La Diosa es la Madre Universal. Ella es la fuente de la fertilidad, de la sabiduría infinita y del amor. En la Wicca es representada en tres aspectos diferentes: la Doncella, la Madre y la Anciana, simbolizando las tres fases de la luna: creciente, llena y nueva (menguante). Ella es al mismo tiempo el campo virgen, el campo con cosechas y el campo adormecido, cubierto por el hielo de la Tierra.
Ella da la luz a la abundancia. Sin embargo, como es ella misma la que lo da, también tiene derecho a quitársela. Esto no es del todo malo, pues el ser humano, al morir, descansará en sus brazos, o sea, volverá a la Madre.
Ya que la Diosa es la Naturaleza, es al mismo tiempo la Tempestad y la Calma, el tornado y la lluvia fresca de primavera, la cuna y el túmulo.
Pero pese a que ella posee las dos naturalezas, la Wicca la reverencia como aquella que dona fertilidad, amor y abundancia. Y por supuesto que conocemos su lado oscuro también.
La vemos manifestada en la Luna, en el silencio de un bosque, en cada ola del mar y en cada césped verde de la primavera.
Muchos son los símbolos usados en la Wicca para representarla y honrarla: el caldero, flores de cinco pétalos, el espejo, collares, conchas del mar, perlas, agua, artículos de plata etc. Como ella domina la Tierra y la Luna, los animales bajo su protección son muchos: conejo, oso, búho, gato, perro, murciélago, vaca, delfín, león, caballo, escorpión, araña, abeja, etc. Todos son sagrados para la Diosa.
Muchos la han retratado como la cazadora con sus perros de caza, la divindad celestial llena de polvo brillante de las estrellas, la Madre Eterna con su niño, la hilandera de nuestra vida y muerte. Pero no importa como la enseñen, la Diosa es omnipresente, inmutable y eterna.
FACETAS DE LA DIOSA
La Diosa, a la vez que representa el carácter femenino de la creación, también representa los estados de la vida como la Triple Diosa. Esta se compone de La Doncella, La Madre y La Anciana. Cada una de ellas representa un carácter de la vida humana, como también estas son representadas con los estados de la luna. Esta imagen que se reverencia en Wicca está basada en las imágenes más antiguas de la Diosa. Cada uno de estos aspectos de la Diosa tiene sus características particulares:
La doncella
Es el aspecto más joven de la Diosa, es ingenua y a la vez seductora, enamorada y curiosa, representa la niñez y juventud del ser humano. Su estación regente es la primavera, donde se reinicia el ciclo dando lugar al renacimiento de la vida. Su estado lunar es la luna creciente. Se le invoca para la belleza, el romance y la juventud.
La madre
Es el aspecto maduro de la Diosa, es maternal y compasiva, pero a la vez protectora de sus hijos. Representa la madurez del ser humano. Su estación regente es el verano y el inicio del otoño, cuando es época de cosecha, cuando la tierra da sus frutos. Su estado lunar es la luna llena. Se la invoca para la protección, la fertilidad, la madurez y las relaciones estables.
La anciana
Es el aspecto de la vejez de la Diosa, es sabia y experimentada, nos orienta y aconseja. Representa la vejez del ser humano. Su estación regente es el final del otoño y el invierno, cuando las hojas caen y el frío inunda la tierra. Su estado lunar es la luna menguante. Se le invoca para la sabiduría, la vejez
Ella da la luz a la abundancia. Sin embargo, como es ella misma la que lo da, también tiene derecho a quitársela. Esto no es del todo malo, pues el ser humano, al morir, descansará en sus brazos, o sea, volverá a la Madre.
Ya que la Diosa es la Naturaleza, es al mismo tiempo la Tempestad y la Calma, el tornado y la lluvia fresca de primavera, la cuna y el túmulo.
Pero pese a que ella posee las dos naturalezas, la Wicca la reverencia como aquella que dona fertilidad, amor y abundancia. Y por supuesto que conocemos su lado oscuro también.
La vemos manifestada en la Luna, en el silencio de un bosque, en cada ola del mar y en cada césped verde de la primavera.
Muchos son los símbolos usados en la Wicca para representarla y honrarla: el caldero, flores de cinco pétalos, el espejo, collares, conchas del mar, perlas, agua, artículos de plata etc. Como ella domina la Tierra y la Luna, los animales bajo su protección son muchos: conejo, oso, búho, gato, perro, murciélago, vaca, delfín, león, caballo, escorpión, araña, abeja, etc. Todos son sagrados para la Diosa.
Muchos la han retratado como la cazadora con sus perros de caza, la divindad celestial llena de polvo brillante de las estrellas, la Madre Eterna con su niño, la hilandera de nuestra vida y muerte. Pero no importa como la enseñen, la Diosa es omnipresente, inmutable y eterna.
FACETAS DE LA DIOSA
La Diosa, a la vez que representa el carácter femenino de la creación, también representa los estados de la vida como la Triple Diosa. Esta se compone de La Doncella, La Madre y La Anciana. Cada una de ellas representa un carácter de la vida humana, como también estas son representadas con los estados de la luna. Esta imagen que se reverencia en Wicca está basada en las imágenes más antiguas de la Diosa. Cada uno de estos aspectos de la Diosa tiene sus características particulares:
La doncella
Es el aspecto más joven de la Diosa, es ingenua y a la vez seductora, enamorada y curiosa, representa la niñez y juventud del ser humano. Su estación regente es la primavera, donde se reinicia el ciclo dando lugar al renacimiento de la vida. Su estado lunar es la luna creciente. Se le invoca para la belleza, el romance y la juventud.
La madre
Es el aspecto maduro de la Diosa, es maternal y compasiva, pero a la vez protectora de sus hijos. Representa la madurez del ser humano. Su estación regente es el verano y el inicio del otoño, cuando es época de cosecha, cuando la tierra da sus frutos. Su estado lunar es la luna llena. Se la invoca para la protección, la fertilidad, la madurez y las relaciones estables.
La anciana
Es el aspecto de la vejez de la Diosa, es sabia y experimentada, nos orienta y aconseja. Representa la vejez del ser humano. Su estación regente es el final del otoño y el invierno, cuando las hojas caen y el frío inunda la tierra. Su estado lunar es la luna menguante. Se le invoca para la sabiduría, la vejez