Encarnación viene de carne. El concepto arranca del texto de san Juan que dice: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". Un texto traducido con la más exquisita fidelidad. La Vulgata dice: "Et Verbum caro factum est et habitavit in nobis", traducción estricta respecto al original griego, que dice: kai o LogoV sarx egeneto kai eskhnwsen en hmin (kái o lógos sarx egéneto kai eskénosen en emín).

Al examinar el término griego sarx / sarx (genitivo, sarkoV / sarkós), encontramos que tiene el mismo valor que para nosotros tiene su traducción "carne". Llamaban así los griegos a la carne del hombre y de los animales, por oposició a la sangre principalmente; y también por oposición a los demás elementos del cuerpo que no son carne (sangre, huesos, intestinos...); a la carne considerada como alimento, por supuesto; al cuerpo humano en oposición al espíritu, al alma; y a la carne o la pulpa de una planta.

Dejo apuntado que la oposición carne - espíritu es como para estudiarla en serio; se mantiene, desde el griego antiguo hasta nosotros, junto a la oposición cuerpo - espíritu (swma / sóma - pneuma / pnéuma), con matices claramente diferenciados. Lo que llama la atención de este pasaje del Evangelio es la elección de la palabra más dura entre todas las disponibles para expresar la misma idea.

Habiendo podido decir "Y el Verbo se hizo hombre (anzrwpoV / ánzropos)", o "Y el verbo se hizo cuerpo o tomó cuerpo (swma / sóma)", va y elige: "Y el Verbo se hizo carne (sarx / sarx)". ¿Casualidad? Yo diría que en absoluto, sino que fue una elección cuidadosa. Por no dejar cabos sueltos, conviene indicar que hay en griego otra palabra que significa "carne para comer" y que extiende su significado también a "cuerpo"; se trata de kreaV / kréas (gen. kreatoV / kréatos), en la que tenemos la raíz cre de crear y crecer. Sospecho que en este caso se trata de carne "criada".

Fundo mi sospecha no sólo en la raíz, sino también en la singularidad de que si los diccionarios no me engañan, no hay ni un solo derivado de sarx (sarx) que tenga que ver con los sacrificios (sarx sería por tanto la carne que se obtiene de animales libres, no de crianza); mientras que kreaV da lugar al grupo kreanomoV (kreanómos), kreanomew (kreanoméo) y kreanomia (kreanomía), que se refieren los tres a la partición y distribución de las carnes de la víctima de un sacrificio (los sacrificios están vinculados a la ganadería, no a la caza). Era esta la última elección posible; pero no procedía, porque así como sarx vale tanto para carne viva como para carne muerta, kreaV sólo vale para carne muerta, con las características añadidas de criada y sacrificada.

La clave del misterio de la encarnación no es ajena al nombre que se le ha dado. Encarnarse es convertirse en carne comestible. Si en eso acaba toda la epopeya de la Encarnación, justo será admitir que el final está previsto en el principio. Si el Verbo se hace carne, es para servir a la humanidad de alimento perpetuo a través del sacrificio diario de la Eucaristía. El cuerpo y la sangre de Cristo a cambio del cuerpo y la sangre del hombre. Es el largo camino del Hijo de Dios para conseguir que el hombre deje de alimentarse de las carnes y de la sangre del hombre.