mi “conversión”, empezar a perseguir a los fumadores (recordemos que Stalin fue seminarista, y hay tantos ejemplos…)

Se trata sólo de que nuestra clarividente comprensión de que no debemos fumar no nos lleve a pensar que nadie debe hacerlo y que tenemos la fuerza y, tal vez, la obligación moral de hacérselo ver, prescindiendo del respeto a la libertad individual de cada cual para decidir qué hace con su vida y con su salud. Yo no quiero fumar, pero quiero seguir teniendo la libertad para hacerlo por mi voluntad y no por la de los demás, sean amigos, familia o policías.